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En Marruecos, la perspectiva de una Francia de Agrupación Nacional no suena tan mal
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Pero espanta a Argelia

En Marruecos, la perspectiva de una Francia de Agrupación Nacional no suena tan mal

Aunque no lo dicen abiertamente, las autoridades de Rabat no ven con malos ojos una victoria de la ultraderecha francesa. Creen que reconocerá la “marroquinidad” del Sáhara Occidental

Foto: El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella. (EFE/EPA/Christophe Petit Tesson)
El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella. (EFE/EPA/Christophe Petit Tesson)

El mundo musulmán, empezando por las antiguas colonias francesas del norte de África, debería de estar asustado y reprobar unánimemente la posible llegada al Gobierno de Francia de un partido de extrema derecha como Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) con connotaciones xenófobas e islamófobas.

No es así. Argelia, la que fue durante más años colonia francesa (1848-1962), no ve con buenos ojos que Jordan Bardella, el protegido de Marine Le Pen, sea primer ministro pese a que su bisabuelo, Mohand Séguir Mada, fue un inmigrante argelino que llegó a Francia en los años 30. El tema es tabú en las filas del RN.

Marruecos, también colonia francesa (1912-1956), da, en cambio, la impresión de anhelar que Bardella gobierne. Sus autoridades guardan silencio, pero la prensa oficialista tiende a olvidarse de la ideología del RN para resaltar que impulsaría el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Una vez más, Rabat ve el mundo a través del prisma del conflicto que atraviesa esa antigua colonia española.

Los lazos con la antigua metrópoli se mantienen en ambos casos. También en el de Túnez, a través de la lengua, el comercio, los turistas, los numerosos estudiantes magrebíes en universidades francesas y, sobre todo, la inmigración. Hay en Francia 1,7 millones de habitantes de origen marroquí y unos pocos más de origen argelino, aunque más del 60% de ambas comunidades han adquirido la nacionalidad.

Foto: El presidente del partido francés de extrema derecha Agrupación Nacional, Jordan Bardella, asiste a una rueda de prensa sobre las elecciones legislativas anticipadas. (REUTERS/Gonzalo Fuentes)

Algunas de las proyecciones electorales para la segunda vuelta que se celebrará el domingo arrojan una mayoría absoluta raspada para el RN en la Asamblea Nacional. Ese resultado no dejaría más opción al presidente Emmanuel Macron que nombrar a Bardella como primer ministro.

Tres son las razones que explican la inclinación marroquí por el RN. “Su posición sobre el Sáhara Occidental es clara”, declaraba al diario oficialista “Le 360” Aymeric Chaupradre, politólogo que fue durante largos años asesor de Marie Le Pen. “Se trata de reconocer de manera nítida y cristalina la marroquinidad del Sáhara”, recalcaba. “Querrá, además, mostrar que considera a Marruecos como el aliado estratégico más fiable”, añadía.

Foto: Jordan Bardella, presidente de Agrupación Nacional. (Europa Press) Opinión
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La trayectoria del RN en el Parlamento Europeo atestigua de esa querencia por Marruecos. En junio de 2021 se abstuvo en la votación de la resolución que condenó la entrada masiva de inmigrantes marroquíes en Ceuta en mayo de ese año. En diciembre de 2023 votó en contra, junto con los eurodiputados socialistas españoles, de otra resolución que instaba a las autoridades de Rabat a excarcelar a tres periodistas influyentes y a Nasser Zefzafi, líder de la revuelta pacífica del Rif encarcelado desde 2017.

De todos los presidentes de la República con los que se ha codeado Mohamed VI, es con Macron con el que peor se ha llevado. Esta es la segunda razón por la que, en los círculos de poder de Rabat, algunos se deleitan con el escarmiento electoral que le han propinado las urnas.

Espionaje de Marruecos a Francia

El trato entre ambos jefes de Estado fue bueno hasta que, en julio de 2021, el francés se enteró por la prensa de que él y buena parte de su gobierno habían sido espiados por los servicios secretos marroquíes con el programa malicioso Pegasus. El célebre escritor marroquí, Tahar Ben Jelloun, relató en la televisión israelí las tres conversaciones telefónicas — tres broncas — de ese verano entre Macron y el monarca alauí.

Foto: François Hollande recibe al rey de Marruecos Mohamed VI en 2017. (EFE)

Pero la razón fundamental por la que una victoria de la ultraderecha agradaría en Rabat es porque todo apunta a que la relación de Francia con Argelia experimentaría un brusco deterioro. El vecino argelino es el gran adversario de Marruecos. Ambos países mantienen desde hace 30 años su frontera cerrada y desde hace tres años no tienen relaciones diplomáticas.

A diferencia de la marroquí, la prensa argelina sí recuerda con frecuencia, como hizo “El Watan” en un editorial, que los musulmanes son el principal blanco del “plan anti-extranjeros” o “antiinmigración” del RN. Los musulmanes son sistemáticamente contrapuestos a los franceses “de pura cepa”, denuncia el periódico.

Más allá del programa del RN, que prevé acabar con las regularizaciones de “sin papeles”, expulsiones masivas de extranjeros y suprimir el “ius soli” para obtener la nacionalidad francesa, el diplomático, Xavier Driencourt, ha dado algunas pistas sobre las intenciones del dúo Bardella-Le Pen con relación a Argelia. Driencourt fue siete años embajador en Argel y ahora que está jubilado muestra su afinidad con la ultraderecha con cuyos líderes se ha reunido mientras la prensa especula con que podría ser ministro de Asuntos Exteriores.

Foto: Marine Le Pen y Jordan Bardella. (Reuters/Christian Hartmann)

El exembajador vaticinó, en una tribuna publicada el 28 de junio en “Le Figaro”, que Bardella abrogaría el acuerdo migratorio franco-argelino de 1968. Suspendería, además, la devolución de objetos pertenecientes al emir Abdelkader (fundador de la nación argelina en el Siglo XIX) no indemnizaría a las víctimas de los ensayos nucleares que Francia hizo en el desierto argelino en los años 60 y no conmemoraría el aniversario de la matanza del 17 de octubre de 1961 en la que murieron en París entre 200 y 300 argelinos que se manifestaban pacíficamente.

Aunque ha tenido altibajos, la relación franco-argelina ha mejorado algo estos últimos años. En el plano político, Macron se ha empeñado en superar las secuelas de la guerra de independencia (1954-1962) mientras que, en lo económico, Francia incrementó sus importaciones de hidrocarburos. El año pasado aumentaron un 15,3% hasta alcanzar los 6.000 millones de euros.

La ultraderecha francesa arremetió contra esa mano tendida presidencial a Argelia. Macron “no ha parado de arrodillarse ante un gobierno argelino” que “trabaja para mortificar a nuestro país mediante continuas exigencias de arrepentimiento que se han vuelto insoportables”, denunció en Franck Giletti, diputado del RN, en la Asamblea Nacional poco antes de su disolución tras las elecciones europeas.

placeholder Jordan Bardella, presidente del partido de extrema derecha Agrupación Nacional. (Reuters/Sarah Meyssonnier)
Jordan Bardella, presidente del partido de extrema derecha Agrupación Nacional. (Reuters/Sarah Meyssonnier)

Si las autoridades argelinas callan, aquellos que en Francia son sensibles a las preocupaciones de Argel hacen recomendaciones de voto para el domingo. “Me dirijo a todos mis conciudadanos: por el amor de Francia y de sus ciudadanos, id a votar”, escribió en la web de la Gran Mezquita de París su rector, Hafiz Chems-Eddine, de origen argelino. “¡Rechazad el odio! El deber consiste en oponerse con firmeza a la extrema derecha”.

El silencio de las autoridades no impide que las redes sociales opinen. Esta opinión no siempre coincide, por ejemplo, con los pronunciamientos de la prensa oficialista marroquí complaciente con una extrema derecha francesa que, se supone, le apoyara en el Sáhara frente a Argelia.

“Todo ciudadano de Marruecos tiene derecho a sorprenderse, a hacerse preguntas, cuando constata que el 23% de los franceses que residen en Agadir y el 16% de los de Marrakech han metido en la urna una papeleta del Agrupamiento Nacional” en la elección al Parlamento Europeo, escribe el escritor marroquí Fouad Laraoui. Se responde a sí mismo esgrimiendo la sospecha de que son todos unos nostálgicos del Protectorado, es decir, de la colonización francesa.

El mundo musulmán, empezando por las antiguas colonias francesas del norte de África, debería de estar asustado y reprobar unánimemente la posible llegada al Gobierno de Francia de un partido de extrema derecha como Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) con connotaciones xenófobas e islamófobas.

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