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Criminales reclutados por Telegram: así se organiza la ola de sabotajes que estamos viendo en Europa
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Jóvenes, amateurs... y criminales

Criminales reclutados por Telegram: así se organiza la ola de sabotajes que estamos viendo en Europa

Uno de los elementos que destacan entre los detenidos por este tipo de incidentes es la relativa juventud de los perpetradores, casi siempre en la veintena, lo que puede contribuir a que sean más influenciables

Foto: Fuego en el centro comercial Ablaze de Varsovia. (Reuters)
Fuego en el centro comercial Ablaze de Varsovia. (Reuters)
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En la madrugada del pasado 3 al 4 de junio, una deflagración despertó al personal de un hotel en la localidad de Roissy-en-France, situada junto al aeropuerto Charles de Gaulle en la periferia parisina. En una de las habitaciones, los bomberos rescataron a un hombre con quemaduras en el brazo y el rostro, que fue inmediatamente trasladado a un hospital cercano. Pero al examinar el cuarto, los gendarmes se encontraron con elementos preocupantes, como documentación falsa y material para fabricar explosivos. Pronto quedó establecido que el individuo había resultado herido accidentalmente al manejar un artefacto casero hecho a partir de triperóxido de triacetona (o TATP, un material altamente explosivo pero muy inestable, frecuentemente utilizado por el Estado Islámico en sus atentados suicidas).

El artificiero —identificado como un tal Maksym, nacido en la región ucraniana del Donbás en 1998— carecía de ficha policial, pero según los investigadores galos mostraba una destacada filiación prorrusa y combatió dos años en el ejército ruso, de acuerdo con las pesquisas. ¿Cuál era su objetivo? Por ahora se desconoce, pero la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI, el servicio de inteligencia doméstico francés) advirtió el pasado 14 de febrero en un informe que los servicios secretos rusos estaban recurriendo a nuevos métodos con el objetivo de amplificar "las fracturas internas en la sociedad francesa", sin descartar la promoción de “acciones de naturaleza violenta”, según detalla el diario Le Monde.

Foto: Vladímir Putin en una reunión sobre seguridad y defensa, en octubre de 2023. (EFE)

Casi al mismo tiempo, un joven colombiano de 26 años, cuyo nombre no se ha hecho público, aterrizaba en Praga procedente de su país. Dos días después, tras adquirir combustible en una gasolinera, roció varios autobuses municipales con ese líquido inflamable y les prendió fuego, causando daños por valor de unos 8.000 euros, antes de huir. La policía checa lanzó una operación de búsqueda contra el sospechoso por "potencial atentado terrorista", que culminó con su detención pocas horas después. La investigación mostró que el individuo, de posición económica modesta, difícilmente podría haber afrontado el coste del billete de avión por sí mismo, lo que llevó al primer ministro checo Petr Fiala a asegurar que "la acción fue probablemente organizada y financiada por Rusia".

El convencimiento de Fiala proviene del hecho de que el gobierno ruso es sospechoso —en algunos casos, con evidencias bastante sólidas— de haber orquestado decenas de incidentes similares por toda Europa en los últimos meses: el incendio de un centro comercial en Varsovia y de un IKEA en Vilnius, la explosión de fábricas de munición y armamento en Gales y Berlín, la quema de almacenes de material destinado a Ucrania en Londres y Fuenlabrada, o el descarrilamiento de trenes en varios países, por mencionar los más importantes. Tras los primeros incidentes, los servicios de seguridad de varios países europeos advirtieron a sus gobiernos de la existencia de una campaña rusa de sabotaje en todo el continente, según reportó a principios de mayo el diario Financial Times.

"En opinión de los oficiales de inteligencia, Rusia ya ha empezado a preparar de forma más activa y en secreto atentados, incendios y daños a infraestructuras en territorio europeo, tanto directamente como a través de proxies, con escasa preocupación aparente ante la posibilidad de provocar muertos entre la población civil", señala el artículo.

Diluir los rastros

Fuentes de la inteligencia europea consultadas por El Confidencial piden no sobredimensionar esta situación, puesto que, como sucede con el terrorismo, una exageración de la amenaza —que en estos momentos es relativamente baja— acaba jugando a favor de estos actores. Como señala un reciente análisis de la publicación estadounidense Foreign Policy, “estos ataques son esporádicos y extremadamente limitados en su efectividad. No han tenido un efecto en las capacidades de los países occidentales o sus industrias de defensa de suministrar a Ucrania”. Estas fuentes explican además que es muy difícil establecer un vínculo entre muchas de estas acciones y los servicios secretos rusos, que de hecho probablemente no están implicados en las acciones menos sofisticadas, que pueden ser simplemente obra de ciudadanos rusos en el extranjero, criminales o incluso simpatizantes de la causa rusa sin que necesariamente haya una mano estatal detrás.

Pero ese es, precisamente, el propósito de la presente campaña: utilizar elementos totalmente externos a las estructuras del Estado ruso, como por ejemplo delincuentes comunes —como hace también, de forma creciente, el régimen de Irán— o meros aficionados, para oscurecer la responsabilidad última del Kremlin.

Foto: Estación de tren en Praga, República Checa. (EFE/Martin Divisek)

"Una estimación de inteligencia compartida con gobiernos occidentales asegura que el GRU, la destacada agencia de inteligencia militar de Rusia, conocida por sus ataques en territorio extranjero mediante agentes altamente entrenados, se está volviendo ahora hacia bandas criminales para llevar a cabo ataques en Europa", afirma el diario británico The Telegraph en un reciente artículo sobre este tema. "Las capacidades que pueden proporcionar estas bandas son de muy bajo nivel, pero aun así pueden lograr algunos objetivos de la política exterior rusa, en concreto desestabilizar a Occidente, disuadir a los gobernantes europeos en contra de apoyar a Ucrania, y exacerbar la polarización y las tensiones sociales no solo a lo largo y ancho de la OTAN, sino también de la Unión Europea", afirma Alexander Lord, un analista de la firma geopolítica Sibylline, en el mismo artículo.

Estas referencias a "bandas criminales", según las fuentes de inteligencia consultadas por El Confidencial, se explican por la disposición de los servicios de seguridad de la Federación Rusa a recurrir a grupos mafiosos y de crimen organizado (un fenómeno tan notorio que el experto británico Mark Galeotti lo ha denominado "Crimintern", un juego de palabras en referencia al antiguo Komintern o Internacional Comunista al servicio de la URSS), algo que contrasta con las prácticas mucho más escrupulosas de las agencias de inteligencia occidentales.

Reclutamiento en internet

Uno de los elementos que destacan entre los detenidos por este tipo de incidentes es la relativa juventud de los perpetradores, casi siempre en la veintena, lo que puede contribuir a que sean más influenciables. Los dos principales sospechosos por el incendio en el almacén de un empresario ucraniano en el este de Londres el pasado marzo, Dylan Earl y Jake Reeves —imputados por cargos de "llevar a cabo actividad hostil en Reino Unido para beneficiar a un estado extranjero"—, tienen 20 y 22 años respectivamente. Otro factor es el amateurismo de estos individuos, que puede incrementar los riesgos. "Hay una mayor probabilidad de daños colaterales y bajas, dado que estos proxies no tienen formación en estas actividades, como el manejo de explosivos", según un oficial de contrainteligencia occidental citado por el Financial Times.

Earl y Reeves están acusados de ser los dos individuos que, el pasado 20 de marzo, descendieron de un coche frente al almacén de la firma Meest en Londres, propiedad del empresario ucraniano Mijaíl Boikov, y le prendieron fuego tras introducir líquido inflamable por debajo de la puerta. El inductor de la acción, en la que también habrían participado otras dos personas que permanecieron en el vehículo, habría sido Earl, quien habría reclutado a los demás. El propósito, según su declaración, era “enviar un mensaje” de que la ayuda a Ucrania recibiría “un castigo”. Diez días después, un segundo almacén de Meest en la localidad madrileña de Fuenlabrada fue incendiado utilizando el mismo procedimiento de tumbar dos botellas de gasolina junto a la entrada, pisarlas para que el combustible penetrase en el interior y después prenderle fuego.

Pero lo más llamativo es que, según la fiscalía, Earl actuaba en beneficio del Grupo Wagner, que a su vez le habría reclutado en internet, sin que hayan trascendido los detalles exactos. No obstante, uno de los métodos utilizados en la actualidad por los servicios de inteligencia rusos para captar colaboradores en estas acciones es Telegram. El colombiano detenido en Praga, por ejemplo, era miembro de un grupo secreto de esta red de mensajería de propiedad rusa en el que se buscaban voluntarios para este tipo de acciones. El nombre del grupo no se ha hecho público, pero investigadores de redes sociales han denunciado la existencia de otro canal llamado Antifashisty Pribaltiki (“Antifascistas Bálticos”) en el que se piden colaboradores para reunir información sobre objetivos y personal militar y llevar a cabo sabotajes en la región báltica.

Foto: Un hombre quema un Corán en un barrio musulmán en Estocolmo, Suecia, el año pasado. (Getty/Jonas Gratzer)

Las líneas generales de esta operación, de hecho, llevan en marcha bastante tiempo. En septiembre de 2022, el autor de este reportaje ya constató la existencia de mensajes en el canal de Telegram “El Reverso de la Medalla” (RSOTM, por sus siglas en inglés), vinculado al Grupo Wagner, que reposteaban comunicados de otros canales con ese mismo objetivo. En uno de ellos, por ejemplo, se pedían "partisanos en Europa y Ucrania para luchar contra las fuerzas de la OTAN", en concreto "cubrir la ubicación y bloquear la transferencia del personal y equipo" de la Alianza Atlántica, así como para "manifestaciones y acciones de la población local de Europa contra la guerra con la Federación Rusa".

Cabe pensar que los grupos de Telegram mencionados son solo la punta del iceberg. El pasado 2 de mayo, la OTAN emitió un comunicado mostrando su preocupación por las "actividades malignas en territorio aliado", específicamente en la República Checa, Estonia, Alemania, Letonia, Lituania, Polonia y el Reino Unido, y mencionaba expresamente a Rusia. "Una de las razones por las que Rusia lleva a cabo esta sofisticada gradación de la guerra híbrida es porque es una estrategia de relativamente bajo riesgo y bajo coste, y potencialmente altos resultados", afirma el mencionado análisis de Foreign Policy, con la ventaja adicional de que son mucho más difíciles de contrarrestar que un ataque convencional. Las democracias de Europa occidental se enfrentan a la espinosa cuestión de cómo abordar este problema sin magnificarlo, pero ya no existe la posibilidad de ignorarlo.

En la madrugada del pasado 3 al 4 de junio, una deflagración despertó al personal de un hotel en la localidad de Roissy-en-France, situada junto al aeropuerto Charles de Gaulle en la periferia parisina. En una de las habitaciones, los bomberos rescataron a un hombre con quemaduras en el brazo y el rostro, que fue inmediatamente trasladado a un hospital cercano. Pero al examinar el cuarto, los gendarmes se encontraron con elementos preocupantes, como documentación falsa y material para fabricar explosivos. Pronto quedó establecido que el individuo había resultado herido accidentalmente al manejar un artefacto casero hecho a partir de triperóxido de triacetona (o TATP, un material altamente explosivo pero muy inestable, frecuentemente utilizado por el Estado Islámico en sus atentados suicidas).

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