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No dejes que la obsesión con Le Pen oculte al nuevo rostro (masculino) de la ultraderecha francesa
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¿Bardellamanía?

No dejes que la obsesión con Le Pen oculte al nuevo rostro (masculino) de la ultraderecha francesa

Poner a tres mujeres quedaba mejor que dejar que un hombre se colara en la foto. 'The Economist' destaca en su última portada a Von der Leyen, Le Pen y Meloni

Foto: Jordan Bardella en un mitin (EFE/Andre Pain)
Jordan Bardella en un mitin (EFE/Andre Pain)

Poner a tres mujeres quedaba mejor que dejar que un hombre se colara en la foto. The Economist destaca en su última portada a tres dirigentes que tendrán un rol relevante en el nuevo mandato europeo, tras los comicios del 9 de junio: Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; la ultraderechista Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; y la francesa Marine Le Pen, líder de la Reagrupación Nacional (RN, extrema derecha). Acompañado por el titular "Las tres mujeres que moldearán Europa", ese montaje fotográfico tiene una parte de trampa. Si hubieran sido honestos con la realidad de la campaña, los editores del semanario británico hubieran sustituido a Le Pen por Jordan Bardella, el número dos del lepenismo.

Con solo 28 años, el joven cabeza de lista de la RN en las europeas es el político de moda en Francia. Los sondeos, que se deben coger con pinzas, pronostican una imponente —y preocupante— victoria de esta formación ultranacionalista y xenófoba. Un reciente estudio del instituto Ifop le otorga unas intenciones de voto del 34%, claramente por delante de la coalición del presidente Emmanuel Macron (15,5%) y del Partido Socialista (14%). ¿Hay un efecto Bardella? ¿O el favoritismo de los ultras se debe a un voto de sanción al accidentado y alicaído centroderecha de Macron?

"Nuestra dinámica nunca había sido tan fuerte. El 9 de junio, debemos infligir a Macron la derrota más dura que puede sufrir", pidió el domingo el candidato ultra en su último gran mitin antes de las europeas. "Aquellos que se abstengan en realidad estarán votando" al presidente francés, añadió Bardella ante las 5.000 personas que llenaron el pabellón Dôme de París, en el sur de la capital francesa. El clásico cántico de On est chez nous ("Estamos en nuestra casa") se vio acompañado por recurrentes proclamas de "Macron dimisión" en un mitin bastante previsible, más allá de la intrusión frustrada de una militante de Femen que gritó "Por una Europa feminista, no fascista".

Fue una demostración de fuerza del lepenismo que ha dominado esta campaña, ante la impotencia de sus adversarios y cierta apatía del electorado (la abstención podría ser del 50% o incluso superior). Su calidad de favorito se ha visto reforzado por una coyuntura nacional aparentemente propicia para convertir estas europeas —casi los únicos comicios nacionales previstos en Francia antes de las presidenciales de 2027— en las clásicas elecciones de medio mandato en que se movilizan más aquellos que quieren sancionar al partido gobernante. A eso se le ha sumado el atractivo de su candidato, bastante más carismático que la macronista Valérie Hayer, de 38 años, toda una desconocida para una parte significativa de los votantes.

Un hábil comunicador que seduce más allá del núcleo duro lepenista

Bardella tendría el perfil de un yerno ideal. Es guapo, habla bien y viste como un pincel. Su capital político se debe sobre todo a su habilidad como comunicador. Lo conocen por sus zascas y su constante presencia en los platós. Eso contrarresta su simplismo ideológico y su nula experiencia como gestor. De hecho, su perfil mantiene similitudes evidentes con el del primer ministro, Gabriel Attal, de 34 años, quien también destaca por su gusto por los medios y las publicaciones en Instagram y Tik Tok.

Attal y Bardella se enfrentaron el 23 de mayo en un debate televisivo, uno de los momentos fuertes de la campaña. Aunque el jefe del Ejecutivo se mostró un poco más convincente, ese duelo normalizó y consolidó la figura del eurodiputado ultra, quien ha seguido ampliando su ventaja desde entonces. "Hay una Bardellamanía. Una parte del electorado parece impresionado por su juventud y por su capacidad para llevar a cabo con eficacia esta campaña", explica a El Confidencial la politóloga Virginie Martin, profesora en la Kedge Business School, sobre un candidato que ya había liderado la lista de la RN en las europeas de 2019 sin generar tanto fervor.

"Su personalidad atrae a nuevos votantes (…), ya que gusta más a aquellos partidarios del liberalismo económico" y a los jubilados, hasta ahora reacios a apoyar a la extrema derecha en Francia, sostiene Jean-Yves Camus, especialista de la extrema derecha. "Así lo hacen pensar las bajas perspectivas de voto de Los Republicanos (8-7%) y del partido de Éric Zemmour (7-5%)", añade el codirector del Observatorio de las radicalidades políticas, refiriéndose a otras formaciones de la derecha y la ultraderecha respectivamente.

Foto: Varios miembros de la Alliance Française a las puertas de su centro en Madrid. (Guillermo Cid)

Sin el estigma del apellido Le Pen y a pesar de —o quizás gracias a— su fama de "cascarón vacío" ideológico, Bardella parece seducir a un electorado que va más allá del votante fiel de la RN. "Tiene la capacidad de gustarle a todo tipo de personas. Muchos se identifican con él porque creció en la Seine-Saint-Denis", el departamento (provincia) más pobre de la Francia metropolitana, afirma Pascale, de 58 años, quien asistió al último mitin junto con su marido. "Marine transmite ideas más profundas, pero Jordan es mejor en los debates televisivos", destaca Armand Cade, de 20 años. Ese joven militante dudaba en su respuesta cuando le preguntaban si el número dos de la RN debería reemplazar a la histórica líder de cara a las próximas presidenciales.

Una adolescencia (mistificada) en la banlieue

Oficialmente, Bardella no aspira a relevar a Le Pen, sino formar un tándem con ella, al más puro estilo política estadounidense. Todo apunta a que la líder de la extrema derecha francesa desde 2011 se presentará a sus cuartas presidenciales dentro de tres años. Pero la expectación generada por el joven delfín alimenta los primeros recelos entre ambos, así como unas muy incipientes diferencias ideológicas (por ejemplo, respecto a la guerra de Ucrania). Y supone la culminación de la fulgurante trayectoria de este eurodiputado, quien empezó a militar hace apenas una década en el entonces Frente Nacional.

Hijo de padres con raíces italianas, el número dos de los ultras creció en un barrio modesto en el norte de la "banlieue" parisina. La presencia de un punto de venta de droga en la entrada de su inmueble, así como la inseguridad sufrida por su madre divorciada en Saint-Denis, lo motivaron a afiliarse al lepenismo con 17 años, según contó Bardella. Este relato sobre su adolescencia, que suele mencionar en los mítines, contiene una parte claramente mitificada. Obvia que su padre era un adinerado empresario y que él se educó en una escuela privada. Además, su progenitor le pagó todas las comodidades durante su fugaz paso por la universidad, en que dejó a medias un grado en Geografía. Como Attal, Bardella solo se ha dedicado a la política.

Su buena apariencia y disciplina lo ayudaron a escalar rápidamente en el vertical partido de Le Pen. Tuvo la habilidad de orbitar alrededor del caballo ganador. Primero, el soberanista y euroescéptico Florian Philippot, el número dos del FN entre 2012 y 2017. Cuando este cayó en desgracia, estrechó sus vínculos con Philippe Olivier, el cuñado de Le Pen y actualmente uno de los principales estrategas de la formación. El nombre de Bardella empezó a resonar entre la ciudadanía gala a principios de 2019, cuando lo designaron como cabeza de lista de cara a las europeas de ese año.

Entonces, los ultras ya quedaron como primera fuerza, pero con el 23% y prácticamente empatados con la coalición de Macron (22%). Tres años después de ese triunfo, la líder del lepenismo delegó en su mano derecha la presidencia de la RN en noviembre de 2022. En Francia resulta habitual que el responsable de un partido y el líder de un espacio no sean la misma persona.

"Para ser un facha, tiene pinta de simpático"

"Al principio era como un cascarón vacío. Tuvo que trabajar y necesitó meses y meses para que la gente se dijera: 'Para ser un facha, tiene pinta de simpático'", explicó Pascal Humeau, un periodista reconvertido en consejero de comunicación y que asesoró al joven ultra, en el programa Complément d’enquête. El candidato de la RN ha hecho de los selfis uno de sus ejercicios políticos preferido. Y es el tercer dirigente galo con más seguidores en Tik Tok, solo por detrás de Macron y de Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos).

Además de su talento comunicativo, Bardella ha destacado por otro hecho menos halagador: su poca asiduidad en el Parlamento Europeo. Solo ha participado en un tercio de las 18.000 votaciones desde el inicio del mandato. Forma parte de una de las comisiones menos relevantes (la de peticiones) y no ha redactado ninguna ponencia. "No hace nada, realmente nada. Es como si estuviera de Erasmus premium", criticó el eurodiputado verde David Cormand en declaraciones al digital Mediapart. Su rol en la Eurocámara "podría resumirse en proteína, cantina, piscina y Putin", denunció la semana pasada Aurore Lalucq, número cuatro en la lista del Partido Socialista.

"Las advertencias sobre la incompetencia y el miedo que genera la ultraderecha funcionan cada vez menos en Francia", reconoce Martin, quien destaca que Bardella "ha cometido muy pocos errores en esta campaña". El partido de Le Pen arrancó este curso electoral con unas intenciones de voto del 25% y no ha parado de crecer desde el pasado otoño. Ha seguido una tendencia inversa a la del partido de Macron.

El macronismo se ha ido desangrando en una campaña lastrada por el decepcionante segundo mandato del presidente —reforma de las pensiones, disturbios en la banlieue el pasado verano, reciente revuelta en Nueva Caledonia…— y por una errática comunicación en los últimos meses, en que ha anunciado impopulares recortes, por ejemplo, sobre las ayudas a los parados. Todo ello ha allanado el camino al candidato de la RN. Este confía en conseguir el mejor resultado en la historia de la extrema derecha francesa. Podría obtener más de 30 escaños y convertirse en el partido europeo con una mayor representación en la Eurocámara, incluso superior a la de la CDU alemana.

Sería toda una advertencia para el futuro de Francia.

Poner a tres mujeres quedaba mejor que dejar que un hombre se colara en la foto. The Economist destaca en su última portada a tres dirigentes que tendrán un rol relevante en el nuevo mandato europeo, tras los comicios del 9 de junio: Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; la ultraderechista Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; y la francesa Marine Le Pen, líder de la Reagrupación Nacional (RN, extrema derecha). Acompañado por el titular "Las tres mujeres que moldearán Europa", ese montaje fotográfico tiene una parte de trampa. Si hubieran sido honestos con la realidad de la campaña, los editores del semanario británico hubieran sustituido a Le Pen por Jordan Bardella, el número dos del lepenismo.

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