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"Si a la UE le va bien, Reino Unido podría volver a entrar en unos cinco años. Pero sin privilegios"
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entrevista con Timothy Garton Ash

"Si a la UE le va bien, Reino Unido podría volver a entrar en unos cinco años. Pero sin privilegios"

Entrevista con el historiador británico Timothy Garton Ash, profesor de estudios europeos en la Universidad de Oxford, sobre los desafíos que enfrenta Europa ante el inicio de una nueva era más peligrosa e inestable

Foto: Timothy Garton Ash en la conferencia. (Fundación Ramón Areces)
Timothy Garton Ash en la conferencia. (Fundación Ramón Areces)

Timothy Garton Ash (Londres, 1955) lleva toda su carrera tratando de descifrar el futuro de Europa estudiando su pasado más reciente. Historiador, periodista y profesor de estudios europeos en la Universidad de Oxford, publicó el año pasado Europa. Una historia personal (Taurus) buscando respuestas a nuestros desafíos colectivos a través de su experiencia individual. Conversamos el miércoles con Garton Ash en una sofisticada sala de reuniones de la Fundación Ramón Areces en Madrid poco antes de que el académico imparta una conferencia titulada Europa ante el inicio de una nueva era (y poco antes de que los británicos salgan a votar en unas elecciones históricas).

PREGUNTA. Viene a hablar del inicio de una 'nueva era' pero, más allá de consideraciones académicas, ¿cómo nos afecta este cambio a los europeos?

RESPUESTA. Tuvimos un período que todos conocemos como la Posguerra, posterior a 1945. Luego tuvimos lo que llamo el período Pos Muro, que comienza con la maravillosa caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 y, en mi opinión, termina el 24 de febrero de 2022, con la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Putin. Entramos en un nuevo período. Y los comienzos en la política, como en el amor o en cualquier otra cosa, son muy importantes. Así que lo que suceda en estos años será fundamental. Los primeros años después de 1945 establecieron el orden internacional del próximo medio siglo. Igual sucedió en los primeros años después de 1989. Obviamente, hay innumerables desafíos: la guerra en Ucrania, la crisis de la democracia en Estados Unidos, el cambio climático, el ascenso de China como superpotencia, las guerras en Oriente Medio, la migración. La pregunta es, ¿cuáles son las cosas que necesitamos hacer? ¿Cuáles son las prioridades absolutamente clave?

P. ¿Y cuáles cree que son esas prioridades?

R. Obviamente, hay que avanzar en todo a la vez. Así debe ser la política. Pero mirando lo que ocurrió en las elecciones europeas —en Francia en particular, pero también en Alemania, en Países Bajos o Italia— diría que hay dos prioridades clave. Una es 'hacer la democracia liberal grande de nuevo'. Todos estos votos nos dicen que la gente está profundamente descontenta con cómo están las cosas, con el mundo que los liberales construimos. Y la segunda prioridad es permitir que Ucrania llegue a algo que pueda considerarse, plausiblemente, una victoria. Y esto se decidirá en el próximo año. Estos son temas en los que [los europeos] podemos influir, podemos hacer nuestra parte. Los demás no dependen tanto de otros. No podemos decidir el resultado de las elecciones estadounidenses, no podemos abordar el cambio climático solos, no tenemos control sobre lo que va a pasar en Taiwán. Pero estas son dos cosas que podemos hacer.

Foto: El primer ministro británico, Rishi Sunak, en un acto de campaña, en mayo de 2024. (Reuters/Alastair Grant)

P. Ese cambio de época se va a vivir sin duda en Reino Unido, donde las encuestas pronostican una victoria electoral histórica para los laboristas. ¿Es esto un simple voto castigo a los tories por 14 años de caos pos-Brexit o estamos ante un cambio estructural en la política británica?

R. Es claramente lo primero. La gran mayoría lo que busca es deshacerse de los conservadores. Nunca he visto nada igual donde el panorama sea tan absolutamente claro. Todo el mundo quiere deshacerse de los tories. Pero esto no significa que las consecuencias puedan ser históricas. Es posible que los conservadores obtengan su peor resultado en 100 años y es posible, aunque improbable, que dejen de ser la oposición oficial de Su Majestad, superados por los Liberal Demócratas. De nuevo, improbable, pero posible. Y también es posible que luego se produzca una suerte de toma de control de los conservadores por Nigel Farage y su partido Reforma UK. Eso nos acercaría a una política al estilo continental europeo en la derecha. Tendríamos, por así decirlo, nuestra Reagrupación Nacional [partido de Marine Le Pen]. No estoy prediciendo eso, estoy diciendo que es posible. Pero lo que es seguro es que todos están completamente hartos de los tories y de las consecuencias del Brexit. Quieren un cambio.

P. Los sondeos también muestra un progresivo y consistente aumento del Regrexit, británicos que apoyaron la salida de la UE y ahora se arrepienten. ¿Ve a Reino Unido volviendo a la UE en algún momento?

R. Sí, pero en un plazo de 5 a 10 años. Ahora hemos pasado el Brexit. Vamos a ver, empezando el mismo viernes, a un nuevo gobierno queriendo hacer un reseteo con la Unión Europea. Los laboristas lo han dicho de forma explícita, especialmente en materia de política exterior y seguridad. Este sería el primer paso. El segundo paso sería dos o tres años después, cuando los políticos dirán ‘no podemos obtener la recuperación económica que necesitamos sin una unión aduanera o sin el mercado único (probablemente la unión aduanera). Y luego, el paso tres. No será con este próximo Parlamento, sino con el que venga después, cuando nos preguntaremos: ¿por qué deberíamos aceptar las reglas europeas cuando podríamos crear e influir en las reglas europeas? Pero todo esto depende de un gran factor: que a la UE le vaya muy bien para que, en comparación con Gran Bretaña, se vea atractiva y dinámica. Y esa brecha tiene que ser grande, porque ya no vamos a obtener un trato especial de nuevo, sino el paquete estándar sin ninguna excepción ni privilegios. Así que, en cierto sentido, la respuesta a tu pregunta depende de vosotros.

P. ¿Cree que la Unión Europea aceptaría a Londres de vuelta después de todo lo que se ha pasado en el Brexit?

R. Pues también depende mucho de cómo esté la UE en cinco o diez años. Ambas cosas están relacionadas. Si hay un proyecto exitoso y dinámico, dispuesto a aceptar a Ucrania, ¿por qué no sumar de nuevo a un país rico que ayuda a pagar las facturas?

P. Quizás por esa profunda desconfianza, presente e histórica. El caso de su padre es muy ilustrativo: fue héroe de la Segunda Guerra Mundial en el desembarco de Normandía y acabó siendo seguidor del Partido de la Independencia (UKIP). Luchó por liberar un continente al que acabó rechazando. ¿Es imposible que nos entendamos?

R. Estoy absolutamente convencido de que podemos llevarnos bien. Somos profundamente europeos, no solo cultural e históricamente, sino también en nuestra política. Podrías tomar el programa del Partido Laborista, compararlo con cualquier otro de un partido de centroizquierda en Europa continental y no habría prácticamente ninguna diferencia. Pero además, en esta nueva era estamos entrando en un mundo posoccidental. Un mundo donde los países fuera del Occidente tradicional, como China, India, Rusia, Turquía, Sudáfrica o Brasil, están tomando cada vez más decisiones. Así que hay un gran nuevo motivo para mantenernos unidos. De lo contrario, caeremos por separado.

Foto: Entrevista a Michael Ignatieff. (Alejandro Martínez Vélez)

P. Lo veo difícil. Los países también son testarudos. De hecho, usted ha comentado que la caída en desgracia de Europa se debe, en buena parte, a la hubris europea, esa mezcla de arrogancia y orgullo que nos ha llevado a esta nueva era más inestable y peligrosa.

R. A principios y mediados de los 2000, todo parecía irnos viento en popa. Habíamos constituido el mercado único, la moneda única. Europa era un continente de democracias liberales y nos íbamos a dotar de una Constitución europea. Se había hecho una enorme ampliación y todo parecía estar funcionando. Otras regiones querían imitarnos y a todo el mundo parecía gustarle la idea de una economía de libre mercado. En este punto cometimos el gran error de pensar que todo iba bien. Nos creimos que sabíamos hacia dónde se dirigía la historia y que todo iba a continuar igual. En ese preciso momento de exceso de confianza, de vana soberbia, las cosas comenzaron a salir mal. Primero, los franceses y los holandeses rechazaron la constitución europea. Eso fue lo primero. Luego, Putin declaró la guerra a Occidente en 2007 y, al año siguiente, la crisis financiera global, que es en sí misma un producto de la arrogancia del liberalismo económico. Luego Rusia toma por la fuerza dos partes de Georgia. Y todo eso inicia una reacción en cadena de crisis que, efecto dominó, llega hasta la invasión de Ucrania.

P. Esta soberbia es uno de los catalizadores del ascenso de la ultraderecha europea. ¿Están perdiendo los europeos cosmopolitas la batalla narrativa con los nacionalistas? ¿Vamos a un momento ultraconservador?

R. He pasado las últimas semanas viendo medios franceses y, aunque Reagrupación Nacional [de Le Pen] ya no propone un Frexit, debido al Brexit, su populismo nacionalista antiliberal es muy similar en su mentalidad. Pero hay un punto muy importante: en la mayoría de los países europeos, la mayoría de las personas todavía quiere intentar mantenerse unida. Hay un cierto sentido de proyecto común, de historia compartida y futuro compartido. Luego, más allá de eso, los debates sobre qué tipo de Europa queremos, qué políticas sobre inmigración o sobre la relación con Rusia. Sin duda, estamos ante la mayor amenaza del populismo nacionalista en décadas.

P. Esta polarización dialéctica se ha extendido a todos los rincones del continente. En España, la pugna política tradicional se ha transformado en un permanente debate existencial, donde los bandos políticos se acusan mutuamente de poner en peligro la misma democracia. ¿Cree posible volver a la moderación?

R. España es un caso fascinante. En toda Europa hay descontento con cómo están las cosas. Aquí tenéis a Vox, vuestro propio partido duro de derecha y antiinmigrante. Pero en España, esta tendencia se ha manifestado más a través de las tensiones nacionalistas. En ese sentido, es un caso bastante especial. España todavía tiene la gran ventaja de contar con gran partido de centro-derecha y otro gran partido de centro-izquierda. Eso es muy bueno para la política, dos partidos que todavía están comprometidos con los principios de la democracia liberal. Lo que hizo [el presidente francés, Emmanuel] Macron, de poner a todos los liberales en el centro tuvo unos resultados desastrosos, porque lo único que te queda es la extrema izquierda de Mélenchon o la extrema derecha de Le Pen. Es importante en este momento tener un bipartidismo fuerte, como nosotros (hasta ahora) en Gran Bretaña o, hasta cierto punto, en Alemania (aunque los demócratas cristianos lo están haciendo muy mal). Lo que nos dice la experiencia francesa es: no sigas el ejemplo de Macron. No intentes cerrar filas y poner a todos los liberales demócratas, de izquierda y derecha, en un solo bando.

Foto: Marine Le Pen, la líder del partido Agrupación Nacional durante un mitin para las elecciones francesas. (EFE)

P. Quizás el tema nuclear del debate europeo gira en torno a los desafíos de la migración. ¿Es posible todavía tener una conversación serena sobre un asunto tan crucial como politizado?

R. El lema del Brexit fue "recuperar el control". Si analizas este pánico sobre la migración verás que tan solo es la sensación de que está fuera de control. La migración necesita ser gestionada, eso es obvio. Y es muy difícil, como en España sabéis muy bien. Pero al mismo tiempo, tenemos que seguir explicando a nuestras sociedades que nuestra demografía requiere absolutamente que tengamos una migración legal y bien gestionada. Y la tragedia es que en una sociedad como España o Gran Bretaña, en el 95% o 98% de los casos, el sistema está funcionando. Las personas de origen migrante se están convirtiendo en conciudadanos, contribuyendo, trabajando, aportando a las finanzas del país. Estamos en un pánico total por un 2% o 3%.

P. Europa se juega el pellejo geopolítico —a más corto plazo— en dos escenarios paralelos de resolución es incierta. Sé que son temas difíciles de simplificar, pero: ¿qué pasa si Trump gana? ¿Y qué pasa si gana Putin?

R. Ambas cosas están conectadas. Utilizando el lenguaje de los meteorólogos diría que ahora estamos en una crisis de seguridad de fuerza 6 debido a la guerra en Ucrania. Una nueva presidencia de Trump la convertiría en una crisis de seguridad de fuerza 9. En el mejor de los casos, Trump reduciría el apoyo a la seguridad de Europa e intentaría negociar una mal llamada paz, una paz rápida y sucia con Putin, para imponer a Ucrania. Si además de eso tienes un escenario en el que Ucrania claramente pierde la guerra, la crisis sería de fuerza 10 para Europa. Putin no se detendrá en Ucrania. No creo que su próximo objetivo sea Estonia, pero podría amenazar a Moldavia o multiplicar los ataques híbridos. La credibilidad de Europa está en juego en el resultado de la guerra. Debemos estar preparados para hacer lo que sea necesario para que Ucrania gane la guerra, incluso con un apoyo reducido de EEUU.

P. ¿Cree que Putin atacará Europa?

R. Europa ya está bajo ataque en su la frontera oriental. En Polonia tienes migrantes que están siendo enviados por Bielorrusia, que es un estado vasallo de Rusia, alentados a cruzar la frontera. La otra semana, hubo un ciberataque en el servicio de transfusión de sangre en Gran Bretaña. Ya estamos bajo ataques híbridos y esto solo aumentaría con una victoria de Putin. También habría otro nuevo flujo de migración masiva desde Ucrania, lo que nos metería de nuevo en una crisis migratoria. Luego intentaría con Moldavia, que es un candidato reconocido para ser miembro de la UE. ¿Qué va a hacer la UE al respecto? ¿Vamos a dejar que un país tome por la fuerza a un estado candidato? De una forma u otra, si no actuamos ahora, tendremos un problema mayor dentro de uno o dos años.

Timothy Garton Ash (Londres, 1955) lleva toda su carrera tratando de descifrar el futuro de Europa estudiando su pasado más reciente. Historiador, periodista y profesor de estudios europeos en la Universidad de Oxford, publicó el año pasado Europa. Una historia personal (Taurus) buscando respuestas a nuestros desafíos colectivos a través de su experiencia individual. Conversamos el miércoles con Garton Ash en una sofisticada sala de reuniones de la Fundación Ramón Areces en Madrid poco antes de que el académico imparta una conferencia titulada Europa ante el inicio de una nueva era (y poco antes de que los británicos salgan a votar en unas elecciones históricas).

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