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Desconfianza entre el macronismo y la izquierda radical: la estrategia contra Le Pen divide al partido
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Medidas 'in extremis' para frenar a RN

Desconfianza entre el macronismo y la izquierda radical: la estrategia contra Le Pen divide al partido

Los dirigentes y candidatos del partido del presidente Emmanuel Macron dudan a la hora de retirar sus candidaturas y apoyar a la izquierda para evitar una mayoría absoluta de Marine Le Pen

Foto: El presidente de Francia, Emmanuel Macron. (Reuters/Pool/Aurelien Morissard)
El presidente de Francia, Emmanuel Macron. (Reuters/Pool/Aurelien Morissard)

Con los pies pesados y ciertas reticencias, un cordón sanitario a la ultraderecha se está constituyendo en Francia. El miedo a una mayoría absoluta de la Agrupación Nacional (RN) ha empujado a centenares de candidatos de izquierdas y macronistas a retirar sus candidaturas para la segunda vuelta de las legislativas del 7 de julio. ¿Su objetivo? Evitar una mayoría absoluta del lepenismo en la Asamblea Nacional y un Gobierno de cohabitación dirigido por Jordan Bardella, mano derecha de Marine Le Pen. Esta estrategia, sin embargo, ha dividido a los barones de la coalición de un muy debilitado —cada vez con menos autoridad entre sus filas— Emmanuel Macron, cuyo partido quedó tercero en la primera vuelta (21%) y ahora ejerce sobre todo como árbitro en un duelo entre RN (33%) e izquierda (28%).

“No debemos equivocarnos. (…) La extrema derecha está en camino de acceder a las más altas funciones, nadie más. Ningún voto debe ir a la extrema derecha”, dijo el lunes el presidente francés a varios miembros de su Ejecutivo. Desde el anuncio el domingo de los resultados preliminares dando la victoria al lepenismo y sus aliados en la primera vuelta, Macron pidió “una unión claramente demócrata y republicana”. Cuando se leía entre líneas, se trataba de una fórmula algo ambigua, ya que no aclaraba si pedía el voto para los aspirantes, la Francia Insumisa —la fuerza preponderante, pero no mayoritaria, en la alianza progresista bautizada como Nuevo Frente Popular— que se disputen el escaño con RN.

¿Con el objetivo de impedir una mayoría absoluta del lepenismo, los representantes macronistas deben pedir el voto para todos los candidatos de izquierdas, incluidos los de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos)? ¿También deben retirar sus candidaturas en aquellas circunscripciones en que llegaron terceros y no tienen ninguna posibilidad de ganar la segunda vuelta? Las principales voces del macronismo discrepan sobre estas cuestiones. Y las tres formaciones que componen la coalición presidencial (Renaissace, Horizons y el MoDem) no han acordado una posición común.

“Retirarse es una manera de resistir”

Los resultados del 30-J dejaron un panorama prácticamente inédito en Francia. Por un lado, la derecha radical acaricia el poder y podría hacerse con las riendas gubernamentales, por primera vez en la historia del país desde la Segunda Guerra Mundial. Por el otro, hubo un número récord de circunscripciones —en 306, de un total de 577— en que se clasificaron para al menos tres candidatos para la segunda vuelta. Las legislativas se rigen por un peculiar sistema electoral. El territorio se divide en 577 circunscripciones y en cada una de ellas solo sale elegido un diputado, el más votado. A diferencia de las presidenciales, se clasifican para la segunda vuelta todos aquellos que obtienen el apoyo de al menos el 12,5% de los electores inscritos.

Este sistema fue ideado para un paisaje político bipartidista, pero el actual se caracteriza por una división en tres bloques: la derecha radical, la izquierda y un centro-derecha macronista en declive. El hecho de que hubiera tantas triangulares parecía positivo para el lepenismo, al dispersar el voto de aquellos que se oponen a esta formación nacionalista y xenófoba. Pero desde el domingo, hay una palabra de moda entre aquellos que se oponen a RN: retirarse.

Foto: El presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron. ( Aurelien Morissard/Pool via REUTERS)

“Retirarse es una manera de resistir”. Así titulaba el martes el diario progresista Libération. En las 306 circunscripciones en que había triangulares, en más de 210 de ellas se retiró el tercer candidato y finalmente consistirán en un duelo. Es decir, solo habrá un centenar de triangulares. Representa un escenario menos propicio para Le Pen, aunque la última palabra la tendrán los electores, que no siempre siguen las consignas de voto de los partidos.

Las formaciones del Frente Popular (Francia Insumisa, Partido Socialista, verdes y comunistas) reivindican este cordón sanitario a la extrema derecha. Han retirado hasta 131 candidatos. Aunque la apuesta del partido de Macron por este “frente republicano” ha sido más tibia, 82 aspirantes macronistas también renunciaron a presentarse a la segunda vuelta. En muchos de esos casos pedirán el voto para los candidatos de izquierdas, incluso los de la Francia Insumisa.

¿Un debate que prefigura el final del macronismo?

“En tales circunstancias, Francia merece que nunca dudemos” defendió el primer ministro, Gabriel Attal, de 34 años. “Nuestro objetivo es claro: impedir a la Agrupación Nacional que tenga una mayoría absoluta en la segunda vuelta”, añadió. El joven ‘premier’, con pocas opciones de seguir en el cargo a partir de julio, ha sido uno de los dirigentes macronistas que ha defendido con mayor contundencia la necesidad de un cordón sanitario al lepenismo. Varios de los miembros del Ejecutivo siguieron su consigna. Por ejemplo, las ministras Marie Guévenoux (Territorios de Ultramar), Fadila Khattabi (Discapacidades) o la secretaria de Estado Sabrina Agresti-Roubache retiraron sus respectivas candidaturas.

No obstante, alguno de los pesos pesados del macronismo han mantenido una línea distinta. Varios de ellos son exdirigentes de la derecha republicana que se sumaron hace siete años a la coalición presidencial. Es el caso del ministro de Economía, Bruno Le Maire, que no se presenta en estos comicios. “Combato a RN, pero no voto a la Francia Insumisa”, porque ha “defendido posiciones contrarias a la nación francesa. Es comunitarista, antisemita y violenta”, dijo el lunes en una entrevista radiofónica en France Inter, la emisora más escuchada del país. Una posición parecida, equiparando la extrema derecha y la izquierda insumisa, ha mantenido el ex primer ministro Édouard Philippe, presidente de Horizons, así como la ministra de Igualdad, Aurore Bergé.

Foto: El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron. (REUTERS/Stephane Mahe)

Phillippe suena desde hace tiempo como aspirante a encarnar el macronismo —ahora mismo en horas bajas— en las presidenciales de 2027, en que Macron no podrá presentarse por el límite constitucional de dos mandatos. De hecho, aprovechó esta campaña para marcar sus distancias con el presidente. Lo acusó “de haber matado la mayoría presidencial” con su temeraria decisión de convocar estas elecciones anticipadas, que finalmente han resultado un disparo en el pie.

Los analistas de la política gala vieron en esas declaraciones su voluntad de marcar distancias con el presidente y preparar su propio espacio político. Probablemente, más anclado hacia la derecha y en que intentaría atraer lo que quede de Los Republicanos (LR, afines al PP). Esta formación conservadora tampoco ha dado una consigna de voto entre la ultraderecha y la izquierda. En el seno de la coalición presidencial, muchos ya dan el macronismo por acabado. Y piensan en su futuro.

Con los pies pesados y ciertas reticencias, un cordón sanitario a la ultraderecha se está constituyendo en Francia. El miedo a una mayoría absoluta de la Agrupación Nacional (RN) ha empujado a centenares de candidatos de izquierdas y macronistas a retirar sus candidaturas para la segunda vuelta de las legislativas del 7 de julio. ¿Su objetivo? Evitar una mayoría absoluta del lepenismo en la Asamblea Nacional y un Gobierno de cohabitación dirigido por Jordan Bardella, mano derecha de Marine Le Pen. Esta estrategia, sin embargo, ha dividido a los barones de la coalición de un muy debilitado —cada vez con menos autoridad entre sus filas— Emmanuel Macron, cuyo partido quedó tercero en la primera vuelta (21%) y ahora ejerce sobre todo como árbitro en un duelo entre RN (33%) e izquierda (28%).

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