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Final con anticlímax para la saga Assange: el hombre que logró hartar a 6 países (y a sí mismo)
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Culpable de violar la Ley de Espionaje

Final con anticlímax para la saga Assange: el hombre que logró hartar a 6 países (y a sí mismo)

El fundador de Wikileaks queda en libertad tras llegar a un acuerdo con el Gobierno de Joe Biden. Estaba acusado de 17 cargos por haber violado la Ley de Espionaje estadounidense

Foto: Julian Assange, aterriza en Canberra este miércoles. (Europa Press/Mick Tsikas/AAP)
Julian Assange, aterriza en Canberra este miércoles. (Europa Press/Mick Tsikas/AAP)

Julian Assange, de 52 años, es un hombre libre. Pero no es un hombre que haya ganado su gran batalla. Al declararse culpable de violar la Ley de Espionaje para evitar su extradición a los Estados Unidos, traiciona el principio en el que siempre basó su defensa, la libertad de prensa. Por lo tanto, la conclusión que puede extraerse de la compleja saga del fundador de WikiLeaks es que las penas de prisión penden sobre las cabezas de los periodistas que informan sobre cuestiones de seguridad nacional.

Y no sólo en Estados Unidos, ya que el propio hacker es australiano ¿ha tirado finalmente la toalla? Quizá el propio Assange terminó saturado de Assange. A lo largo de estos catorce años, consiguió agotar a los seis países involucrados en su caso -incluido España-. Y en el proceso, se agotó a él mismo.

Durante esta madrugada, un tribunal federal de Estados Unidos en las Islas Marianas del Norte, territorio estadounidense en el océano Pacífico, ha aceptado el acuerdo de culpabilidad por espionaje y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, por lo que la Fiscalía ha retirado su solicitud de extradición y el periodista salió rumbo a Australia. "Podrás salir de esta sala como un hombre libre", ha anunciado la jueza Ramona Manglona, después de señalar que es "justo" y "razonable" aceptar como condena los 62 meses que ya ha cumplido. Horas después, aterrizó en Camberra.

Retirar cargos

Cuando asumió el cargo en 2021, la administración Joe Biden tuvo la opción de retirar los cargos de la Ley de Espionaje de los que le acusaba la presidencia de Donald Trump. Después de todo, el Departamento de Justicia de Barack Obama había decidido no perseguirlos por temor a las implicaciones para el periodismo. Pero los fiscales estadounidenses optaron por pedir la extradición del australiano, que ha pasado los últimos cinco años completamente aislado en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, en el sureste de Londres.

Biden, sin embargo, no quería que le llevaran a los Estados Unidos. El juicio de Assange habría sido una distracción dañina para un presidente ya bastante cuestionado en pleno año electoral, enfrentándose aún más con los progresistas de su partido. De ahí que el pasado mes de abril, el demócrata anunciara que estaba considerando una solicitud australiana para . Se quita así una piedra en el zapato. Porque eso es lo que ha representado Assange para el Reino Unido, Ecuador, Suecia, Australia e incluso España.

Fue en Jerez, donde el militar gaditano, David Morales, creó su empresa de seguridad internacional, UC Global. Esta espió al fundador de Wikileaks cuando se encontraba en la embajada de Ecuador en Londres refugiado. Actualmente, Morales está en libertad con cargos tras ser detenido por una investigación de la Audiencia Nacional por haber quebrado los secretos de las comunicaciones, cohecho, blanqueo y apropiación indebida.

Foto: Stella Assange, durante una rueda de prensa en Londres. (EFE/Andy Rain)

En 2017, tras la llegada al poder de Donald Trump y con Mike Pompeo de director de la CIA, se planeó secuestrar a Assange, según publicó Yahoo! News, llegando a solicitar “bocetos” u “opciones” sobre cómo asesinarlo. Trump consideraba al australiano un traidor por publicar en 2010 miles de cables confidenciales -suministrados por Chelsea Manning, una exsoldado del ejército- entre los que había un vídeos de tropas estadounidenses durante la guerra de Irak matando a civiles, incluidos dos periodistas de la agencia Reuters.

El gobierno de Estados Unidos inició una investigación criminal y Manning, finalmente, fue condenada y encarcelada por las filtraciones, aunque luego Barack Omaba le conmutó la pena.

Las revelaciones que WikiLeaks publicó tanto sobre la guerra de Irak como la de Afganistán sacaron a la luz, entre otros, posibles abusos contra los derechos humanos. Los fiscales estadounidenses argumentan que el australiano no es un periodista propiamente dicho, sino un hacker y un activista con su propia agenda, que ha puesto en peligro las vidas de fuentes y contactos estadounidenses, por lo que la Ley de Espionaje podía aplicarse sin perjudicar la libertad de prensa.

Foto: Una pancarta en favor de Assange (Reuters)

Pero los defensores del periodismo y de las libertades civiles consideran que es irrelevante cómo se definía a Assange. Los cargos de los que se le acusaba -“obtener y difundir información clasificada”- son, al fin y al cabo, lo que hacen los periodistas de seguridad nacional para ganarse la vida.

Por lo tanto, ¿quién es Assange? ¿víctima o verdugo? Quienes han trabajado con él le describen como intenso, motivado y muy inteligente, con una capacidad excepcional para descifrar códigos informáticos. Pero son muchos los que, a lo largo de los últimos años, se han ido distanciando. El rotativo británico The Guardian, con el que Assange colaboró muy estrechamente, publicó sin su consentimiento una biografía crítica - Wikileaks: dentro de la guerra contra el secretismo de Julian Assange- donde los reporteros de investigación David Leigh y Luke Harding le presentan como una persona brillante, pero de difícil trato y sin escrúpulos.

Fue en 2010, al alcanzar la fama internacional, cuando el hacker fue detenido en el Reino Unido (y posteriormente puesto en libertad bajo fianza) después de que Suecia emitiera una orden de arresto internacional por acusaciones de una supuesta agresión sexual que él siempre negó. Al considerar que era una estratagema para extraditarlo a los Estados Unidos, buscó refugio en Ecuador. Y fue así cuando empezó la saga y el interés por saber todos los detalles del enigmático hombre de melena albina.

Un "servicio" a la ciudadanía

Nacido en Townsville (Australia) el 3 de julio de 1971, el informático tuvo una infancia nómada en Australia, donde su madre cambiaba constantemente de residencia escapando del padre de su hermano menor, de quien reclamaba la custodia. Con 24 años fue acusado por primera vez de varios cargos por piratería informática. Tenía ya la habilidad suficiente para rastrear a los detectives que le seguían, pero finalmente fue capturado y se declaró culpable. Le impusieron una multa de varios miles de dólares australianos, de la que solo escapó de la pena de prisión con la condición de que no reincidiera. Pero no cumplió su palabra.

Tras estudiar matemáticas y física en la universidad de Melbourne (aunque no se licenció), en 2006 cofundó WikiLeaks, con la misión de exponer información gubernamental que, en su opinión, debería estar al alcance de los ciudadanos. “Para mantener nuestras fuentes seguras, hemos tenido que distribuir activos, cifrar todo y trasladar telecomunicaciones y personas por todo el mundo para activar leyes protectoras en diferentes jurisdicciones nacionales”, explicaba a la BBC en 2011.

Siguiendo con un estilo de vida nómada, dirigió Wikileaks desde ubicaciones temporales y cambiantes. Podía pasar largos períodos sin comer y concentrarse en el trabajo habiendo dormido apenas unas horas, según Raffi Khatchadourian, periodista de la revista New Yorker que pasó varias semanas viajando con él. “Crea esta atmósfera a su alrededor donde las personas cercanas a él quieren cuidarlo, ayudarlo a seguir adelante. Yo diría que eso probablemente tiene algo que ver con su carisma”, matizó.

En verano de 2010 -el mismo año que publicó documentos secretos de diferentes gobiernos, entre ellos los de la Casa Blanca-, Assange viajó a Estocolmo para dar una serie de conferencias. Fue invitado por varias organizaciones, como el colectivo cristiano del Partido Socialdemócrata sueco, cuya portavoz era Anna Ardin, una joven que actuó como su jefa de prensa y lo acogió en su casa. El periodista dio una charla y allí conoció a Sofia Welin, acreditada como fotógrafa. Dos días después, viajaron en tren a la casa de ésta última en Enköping y allí pasaron la noche juntos.

Nadie sabe qué pasó exactamente entre ellos. Pero las dos jóvenes, que se habían conocido días antes, decidieron acudir a una comisaría del centro de Estocolmo para presentar una denuncia por violación y acoso sexual. Lo cierto es que varios detalles planteaban interrogantes, sobre todo los relacionados con Ardin, que tras ser acosada supuestamente por el hacker, lo dejó vivir con ella una semana más y escribió en su cuenta de Twitter que era “asombroso” estar con la “gente más 'cool' del mundo”

A finales de 2010 se emitió una orden internacional de arresto contra él y en junio de 2012, el hacker solicitó asilo en la embajada de Ecuador en Londres. Las autoridades de Quito le llegaron a dar la nacionalidad. Pero con el tiempo las relaciones se fueron deteriorando. Aparte de por su falta de higiene y conducta, por su involucración en los asuntos de terceros países, como las elecciones estadounidenses de 2016. También se postuló en la crisis política en Cataluña, con el referéndum ilegal, donde se posicionó a favor de los independentistas.

placeholder Un activista de la red FreeAssangeNapoli coloca un cartel con el anuncio de la salida de prisión de Julian Assange. (EFE EPA/Ciro Fusco)
Un activista de la red FreeAssangeNapoli coloca un cartel con el anuncio de la salida de prisión de Julian Assange. (EFE EPA/Ciro Fusco)

En julio de 2016, WikiLeaks hizo públicos 20.000 correos pirateados del partido Demócrata, entre los cuales hubo algunos muy dañinos para la campaña de la entonces candidata presidencial demócrata Hillary Clinton. Según los analistas, sirvieron para llevar a Donald Trump a la presidencia. Frente a estas acusaciones, Assange negó que Rusia o cualquier otro estado, estuviera detrás de estas filtraciones.

Para evitar más problemas, la embajada de Ecuador le quitó a su inquilino acceso a Internet y le restringió también las visitas. Durante años, pasaron por la sede diplomática personajes de todo tipo. Desde el líder euroescéptico y protagonista del triunfo del Brexit, Nigel Farage, a la actriz Pamela Anderson.

La fiscalía sueca acabó archivando la investigación en mayo de 2017. Pero dos años más tarde, los agentes de Scotland Yard le sacaron a rastras de la embajada ecuatoriana detenido por violar los términos de su libertad condicional. Por aquel entonces, Estados Unidos ya había pedido su extradición. Con barba larga y aspecto descuidado, Assange salió en volandas con un libro entre sus manos, una colección de las entrevistas de un ensayista norteamericano llamado Gore Vidal -fue candidato al Premio Nobel de Literatura- llamada 'History of The National Security State'.

Foto: Julian Assange, tras ser detenido. (Reuters)

Ingresó directamente en la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, en el sureste de Londres, donde en 2022 contrajo matrimonio con Stella Moris, una abogada sudafricana miembro de su equipo legal y también madre de los dos hijos pequeños. Estos se habían concebido mientras vivía en la embajada de Ecuador. El australiano es además padre de otro hijo que tuvo siendo muy joven.

¿La liberación de un mártir?

“Para mí WikiLeaks, desde una perspectiva de derechos humanos y derecho internacional, era un mundo realmente innovador que cambiaba las reglas del juego. Poder presentar pruebas de criminalidad estatal, de abusos a los derechos humanos. Este es el tipo de Santo Grial que siempre es una batalla cuesta arriba”, relataba recientemente a este diario Stella. “Algunos comentaristas de la televisión americana pidieron incluso que lo mataran. Así que involucrarme fue un poco aterrador. Siempre intenté mantener un perfil bajo. Lo mantuve tanto tiempo como pude y especialmente cuando nos involucramos románticamente y, obviamente, una vez que estuve embarazada. Pero luego supe que no tenía otra opción que luchar por su libertad. Es importante que el mundo sepa la verdad”, matizó.

Al conocerse este martes su liberación, la abogada escribía en X (antes Twitter): “Las palabras no pueden expresar nuestra inmensa gratitud hacia VOSOTROS — sí, VOSOTROS, que os habéis movilizado durante años para que esto fuera realidad. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS”.

Pero, ¿cuál es la verdad? A día de hoy, siguen siendo pocos los que se atreven a desentrañar la personalidad del hacker. ¿Ídolo de masas o megalómano sin escrúpulos? ¿Defensor del periodismo de investigación o traidor? ¿Sirvió de algo tantos años de cautiverio para finalmente terminar declarándose culpable de espionaje? Quizá Assange terminó saturado de Assange.

Julian Assange, de 52 años, es un hombre libre. Pero no es un hombre que haya ganado su gran batalla. Al declararse culpable de violar la Ley de Espionaje para evitar su extradición a los Estados Unidos, traiciona el principio en el que siempre basó su defensa, la libertad de prensa. Por lo tanto, la conclusión que puede extraerse de la compleja saga del fundador de WikiLeaks es que las penas de prisión penden sobre las cabezas de los periodistas que informan sobre cuestiones de seguridad nacional.

Julian Assange Australia
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