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San Martín para el cerdo español: China lo pone en la mira tras el castigo a sus coches eléctricos
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Temor en el sector porcino

San Martín para el cerdo español: China lo pone en la mira tras el castigo a sus coches eléctricos

Bruselas ha impuesto hasta un 38% de aranceles a algunas de las marcas de vehículos eléctricos chinos y es probable que Pekín responda con medidas contra sectores como el porcino

Foto:  Secadero de jamones. (EFE)
Secadero de jamones. (EFE)

Europa golpeó primero, ahora empieza a vislumbrarse la respuesta de China. Francia y España parecen haber abanderado la "revuelta", así que ahora deberán afrontar las consecuencias, pero esa es la crónica de un lenguaje bélico-político. Esto son negocios, otra esfera. Tras los nubarrones del supuesto inicio de una guerra comercial entre dos gigantes, queda pasar todo por el tamiz de los números. Se espera más una cirugía que barbecho.

¿Habrá represalia de Pekín? La habrá, dicen los expertos, pero comedida. No ha habido por ahora una debacle. Hasta el momento, la respuesta de los mercados tras conocerse las nuevas tasas es que todas las empresas automovilísticas chinas afectadas han subido en bolsa. Lo que se prevé, por tanto, es que el Ejecutivo de Xi Jinping, más que una batalla mercantil abierta, escoja sectores a los que aplicar un correctivo. Ahí es donde el cerdo europeo, y sobre todo el español, tenía todas las papeletas para ser castigado. Un temor que se ha confirmado este lunes.

Empecemos por desenredar el ovillo. Bruselas ha impuesto hasta un 38% de aranceles a algunas de las marcas de vehículos eléctricos chinos. Una cifra muy por debajo en todo caso del 100% impuesto por Estados Unidos. ¿Por qué se impone esta tasa? Porque los inspectores europeos, tras 250 días de trabajo, e inspecciones de más de 100 fábricas de vehículos y componentes, determinaron que "toda la cadena de suministro está subsidiada". Es decir, China practica competencia desleal en un sector industrial clave en las próximas décadas. Desde el Gobierno de Pekín se tachó la medida de "unilateral" y contraria a los principios de libre comercio.

Este lunes le tocó a Pekín mover ficha, con el anuncio de que inició una investigación antidumping sobre las importaciones de carne de cerdo y sus subproductos procedentes de la Unión Europea. En el proceso, se revisarán los productos derivados del porcino, tanto refrigerados como congelados, incluyendo grasa y casquería, apunta el comunicado chino. La pesquisa comienza hoy y se prolongará durante un año, con opción a ampliarla otros seis meses adicionales "bajo circunstancias especiales"

Foto: Foto: Reuters


"Es fácil que China imponga tasas al cerdo. En toda la prensa sale Francia con España apoyando las tarifas y nosotros no exportamos componentes de automóviles o ya han caído mucho. Esto del cerdo sería algo muy visible, que es lo que suele hacer China. Lo hizo, por ejemplo, con el vino y Australia. Yo diría que es probable que suceda", explica Alicia García Herrero, economista jefa de Asia-Pacífico en el banco de inversión Natixis, a El Confidencial. La analista se refiere a que Pekín impuso en 2020 aranceles de hasta un 200% a los vinos australianos por desencuentros políticos relacionados con el covid y la tecnología 5G. China levantó recientemente los aranceles con el cambio de Gobierno en Camberra y la mejora de las relaciones bilaterales.

Con Europa la relación es más sensible. La UE es una potencia económica muy superior a Australia, así que ambas partes deben ser más sutiles. En todo caso, pese a las excelentes relaciones del presidente francés, Emmanuel Macron, y Xi Jinping, Francia aparece también en todas las quinielas de damnificados. En este caso, el famoso coñac galo podría ser el perjudicado y encarecerse o desaparecer de los refinados clubes de Shanghái.

"Es poco probable una guerra comercial a gran escala, pero podemos esperar algunas refriegas"

"Los aranceles a los vehículos eléctricos pueden desencadenar respuestas por parte de China. Es poco probable que estalle una guerra comercial a gran escala, pero podemos esperar ver algunas refriegas. China ya ha mostrado cuál sería probablemente su respuesta inicial, apuntando al coñac, ya que Francia está detrás del aumento de los aranceles a los vehículos eléctricos. Quizá la compañía Remy Cointreau es la más expuesta. China también ha amenazado a los sectores agrícola y aeroespacial europeos. Los agricultores son un importante bloque de votantes", señala a este periódico Donny Kranson, analista de la gestora Vontobel.

La idea de que el cerdo pueda ser uno de los afectados parte de un mensaje que el diario estatal chino Global Times publicó en X, citando a fuentes del sector, tras conocerse la decisión europea. El rotativo aseguraba que algunas empresas han "remitido formalmente una solicitud a las autoridades pertinentes" para que inicien las mencionadas pesquisas contra "ciertas importaciones" de cerdo provenientes de la Unión Europea, señala Bloomberg.

En el equipo de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, hay preocupación con que Pekín ataque a los distintos países buscando dividirlos, respondiendo en los sectores más críticos para los Estados miembros, especialmente en los más grandes. El objetivo ahora mismo de los negociadores de la dirección general de Comercio es sentarse con sus colegas chinos, explicar las medidas y buscar limitar su respuesta. Se mencionaba el caso de coñac para Francia, que está claramente en la mirilla de las autoridades chinas y de los propios vehículos alemanes. En el caso francés, en enero China ya lanzó una investigación sobre las importaciones de brandy y coñac, que en el caso de la UE llegan casi en su totalidad desde Francia. No es casualidad que el primer ataque por parte de Pekín haya sido contra el Estado miembro que más claramente ha apoyado a Von der Leyen en su investigación anti-subsidios.

¿Una mala jugada para España?

Los periódicos estatales chinos no suelen dar puntada sin hilo. "Las industrias nacionales chinas tienen derecho a presentar solicitudes de investigación para salvaguardar el orden de la competencia normal del mercado y sus derechos e intereses legítimos", ha declarado después el portavoz del ministerio de Comercio chino, He Yadong. China apunta a los subsidios del campo en Europa para acusar a la UE también de dumping.

Eso tiene la lógica, como explicaba García Herrero, de devolver el golpe en el campo, un sector que no compromete su producción interna y que Pekín sabe que es política y socialmente muy vulnerable en Europa. La hipotética sanción al porcino pillaría con el pie cambiado a los productores españoles. España es el principal exportador de cerdo a China, con un valor de venta de casi 1.300 millones de euros, lo que supone un 20% de las exportaciones de este tipo de carne. De largo, España es además el principal suministrador de cerdo a China copando más del 20% del mercado.

¿Es, por tanto, esta una mala jugada para España? "Hay que ver cuáles serían las consecuencias de no imponer esas tarifas. Para España significaría que la mayoría de coches eléctricos importados vendrían de China. Esto tiene consecuencias negativas para el empleo, industria…Lo del cerdo es relevante, pero en términos de pérdida es peor para España no imponer los aranceles", opina García Herrero.

Foto: Modelo de coche de la china BYD. (EFE/Roman Pilipey)

"Siendo realistas, nada es tan sencillo. Tomemos el ejemplo de Airbus. Su mayor competidor es Boeing, al que China ha impuesto sanciones por vender armas a Taiwán. También se habla de aumentar los impuestos sobre los coches alemanes importados, pero para estas empresas, la mayoría de sus coches para el mercado chino ya se fabrican localmente. Los productos de lujo pueden ser objeto de sanciones. La gama más alta sería la más protegida, ya que sus clientes pueden adquirir los productos más fácilmente cuando viajan o, francamente, ignorar los aranceles más altos y pagar un precio elevado", dice Kranson.

¿Puede permitirse China un enfrentamiento mercantil con Europa? "La UE es uno de los principales socios comerciales de China, que siempre ha tenido un amplio y creciente superávit comercial con Europa. A China no le interesa que esto se convierta en una guerra comercial en toda regla, especialmente con una economía china débil", concluye el gestor de Vontobel.

La Comisión Europea no solamente está centrándose en los vehículos eléctricos chinos, sino que también ha lanzado investigaciones sobre las empresas chinas en los sectores de las turbinas eólicas, y cada vez es más dura con la presencia de sus compañías en licitaciones públicas en la Unión Europea. La sospecha es siempre la misma: que las empresas chinas reciben subvenciones masivas por parte del Estado y que, gracias a la sobrecapacidad, China es capaz de exportar productos a precios mucho más bajos que los de sus rivales. El mercado europeo, bastante abierto a Pekín, tiene toda una serie de estrictas normas de ayudas de Estado para sus empresas, que deben competir con otras, como las chinas, que vienen “dopadas”, por así decirlo, lo que hace muy difícil competir con ellas.

Bruselas explica que no quieren poner aranceles por poner aranceles: quieren lograr que China entienda que debe reequilibrar su relación comercial con Europa. Que debe abrir su mercado y que debe abordar la preocupación europea con la sobrecapacidad. La sensación en el equipo de Von der Leyen es que Pekín tiene muy difícil resolver ese problema porque está intrincado en la manera en la que funciona la economía china, pero tienen esperanzas en que el Gobierno chino entienda que debe tomar medidas. Parte de esas esperanzas están puestas en el hecho de que la economía china no pasa por su mejor momento y que cada vez más mercados de todo el mundo se están cerrando a Pekín. Con una demanda interna débil y también con una cierta dependencia de la Unión Europea como mercado, la Comisión Europea espera que el gigante asiático esté ahora más dispuesto a hacer cesiones.

Europa golpeó primero, ahora empieza a vislumbrarse la respuesta de China. Francia y España parecen haber abanderado la "revuelta", así que ahora deberán afrontar las consecuencias, pero esa es la crónica de un lenguaje bélico-político. Esto son negocios, otra esfera. Tras los nubarrones del supuesto inicio de una guerra comercial entre dos gigantes, queda pasar todo por el tamiz de los números. Se espera más una cirugía que barbecho.

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