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La 'rojiparda' Sahra Wagenknecht da la campanada en Alemania y se come a la izquierda
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La 'rojiparda' Sahra Wagenknecht da la campanada en Alemania y se come a la izquierda

El partido de Sahra Wagenknecht, simpatizante de Rusia y crítico con la Agenda 2030, consigue 6 diputados en el hemiciclo. Salida de Die Linke, en su programa coge elementos de izquierda y derecha del espectro político

Foto: La lideresa de la BSW, Sahra Wagenknecht, en un acto de campaña en Weimar (Reuters/Karina Hessland)
La lideresa de la BSW, Sahra Wagenknecht, en un acto de campaña en Weimar (Reuters/Karina Hessland)
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Las elecciones europeas en Alemania han estado cargadas de titulares: el buenísimo resultado de la ultraderecha de AfD, la debacle de los socialistas del actual canciller, Olaf Scholz, que caen a un tercer puesto, el desplome de los Verdes... Pero también la irrupción, como elefante en una cacharrería, de la candidata 'rojiparda', populista y suigéneris Sahra Wagenknecht y su partido, escindido de la izquierda de Die Linke y fundado hace apenas unos meses.

La "Alianza Sahra Wagenknecht por la Razón y la Justicia" (BSW, por sus siglas en alemán) consigue entrar en el Parlamento Europeo tras lograr el 5,7% de los votos alemanes, lo que corresponde a 6 asientos en el hemiciclo. El partido de la Razón y la Justicia se ha postulado como la quinta fuerza política más votada por la ciudadanía alemana, superando con un 4% de votos más a la izquierda alemana de Die Linke. Tal y como auguraban los sondeos, la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) se ha postulado como la fuerza más votada, con el 30% de los votos alemanes, seguida del partido ultraderechista AfD, quien ha subido 9 escaños, obteniendo, en total 15 asientos.

Con estos resultados, uno de los partidos más polémicos de la esfera alemana consigue introducirse en el hemiciclo europeo en un momento en el que Alemania atraviesa una etapa de multipartidismo, marcada, además, por el aumento de las influencias de los discursos populistas. Esta vez no solo por el partido de la ultraderecha.

La líder del BSW, Sahra Wagenknecht (1969, Jena), abandonó Die Linke en el año 2023 para crear su propio partido, poniéndole, incluso, su nombre. Cuando en el discurso de salida explicó por qué dejaba atrás lo que había sido su formación política durante más de una década, Wagenknecht defendió que, “sin un cambio radical”, en diez años los alemanes no reconocerán a su país. Ahora, con la entrada al Parlamento Europeo, las medidas populistas de la alemana tratarán de influir en la legislación de la Unión Europea de estos próximos cinco años.

Escritora y experta en redes sociales, con más de 600.000 seguidores en su cuenta de YouTube, Sahra Wagenknecht ha conseguido formarse una imagen de mujer defensora de la clase trabajadora que no encuentra soluciones en los partidos de izquierda alemanes. Por ello, reniega de los valores apoyados por la izquierda en materia de género, migración y ecologismo, entre otras, para centrarse en los problemas "reales" que azotan a la clase obrera alemana.

En concreto, el partido personalista de "Sahra" defiende medidas socialistas en lo económico, pero derechistas en lo socialpolítico. Por ello, su lideresa, decidió abandonar la etiqueta de "izquierda", la cual considera que se acerca más a la "ideología de género que aleja a los votantes" para adoptar una postura socialista desde el conservadurismo. Una suerte de "rojipardismo" que se opone a las políticas de migración de Angela Merkel, a la que criticó por acoger a los refugiados durante el contexto de la guerra civil en Siria, por no proporcionar los recursos económicos necesarios.

Para ella, "la migración no regulada" empeora los problemas estructurales de Alemania, entre los que se encuentran el encarecimiento de la vivienda o la falta de recursos en el sistema educativo. Según la presidenta del partido, ahora es más necesario que nunca fortalecer las políticas migratorias porque, en Alemania, "la integración ya no es posible".

Foto: La líder del partido alemán 'Alianza Sahra Wagenknecht por la Razón y la Justicia', Sahra Wagenknecht. (EFE/Filip Singer) Opinión

Sin embargo, no solo la migración sería la causa de los males del país. El ecologismo y las políticas verdes son, para esta formación política, los culpables del empeoramiento de la industria alemana. Por este motivo, aboga defender una "revisión de las políticas ambientales" en un momento en el que las prioridades europeas de la Agenda 2030 pasan por conseguir la reducción del 45% de las emisiones para ese año.

Además de su oposición a la migración, la lideresa del BSW ha criticado abiertamente la pandemia, los confinamientos y las vacunas del covid-19. Su rechazo a las políticas adaptadas durante la pandemia era tal que se jactaba públicamente de no haberse vacunado ni de ponerse mascarillas. Mientras tanto, la Comisión Europea garantizaba un total de 4.200 millones de dosis de vacunas covid-19 hasta conseguir la vacunación del 84,8 % de la población adulta de la UE en agosto de 2023.

Estas, de hecho, fueron las primeras polémicas que le hicieron chocar frontalmente con la izquierda de Die Linke para convertirse, posteriormente, en una voz disidente de las posturas oficiales dentro del partido. Cuando Shara, considerada por algunos como "la oradora con más talento de la política alemana", tomó la decisión de marcharse, otros nueve diputados de Die Linke —que actualmente cuentan con escaños en el Bundestag— le acompañaron en su nueva aventura política. Este movimiento hizo que la izquierda en el país perdiese más de una cuarta parte de sus diputados y entrase en una nueva división política cada vez más alejada de lo que alguna vez fue el bipartidismo alemán.

Rechazo a las armas y justicia social

Entonces, ¿cuáles son las medidas de izquierda que apoya el BSW? Su tono crítico con el capitalismo, el rechazo a la OTAN, la defensa de la justicia social y la paz. Precisamente, para conseguir este "Estado de paz", el BSW rechaza la resolución de los conflictos a través de los medios militares y el gasto armamentístico, oponiéndose firmemente al desarrollo de las armas nucleares. Aboga, además, por la creación de una Europa independiente de Estados Unidos que consiga tener democracias lo suficientemente soberanas como para poder alejarse de la creación de un mundo de confrontación entre China, Rusia y Estados Unidos.

Precisamente es Rusia con quien su partido ha mostrado más simpatía. Desde un inicio, Wagenknecht ha criticado las sanciones contra Moscú, las que, según dice, afectan gravemente a la economía alemana. Alejándose del aislamiento contra el país ruso, pide volver a importar gas y petróleo de este país, en la misma línea que demanda el Partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). En estos últimos meses, el acercamiento de la AfD a Rusia ha sido tal que el propio canciller alemán, Olaf Scholz, ha tachado de "vergonzosos" los elogios vertidos al presidente ruso, Vladímir Putin, por parte de esta formación política.

Estas decisiones en materia de defensa se oponen frontalmente a las políticas que apoyan en la Comisión Europea desde que Rusia inició su invasión en Ucrania. Dictámenes, como el Fondo Europeo para la Paz, es solo uno de los múltiples ejemplos de ayudas a Ucrania que han sido aprobadas por la Unión. La aspiración de que Europa cuente con un Ejército propio y recupere los sueños de los padres fundadores - que abogaban por la creación de una Unión Europea de la Seguridad y la Defensa - parecen estar cada vez un poco más cerca de poder materializarse. No es nada nuevo que, de cara a esta próxima legislatura, el principal objetivo de la Comisión es conseguir invertir más en armas que estén fabricadas en Europa. Un made in Europe dentro de un panorama belicista.

Producción nacional y rechazo a la privatización

En lo económico, la lucha contra la desigualdad social creciente es una de las principales medidas que la rojipardista quiere implementar desde su partido. Que las personas trabajadoras con problemas para llegar a final de mes sean las que paguen menos impuestos, entre otras, es una de las grandes luchas de esta formación política. Defiende, además, la paralización de la privatización en servicios como en la salud o en la vivienda y lograr un sistema tributario justo que alivie la carga de las personas con los ingresos más bajos. El partido es también un gran defensor del concepto “racionalidad económica”. Un término que apoya la defensa de la industria y de las PYMES alemanas a través de la mejora de las infraestructuras del país con el fin de contribuir a paralizar el empeoramiento de los servicios alemanes. En este sentido, y según las encuestas, el 83% de los alemanes se muestran preocupados y solo una pequeña minoría se muestra optimista de cara a la solución de los "grandes problemas" alemanes.

Para el politólogo de la Universidad de Munster, Benjamin Höhne, el BSW “se trata de un experimento político que puede sacudir el sistema de partidos alemán”. Nunca ha habido en la República Federal de Alemania un partido de izquierdas que defienda posiciones estrictamente conservadoras en la dimensión sociopolítica”, añade.

La estabilidad de la que Alemania parecía gozar en su clase política ha desaparecido. A la entrada en el Parlamento del BSW, se suma que la AfD ha conseguido la segunda posición en las elecciones para el Parlamento Europeo, ganando hasta siete nuevos escaños hasta situarse en 16. Con estos resultados, el avance nacionalpopulista se afianza en Alemania. Neugabauer, de la Universidad Libre de Berlín, afirma que, "los partidos de centro deben reforzar la confianza en la cultura política democrática, asumiendo los problemas reales de los ciudadanos, comunicándoles las dificultades e implicándolos en las soluciones". El reto es hacerlo cuando los votantes alemanes creen que la clase política cada vez está más alejada de las necesidades y los problemas de sus ciudadanos. Sin embargo, el partido izquierdista-nacional ha sabido escuchar (y convencer) a sus votantes a través de una nueva oleada de discursos populistas que cada vez suman más adeptos entre la población alemana.

Las elecciones europeas en Alemania han estado cargadas de titulares: el buenísimo resultado de la ultraderecha de AfD, la debacle de los socialistas del actual canciller, Olaf Scholz, que caen a un tercer puesto, el desplome de los Verdes... Pero también la irrupción, como elefante en una cacharrería, de la candidata 'rojiparda', populista y suigéneris Sahra Wagenknecht y su partido, escindido de la izquierda de Die Linke y fundado hace apenas unos meses.

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