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La trampa de los impuestos: 39 muertos para demostrar por qué es tan difícil un estado del bienestar en África
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El fraude del sistema público

La trampa de los impuestos: 39 muertos para demostrar por qué es tan difícil un estado del bienestar en África

Kenia es el país africano con el porcentaje más alto de deuda. La Generación Z ha dicho 'basta' para evitar que su pueblo no vuelva a asfixiarse en otra subida de aranceles

Foto: El presidente de Kenia, William Ruto, tras las protestas por la propuesta de subir los impuestos. (EFE/EPA/HIRAM OMONDI)
El presidente de Kenia, William Ruto, tras las protestas por la propuesta de subir los impuestos. (EFE/EPA/HIRAM OMONDI)

En las últimas semanas, Kenia ha vivido sus protestas más significativas en más de una década. Miles de jóvenes se manifestaron de forma altruista tras reunirse en las redes bajo la etiqueta #RejectFinanceBill2024 para protestar contra la propuesta de subida generalizada de impuestos.

Lo que era una organización pacífica acabó con manifestantes entrando a la fuerza en el Parlamento y al menos 39 jóvenes muertos por la represión policial, que empezó lanzando gas lacrimógeno y cañones de agua, y acabó disparando con balas.

Entonces, el presidente William Ruto dio marcha atrás y anunció que retiraba la polémica ley que iba a entrar en vigor en julio para calmar la tensión. Pero el daño ya estaba hecho. Miles siguieron manifestándose contra su gestión y pidiendo su dimisión.

Lo que ha ocurrido en Kenia es solo una muestra más de la trampa de los impuestos en África. La dificultad para generar un sistema fiscal sostenible en países con mucha informalidad y baja renta viene unida a la sensación ciudadana de que los impuestos no van a ayudar a generar un estado de bienestar que mejore sus vidas. Al contrario, van a pagar una deuda que ellos no han contraído y a llenar los bolsillos de los políticos.

La corrupción y la trampa de los impuestos

En julio de 2019, Henry Rotich era el ministro de Finanzas y Kamau Thugge su segundo, cuando la policía les arrestó a ambos en una macroredada contra la corrupción en Kenia. Ambos estaban dentro de los ocho acusados de inflar el precio de la construcción de dos presas, obligando al Tesoro Público a tomar prestado 120 millones de euros más de los previstos en bonos. "Este tipo de crimen e irresponsabilidad nos esclaviza con deudas innecesarias e hipoteca a nuestras generaciones futuras", dijo el fiscal general del Estado, Noordin Haji.

Cinco años más tarde, ambos no solo han esquivado la cárcel, sino que dirigen de nuevo las finanzas del país: Thugge es ahora el gobernador del Banco Central y Rotich, asesor fiscal del presidente. Ambos eran personas cercanas a Ruto, que les había nombrado cuando todavía era vicepresidente en 2013 y muchos consideraron que este era conocedor de la trama, aunque nunca se le imputó. Cuando llegó al poder, les exoneró la justicia y fueron nombrados en sus actuales cargos.

Kenia ha llegado a su máximo histórico de deuda del 73,26% del PIB en 2023

Cinco años más tarde, Kenia ha llegado a su máximo histórico de deuda del 73,26% del PIB en 2023. El país se enfrentaba a un posible impago y a la mala imagen de los inversores. En junio debía devolver dos mil millones de dólares en eurobonos. Para poder hacerlo, tuvo que volver a emitir deuda y aceptar 1,5 mil millones de dólares a un interés del 10,37%, el porcentaje más alto de un país africano este año.

La subida de impuestos venía obligada: si no se aumentaba la recaudación, los tipos de interés subirán todavía más. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acababa de dar un tirón de orejas al Ejecutivo por no aumentar la recaudación y le imploró a hacerlo mediante una reforma fiscal a la que condicionaba el desembolso de 976 millones de dólares, una cuarta parte del acuerdo alcanzado en 2021.

Foto: Kenia (Fuente: iStock)

Ruto, Rotich, Thugge y el actual ministro de finanzas, Njuguna Ndung'u, lo tuvieron claro: hay que subir los impuestos. No era la primera vez que lo hacían. El año pasado, el gobierno ya anunció un aumento del IRPF hasta el 35% y del impuesto de sociedades a las pymes de un 1% a un 3%. Aun así, la recaudación no ha aumentado significativamente y ha venido el tirón de orejas del FMI.

En la mayoría de los países africanos, la informalidad de la economía y el mercado laboral dificulta la recaudación de impuestos. En Kenia, tan solo el 17% de la población trabaja con un contrato estable en la economía formal, con el resto viviendo al día sin un control fiscal y se calcula que un tercio del PIB del país viene de la economía informal. Así, aumentar el IRPF o el impuesto de sociedades sirve de poco. Para conseguir aumentar la recaudación hay que tocar productos de consumo que todos tengan que pagar. Ahí entra el problema.

El año pasado el Ejecutivo subió del 8% al 16% el IVA a la gasolina, pero en la protesta de ley de este año se preveía una subida generalizada en la mayoría de productos hasta ese porcentaje. El proyecto incluía una subida del IVA al pan del 0% al 16%; del aceite hasta el 25%; un 2,5% a los vehículos de motor y un 5% a los pagos móviles a través de M-PESA, la popular aplicación que en transacciones triplica el PIB de Kenia. Ahora, eso no era lo único, casi nada se salvaba de la subida hasta un 16% que incluía productos como instrumentos musicales, a las plantas de reciclaje y a cosas extravagantes como el alquiler de aviones o el lanzamiento de cohetes.

Con toda esa batería, el Ejecutivo pretendía aumentar la recaudación de IVA de menos de 4 millones de euros en el año fiscal 2022/2023 a casi 5,5 millones dos ejercicios más tarde. Era la partida que más subía en los ingresos y, aun así, no daba para pagar los gastos, que no paran de subir hasta un récord de 28,8 mil millones de dólares por culpa de dos partidas: los salarios públicos y el pago de la deuda.

Unas manifestaciones que han cambiado a Kenia

"Kenia no es la rata de laboratorio del FMI", sostenía en una pancarta un joven en las protestas contra la subida de impuestos. Tan solo tres países de África —Botsuana, Eritrea y Libia— nunca han tomado prestado de la organización internacional y Kenia ha recibido ya más de 4 mil millones de dólares.

El acuerdo con el FMI previo al anuncio de la subida de impuestos se vio como que el presidente estaba siendo obligado a hacerlo. La prensa local informó más tarde que ejecutivos de la organización monetaria le pidieron a Ruto "resistir" cuando comenzaron las manifestaciones, ya que dijeron que el riesgo era "intermedio".

Las críticas al FMI vienen en una creciente ola de descontento contra Occidente en África asociado al neocolonialismo que puede arrastrar a los jóvenes kenianos. Ruto ha apostado por llevar la contraria y acercarse todavía más a Estados Unidos, siendo recibido por el propio Joe Biden en visita oficial en la Casa Blanca menos de un mes antes de las protestas que han diezmado su popularidad.

"La subida de impuestos es la cara de las protestas, pero en el fondo es cosa de deuda", asegura Samuel. El dinero prestado al FMI sirve para pagar una deuda que muchos no sienten que sea legítima. "El problema no es tanto el FMI y las medidas de austeridad, sino la deuda que se contrae", afirma el manifestante.

En Kenia, hay economistas que aseguran que no se debería devolver el dinero prestado a los acreedores extranjeros bajo la teoría de la deuda odiosa, que argumenta que es legítimo no pagarla si va contra los intereses de los ciudadanos. En un país donde todo está politizado y segmentado por etnias, estas protestas las han liderado por primera vez la llamada Generación Z, sin ningún vínculo más allá de sentirse oprimidos por la clase política.

Esa unión ha llevado a lo que muchos aseguran que es el comienzo de una revolución juvenil contra el poder y muestran la dificultad de crear un sistema fiscal sostenible en África. En Sudán, las protestas para aumentar el impuesto al pan acabaron con treinta décadas de dictadura de Omar Al-Bashir. En Kenia, de momento Ruto tiembla.

En las últimas semanas, Kenia ha vivido sus protestas más significativas en más de una década. Miles de jóvenes se manifestaron de forma altruista tras reunirse en las redes bajo la etiqueta #RejectFinanceBill2024 para protestar contra la propuesta de subida generalizada de impuestos.

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