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Una cárcel con más barrotes: Kim Jong-un blinda sus fronteras para cerrar el periodo más aislado
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Ya (casi) no quedan desertores

Una cárcel con más barrotes: Kim Jong-un blinda sus fronteras para cerrar el periodo más aislado

Desde que se cerró a cal y canto el régimen de Pyongyang a causa de la pandemia sanitaria de covid, el Gobierno de Kim se ha esforzado en mejorar las verjas fronterizas que separan al país de China y Rusia en su frontera norte

Foto: Soldados surcoreanos patrullan a lo largo de una valla de alambre de espino junto al río Imjin. (EFE/Yonyap South Korea)
Soldados surcoreanos patrullan a lo largo de una valla de alambre de espino junto al río Imjin. (EFE/Yonyap South Korea)

En agosto de 2020, Corea del Norte designó una zona alrededor de su frontera con China, todavía vigente, en la que ordenaban a los guardias "disparar incondicionalmente" ante cualquier persona o animal salvaje que ingresase en su territorio sin permiso. En un contexto en el que el líder supremo, Kim Jong-un, señalaba la campaña antivirus como el "objetivo número uno" para la nación y aseguraba que las dificultades de la pandemia eran "no menos duras" que una situación de guerra. El régimen más aislado del mundo rompió su propio récord y dobló su apuesta en la clausura. Nadie, ni siquiera el propio Kim, salió del país durante casi cuatro años.

Ahora, en un periodo de rabiosa actualidad geopolítica, Corea del Norte emite pulsaciones de que el periodo más aislado de su historia está lejos de llegar a su fin. Kim se ha asegurado de reforzar las fronteras para que nadie pueda salir del país sin permiso. Así lo asegura un sesudo informe de Human Rights Watch (HRW) en el que, dicen, muchos de los refuerzos a lo largo de la frontera llegaron para quedarse y blindar, aún más, las puertas del régimen.

"El cierre de fronteras de Corea del Norte en los últimos años ha alcanzado un nivel sin precedentes", explica en entrevista con El Confidencial, Jae-hoon Choi, un experto de Amnistía Internacional, que trabaja muy de cerca con desertores norcoreanos y conoce, por los testimonios que recibe, la situación actual dentro del régimen. "En términos de accesibilidad a la información, el presente representa uno de los periodos más desafiantes".

¿Cómo saber cuál es el nivel de aislamiento en un país donde la mirada extranjera está prohibida? Una de las formas es observar cualquier indicador que llegue desde fuera o consiga salir del país. "Se estima que solo unas pocas docenas de personas han desertado de Corea del Norte", continúa el experto. Una de esas personas que consiguió escapar antes de la pandemia —y que prestó su testimonio a El Confidencial— fue Jo Eun-Sil (nombre ficticio) una chica norcoreana que escapó con 23 años en 2019, meses antes de que Corea del Norte blindara sus fronteras.

Foto: Un edificio en el lado chino de la frontera para que los turistas puedan ver Corea del Norte. (Reuters/Damir Sagolj)

El experto de Amnistía Internacional Choi, durante la entrevista con este periódico, da una pista muy valiosa sobre cómo estaba la situación dentro de Corea del Norte. Mientras que Jo Eun-Sil escapó del país por 23.000 euros al cambio, un desertor que intentase escapar en pandemia, tenía que gastarse aproximadamente 44.000 euros. Una cifra escandalosa que nadie dentro del país puede afrontar.

El aumento de precio es una prueba directa de que las barreras para escapar de Corea del Norte se han fortalecido. La frontera con China se extiende a lo largo de 1.420 kilómetros, una distancia inabarcable incluso para el régimen de Kim, que dejaba a los desertores algún punto de fuga entre la maraña de verjas y puestos fronterizos. Aunque las patrullas se han dado cuenta de los puntos flacos y en estos años de encierro se han reforzado los muros en los lugares que los mediadores deslizaban a los forajidos del régimen.

Apuntalar la frontera

Tres días antes de que China cerrara Wuhan el 23 de enero de 2020, Corea del Norte canceló todos los vuelos hacia y desde China. El siguiente país en imponer restricciones de viaje en todo el país fue Italia el 9 de marzo. Desde antes de que la pandemia de covid se ganase la categoría sanitaria que encerró al mundo, Pyongyang firmó el periodo más aislado de su historia, siendo el primer país en cerrar sus fronteras.

Durante este tiempo, en 6 áreas fronterizas analizadas por imágenes satelitales, el régimen de Kim ha redoblado el esfuerzo en la verja que les separa de China. Según apunta HRW, el Gobierno norcoreano habría enviado a más de 2.000 miembros de una fuerza de operaciones especiales de élite del Ejército Popular de Corea, parte del 11º Cuerpo —también conocido como Storm Corps— para vigilar la zona.

Human Rights Watch confirmó que "dentro de los 321 kilómetros de área fronteriza evaluada, casi toda la frontera lineal estaba cubierta por vallas". "Las áreas sin cercas generalmente se encontraban dentro o alrededor de bases militares o áreas industriales o complejos con sus propias cercas o muros y que, con sus propios protocolos de seguridad estrictos, sirven como barreras fronterizas de facto". "Antes de 2020, estaban vallados 230 kilómetros, alrededor del 71% de los 321 kilómetros de frontera".

La organización identificó "6.820 instalaciones de guardias fronterizos" en el terreno

Continuando su investigación, la organización identificó "6.820 instalaciones de guardias fronterizos" en el terreno, incluidos "puestos de guardia, torres de vigilancia y guarniciones". Esto supone un incremento de veinte veces más zonas de control, respecto a antes de la pandemia. Sumado a los refuerzos de las Storm Corps, la verja se ha convertido en un muro prácticamente infranqueable.

Entre otras cosas, incluso los controles fronterizos con países "amigos" se han endurecido. "El número de personas y suministros que viajaron dentro y fuera de Corea del Norte disminuyó significativamente de 2020 a 2022. En 2023, hubo cierto movimiento de personal y suministros, incluidos servicios de trenes entre Corea del Norte y China, así como con Rusia. Sin embargo, en abril de 2024, las fronteras de Corea del Norte parecen permanecer firmemente cerradas en comparación con la situación anterior a 2019", resume Jae-hoon Choi.

El cierre ha afectado incluso a uno de sus mayores aliados: Vladímir Putin. Los lazos entre Moscú y Pyongyang se han estrechado en los últimos dos años y, desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, el presidente ruso y su homólogo norcoreano se han acercado cada vez más. Funcionarios de ambos países se han reunido en varias ocasiones. Serguéi Shoigú, exministro de Defensa ruso, visitó el país el pasado mes de julio y Cho Son-hui, ministro de Asuntos Exteriores norcoreano, visitó Moscú en enero. Esta última semana, los servicios de inteligencia surcoreanos han afirmado que el líder del Kremlin podría reunirse con Kim Jong-un en Pyongyang en los próximos días. Sería la primera visita de Putin a Corea del Norte desde el año 2000.

Foto: Fotografía cedida por la Agencia de Noticias Central de Corea del Norte (KCNA) que muestra un misil mientras es lanzando durante un simulacro de ataque. (KCNA/Archivo))

Si bien los controles fronterizos estrictos no son nuevos —y Kim Jong-un aumentó las medidas de seguridad en la frontera norte poco después de asumir el poder en 2011— las autoridades norcoreanas sellaron casi por completo la frontera con China y Rusia durante la pandemia. Aunque ahora, con el presunto flujo de piezas de artillería de Pyongyang a Moscú, los barcos norcoreanos estarían enviando armas al puerto de Vladivostok. Ante un posible encuentro cercano, los dos países podrían firmar además nuevos acuerdos militares.

"Entre 2020 y 2023, las fronteras de Corea del Norte estuvieron más cerradas que nunca. En los últimos años, se cree que Corea del Norte ha continuado con sus políticas aislacionistas y cierres de fronteras, restringiendo severamente la entrada y salida de bienes e información, mientras se comunicaba activamente principalmente con unos pocos países, como China y Rusia", agrega Choi. "Si bien el país ha mostrado históricamente una tendencia al aislamiento, el contrabando y las deserciones han persistido a lo largo de las zonas fronterizas".

Desde la pandemia, asegura el analista, "es casi imposible escapar sin arriesgar la vida" aunque apunta que, pese a "la construcción de nuevas vallas de alambre de púas, el contrabando y las deserciones persistieron".

No es país para desertores

Extraer pinceladas de información sobre Corea del Norte, en muchas ocasiones, es una tarea quirúrgica. Una cifra puede revelar más que cualquier otro mensaje que llegue del gabinete o la agencia estatal de la República Popular Democrática de Corea (DRPK, por sus siglas en inglés).

Cuando la pandemia sanitaria de covid se encontraba en su punto álgido, ni siquiera las diligencias de naciones amigas como China o Rusia que, a su vez, fueron las primeras en romper los dos años de clausura, consiguieron entrar en el país. Y si ni quiera pueden entrar los amigos, mucho menos consiguieron salir los desertores. En ese mismo periodo, según las cifras del Ministerio de Unificación de Corea del Sur, tan solo 63 personas en 2021 y 67 en 2022 consiguieron escapar del régimen del líder supremo, Kim Jong-un.

Si se comparan con las cifras prepandemia que superan el millar, se puede asumir que los desertores en estos momentos tienen un plan fuga casi imposible. Sin embargo, en este último año, las cifras de desertores, aunque lejos de las de 2019, ha triplicado las del periodo anterior. La mayoría de estos, diplomáticos de alto nivel que ya se encontraban fuera del país o desertores de años anteriores que, debido a las restrictivas políticas de covid-cero impuestas por China, no habían podido llegar hasta Seúl.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong-un. (Reuters/Archivo/Alexander Zemlianichenko)

"El castigo para quienes intentan desertar se ha reforzado aún más que antes, lo que ha dado lugar a una fuerte disminución de los intentos de deserción. Esta represión intensificada contra los desertores norcoreanos ha elevado los honorarios cobrados por los intermediarios de deserciones", lanza Jae-hoon Choi.

La poca información sin filtros que llega más allá de las fronteras de Corea del Norte viene de la mano de los desertores y sus historias. El valor de la información que portan estos ciudadanos norcoreanos tiene el precio de sus propias vidas. Y, cada vez más, se vuelve más caro conocer lo que tienen que contar del régimen. "Amnistía Internacional Corea (AI Corea) se ha reunido y entrevistado a tres desertores norcoreanos desde 2020", cierra Jae-hoon Choi. "Entre los que conocí, solo uno era mujer y dos eran hombres. Estos tres también eran relativamente jóvenes, todos entre los 20 y los 30 años".

En agosto de 2020, Corea del Norte designó una zona alrededor de su frontera con China, todavía vigente, en la que ordenaban a los guardias "disparar incondicionalmente" ante cualquier persona o animal salvaje que ingresase en su territorio sin permiso. En un contexto en el que el líder supremo, Kim Jong-un, señalaba la campaña antivirus como el "objetivo número uno" para la nación y aseguraba que las dificultades de la pandemia eran "no menos duras" que una situación de guerra. El régimen más aislado del mundo rompió su propio récord y dobló su apuesta en la clausura. Nadie, ni siquiera el propio Kim, salió del país durante casi cuatro años.

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