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El independentismo escocés, herido de muerte tras las elecciones británicas
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El SNP se hunde en las elecciones de UK

El independentismo escocés, herido de muerte tras las elecciones británicas

El Partido Nacional Escocés (SNP) vive una debacle sin precedentes tras conseguir únicamente nueve parlamentarios escoceses

Foto: Simpatizantes y candidatos del Partido Nacional Escocés (SNP). ( REUTERS/Lesley Martin)
Simpatizantes y candidatos del Partido Nacional Escocés (SNP). ( REUTERS/Lesley Martin)

El cambio de ciclo en Reino Unido no solo pone fin a una era de 14 años de gobierno conservador. Termina, también, con el dominio de los independentistas escoceses en Edimburgo. El hasta ahora todopoderoso SNP ha sido masacrado quedándose con apenas nueve parlamentarios escoceses, un resultado peor incluso de los pronósticos de las encuestas más pesimistas.

Nada queda de la formación que estuvo a punto de lograr su sueño secesionista en el referéndum de 2014 pactado con el Gobierno central. Pese al empeño de los independentistas catalanes por posar juntos en la foto, el Partido Nacional Escocés (SNP) siempre dejó claro que nunca abogaría por un plebiscito ilegal.

Los independentistas escoceses han terminado atrapados en una cruenta guerra civil, sin lograr desarrollar un programa político coherente para llenar el enorme vacío de su razón de ser, fingiendo que una nueva consulta popular era inminente, cuando estaba claramente fuera de la agenda.

Había un obstáculo constitucional — en noviembre de 2022, la Corte Suprema británica dictaminó que el Parlamento escocés no podía legislar para una votación sin el permiso de Westminster — y otro electoral — el apoyo a la independencia nunca logró una mayoría sostenida y clara del tipo que podría haber obligado a los primeros ministros británicos a acceder a otra consulta —.

Foto: Nicola Sturgeon en su último acto oficial. (Reuters)

El descarrilamiento del SNP pone la puntilla. En menos de dos años han cambiado tres veces de líder, tras la repentina dimisión de Nicola Sturgeon, investigada ahora por la policía por la misteriosa donación de 667.000 libras (761.000 euros) para un nuevo referéndum que nunca existió. Su marido Peter Murrell — ex director ejecutivo del SNP desde 1999 hasta 2023 — ya ha sido acusado formalmente por malversación de fondos.

Hace menos de una década, el SNP ganó todos menos tres de los 59 escaños de Westminster que entonces tenía Escocia asignados en la Cámara de los Comunes (ahora tiene 57) en lo que se llamó el tsunami de 2015. Pese a la derrota del plebiscito de 2014, se convirtieron en auténticos `rock stars´ de la política de Edimburgo.

Los escoceses continuaron votando por el partido de la independencia en cifras récord. En 2019, bajo Nicola Sturgeon, el SNP llegó a dominar la política escocesa en todos los niveles, no solo en Westminster. A día de hoy todavía tiene más escaños en el parlamento de Holyrood que todos los partidos unionistas juntos.

Durante una época se creyó que era una máquina imparable. Sturgeon estaba tan segura de la capacidad de su partido para ganar votos que anunció, en noviembre de 2022, que su objetivo en las próximas elecciones generales, en 2024, sería ganar más del 50% de los votos. “Votar en Escocia”, declaró, sería el “referéndum de facto” sobre la independencia. Siempre demandaron una segunda consulta defendiendo que el Brexit había cambiado las reglas de juego.

Una perdida "humillante"

Algunos de los políticos de Westminster, como el exlíder laborista Jeremy Corbyn, apoyaron la demanda de 'Indyref2'. Funcionarios públicos como Philip Rycroft, exjefe de la Unidad Brexit de Whitehall, dijeron que era insostenible que Reino Unido siguiera ignorando las enormes victorias del partido independentista.

Pero si se trató de algún tipo de referéndum de facto, el SNP claramente lo ha perdido con gran humillación. John Swinney, actual líder, ha llevado al partido a su peor derrota desde que fuera el mismo líder del SNP hace veinte años.

Swinney — quien ya dirigió el partido entre 2000 y 2004, — asegura que la política se encuentra en el “peor estado” de su carrera y entona el mea culpa por el papel que él mismo ha desempeñado en el ambiente de polarización.

Por su parte, los laboristas han recuperado el dominio que disfrutaban en la política escocesa hasta el golpe de Alex Salmond en 2007. Mientras que el laborismo en Reino Unido en su conjunto se ha mantenido firme en términos de porcentaje de votos, en Escocia su voto se ha duplicado.

Foto: Protesta independentista en Glasgow. (EFE/Robert Perry)

Por supuesto, el SNP insiste en que se trata de un revés electoral temporal en la larga marcha hacia la liberación nacional. El portavoz de la formación en Westminster, Stephen Flynn, justifica los humillantes resultados en la determinación de los votantes por echar a los conservadores del Gobierno. Por su parte, el líder Swinney, ha reconocido que se trataba de un "resultado muy, muy difícil y perjudicial". Culpó a "la desunión del partido y a mirar hacia adentro en lugar de hacia afuera".

Parece difícil creer que Swinney pueda continuar al frente del SNP después de una derrota de esta magnitud. Se esperaba que liderara el partido en las elecciones al parlamento escocés de 2026, pero quizá hay nuevo proceso de primarias.

Esta derrota es algo más que el peor resultado de la historia del SNP en términos de escaños y votos perdidos. Traza una línea bajo una generación de activismo independentista. El movimiento a favor de la secesión, que galvanizó la política escocesa en la década de 2010, ahora está dividido y desmoralizado.

El partido nacionalista está sin líder y desacreditado. Incluso es rechazado por muchos de los casi 50% de los escoceses que todavía dicen apoyar el principio de independencia. Aunque la secesión, según las encuestas, ya no es de por sí la ruptura con los ingleses. Una cosa es apoyar a su país y querer tener el control de sus políticas. Otra muy distinta, dicen ahora, es abandonar Reino Unido.

El cambio de ciclo en Reino Unido no solo pone fin a una era de 14 años de gobierno conservador. Termina, también, con el dominio de los independentistas escoceses en Edimburgo. El hasta ahora todopoderoso SNP ha sido masacrado quedándose con apenas nueve parlamentarios escoceses, un resultado peor incluso de los pronósticos de las encuestas más pesimistas.

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