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Los militares se repliegan tras un aparente intento de golpe de Estado en Bolivia
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Fracasa el motín

Los militares se repliegan tras un aparente intento de golpe de Estado en Bolivia

Cientos de mlitares se retiraron de la plaza Murillo, lugar de la sede del Ejecutivo boliviano, después de horas de tensión por la rebelión del comandante general del Ejército, Juan José Zuñiga

Foto: Militares se forman frente a la sede del Gobierno de Bolivia. (EFE/Luis Gandarillas)
Militares se forman frente a la sede del Gobierno de Bolivia. (EFE/Luis Gandarillas)

Militares fuertemente armados se han retirado de la plaza Murillo, lugar de la sede del Ejecutivo boliviano, después de horas de tensión y de que las fuerzas de seguridad tomaran temporalmente el Palacio de Gobierno, confrontaran al presidente, Luis Arce, y exigieran múltiples medidas políticas. Una maniobra que fue descrita por el Gobierno como un golpe de Estado y que puso al país andino en vilo, provocando el cambio de todo el alto mando militar.

El protagonista detrás de la aparente asonada es el comandante general del Ejército de Bolivia, Juan José Zuñiga, quien llegó en un carro blindado a la plaza Murillo y anunció que todas las unidades de su fuerza, la Armada Boliviana y la Fuerza Aérea Boliviana se encuentran acuarteladas y en emergencia. "Pronto va a haber un nuevo gabinete de ministros. No pueden seguir así como Estado. Haciendo lo que les da la gana. Estamos mostrando nuestra molestia", declaraba el líder militar. "El pueblo pide parar los saqueos a nuestro país, basta de servirse de los humildes, y aquí están las fuerzas armadas con su pueblo. Estamos mostrando nuestra molestia y es deber y obligación del soldado recuperar la patria. Basta de destrozar y empobrecer a nuestra patria", añadía.

El aparente intento de golpe no parecía estar respaldado por ningún líder político, con toda la oposición desvinculándose de Zúñiga. En una grabación desde el interior del Palacio de Gobierno compartida por el medio boliviano La Razón Digital, el presidente Arce aparecía enfrentado cara a cara con el comandante y le ordenaba el repliegue de todas las tropas, a lo que el líder militar se negaba. Poco después, Arce emitía un decreto en el que revocaba a Zúñiga de su cargo y, acto seguido, celebraba la jura de cargos de un nuevo alto mando para el ejército boliviano.

El vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, denunció que lo que se desarrolla es un "golpe de Estado" contra el Gobierno de Arce. "Denunciamos a la comunidad internacional que en Bolivia hay un golpe de Estado contra nuestro Gobierno democráticamente elegido", anunció Choquehuanca. Por su parte, el expresidente Evo Morales pidió "al pueblo con vocación democracia a defender la Patria de algunos grupos militares que actúan contra la democracia y el pueblo". Poco después, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la Central Obrera Bolivia y otras organizaciones sociales anunciaban una amplia movilización en La Paz, así como el bloqueo de rutas y una huelga general contra el intento de golpe para "restituir el orden y al gobierno constitucional" en el país.

Tras abandonar el Palacio de Gobierno, Zúñiga había afirmado que uno de los pedidos de las Fuerzas Armadas es la liberación "de todos los presos políticos del país", entre los que se encontraría la expresidenta interina Jeanine Áñez, que cumple una condena de 10 años por asumir el poder tras la renuncia forzada de Morales. Sin embargo, la propia Áñez publico en X (antes Twitter) su rechazo al intento de golpe: "Repudio total a la movilización de Militares en plaza Murillo pretendiendo destruir el orden constitucional, el MAS con Arce y Evo deben irse a través del voto el año 2025. Los bolivianos defenderemos la democracia".

Poco después de que el presidente nombrara un nuevo alto mando del Ejército y de que el nuevo comandante general de las Fuerzas Armadas de Bolivia, José Wilson Sánchez, exigiera el repliegue de todas las tropas, los militares se retiraban de la plaza Murillo, perseguidos por una multitud de ciudadanos que se había amontonado en cada uno de los cuatro accesos a la plaza.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, también afirmó este miércoles desde Paraguay que el organismo no tolerará "ninguna forma de quebrantamiento del orden constitucional legítimo en Bolivia". "La Secretaría General de la OEA condena de la forma más enérgica estas acciones del Ejército boliviano, el mismo deberá someterse a la autoridad civil como manda la Carta Democrática Interamericana", afirmó Almagro.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español emitió un comunicado en el que manifiesta que "el Gobierno de España condena los movimientos militares en Bolivia y cualquier intento de ruptura del orden constitucional y la democracia de ese país hermano". Una condena que ha sido replicada por la práctica totalidad de los gobiernos de Latinoamérica.

Militares fuertemente armados se han retirado de la plaza Murillo, lugar de la sede del Ejecutivo boliviano, después de horas de tensión y de que las fuerzas de seguridad tomaran temporalmente el Palacio de Gobierno, confrontaran al presidente, Luis Arce, y exigieran múltiples medidas políticas. Una maniobra que fue descrita por el Gobierno como un golpe de Estado y que puso al país andino en vilo, provocando el cambio de todo el alto mando militar.

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