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Solo queda una línea por cruzar en Ucrania y es la que pone a la OTAN en guerra total con Rusia
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algunos aliados quieren botas en el terreno

Solo queda una línea por cruzar en Ucrania y es la que pone a la OTAN en guerra total con Rusia

La posición oficial de la OTAN es que no habrá tropas occidentales en Ucrania. Pero no es una conversación cerrada. Algunos aliados creen que ha llegado el momento de cruzar la línea roja definitiva

Foto: Ejercicios militares Quadriga de la OTAN. (DPA/Kay Nietfeld)
Ejercicios militares Quadriga de la OTAN. (DPA/Kay Nietfeld)
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"La OTAN no tiene planes de desplegar tropas en Ucrania. No vemos una amenaza militar inminente contra un aliado". El desmentido, tajante, es del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, durante un viaje a Finlandia la semana pasada. El funcionario salía así al paso del creciente debate azuzado por Francia sobre si los aliados están dispuestos a cruzar, esta vez sí, la última línea roja y mandar soldados al país en conflicto. “Esta idea de que hay una suerte de cuenta atrás hacia la próxima guerra es errónea. Estamos aquí para prevenir que eso suceda, como hemos hecho estos 75 años”, insistía el noruego.

Esta es la posición oficial no solo de la OTAN, sino de la Casa Blanca y la mayoría de los socios transatlánticos (especialmente Alemania). Pero está lejos de ser una conversación zanjada. Desde que en febrero el presidente Emmanuel Macron abriera la puerta a un despliegue militar europeo en Ucrania, el temor a que Moscú revierta el rumbo de la guerra ha crecido en algunas capitales europeas. Y, pese al mensaje de Stoltenberg, muchos ven una eventual derrota de Ucrania como el preludio de una ofensiva mayor del Kremlin. “No hay consenso en esta etapa (para) enviar tropas sobre el terreno”, dijo entonces el mandatario francés. “Pero nada debería ser excluido. Haremos todo lo necesario para que Rusia no gane”.

Rusia ha insistido en que la entrada de efectivos de la OTAN a Ucrania sería el punto de no retorno para una guerra abierta con Occidente. “Hemos dicho repetidas veces que la intervención directa sobre el terreno de militares de países OTAN conlleva potencialmente un enorme peligro. Consideramos esto una provocación extrema”, aseguró el mes pasado el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.

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Una vez más se repite el patrón: tensión entre halcones y palomas aliados bajo la perenne amenaza rusa de escalar el conflicto (siempre con el telón de fondo nuclear). Sucedió con el envío de armas —artillería de precisión, carros de combate, cazas, sistemas antiaéreos, misiles de largo alcance— y se repitió, recientemente, con la posibilidad de utilizar este armamento occidental sobre territorio ruso. Todos esos vetos se han ido quebrando. Ahora son las tropas.

“Hay espacio para el debate”, explica Valentin Chatelet, experto en seguridad en The Atlantic Council. “Y el cambio de postura de Francia sobre esta cuestión ha sido bien recibido por los Estados bálticos y Polonia, que también han explorado la posibilidad de enviar su propio contingente militar para apoyar a Ucrania”, agrega el analista.

Pasos pequeños, grandes detractores

Por el momento, se habla de pasos mínimos. En las últimas semanas, París ha intensificado las conversaciones con aliados europeos para poner en marcha un plan que contempla el envío de instructores militares a Ucrania. Ya habría en marcha una suerte de coalición cuyo alcance, miembros y misión no están muy claros. Países como Lituania o Estonia ya han expresado públicamente que estarían dispuestos a dar su respaldo al plan francés. También Noruega confirmó "conversaciones en curso" con París sobre un despliegue futuro de entrenadores. Y Polonia dijo que no sería "impensable". Fuentes cercanas al Elíseo le dijeron a The Wall Street Journal que incluso hay contactos con sus pares de Reino Unido.

El escenario más factible, mencionan estas mismas fuentes, es que París abra el camino y envié una avanzadilla de personal militar para evaluar posibles tareas de formación. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Oleksandr Syrskiy, dijo incluso que había firmado documentos para permitir a los instructores galos visitar los centros de formación del país. “Creo que la determinación de Francia alentará a otros socios a unirse a este ambicioso proyecto”, afirmó. Poco después, tuvo que dar marcha atrás y el Gobierno francés aseguró que no habían firmado ningún documento vinculante.

A pesar de los presuntos avances del plan francés, la iniciativa todavía tiene grandes detractores como Olaf Scholz. El canciller alemán se posicionó en contra de la iniciativa de Macron la primera vez que lo planteó. “Está claro: no habrá tropas terrestres de los países europeos ni de la OTAN”, dijo.

Foto: Misil Taurus KEPD-350 de largo alcance. (Saab)

Kiev ha solicitado ayuda a sus aliados para adiestrar a los 150.000 reclutas con los que quiere reforzar las líneas defensivas. Los aliados han tardado más de dos años en dar formación militar occidental a unos 120.000 efectivos ucranianos; pero incluso estos cursos fugaces (de apenas unas semanas) se ha mostrado cruciales en las tasas de supervivencia y éxito en el frente. Pese al esfuerzo colectivo, con más de 30 países involucrados y ocho sedes de acogida (incluyendo Reino Unido, Alemania o España), el consenso es que el ritmo es demasiado lento y las clases, demasiado rápidas, para las exigencias del campo de batalla.

La semana pasada, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, añadió que el proyecto francés estaría en una etapa mucho más embrionaria de lo que parece, después de que los esperados detalles nunca se hayan materializado. “Nadie me ha podido explicar todavía cuál sería la gran ventaja, cuál sería el valor añadido de entrenar en territorio ucraniano. Porque todo lo que se hace en el territorio de Ucrania, se tendría que proteger en el territorio de Ucrania”, dijo Pistorius. “(Enviar instructores) no es una opción para nosotros”.

La coalición de los dispuestos

Pero no todos en Alemania comulgan con la precaución extrema que el Gobierno de Scholz ha mostrado durante todo el conflicto. El diputado Roderich Kiesewetter, de los democristianos de la CDU (el partido de Ursula von der Leyen y Angela Merkel), llegó a proponer crear una llamada “coalición de los dispuestos”, para en envío de efectivos médicos y de ingeniería, para tareas como el desminado de campos de cultivo.

“También tropas logísticas para el transporte de equipos, armas o soldados heridos, así como especializadas en guerra electrónica”, dijo el parlamentario alemán en un reciente podcast. Kiesewetter fue más allá y aseguró que el consenso en este caso no es necesario y que los países que quieran enviar militares para misiones de apoyo deberían sentirse libres de hacerlo. “Es legal según la Carta de las Naciones Unidas”, subrayó.

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La Casa Blanca también se ha mostrado reacia a debatir el asunto e incluso ha llegado a pedir a sus aliados que dejen de hablar del tema. Pero el jefe del Estado Mayor norteamericano, general Charles Q. Brown Jr., aseguró el mes pasado que la llegada de entrenadores occidentales parece inevitable. “En algún momento llegaremos allí. Es cuestión de tiempo”, consideró el militar.

Sin embargo, especificó Brown, ahora no sería la mejor decisión. Puede que sea más eficaz, rápido y barato mandar unos centenares de instructores de combate a Ucrania que desplazar a miles de soldados ucranianos a otros países europeos. Pero también implicaría poner a estos preparadores en riesgo. Kiev podría verse en el dilema de si emplear las escasas y preciadas defensas antiaéreas para proteger a los extranjeros o reservarlos para escudar infraestructuras críticas o áreas civiles.

Actualmente ya hay algunas decenas de militares occidentales presentes en Ucrania, la mayoría destinados a la protección de embajadas (como la alemana y la británica) y, según fuentes diplomáticas, un puñado de observadores, asesores y técnicos sobre el terreno. Además, antes de 2022, muchos de los aliados ya enviaron formadores al país para lidiar con la primera agresión rusa.

“Hay que recordar que cuando Rusia invadió Crimea por primera vez en 2014, enviamos (EEUU) un gran número de tropas para instruir a las fuerzas ucranianas y seguimos hasta 2022, cuando nos asustamos y las retiramos”, dijo Evelyn Farkas, ex alto funcionario del Pentágono para Ucrania durante la administración Obama, a The New York Times. “No debería sorprender a nadie ahora, cuando hay escasez de mano de obra en el frente ucraniano, que los miembros de la OTAN y los líderes de la alianza consideren cómo ayudar nuevamente desde la retaguardia”, añadió.

¿La OTAN en el frente?

Los halcones aliados van más allá del envío de entrenadores. En algunos foros se ha planteado la idea de dar apoyo de defensa antiaérea al este de Ucrania desde países fronterizos o incluso enviar soldados occidentales a la retaguardia ucraniana para permitir a Kiev reforzar el músculo bélico en las trincheras.

“Ahora hay discusiones con países como los bálticos, Polonia o Francia sobre la posibilidad de enviar tropas, no a luchar, sino a proteger las fronteras ucranianas con Bielorrusia o la parte ocupada de Moldavia (Transnistria) y así enviar los ucranianos que están ahora patrullando esas zonas a reforzar el frente”, explica el analista ucraniano Sergej Sumlenny, director del European Resilience Initiative Center. “La situación en el frente está tan al límite que aumentar ligeramente, digamos 5% o 10% tu fuerza de combate puede ser decisivo para la batalla”, agregó.

Foto: Alice Weidel y Tino Chrupalla, líderes de Alternativa para Alemania, tras conocer el resultado en las elecciones europeas. (EFE / Filip Singer)

Esto son palabras mayores. Rusia utilizó varios pasos fronterizos bielorrusos para lanzar su invasión a gran escala en febrero de 2022 y, desde entonces, se ha temido recurrentemente que Putin utilice ese territorio para tratar de abrir nuevos frentes en una extenuante línea de contacto que ya se extiende más de 1.000 kilómetros.

“Los aliados son cada vez más conscientes de que, para aliviar la presión, se necesita apoyo en el control fronterizo de Ucrania, tanto para disuadir las operaciones de inteligencia rusas como para proteger la frontera. Esto nos habla de que se percibe una probabilidad de que Rusia abra un nuevo frente en el norte de Ucrania. Un ataque desde Bielorrusia representa un escenario plausible para los mandos de defensa de Ucrania”, explica Chatelet.

¿Y podríamos llegar a ver militares de la OTAN combatiendo en Ucrania? Es muy poco probable, coinciden expertos, pero imposible de descartar. Algunos consideran que solo un escenario extremo podría forzar a los aliados a considerar una entrada con las armas.

“Si Rusia lograra romper las líneas ucranianas y avanzar de bnuevo sobre Kiev, entonces Estados Unidos —y varios socios europeos— podrían ciertamente plantearse intervenir directamente en la lucha en territorio europeo”, considera Thorsten Benner, director del Global Public Policy Institute (GPPi). “Esto muestra que en la niebla de la guerra, los hechos pueden, a menudo, borrar la palabra ‘nunca’”, agrega.

Foto: Voluntario ucraniano entrena en la Operación Interflex en Reino Unido. (Fuerzas Armadas de Ucrania/Yrina Rybakova)

Esto, suponiendo un statu quo geopolítico en Occidente, que es mucho decir. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos de noviembre podrían cambiar el panorama radicalmente con una victoria de Donald Trump, cuya base política es refractaria a seguir enviando recursos al conflicto europeo. También las elecciones europeas de este fin de semana han dejado un escenario más incierto, con el auge de la extrema derecha en países como Francia, Alemania o Italia que profundiza las grietas del apoyo europeo a la causa ucraniana.

En este contexto, muchos abogan por centrarse ahora mismo en el plan A, que es reforzar militarmente a las fuerzas ucranianas y abastecerlas de misiles y munición antes de lidiar con la última línea roja. Porque, ¿qué pasaría ante un hipotético ataque ruso contra entrenadores o fuerzas de la OTAN en Ucrania? ¿Podrían algunos miembros de la Alianza pedir la activación del Artículo 5 de protección mutua, abriendo la puerta a un conflicto frontal con el Kremlin? ¿Y si fueran de países que han enviado soldados sin consenso?

“Especular ahora mismo sobre si se ponen ‘botas europeas’ sobre el terreno —con o sin apoyo de EEUU, con o sin consenso político en la UE— no es un movimiento político inteligente”, considera Benner. “Lejos de disuadir a Putin, lo que han conseguido Macron y los que apoyan su idea es exponer las divisiones europeas y dar más fuerza a aquellos en la extrema derecha y la extrema izquierda en países europeos clave que critican el apoyo a Ucrania”, advierte.

"La OTAN no tiene planes de desplegar tropas en Ucrania. No vemos una amenaza militar inminente contra un aliado". El desmentido, tajante, es del secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, durante un viaje a Finlandia la semana pasada. El funcionario salía así al paso del creciente debate azuzado por Francia sobre si los aliados están dispuestos a cruzar, esta vez sí, la última línea roja y mandar soldados al país en conflicto. “Esta idea de que hay una suerte de cuenta atrás hacia la próxima guerra es errónea. Estamos aquí para prevenir que eso suceda, como hemos hecho estos 75 años”, insistía el noruego.

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