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Biden cede al cerco: permitirá que Ucrania pueda atacar suelo ruso (con nuestras armas)
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después de la ofensiva en Járkov

Biden cede al cerco: permitirá que Ucrania pueda atacar suelo ruso (con nuestras armas)

Cada vez más líderes europeos, como Emmanuel Macron y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, están aumentado la presión sobre Biden para que permita utilizar armas estadounidenses en suelo ruso

Foto: Un soldado, en la línea de frente del óblast de Járkov. (Reuters/Valentyn Ogirenko)
Un soldado, en la línea de frente del óblast de Járkov. (Reuters/Valentyn Ogirenko)

La decisión final se ha tomado en Washington, pero otra ciudad ha jugado su protagonismo. Desde este jueves, los ministros de Exteriores de la OTAN se reunían en Praga y en los pasillos solo se hablaba de una cosa: la presión creciente en las últimas semanas desde Europa para que Estados Unidos permita a Kiev utilizar su armamento de gran alcance contra objetivos en territorio ruso. Hasta ahora, el presidente Joe Biden se había negado a cruzar esa línea roja por miedo a que esa decisión escale a un conflicto directo de la OTAN con Moscú. Un veto en el que se estaba quedando solo, hasta ahora.

La noche del jueves, varios funcionarios estadounidenses confirmaron al New York Times que la Administración Biden había decidido permitir a Ucrania atacar Rusia adentro con armas fabricadas en Estados Unidos.

La decisión se ha tomado después de que las tropas rusas reabrieran el frente norte, a pocos kilómetros de la ciudad de Járkov. Antes del asalto a ciudades de la zona, ahora en manos rusas, como Vovchansk, o Lyptsi, donde han conseguido repeler los ataques, los servicios de inteligencia de Kiev monitorizaron al detalle la acumulación de fuerzas enemigas en la región rusa de Bélgorod. No pudieron eliminarlos, o intentar complicar la incursión, por el veto estadounidense a disparar contra objetivos dentro de Rusia, que se convirtió en un lastre táctico.

En la última semana, la balanza se ha inclinado a favor de anular el veto y, con ello, aumentando la presión sobre Biden para tomar una decisión al respecto. La opinión del presidente francés, Emmanuel Macron, sobre el debate la expresó este miércoles, junto al canciller alemán Olaf Scholz, después de una reunión en el Schloss Meseberg, a las afueras de Berlín. Los aliados de Ucrania "deberían permitir (al ejército ucraniano) neutralizar las bases militares desde las que se disparan los misiles" que golpean territorio ucraniano. "El suelo ucraniano está siendo atacado de hecho desde bases que están en Rusia. ¿Cómo le decimos a los ucranianos que deben proteger Járkov si no tienen el derecho de atacar los puntos desde los que están siendo lanzados los misiles?", añadió el presidente galo.

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En la misma jornada en la que el primer ministro belga, Alexander de Croo, había recibido la visita de Volodímir Zelenski, durante la cual había precisado que los F-16 que Bélgica donará a Kiev no deben utilizarse contra territorio ruso, Macron apuntó que se trata de una contracción no permitir a los ucranianos responder a Moscú en su territorio. "Si les decimos 'no estáis autorizados a golpear el punto desde el que se os disparan los misiles', en realidad les estamos diciendo 'os damos armamento, pero no podéis defenderos'", señaló el presidente francés en una rueda de prensa.

Sin embargo, Macron sí dibujó todavía una línea roja: el armamento de los socios de Ucrania no se debe utilizar para atacar el resto de Rusia, ni siquiera bases militares que no se estén utilizando para atacar suelo ucraniano. "No debemos permitir que otros objetivos en Rusia, y obviamente las capacidades civiles, sean alcanzados", explicó. Macron habló junto a un Scholz que en todo momento ha optado por las posturas más conservadoras en la cuestión de Ucrania, pero que en este caso apoyó la visión del presidente francés, apuntando a que Kiev puede, según el "derecho internacional", atacar bases en Rusia para protegerse.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha dicho que el Gobierno por ahora no se plantea dar permiso a Ucrania para atacar objetivos en el interior de Rusia con armamento proporcionado por España. Así lo ha dicho el jefe de la diplomacia española al ser preguntado en una entrevista a Carlos Alsina en el programa Más de Uno de Onda Cero. Según el ministro, ni el Ejecutivo ucraniano les ha planteado dicha demanda ni tampoco se la piensa "en estos momentos" el Gobierno de España.

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Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, que este martes presidió una reunión de ministros de Defensa en Bruselas, admitía esta semana que algunos Estados miembros han estado cambiando de postura recientemente respecto a esta política. También ha cambiado de opinión Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, que la semana pasada pidió a los aliados que "consideren si deberían eliminar algunas de las restricciones sobre el uso de armas que han entregado a Ucrania". "Denegarle a Ucrania la posibilidad de usar estas armas contra objetivos militares legítimos en territorio ruso hace muy difícil la defensa", añadió Stoltenberg en una entrevista en The Economist.

Según informes de funcionarios estadounidenses compartidos a The New York Times, la estrategia de presión por parte de líderes occidentales dio sus frutos y forzó a Biden a una reevaluación formal sobre si debía revertir una de sus políticas más debatidas. Para John Herbst, director del Centro Eurasia del Atlantic Council y exembajador estadounidense en Ucrania, el veto estadounidense era también un error cada vez más obvio. "La ciudad de Járkov está bajo un ataque verdaderamente inhumano por parte de misiles rusos, y todos los puntos de ataque están en territorio ruso. Todo el mundo puede ver que esa política estadounidense estaba provocando la muerte trágica e innecesaria de decenas de personas en Járkov", afirma Herbst, en entrevista con El Confidencial.

Para el exembajador, los avances que han conseguido las tropas rusas en este frente se han facilitado por la poca voluntad de Washington para levantar el veto. "Por eso la gente en Europa no paraba de hablar de ello. Es muy poco inusual que Stoltenberg critique, incluso indirectamente, a Estados Unidos. Pero es lo que ha pasado", subraya John Herbst. El exembajador cree que, después de declaraciones como las del secretario general de la OTAN, es muy posible que Estados Unidos ceda y levante el veto. Puede tardar una semana, dos o más de un mes, continúa, pero "la verdad es que debería haber cambiado hace mucho tiempo".

Una política cimentada en la discreción

Además de las declaraciones de líderes como Macron, el Gobierno ucraniano había presionado en varias ocasiones a Washington para el mismo objetivo. La semana pasada, un grupo de legisladores ucranianos viajó a EEUU para convencer a políticos y analistas de la necesidad de levantar el veto estadounidense a usar armas occidentales sobre territorio ruso. Oleksandra Ustinova, jefa de la comisión parlamentaria ucraniana para armas y municiones, fue una de las políticas que intentó transmitir a los estadounidenses la frustración después del asalto en el óblast de Járkov.

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"Teníamos a la artillería y a los militares a un kilómetro de la frontera. Desde allí han bombardeado nuestras ciudades y no podemos hacer nada, aunque esté a un kilómetro de distancia de la frontera, porque no tenemos permitido responder con ataques en territorio ruso", lamentó en una entrevista anterior con este periódico.

La diputada, después de intensas jornadas de reuniones y entrevistas, estaba convencida de que la presión iba a surtir efecto. "No he conocido a una sola persona en el Congreso de EEUU que apoyara esta idea (la del veto), ya sea del lado republicano como demócrata. Todos entienden que es una prohibición ridícula que nos impide defendernos", sostuvo.

Edward H. Christie, investigador del Instituto Finlandés de Relaciones Internacionales (FIIA) y exfuncionario de la OTAN, explica que Occidente repite un patrón que han utilizado en otras ocasiones.

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"Primero dicen que no a Ucrania y después de un tiempo, y cierta presión diplomática, finalmente dicen que sí. Lo vimos con los tanques, con los F-16, con los misiles de largo alcance. Así que no era imposible levantar esa restricción, aunque fuera una línea roja bastante sólida desde el principio de la guerra", dijo en una entrevista con El Confidencial.

Rusia no ha tardado en pronunciarse sobre la escalada de presión a EEUU por parte de países como Francia y de la OTAN. El Kremlin acusó este jueves a Occidente de alentar a Ucrania a continuar lo que llamó la "guerra sin sentido" de Kiev con Moscú y los acusó de aumentar las tensiones en las últimas semanas. Después de las palabras de Stoltenberg, Peskov sostuvo que "la OTAN está coqueteando con la retórica militar y cayendo en el éxtasis militar" y que el Ejército ruso sabía cómo responder. Cuando se le preguntó si la alianza occidental se estaba acercando a una confrontación directa con Rusia, dijo: "No se están acercando; están en ello".

La decisión final se ha tomado en Washington, pero otra ciudad ha jugado su protagonismo. Desde este jueves, los ministros de Exteriores de la OTAN se reunían en Praga y en los pasillos solo se hablaba de una cosa: la presión creciente en las últimas semanas desde Europa para que Estados Unidos permita a Kiev utilizar su armamento de gran alcance contra objetivos en territorio ruso. Hasta ahora, el presidente Joe Biden se había negado a cruzar esa línea roja por miedo a que esa decisión escale a un conflicto directo de la OTAN con Moscú. Un veto en el que se estaba quedando solo, hasta ahora.

Conflicto de Ucrania Estados Unidos (EEUU)
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