Es noticia
Estos son los países con más opciones de trabajar si eres menor de 25 años
  1. Mundo
MÁS EMPLEO, MENOS CALIDAD

Estos son los países con más opciones de trabajar si eres menor de 25 años

Rotación, precariedad y sobrecualificación: tres palabras que marcan la realidad de más de 2 millones de menores de 25 años sin empleo en la Unión Europea

Foto: un operario trabaja un taller de raquetas de una tienda de material deportivo en Toledo. (EFE/Ismael Herrero)
un operario trabaja un taller de raquetas de una tienda de material deportivo en Toledo. (EFE/Ismael Herrero)

Diego tiene 27 años y no lleva ni una semana en su plaza de funcionario como auxiliar administrativo del Estado en Madrid. Antes, pasó siete años trabajando en hostelería mientras estudiaba Ciencias Políticas y Administración Pública y buscaba una oportunidad laboral para poder dedicarse a lo suyo sin tener que hacer una oposición. A pesar de que trabaja desde los 20, sus ahorros no le dan para independizarse: "Ojalá que con 30 pueda".

Al otro lado de Europa vive Ondre, un joven checo que conduce un taxi en Praga y que no sabe lo que es estar en paro: "Te contratan tres meses, te sueltan, encuentras otro trabajo y así sucesivamente". Para él, "lo único que parece bueno son las cifras [de empleo]", porque la realidad es otra.

España y República Checa, Diego y Ondre, son las dos caras de una misma realidad: el desempleo juvenil en Europa. En total, más de 2 millones de personas menores de 25 años están desempleadas, según los últimos datos de Eurostat. Esto se traduce en un 14,4% de desempleo joven, una de las cifras más bajas de la última década. Pero atendiendo a las cifras de cada país, España se sitúa a la cabeza con una tasa del 26,5% mientras que República Checa está entre las zonas con menos jóvenes parados, con un 5,8%.

Aun siendo una evolución positiva desde 2021, los jóvenes europeos han identificado en las distintas Youth Surveys —elaborada por Ipsos European Public Affairs a petición del Parlamento Europeo y centrada en resumir la opinión de la juventud europea a modo de Eurobarómetro juvenil— el desempleo como una de sus principales preocupaciones o como uno de los frentes que consideran que deberían priorizar más las instituciones públicas.

"Lo primero por lo que me preguntan es qué hago para ganarme la vida", afirma Yannis, un joven griego de 30 años que intenta dedicarse a la fotografía como autónomo. Su situación le lleva a pasar unos meses con empleo y otros sin él. Además, su novia lleva siete meses en paro. Con un alquiler de 500 euros por un piso de 35 m² y sin apoyo económico familiar, la ansiedad forma parte de su día a día.

En 2023, la tasa de desempleo de la población de 15 a 29 años en Grecia era del 22%, la segunda más alta de la UE después de España. "Sigue siendo muy superior al 16% que tenía en 2008, al inicio de la crisis financiera mundial, pero muy inferior al 49% que alcanzó en 2013, en el punto álgido de la recesión provocada por los dos primeros Memoranda de Entendimiento", aclara Maria Karamesini, catedrática de Economía Laboral en la Universidad Panteion y directora de la Agencia de Empleo de Grecia.

En España, los últimos datos ofrecidos por el Gobierno para el primer trimestre de este año elevan la tasa de desempleo entre 16 y 24 años al 27,7%. "Hay una calidad de vida conquistada por la que los jóvenes españoles quieren tener ciertas comodidades, lo que se traduce en una búsqueda de trabajo que garantice esta situación", aclara Pedro César Martínez, profesor asociado de la Universidad Pontificia Comillas y doctor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales (ICADE) en el Departamento de Gestión Empresarial. Al nivel de estudios se suma la percepción de "la amplia oferta" actual, por lo que el principal objetivo de los jóvenes se centra ir a la empresa que cumpla sus requisitos y si no, "se van a otra parte", afirma Martínez.

Foto: Trabajadores de un espectáculo de drones en Córdoba. (EP/Joaquín Corchero)

Además, añade que factores como el compromiso social de la empresa o los beneficios que ofrece a los trabajadores han ido tomando importancia a la hora de decidir dónde trabajar. Ese es el caso de Marco, un joven de 25 años que lleva desde que terminó la carrera en la misma empresa donde hizo las prácticas y cuenta con un contrato indefinido. Es ingeniero de software y trabaja como desarrollador backend. No es lo habitual y es consciente: "Tuve suerte al tener un crecimiento en mis responsabilidades que me permitió contar con incrementos salariales antes que otros jóvenes", aclara.

Sin embargo, y aun estando satisfecho en su puesto de trabajo actual, a veces busca ofertas, aunque se encuentra con dificultades: "Al menos el sector tecnológico en España está cada vez más disponible, pero otra cosa son los procesos de selección. En mi caso, tengo tres años de experiencia y aun con eso me dicen que no".

La realidad de los jóvenes en España, no solo pasa por una amplia oferta, sino también por un exceso de requisitos de experiencia que en ocasiones son logísticamente imposibles. "Poco a poco se ha ido cayendo el mito que nos vendieron sobre la edad ideal a la que deberíamos tener una casa porque no es realista. Sin embargo, soy consciente de que estoy en una situación privilegiada", dice Marco.

Entre temporalidad y rotación

Tener trabajo estable e indefinido con 25 años se percibe como una situación de privilegio. De hecho, desde la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo destacan que una de las causas de precariedad en Europa es la temporalidad y "el mayor uso de los periodos de prácticas y de prueba".

En la República Checa, aunque la tasa de empleo es de las más bajas, destaca la temporalidad en el empleo de los jóvenes, que van encadenando pequeños contratos. Así, la calidad de empleo no va en sintonía con la alta tasa de empleados.

Otro de los factores que detectan los países de la UE es el grado de formación. Es el caso de Bulgaria, donde se asocia ese 14,4% de paro a que "los jóvenes de la Generación Z o no quieren esos puestos o no están suficientemente preparados para ellos", según el Instituto de Economía de Mercado (IME), registrándose el mayor desempleo entre los jóvenes con escasa formación que viven en la pobreza.

Muchos países europeos se sirven de estos contratos cortos o temporales fácilmente compatibles con la vida estudiantil. "En Lituania es bastante habitual compaginar los estudios con el trabajo, y un gran número de estudiantes trabaja desde el primer año, y la mayoría de las veces en empleos no relacionados con sus estudios. Cuanto más alto es el curso, más a menudo trabajan los estudiantes en empleos relacionados con su especialización", explica a Delfi Rita Karavaitienė, responsable de marketing de CV-Online.

Actualmente, la tasa de desempleo juvenil en Lituania es del 7,3%, frente al 8,2% del conjunto del país y el 9,8% de los mayores de 50 años (datos del Servicio de Empleo Nacional). Aunque el desempleo juvenil es ligeramente superior al del año pasado o al del año anterior, la situación es ahora positivamente estable en comparación con 2021, cuando el desempleo juvenil alcanzó casi el 11% en junio, o en comparación con la crisis económica, cuando batió récords.

Este año se ha implementado el proyecto de Empleo Juvenil de Verano e Integración en el Mercado Laboral, por el que los empresarios reciben incentivos si contratan a jóvenes (de 14 a 20 años) durante el verano. Sin embargo, sigue sin ser tan fácil para los menores encontrar un trabajo, debido a las diversas restricciones que se les imponen (qué trabajos pueden/no pueden hacer, condiciones laborales, horarios de trabajo, etc.).

Foto: Bloque de pisos en Carabanchel, Madrid. (Europa Press/Diego Radamés)
TE PUEDE INTERESAR
De la España metida en pisos a la Irlanda de chalets, así es la brecha de la vivienda europea
Ana Somavilla Justina Maciūnaitė (Delfi. Lituania) Afrodite Tziantzi (Efsyn. Grecia) Michela Finizio (Il Sole 24 Ore. Italia)

El problema sigue residiendo en el denominador común: la precariedad. El profesor de la Universidad de Londres y vicepresidente honorario de la Red Global de Renta Básica (BIEN), Guy Standing, destaca en su libro Precariedad: La nueva clase peligrosa sobre los efectos de esta rotación e incertidumbre laboral: "Eso crea un estrés increíble, inseguridad, enfermedades mentales y muertes por desesperación". En su entrevista para EFSYN añade que en muchas ocasiones los jóvenes "se ven obligados a hacer mucho trabajo que ni se cuenta, ni se reconoce, ni se paga".

"Eres consciente de que no es tu sitio", confiesa Diego. No se avergüenza de haber trabajado entre bandejas de catering y supermercados, pero siempre tenía en mente que se trataba de algo temporal.

Trabajar de lo que estudias, ¿qué menos?

Como las generaciones inmediatamente anteriores, los jóvenes Z tienen un nivel educativo elevado. Un grado, un máster o hasta dos, un segundo o hasta un tercer idioma… Todo para un puesto de trabajo que no siempre está relacionado con la especialización. “Las nuevas generaciones parecen tener un espíritu un poco más crítico que las anteriores, siendo menos conformistas a la hora de escoger un trabajo y no quedarse con lo primero que les llega”, asegura Pedro César Martínez.

"Aspirar a un buen puesto de trabajo no es tan fácil, incluso cuando se tiene experiencia y preparación. Llevo dos meses buscando ofertas de trabajo en el campo del marketing y, a pesar de mi experiencia en grandes empresas internacionales, incluso fuera de Bulgaria, nadie me llama. Me da la impresión de que no se contrata al personal más cualificado, sino a candidatos con contactos", comenta a Mediapool Deyan Ivanov, de 25 años, quien lleva trabajando desde los 18 años. Añade que las ofertas que encuentra son puestos de becario o con otras condiciones que llegan a ser "engañosas".

La tasa de sobrecualificación de los jóvenes de entre 20 y 34 años de la UE es del 23,8%, según los últimos datos publicados por Eurostat. Se entiende por sobrecualificación cuando una persona que ha alcanzado un grado de estudios acaba empleada en ocupaciones que no requieren ese nivel educativo tan alto.

Entre los países europeos, esta tasa fue más alta en Turquía (41%), seguida de Grecia (38,3%) y España (35%). Mientras, en países como Suecia (15,2%), Dinamarca (14,8%) o Luxemburgo (6,1%) se registraron las más bajas.

Karamesini matiza que en el caso griego "la generación Z cuenta con más oportunidades, pero empleos de baja calidad", a la par que insiste en que "más del 50% de los jóvenes de 15 a 24 años y el 30% de los de 25 a 29 están empleados en los sectores de la restauración, alojamiento o comercio, es decir, en empleos poco o medianamente cualificados, trabajo no declarado o infra declarado, y además, donde los horarios son muy largos, no cuentan con días libres y las condiciones de trabajo muy precarias".

"La solución para aspirar a un futuro pasa por el ahorro y el pluriempleo. Y aun así hay una generación boomer que lo soluciona con restringir nuestro ocio", reflexiona Diego. Él ahora tiene una plaza fija, aun así siente que no está todo resuelto, que hay muchos problemas que tienen que afrontar los jóvenes que van más allá de no encontrar trabajo y confiesa que esto solo lleva a una infantilización de la sociedad: "Solo te quedan tus momentos de ocio, y lo que esconden esos funko pops o cervezas con colegas no es más que un consumo exagerado de ocio porque no hay alternativa, porque si supiéramos que el sacrificio es suficiente lo haríamos", sentencia.

Diego tiene 27 años y no lleva ni una semana en su plaza de funcionario como auxiliar administrativo del Estado en Madrid. Antes, pasó siete años trabajando en hostelería mientras estudiaba Ciencias Políticas y Administración Pública y buscaba una oportunidad laboral para poder dedicarse a lo suyo sin tener que hacer una oposición. A pesar de que trabaja desde los 20, sus ahorros no le dan para independizarse: "Ojalá que con 30 pueda".

PULSE
El redactor recomienda