Caos en Bruselas: los menores de 18 años votaron en masa... en las elecciones que no eran

El 9 de junio fue un "superdomingo" electoral en la conocida como “lasaña belga”. Los ciudadanos de Bélgica votaban en los comicios federales para formar un Gobierno central, así como en las elecciones para el parlamento flamenco, el valón (francófono) y la comunidad de habla alemana en el este del país. Además, era la jornada de elecciones europeas para escoger a la próxima Eurocámara.

Poco antes, en marzo, el Constitucional extendió a los jóvenes de 16 y 17 años la obligatoriedad de votar (en Bélgica es obligatorio hacerlo), pero únicamente para los comicios europeos. Así, las urnas se abrieron para unos 270.000 belgas menores de edad, una iniciativa del Gobierno federal que busca aumentar la vinculación de los jóvenes con la democracia.

Pero en Bélgica nada es sencillo. El día 9 de junio, en la región de Bruselas, se votaban las elecciones federales, las del parlamento propio de la región capitalina y, además, se escogen a 6 diputados para el parlamento flamenco de manera directa. Los diputados francófonos escogidos para el parlamento regional escogen también a 19 representantes para el parlamento de Valonia. Los jóvenes menores de edad acudieron a esta votación que podría describirse como un rompecabezas electoral.

Entre tanta votación se cometió un error: los jóvenes de 16 y 17 años que votaron en esta región bruselense pudieron también votar en el resto de comicios. Y eso no debería haber pasado. La inmensa mayoría de los más de 2.100 casos de error que se identificaron a través de encuestas se produjeron en Bruselas, aunque también ocurrió fuera de la región capital. No hay una estimación de cuántos votos exactamente fueron erróneos a nivel federal.

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El asunto ha acabado acaparando atención porque varios partidos consideran que esto les ha afectado negativamente. En Flandes, el Open VLD, los tradicionales liberales flamencos, se han quedado a 13 votos de obtener un escaño en el parlamento flamenco que, sin embargo, ha sido para los nacionalistas de ultraderecha del Vlaams Belang. A nivel federal, el Team Fouad Ahidar, un partido musulmán dirigido por Fouad Ahidar, miembro hasta el 2023 de Vooruit, el partido socialista flamenco, también ha pedido un recuento en Bruselas porque considera que podría así obtener los 533 votos que le faltaron para obtener un escaño en la cámara federal.

El Open VLD ha querido ir hasta el final y en la constitución del Parlamento flamenco ha pedido el recuento de los votos en Bélgica. Este miércoles, en una sesión de la Comisión de Verificación de Poderes, han volado los cuchillos. El líder del Open VLD lleva semanas pidiendo “una investigación exhaustiva”, además de “un recuento de los votos en Bruselas, donde el resultado fue muy ajustado", afirma.

“Esto no puede ignorarse sin más”, ha criticado Tom Ongena (Open VLD). Sander Loones, de los nacionalistas de la N-VA, ha criticado a Ongena que pida recontar los votos por una sencilla razón: como el voto es secreto, obviamente, no se puede saber quién votó de manera errónea y quién no.

El Ministerio del Interior federal ha recibido mucha presión en las últimas semanas, pero defiende que se trató de errores puntuales y no sistemáticos. "Dada la complejidad de las elecciones, en las que se permitió votar tres veces (y hasta cuatro, en un caso concreto), no es del todo incomprensible”, explicó un portavoz de Interior, aunque admitió que el error era “vergonzoso”.

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Otra opción habría sido una repetición en un distrito concreto, pero es que otra de las capas de la “lasaña belga”, el parlamento regional de Bruselas, ya había aceptado el resultado electoral, por lo que se consideraba imposible. Al final, el parlamento flamenco ha acabado votando este martes en contra de un recuento de los votos, con el único apoyo a la medida por parte del Open VLD, de los Groen (verdes flamencos) y del PVDA (comunistas).

El rompecabezas de la política belga

No es para nada la primera vez que se piden recuentos puntuales en Bélgica. En 2014, Vooruit pidió un recuento en el Brabante flamenco debido a “errores” en Sint-Genesius-Rode, al sur de Bruselas. Es aquí donde la "Union des Francophones", una lista que representa los intereses de la minoría francófona en Flandes en una zona que históricamente ha dado muchos dolores de cabeza a Bélgica, obtuvo un escaño por unos pocos puñados de votos.

Esa localidad se encuentra en el conocido como BHV, el antiguo distrito de Bruselas-Halle-Vilvoorde, una zona que cubre territorio flamenco, pero en el que hay un número muy importante de francófonos que contaban con un encaje especial al estar en los extrarradios de Bruselas.

Sirva como una muestra de la enorme complejidad administrativa, social, política y cultural del país. El distrito BHV, donde algunas alcaldías llegaron a aplicar políticas muy restrictivas contra los ciudadanos de habla francófona, ha tenido un rol central en la crisis política que atravesó Bélgica durante la primera década del siglo XXI y la solución que se le dio, no sin mucho debate, fue la partición.

Los votantes de Halle y Vilvoorde perdieron derecho a votar en la región de Bruselas, mientras que a una serie de localidades muy puntuales alrededor de la capital se les permite escoger qué lista votar, si al parlamento valón o al flamenco. Fue durante esta crisis, que acabó con la partición del BHV, cuando Bélgica acumuló 541 días sin Gobierno.