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A Putin le estalla el polvorín del Cáucaso: el atentado que destapa la crisis oculta de Rusia
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La metástasis de la amenaza yihadista

A Putin le estalla el polvorín del Cáucaso: el atentado que destapa la crisis oculta de Rusia

El ataque de Daguestán contra iglesias y sinagogas ha revelado un aumento de las tensiones étnicas en el país y una radicalización de una sociedad mayoritariamente musulmana

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (EFE/EPA/Vyacheslav Prokofyev)
El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (EFE/EPA/Vyacheslav Prokofyev)

Los atentados terroristas de este domingo en la república rusa de Daguestán, donde murieron 21 personas en ataques coordinados contra iglesias y sinagogas, es una señal alarmante de la creciente amenaza que el radicalismo islámico supone para Rusia. Un nuevo ataque apenas tres meses después de la masacre de 145 personas en el Crocus City Hall de Moscú que evidencia cómo los conflictos internos del gigante multiétnico euroasiático se están viendo exacerbados por un extremismo de la sociedad, así como la invasión de Ucrania y la guerra en Gaza, especialmente en la región del Cáucaso Norte.

El Comité de Investigación de Rusia anunció que cinco presuntos implicados en el atentado en Daguestán han sido "neutralizados" por las fuerzas de seguridad como parte de las operaciones antiterroristas. Los asaltantes lanzaron primero un ataque contra una iglesia y una sinagoga en Derbent, ciudad cercana a la frontera con Azerbaiyán. Allí asesinaron al sacerdote, identificado como padre Nikolai Kotelnikov, al que degollaron. Más tarde, han asaltado un puesto de la policía de tráfico en Majachkala, la capital de Daguestán, una agresión que se ha visto precedido por un tiroteo en la localidad de Sergokala.

Según los medios locales, la sinagoga quedó prácticamente destruida, mientras que el templo cristiano también ha sufrido un incendio de menores proporciones. Los atacantes huyeron poco después en un Volkswagen Polo blanco. El gobernador de Daguestán, Sergei Melikov, afirmó posteriormente que el funcionario local Magomed Omarov había sido despedido de su cargo y que sería interrogado después de que saliera a la luz que uno de sus hijos estaba entre los atacantes. En la región se ha declarado un luto de tres días y se cancelaron eventos y programas de televisión.

Daguestán es la mayor república caucásica de Rusia, con una población aproximada de tres millones y un tamaño equivalente al de Dinamarca. Situada a orillas del Mar Caspio, su territorio alberga a más de 30 nacionalidades autóctonas, lo que la convierte en la región más étnicamente diversa de todo el espacio postsoviético. Hasta 2006, era gobernada por un consejo estatal conformado por representantes de las 14 principales etnias locales. Pese a las complejidades propias de este ecosistema, la república, a lo largo de la historia, ha demostrado más estabilidad que sus vecinas Chechenia e Ingusetia.

Foto: La Policía rusa en la localidad de Derbent (EFE)

Los últimos capítulos de violencia, como el atentado en la sala de conciertos de Moscú y especialmente el ataque de este domingo, parecen haber abierto una veda peligrosa en Daguestán. "Es un fenómeno bastante nuevo. Aunque los problemas de convivencia entre musulmanes y rusos en el Cáucaso Sur siempre han existido, lo que ha pasado es una muestra de radicalización de los musulmanes que viven Rusia, seguramente acrecentada por la llegada de yihadistas de otros lugares y por la influencia del Estado Islámico", explica Mira Milosevich, investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano, a El Confidencial.

El ataque de este domingo, sostiene Milosevich, es claramente "identitario y religioso" y muestra un radicalismo que no fue tan presente en otros episodios de violencia como el atentado en el Crocus City Hall de Moscú.

Foto: Reunión del presidente Vladímir Putin con el Consejo de Seguridad tras los sucesos en Daguestán. (EFE/Gavriil Gigorov)

Un análisis del Institute for the Study of War publicado este lunes evaluó como "probable" que el ataque contra edificios religiosos fuera perpetrado por la rama del Estado Islámico en el Cáucaso Norte, conocida por el nombre de Wilayat Kazkaz. La rama rusa de Al-Azaim Media, el medio de comunicación del Estado Islámico en la Provincia de Jorasán (ISKP o ISIS-K), publicó un comunicado el domingo, poco después del ataque, elogiando a "sus hermanos del Cáucaso" por demostrar de lo que eran capaces.

Sin embargo, el liderazgo político ruso y los medios controlados por el Kremlin se apresuraron a desestimar el comunicado de Al-Azaim Media, responsabilizando en su lugar, como ya ocurrió en el atentado del Crocus City Hall, a Ucrania y la OTAN por los ataques. El líder del Partido Liberal Democrático de Rusia, Leonid Slutsky, que encabeza el comité de asuntos exteriores de la Duma Estatal, culpó a "fuerzas externas" que, afirmó, buscan dividir a los rusos y "sembrar el pánico".

En su análisis, el ISW afirma que este patrón de respuesta de Rusia a los ataques terroristas, más enfocado en responsabilizar a Ucrania y Occidente de los atentados que en identificar y neutralizar las amenazas del Estado Islámico dentro del propio país, está destinada a amplificar el problema. Al mismo tiempo, "la relación cada vez más tensa de Rusia con su población minoritaria musulmana, especialmente en el Cáucaso, probablemente seguirá proporcionando a Wilayat Kazkaz y otros grupos extremistas una valiosa base de reclutamiento".

Una amenaza constante para Rusia

Algunos analistas internacionales señalaron que los atentados de los últimos meses pueden ser el inicio de una escalada de violencia que recuerda al que asoló Rusia en las décadas de 1990 y 2000. Los últimos acontecimientos pueden ser "otro ejemplo de pérdida de control del régimen ruso en varios lugares, lo que sorprende al propio régimen", aseguró Alexander Baunov, investigador principal del Centro Carnegie Rusia Eurasia, en una publicación en Telegram.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, no tardó en desacreditar este tipo de comentarios. "La Rusia de hoy es diferente, la sociedad está consolidada, el tipo de manifestaciones terroristas que vimos en Daguestán no cuentan con el apoyo de la sociedad, ni en Rusia ni en Daguestán", dijo.

A pesar de los nuevos desafíos que puede tener Rusia para asegurar la estabilidad en la región, el terrorismo ha sido una constante en el país. Como la crisis de rehenes en el teatro Dubrovka por terroristas chechenos en 2002, o la toma de una escuela de la ciudad rusa de Beslán por parte de asaltantes de la misma república, y que acabó con la muerte de casi 200 niños. "Ahora puede parecernos que se puede ir de las manos en el contexto de la guerra de Ucrania y porque puede haber una amenaza territorial, pero no es algo nuevo", subraya Mira Milosevich en entrevista con este periódico.

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"Rusia está entrenado para este tipo de situaciones y no creo que se le vaya a ir ahora de las manos. De hecho, los asaltantes fueron identificados y desactivados horas después del ataque", añade.

Puede ser una guerra conocida para el Kremlin, pero que se enmarca en medio de una invasión a Ucrania que ha exacerbado las tensiones internas, especialmente en regiones periféricas donde predominan las minorías étnicas. A finales de 2022, Daguestán fue testigo de múltiples protestas contra la movilización militar ordenada por Vladímir Putin, que se alimentó de forma desproporcional de estos grupos poblacionales. Por aquel entonces, se propagaron en redes sociales múltiples vídeos de mujeres en Makhachkala confrontando a la policía y exigiendo respuestas sobre por qué sus hijos estaban siendo enviados a la guerra. "¿Por qué se llevan a nuestros hijos? ¿Quién atacó a quién? ¡Es Rusia la que atacó a Ucrania!", exclamaba una de las madres en estas grabaciones.

Al mismo tiempo, las imágenes diarias de destrucción y violencia en Gaza, donde ya han muerto más de 38.000 palestinos, han contribuido a la radicalización de parte de la población musulmana del país y disparado las actitudes antisemitas —que de por sí ya eran comunes en Rusia—. En octubre de 2023, una turba en el aeropuerto de la capital daguestaní detuvo un vuelo procedente de Israel en busca de pasajeros judíos, lo que resultó en varios heridos y detenidos tras la intervención de las fuerzas de seguridad.​

Foto: Imagen del ataque en Moscú. (EFE/Vasily Prudnikov)

Una de las grandes preguntas es si Rusia podrá hacer frente a una amenaza que parece creciente. Investigadores como Mira Milosevich sostienen que es difícil que la situación empeore hasta llegar a un punto como la creación de un califato. Para que el Kremlin ya no fuera capaz de luchar contra el terrorismo como hasta ahora, tendría que colapsar primero el país. "En Chechenia se llegó a un acuerdo con Ramzán Kadírov para que controlara el extremismo religioso por millones de rublos. No se ha llegado a una situación así en Daguestán, pero si es necesario se podría iniciar una negociación entre el Gobierno local y el Kremlin", apunta.

El ataque de este domingo ha puesto de relieve que la amenaza islamista en Rusia ha hecho metástasis y que las nuevas generaciones pueden sentir un odio hacia lo que representa el pasado y el futuro del Kremlin. Hace más de 20 años, Rusia hizo frente a la violencia yihadista con una brutalidad que acentuó las tensiones étnicas en el Cáucaso Sur. La región que ha mostrado de nuevo una cara violenta, pero que el Kremlin no permitirá que se escape de su control.

Los atentados terroristas de este domingo en la república rusa de Daguestán, donde murieron 21 personas en ataques coordinados contra iglesias y sinagogas, es una señal alarmante de la creciente amenaza que el radicalismo islámico supone para Rusia. Un nuevo ataque apenas tres meses después de la masacre de 145 personas en el Crocus City Hall de Moscú que evidencia cómo los conflictos internos del gigante multiétnico euroasiático se están viendo exacerbados por un extremismo de la sociedad, así como la invasión de Ucrania y la guerra en Gaza, especialmente en la región del Cáucaso Norte.

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