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Anatomía del populismo francés: los mapas que explican el voto a Le Pen
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Los que viven menos, contra París

Anatomía del populismo francés: los mapas que explican el voto a Le Pen

En la primera vuelta de las elecciones francesas, el RN ganó Hénin-Beaumont con el 58,04% de los votos, sin necesidad de ir a segunda vuelta. Este trocito del mapa de Francia explica parte del voto a Le Pen

Foto: Carteles electorales en París. (Reuters/Benoit Tessier)
Carteles electorales en París. (Reuters/Benoit Tessier)

La prensa francesa lleva un tiempo mirando con lupa al antiguo pueblo minero de Hénin-Beaumont, en el norte de Francia, un departamento de Paso de Calais, en la región de los Altos de Francia, que se ha convertido en feudo de la extrema derecha de Le Pen. Aquí, tras el adiós a la minería, varios cierres de industrias y altas cifras de desempleo, en 2014, la extrema derecha se hizo con la mayoría absoluta tras cerca de 70 años de gobierno socialista. Desde entonces, el anterior Frente Nacional (FN), que en 2018 pasó a ser la Agrupación Nacional (RN), triunfa en Hénin-Beaumont.

El pasado 30 de junio, en la primera vuelta de la elección legislativa anticipada en Francia, el RN ganó la circunscripción a la que pertenece este expueblo minero con el 58,04% de los votos, sin necesidad de ir a segunda vuelta. Este trocito del mapa de Francia explica parte del voto a Le Pen.

Lo que determina el voto de extrema derecha "son esencialmente dos cosas, especialmente cuando miramos la parte norte-noreste del país", explica el politólogo francés Vincent Lebrou, jefe del máster de Políticas Públicas de la Universidad del Franco Condado y autor del libro Ciencia Política de la Unión Europea, en entrevista con este diario. En primer lugar, "se encuentra la condición social marcada por el declive" bajo nivel educativo, precariedad laboral y financiera, y sentimiento de estar siendo desplazado — y segundo, "vivir en áreas marcadas por una forma de abandono del Estado, es decir, menos empresas, precarización de los empleos", describe. El politólogo francés dice que esto promueve “un sentimiento de rechazo que, en parte, fundamenta una votación que se construye menos sobre la coherencia de los proyectos y la ideología”.

El voto de los franceses que viven menos

No existe una cifra más cruda de la desigualdad que la esperanza de vida, "significativamente diferente entre las clases populares y los ejecutivos y profesionales intelectuales", describe Vincent Lebrou. La esperanza de vida de un varón nacido aquí, en la región administrativa de los Altos-de-Francia, es de 78,1 años, dos años menos que uno nacido en Provenza. Si ampliamos el mapa y observamos los departamentos, las diferencias se agudizan. En Paso de Calais, con una media de 77,3 años, los franceses viven tres años y medio menos que en Bouches-du Rhone, en el sur, donde llegan a los 81 años. Los Altos-de-Francia y el Gran Este son, a su vez, las dos regiones francesas con mayor obesidad, un factor que la OMS liga en gran parte a la desigualdad educativa y socioeconómica.

La Francia en la que se cierran líneas de tren, oficinas de correo y urgencias

Es la Francia en la que se cierran estaciones de tren, oficinas de correos y servicios de urgencias. El 'sentimiento de abandono' en materia de salud fue el tercer motivo (29%) argumentado por los franceses que votaron al partido de Marine Le Pen, seguido del poder adquisitivo (59%) y la inmigración (32%), en un sondeo reciente.

"El invierno pasado, en el norte de Francia, se suprimieron muchos trenes, por falta de mantenimiento o falta de controladores", lamenta a El Confidencial, David Nöel, Presidente de la Liga de Derechos Humanos de Paso de Calais, que fuera concejal de este departamento entre 2014 y 2020 y miembro del partido comunista. Nöel dice que la extrema derecha ha logrado encarnar lo que los historiadores llaman el 'mito del salvador', en referencia a Juana de Arco, que salvó a Francia. Afirma que en la actualidad, no hay ninguna figura en Francia "que encarne esto lo suficiente, a excepción de Mélenchon, que es demasiado divisivo". Y, cuando la izquierda habla del salario mínimo de 1.600 euros, por ejemplo, "algunos dicen que no será posible".

La desaparición de los servicios públicos sirve "como combustible electoral para la RN en las pequeñas ciudades y pueblos", afirma el politólogo Jérôme Fourquet afirma en un reportaje en el diario L'Express, que menciona el caso de Indre, en el centro del país, donde, en todos los municipios menos en uno, la extrema derecha quedó en primer lugar tanto en las europeas como en la primera vuelta de las legislativas.

Pese a que, en la primera vuelta, la izquierda del Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo tres millones de votos más que en 2022, Lebrou dice que se produce una gran paradoja en estas elecciones. Aunque la izquierda "hace propuestas que deberían atraer a los ciudadanos como el aumento de salarios, la reducción de la edad de jubilación, la eliminación de las reformas recientes del seguro de desempleo", dice que este discurso se escucha poco, "principalmente porque hay una fuerte tendencia en Francia a presentar a los partidos de izquierda como un peligro para la economía francesa". A su vez, Lebrou observa una fuerte división en Francia entre aquellos que votan por razones políticas –"principalmente un electorado urbano y culto", puntualiza— y aquellos que votan por otras razones: la apariencia, la novedad, la presencia en los medios, etc., "y que son más sensibles a la idea de una alternativa, sin importar lo que contenga".

La brecha con el voto de París

De los 32 diputados que obtuvo la izquierda del NFP en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, 24 fueron elegidos en París y la región parisina, Isla de Francia. La mayoría de los ocho restantes fueron elegidos en las grandes metrópolis, donde al votante joven y cualificado se suma el de un electorado popular, a menudo de origen inmigrante. Si en los 80, los votantes con menor nivel educativo y menos ingresos votaban mayoritariamente a la izquierda y los que tenían más títulos e ingresos votaban a la derecha, esto se ha modificado con los años. El economista francés Thomas Piketty utiliza el término "izquierda brahmán" para explicar la tendencia en las democracias occidentales de que el voto socialdemócrata se haya transformado en una élite intelectual. Los brahmanes son la casta sacerdotal de la India que puede leer las escrituras.

Hasta ahora, el retrato robot del votante de la RN era el de un "varón, de entre 30 y 65 años, trabajador, empleado o comerciante, con poca o ninguna titulación", describe Nöel. Dice que existía una brecha de género, en parte, por razones históricas: el fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, "con su carrera como exparacaidista durante la guerra de Argelia, sus chistes misóginos y su hostilidad al aborto, generaba rechazo entre las mujeres". Esta brecha se diluyó algo con su sucesora, Marine Le Pen y más con su sobrino político, Jordan Bardella. Entre 2019 y 2024, la extrema derecha francesa pasó del 20% al 30% del electorado femenindo durante las elecciones europeas. Dice Lebrou, a través de las redes sociales, especialmente TikTok, la idea era hacerlo simpático, "lo vemos comiendo antes de sus reuniones, haciéndose fotos con los niños".

Para Lebrou, el aumento de la extrema derecha en Francia, "no se basa en la adhesión a propuestas o ideologías", sino que los resultados aumentan por tres razones principales: Primero, la fragmentación del juego político desde la llegada de Emmanuel Macron, que "quería romper la división izquierda-derecha, lo que ha debilitado considerablemente a los dos grandes partidos históricos" y ha tenido el efecto "de hacer del RN la última oferta política identificada", que "ahora se percibe como la única alternativa en un clima de gran pesimismo".

La segunda razón, dice "es el bajo nivel de politización de los votantes de extrema derecha", que a menudo tienen menos educación, viven en zonas desfavorecidas y son sensibles a la idea de que hay una pérdida de identidad francesa, "a pesar de que la inmigración se ha mantenido constante durante los últimos veinte años", puntualiza Lebrou. Y la tercera “es el desarrollo en Francia de un discurso racista particularmente extendido en muchos medios”.

"Lo que más me preocupa personalmente es cómo se sienten mis padres. Se han integrado, han trabajado duro toda su vida, pagan impuestos, están orgullosos de ser ciudadanos de este país, y de repente se les da a entender que no cuentan", describe Mehdi, un activista que lucha por mejores condiciones en las escuelas de los suburbios parisinos.

"Tout sauf Macron" (todo salvo Macron), reza un graffiti en un muro de la isla de La Reunión, al Este de Madagascar, uno de los departamentos y regiones de ultramar de Francia. Jeanne Belanyi, directora del Observatorio de Ultramar, que analizó el auge de la extrema derecha en los territorios de ultramar para el think tank francés Fundación Jean Jaures, observa que esto ocurre, primero, en un contexto de mayor abstención que en otras partes de Francia.

El azul oscuro del mapa muestra que la gran ganadora en los territorios de ultramar suele ser la abstención. Si en las presidenciales de 2022, en la Francia continental se abstuvo el 28%, en los territorios de ultramar lo hizo un 53% de media. Los que sí votaron, eligieron a Le Pen. El segundo motivo de esto, explicaba Belanyi, es que "las medidas socioeconómicas propuestas no tienen en absoluto en cuenta las dificultades ligadas al alto coste de la vida en el extranjero" y, el tercero, "su ideología desigual y racialista". La gente pide "poder ganarse la vida dignamente con su trabajo", dice Denis Monneuseu, sociólogo e investigador de la Universidad Católica de Occidente en Angers. Dice que "este fue el mensaje clave de los ‘chalecos amarillos’", que entonces los partidos no escucharon.

La prensa francesa lleva un tiempo mirando con lupa al antiguo pueblo minero de Hénin-Beaumont, en el norte de Francia, un departamento de Paso de Calais, en la región de los Altos de Francia, que se ha convertido en feudo de la extrema derecha de Le Pen. Aquí, tras el adiós a la minería, varios cierres de industrias y altas cifras de desempleo, en 2014, la extrema derecha se hizo con la mayoría absoluta tras cerca de 70 años de gobierno socialista. Desde entonces, el anterior Frente Nacional (FN), que en 2018 pasó a ser la Agrupación Nacional (RN), triunfa en Hénin-Beaumont.

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