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"Tenemos que asumir que los Gobiernos tienen acceso directo a nuestras redes"
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ENTREVISTA CON Jānis Sārts

"Tenemos que asumir que los Gobiernos tienen acceso directo a nuestras redes"

El director del centro de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN, Jānis Sārts, lleva décadas estudiando las técnicas de desinformación de países como Rusia. Nos recibe en Letonia para hablar de propaganda, guerra y desafíos de la Defensa

Foto: El director de StratCom CoE, Jānis Sārts, posa para El Confidencial en un rascacielos de Riga. (Raúl Bobé)
El director de StratCom CoE, Jānis Sārts, posa para El Confidencial en un rascacielos de Riga. (Raúl Bobé)

Para la OTAN, Letonia es, sin duda, un lugar privilegiado por su posición geográfica frente a Rusia, su vecino más problemático. En este país báltico, donde España tiene destinados 700 soldados, se encuentra la sede del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN (StratCom CoE), un híbrido entre un think tank y una organización militar fundada en 2014 y conformada por cincuenta personas de 18 países —entre los que no se encuentra España— que lidera la lucha contra la desinformación y el uso de las redes sociales en el contexto de la defensa de la seguridad nacional.

El director de StratCom CoE, Jānis Sārts, uno de los mayores expertos del mundo en ciberseguridad y propaganda, concede una entrevista a El Confidencial en el rascacielos más alto de Riga, a unas calles de la fortaleza blindada en la que se encuentra el centro. También jugó un papel importante en la adhesión de Letonia a la Alianza hace 20 años. Está más convencido que nunca de que fue la decisión correcta. De lo contrario, cree que estarían viviendo una situación similar a la de Ucrania: "Si Letonia no estuviera en la OTAN, no estaríamos teniendo esta conversación".

placeholder Uno de los soldados destinados en Letonia, posa con la bandera española en Riga. (Raúl Bobé)
Uno de los soldados destinados en Letonia, posa con la bandera española en Riga. (Raúl Bobé)

PREGUNTA. ¿Qué se hace en un Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN? ¿A qué os dedicáis concretamente?

RESPUESTA. Los Centros de Excelencia son entidades de la OTAN, y están bajo su paraguas, pero operan como una entidad independiente, porque su tarea principal es profundizar el conocimiento en un área en particular para ayudar a la Alianza para adaptarse a los nuevos desafíos. Nuestro centro es el de comunicación estratégica, pero básicamente se trata de cómo defenderse de la guerra de la información o aprender cómo ganarla. Lo enmarcamos bajo el concepto de guerra cognitiva, porque va más allá de la información, abarca las diferentes visiones del mundo que se están formando a través de diferentes técnicas que pueden usarse tanto en tiempos de paz, como en una guerra. Por lo tanto, nuestro papel como centro es investigar y experimentar, y desarrollamos instrumentos de educación y formación.

placeholder Pese a su simple fachada, la sede de StratCom CoE es una auténtica fortaleza blindada (R. Bobé)
Pese a su simple fachada, la sede de StratCom CoE es una auténtica fortaleza blindada (R. Bobé)

P. Hablas de la guerra de la información o incluso de guerra cognitiva, pero… ¿qué papel juega la información dentro de la seguridad nacional de un país y por qué puede ponerlo en riesgo?

R. Los actores estatales hostiles, como Rusia, están atacando el espacio de la información para socavar nuestra seguridad nacional. Desde tiempos de paz, atacando los procesos democráticos y de debate, hasta provocar una crisis o la guerra. Tenemos que crear resiliencia ahora; porque con distintos tipos de metodologías y, con el desarrollo de la IA, es muy probable que adquiera aún más importancia en el futuro. El elemento central de un proceso democrático y saludable es el debate en la sociedad, con diferentes puntos de vista que ayuden a progresar. Con el aumento del espacio de la información digital, las redes sociales, y todas sus vulnerabilidades, ha abierto una nueva oportunidad para países como Rusia, pero no solo, para socavar un tipo de proceso democrático típico. En muchos países se puede ver a los rusos intentando interferir en esos procesos políticos internos, en el caso de España, durante el referéndum catalán.

P. ¿Por qué Rusia tenía interés en interferir en lo que ocurría en Cataluña?

R. Recuerdo el caso, pero no hicimos un estudio específico. Tenemos sistemas que rastrean las botnets rusas, y de repente vimos que estas redes se convertían en españolas y empezaban a hablar de eso [el referéndum catalán]. Así fue como lo descubrimos, pero no fue intencionado. Bajo mi punto de vista, solo trataban de aprovechar la oportunidad para estropear y crear una división más profunda sobre el independentismo; también amplificando la narrativa de la brutalidad policial. Rusia nos ve como antagonistas y cada vez más como enemigos. Cuanto más débiles somos, más fuertes creen que son.

P. ¿Cuáles crees que son las principales debilidades de España frente a la desinformación o frente a estos actores hostiles como Rusia?

R. No soy un experto en España, pero sí que puedo señalar una vulnerabilidad específica vuestra, que es el idioma. Hay un caldo de cultivo de herramientas de desinformación en español que se están generando en países de Latinoamérica. Entonces, cuando hay perfiles en redes y otros medios que habitualmente hablan en ruso o en inglés y, de repente, se convierten en españoles, se nota. Hay muchas herramientas con las que atacar a España en el mundo digital por el idioma que habláis. Además, la nueva forma de atacar a las sociedades es a través de objetivos individuales, y no dirigidos a una masa, todo a través de sus datos. Y cuanto más hablado es el idioma, más fácil es acceder. Con los idiomas pequeños, no hay tantos datos disponibles. Y eso que dentro de la Unión Europea la seguridad de los datos está a un nivel superior en legislación.

Durante el referéndum catalán, los bots rusos comenzaron a hablar en español y a amplificar la narrativa del independentismo

P. Tanto tú como StratCom habéis estudiado en profundidad las técnicas de propaganda del Kremlin durante años, desde antes de la anexión de Crimea hasta hoy. ¿De qué forma ha cambiado Rusia la forma de comunicar su propaganda?

R. Se ha vuelto mucho más agresiva, antes era más sutil. Hemos visto toda la nueva retórica nuclear; sus redes robóticas y sus técnicas de manipulación han crecido y están intentando invertir más en lo digital, que es el lugar del que nuestras sociedades obtienen cada vez más información y noticias. Asumimos que es un espacio abstracto, pero no lo es. No hemos aceptado que puede haber un gobierno extranjero, o el tuyo propio, que tenga un acceso directo a las redes que usamos. No hay transparencia alguna de lo que pasa con los datos, con los algoritmos y con cómo interfieren en ellos; y tampoco lo hemos limitado. Rusia utiliza cada vez más Telegram como su columna vertebral y algunos estudios sugieren que hay cierto nivel de penetración del Kremlin en la aplicación. Lo sienten un lugar seguro, especialmente desde el comienzo de la guerra, cuando las empresas occidentales restringieron las operaciones de Rusia en sus plataformas. Ahora han vuelto, y están especialmente cómodos en TikTok y en X, donde es mucho más fácil acceder que en el primer año de guerra.

P. Has asegurado en múltiples ocasiones que Rusia está perdiendo la guerra de la información en Occidente. ¿Sigue creyéndolo? Y, si está perdiendo en Occidente, ¿está ganando en otros territorios?

R. Bueno, eso fue hace un año. Las cosas han cambiado. Perdieron el primer año, sobre todo al comienzo, y eso fue algo bueno. Rusia no tuvo el volante en la narración y no supieron cómo adaptarse. Además, en la fase inicial de la guerra, la sociedad ucraniana era extremadamente activa y en una red digital es lo que realmente importa. Tradicionalmente, Rusia tiene una buena red de trolls, bots y proxies de pago, pero lo que vimos en los humanos reales fue su autenticidad. La creatividad tuvo más éxito que estos sistemas coordinados y no tan ágiles. También, como he dicho, muchas de las plataformas cortaron el servicio en Rusia. Pero desde el año pasado los rusos han vuelto a la carga, reestablecieron muchas de las redes y no tienen una jerarquía tan rígida como antes. Una vez más buscan vulnerabilidades en nuestros propios discursos, muchas sociedades están afectadas por la guerra y quieren intentar penetrar en eso. Solo en plataformas como X la operación rusa en el último medio año se ha triplicado, y eso se debe al cambio de propietario.

P. ¿Te refieres a Elon Musk? ¿Crees que ha ayudado a Rusia a posicionar mejor su narrativa en redes sociales?

R. Sí, pero no creo que fuese porque Elon Musk quisiera ayudar a Rusia en concreto. Fue la forma en la que cambio como X operaba con la información y como eliminó las barreras. Casi todas las cuentas monitorizadas en nuestra investigación fueron a por el tick de verificación. Eso significa que se les da prioridad, y vimos que su contenido se triplicó. Hemos calculado que, solo las 170 cuentas que estudiamos, han ganado 120.000 dólares con X por las publicaciones e interacciones, reales y falsas.

Gran parte del éxito ruso es su camuflaje: "No somos Rusia, solo somos una opinión de tu propio pueblo", y es difícil de distinguir

P. Volviendo a la pregunta anterior. Entonces, ¿en qué lugares está centrando Rusia su propaganda en estos momentos?

R. Ahora mismo se centra en Estados Unidos. Obviamente, es el premio gordo. Hay elecciones, una gran discusión y muchas oportunidades y vulnerabilidades que aprovechar desde la perspectiva rusa. Estoy bastante seguro de que ese es uno de los objetivos. Está claro que para ellos es esencial que Estados Unidos no apoye a Ucrania y buscan crear las condiciones favorables para ello. Hay que tener en cuenta más el pensamiento ruso antes que un Trump contra Biden. El Sur Global es otro de sus objetivos. La imagen de Occidente allí no es muy buena, y hay una sinergia entre Rusia y China que aprovechan la oportunidad para amplificar su narrativa, modificar el contexto de tal forma que ellos sean vistos de la manera que les interesa, y además son mucho más libres para operar. Encuentran la manera de servir y financiar a actores políticos fuertes en algunos países de alguna manera que consideraríamos inmoral o poco ética. Y nosotros, en Occidente, no tenemos una estrategia colectiva, y por eso no nos va tan bien.

P. Putin ha renovado su quinto mandato y permanecerá en el poder, al menos, hasta 2030. Con la muerte de Navalni, apenas quedan voces disidentes en el país. ¿Qué va a pasar en Rusia durante estos próximos años?

R. No hay nada nuevo. Putin se está transformando de autócrata a dictador. Eso es lo que vamos a ir viendo. Había una oposición limitada y algunas voces disidentes estaban muy controladas, hasta el punto de que a algunos como Nadezhnin no le dejaron postularse. Se le permitió ejercer la oposición al Kremlin en programas de televisión, pero estaba dirigido. Estamos viendo un endurecimiento, y si nos fijamos en muchos dictadores históricos, siempre hubo esa transición. Nosotros los conocemos como dictadores, pero no empezaron como tal. Putin está yendo en esa dirección y, personalmente creo que hará todo lo necesario para ganar la guerra, diría que ha llegado a un punto de obsesión con Ucrania. Lo que pasa en las dictaduras es que la gente no dice la verdad. Miden lo que el líder quiere escuchar y ajustan los datos y todo lo demás acorde al régimen. Tendremos que ver más. Y con la muerte de Navalni, sí, hemos visto que hay una Rusia diferente, pero es tan pequeña y minoritaria que creo que todavía abre más su apetito para apretar las tuercas a la sociedad y de escalar la guerra cuando lo crea necesario.

P. Como sociedad, ¿qué armas tenemos para hacer frente a la propaganda?

R. Bueno, obviamente contamos con un arma que es la verdad, y es la única manera de derrotar la propaganda. Pero estamos predispuestos a un pensamiento muy sesgado, que se basa en las emociones y los instintos, más que en lo racional. Lo que vemos ahora es que los algoritmos han instrumentalizado ese tipo de hábitos internos que tenemos, y los debemos enfrentar. No podemos sacrificar nuestros valores y no podemos combatir la propaganda con más propaganda. Lo único que funciona es lo que llamamos prebunking, algo así como una "inoculación". Adelantarse a la desinformación aportando contexto y datos a los hechos. Es mucho más eficiente que intentar "desacreditarlo" después de que todos lo hayan visto. Y, como digo, las IA van a tener un gran impacto en el espacio de la información, y probablemente serán peligrosas, pero al mismo tiempo puedes entrenarlas para que te ayuden. Toda tecnología tiene dos caras. Si solo hubiera una respuesta correcta, no tendríamos ese problema, ¿verdad? (ríe).

placeholder Un todoterreno del ejército español, con un misil contracarro Spike, se expone en el centro de Riga. (R. B.)
Un todoterreno del ejército español, con un misil contracarro Spike, se expone en el centro de Riga. (R. B.)

P. Entonces, ¿crees que debemos anteponer la libertad de expresión frente a la propaganda o cómo encontramos un equilibrio?

R. No es que sea o una cosa u otra. Creo que se trata más de la claridad de ver las cosas tal como son. Por ejemplo, averiguamos lazos de un sitio de noticias, a priori marginal, con una de las agencias de financiación del Kremlin que estaba dando instrucciones de qué publicar y que no publicar. El hecho de que alguien externo los considere un medio de comunicación no necesariamente los convierte en uno. Es como si alguien entra y dice: este pollo es un pato. Y decimos, está bien, si dices que esto es un pato entonces es verdad. Y estamos muy felices fingiendo que eso es un pato, en lugar de ver la realidad. Creo que parte del éxito ruso es ese, camuflarse. "No somos Rusia, solo somos una opinión de tu propio pueblo", y a veces es muy difícil de distinguir. La libertad de expresión es importante para defender la democracia, pero si tu libertad de expresión es ser el altavoz del Kremlin y recibir sus directrices, lo que haces es destruirla en vez de mejorarla.

P. En Occidente, la narrativa en torno a víctima-agresor en la guerra de Ucrania está clara, pero en el conflicto palestino-israelí, las fronteras son más difusas. En este caso, ¿quién está ganando la batalla del relato a nivel global?

R. Palestina. Al principio, Israel ganaba de forma clara y simple, porque había muchos hechos pero no tan convincentes. En Ucrania era algo continuado y la sociedad se encargaba de comunicarlo. En Israel fue comparativamente breve, no vimos que la sociedad participase tanto y me sorprendió que el gobierno israelí no estuviera tan preparado como esperaba en este frente informativo. Luego, en el lado palestino hay muchos actores con diferentes estrategias. Y creo que rápidamente pudieron cambiar la narrativa de quién era la víctima y quién no. Y la forma tan "fea" en la que Israel está llevando a cabo su operativa militar en Gaza ha ayudado a la narrativa palestina de forma recurrente. Porque no solo es importante lo que dices, sino también lo que haces. Solo hay una certeza, y es que la acción habla por sí sola en el mundo. Y no puedes moldear la forma en la que se percibe esa acción en las audiencias a las que no llegas a controlar.

placeholder España tiene 700 soldados desplazados en la misión de Presencia Reforzada Avanzada (eFP) de la OTAN en Letonia. (R. B.)
España tiene 700 soldados desplazados en la misión de Presencia Reforzada Avanzada (eFP) de la OTAN en Letonia. (R. B.)

P. Hay varios líderes en Europa y la OTAN que advierten de un potencial ataque de Rusia. ¿Qué ha aprendido la Alianza de estos dos años de guerra en Ucrania?

R. Hay muchas lecciones. La primera es que, ahora mismo, Putin no quiere tener una guerra con la OTAN pero quieren que les tengamos miedo. Lo segundo que hemos aprendido de la guerra es que la información, en una dimensión cognitiva, es de suma importancia. Hemos hecho una investigación y hemos hablado con la gente que estuvo defendiendo Kiev y preguntándoles qué les empujó a ello. La mayoría de las personas dijeron que les motivó la sensación de que serían apoyados por Occidente y el hecho de que el presidente no se hubiese ido. Y, por último, es que el método ruso de librar las guerras no ha cambiado, no hay civilidad, es igual que hace 500 años.

P. También existe un miedo generalizado a un posible ataque nuclear, a que Putin presione el famoso "botón" y a sus consecuencias. ¿Cómo de real es ese riesgo?

R. Él está intentando que pensemos en ello para limitar nuestros movimientos. Hablar sobre el uso de armas nucleares es una política muy deliberada de Putin. El verdadero problema es que, cuanto más se vea el impacto que tiene en nuestra manera de actuar, más países pensarán que es buena idea tener armas nucleares si eres un agresor. Así que, por el hecho de reconocer que se trata de un elemento primordial en nuestros cálculos, no solo le estamos haciendo el juego a Putin, sino que estamos empujando a otros países a que piensen, vale, necesito tener una también. Tenemos que mostrar que las retóricas nucleares no cambiarán nuestra estrategia.

P. Por último, España está invirtiendo ahora un 1,24% de su PIB en defensa y aspira a llegar al 2% en 2029. Letonia, en comparación, ya invierte un 2,4%. ¿Crees que la necesidad de invertir en la industria de defensa se ha subestimado en Europa? ¿Llegamos a tiempo para enmendarlo o llegamos tarde?

R. Vamos tarde. En los últimos años, la estabilidad, la cooperación y la globalización han sido la herencia de las guerras mundiales. Esto ha desaparecido y ha cambiado. Lo que vemos en Ucrania, en Gaza y en otros países nos indica la inestabilidad que está por venir. No es un caso aislado, es una tendencia que no podemos determinar cómo de lejos va a llegar. Tenemos que asumir que el riesgo de guerra está ahí, y que a lo mejor no estamos tan unidos como desearíamos. En Europa, tenemos que invertir en nuestras capacidades para ser una potencia militar y necesitamos más de lo que tenemos en una escala global, tanto en economía como en tamaño. Rusia, sin ser una gran economía y estar limitada tecnológicamente, se ha transformado en una economía para tiempos de guerra. Nosotros, no, y ese es el riesgo más inmediato que corremos. Si miramos la trayectoria de la situación, debemos prepararnos para un mundo mucho más inestable e impredecible.

Para la OTAN, Letonia es, sin duda, un lugar privilegiado por su posición geográfica frente a Rusia, su vecino más problemático. En este país báltico, donde España tiene destinados 700 soldados, se encuentra la sede del Centro de Excelencia de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN (StratCom CoE), un híbrido entre un think tank y una organización militar fundada en 2014 y conformada por cincuenta personas de 18 países —entre los que no se encuentra España— que lidera la lucha contra la desinformación y el uso de las redes sociales en el contexto de la defensa de la seguridad nacional.

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