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Así es intentar meter ayuda en Gaza entre el asedio israelí: "Bloquean hasta las tiendas de campaña"
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"No dejan entrar nada"

Así es intentar meter ayuda en Gaza entre el asedio israelí: "Bloquean hasta las tiendas de campaña"

A pesar de que la Corte Internacional de Justicia ha instado a Israel a facilitar la entrada de ayuda humanitaria, el paso de Rafah continúa cerrado por el Ejército

Foto: Niños palestinos desplazados usan sus manos para comer alimentos en el campo de refugiados de Rafah. (EFE/Haitham Imad)
Niños palestinos desplazados usan sus manos para comer alimentos en el campo de refugiados de Rafah. (EFE/Haitham Imad)

Colar una aguja en Gaza es ahora casi misión imposible. Con los pasos fronterizos o bloqueados o a medio gas, apenas un 30% de los camiones de ayuda humanitaria que se acumulan diariamente en las fronteras de la Franja logran superar el estricto control israelí. Desde el inicio de la invasión israelí de Gaza, que ha dejado más de 35.000 palestinos muertos (de ellos, 14.000 menores), a los bombardeos, misiles o balas del Ejército se añade una nueva amenaza: el hambre.

Una situación que se ha agravado aún más desde que el Ejército de Israel cerró el paso fronterizo de Rafah, una de las entradas más importantes al enclave, el único en la frontera con Egipto, y a través de la que entraban cientos de camiones diarios antes de la ofensiva.

Fenia Diamanti acaba de regresar de la Franja. Coordinadora de proyectos de la ONG Acción Contra el Hambre, relata una ordalía para conseguir introducir casi cualquier tipo de ayuda humanitaria en la Franja, bajo estricto bloqueo israelí. "No dejan entrar nada", ni siquiera medicamentos, afirma, desde la sede de la organización en Madrid. No es el único problema: el avance israelí en Rafah, que ha intensificado los ataques, dificulta la actividad de los cooperantes, haciéndola "extremadamente peligrosa".

Cerca del 60% de los edificios de Gaza han sido destruidos o sufrido daños bajo los bombardeos y ataques israelíes, según los últimos datos de satélite recopilados por Jamon Van Den Hoek, profesor de Geografía de la Universidad de Oregon (EEUU). Con tantas casa destruidas y las ciudades del norte todavía consideradas zonas de exclusión por las tropas israelíes, más de un millón de personas se hacinan en Rafah, muchos de ellos, en campamentos. Así que a la comida y medicamentos de los primeros cargamentos de ayuda humanitaria se suman tiendas de campaña para poder acogerlos.

Foto: EC Diseño.
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Algo tan aparentemente inocente como introducir unas tiendas de campaña se convierte también en una odisea. "Hay que hacer un pedido internacional a Bangladés. Desde Bangladés, las tiendas llegan a Dubái y desde allí se envían a Israel. Estos pedidos entran en un camión en las fronteras con Gaza y una vez allí, todos los materiales son controlados por las autoridades israelíes. Cuando los militares permiten el acceso, los pedidos entran por el paso de Kerem Shalom", relata. Tras la muerte de tres soldados israelíes en un ataque con cohetes de Hamás, este puesto fronterizo permaneció cerrado a la ayuda humanitaria hasta principios de esta semana.

Indica que estas tiendas apenas se pueden descargar por “la poca capacidad de los almacenamientos”. Además, el estado de las carreteras tras los ataques israelíes, hace “imposible que los camiones puedan cruzar desde el sur hasta el norte”. A esto se le suma la falta de combustible, que afecta a toda la red eléctrica de Gaza y a la movilidad de los propios camiones.

Alcance del hambre: desconocido

Pese a todos los llamados de las agencias de Naciones Unidas y la orden de la Corte Internacional de Justicia para permitir la entrada de ayuda humanitaria, el hambre sigue siendo uno de los principales problemas a los que se enfrentan la población gazatí. Según Acción Contra el Hambre, 1,2 millones de personas en la Franja, de los que el 40% son menores de 15 años, atraviesan una situación de inseguridad alimentaria y desnutrición.

El drama es especialmente agudo para los niños menores de cinco años. Cristina Izquierdo, coordinadora de alimentos de la ONG, acaba de regresar de Gaza y cifra en más de 346.000 niños los que necesitan alimentos y suplementos nutricionales. "Antes del conflicto, la tasa de desnutrición era del 0,8% y actualmente supera el 30% en niños menores de dos años. La proyección que tenemos es que esta situación siga empeorándose".

En caso de que esto ocurra, Gaza se enfrentaría a una situación de hambruna generalizada. Sin embargo, declarar este estatus no es algo sencillo: se tiene que demostrar que al menos el 20% de los hogares de una zona específica se enfrentan a escasez de alimentos. Un proceso complejo en escenarios habituales y que, ante el bloqueo israelí del acceso a Gaza de la mayoría de los cooperantes, es incluso más difícil de probar. Se debe demostrar que la falta de acceso a comida es culpable directa de dos muertes de cada 10.000 habitantes, y debe comprobarse que el 30% de los menores se encuentran en una situación de desnutrición aguda.

Una persona desnutrida implica que "su cuerpo no reciba la energía necesaria para llevar a cabo sus funciones vitales. Lo que conduce a la descomposición de los tejidos. El sistema inmune es el primero que empieza a fallar y también el cardiovascular y el cognitivo", explica Izquierdo.

Objetivo israelí: agricultores

Mientras que el acceso de ayuda humanitaria ha descendido un 67% con respecto a antes de la invasión israelí, la Franja no puede producir sus propios alimentos. Los agricultores que trabajan las tierras palestinas, son, según esta ONG, "los que más sufren la violencia". Según imágenes de satélite recopiladas por la ONG Pax for Peace, en las zonas del centro y norte de la Franja los bombardeos y bulldozers israelíes han destruido más del 40% del terreno agrícola. Una estimación del 28 de noviembre de la Oficina Central Palestina de Estadísticas cifraba en, al menos, 1,6 millones de dólares la pérdida diaria de producción agrícola.

Además, los campos agrícolas y los invernaderos apenas se pueden utilizar después de las operaciones militares. “Además de destruir tierras cultivables, los bombardeos contaminan el suelo de Gaza. Los ataques israelíes afectan a largo plazo el ecosistema del enclave. Después del conflicto, habrá que gestionar los millones de escombros, muchos de los cuales están compuestos de materiales peligrosos como el amianto. Si no se tratan adecuadamente, podrían contaminar el suelo”, dice el investigador Wim Zwijnenburg, especialista en cuestiones medioambientales en zonas de conflicto e investigador de Pax for Peace.

Paralelamente, los ganaderos se han visto obligados a vender su ganado para poder sobrevivir y el acceso a la costa para actividades de pesca está restringido por el Ejército israelí, una situación a la que también estaban sometidos los palestinos antes del comienzo de las ofensivas israelíes iniciadas en octubre.

La CIJ pide el acceso de la ayuda humanitaria

El pasado mes de mayo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó que Israel debía terminar con su ofensiva militar en Rafah. A su vez, los jueces decretaron que el Gobierno israelí tendría que facilitar el acceso de la ayuda humanitaria. Para ello, Israel tendría que desbloquear el acceso del paso fronterizo de Rafah y permitir la entrada del personal humanitario para investigar lo que ellos calificaron como, “indicios de genocidio”.

Israel, país que no reconoce la jurisdicción de la CIJ, indicó que no acataría la orden, acusándola, además, de ser un dictamen “antisemita”. Un día después de la orden judicial, las fuerzas israelíes bombardearon un campo de refugiados en Rafah, dejando al menos 50 palestinos muertos. Los países de la Unión Europea convocaron el Consejo de Asociación entre la Unión e Israel. Uno de los motivos fue sopesar la posibilidad de sancionar, por primera vez, al Gobierno israelí por su actuación en Gaza.

En caso de que Israel continúe sin cumplir la sentencia de la Corte, el caso podría ser remitido al Consejo de Seguridad de la ONU para aplicar una resolución al respecto. Para ello deberían de estar de acuerdo todos los miembros permanentes del Consejo, entre los que se encuentra Estados Unidos, uno de los principales aliados de Israel.

Colar una aguja en Gaza es ahora casi misión imposible. Con los pasos fronterizos o bloqueados o a medio gas, apenas un 30% de los camiones de ayuda humanitaria que se acumulan diariamente en las fronteras de la Franja logran superar el estricto control israelí. Desde el inicio de la invasión israelí de Gaza, que ha dejado más de 35.000 palestinos muertos (de ellos, 14.000 menores), a los bombardeos, misiles o balas del Ejército se añade una nueva amenaza: el hambre.

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