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¿Quién (y cómo) gobernará Francia? Siete escenarios posibles y alguno improbable
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Francia no sabe qué hacer ahora

¿Quién (y cómo) gobernará Francia? Siete escenarios posibles y alguno improbable

En un esfuerzo de colocar sobre la mesa las distintas opciones, sin olvidar ni siquiera las más alocadas (¿quién sabe? Nadie esperaba estos comicios), estos son los escenarios a los que se puede enfrentar Francia y su presidente Emmanuel Macron

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron, guiña el ojo en el momento de presentar su voto este domingo (Reuters/Christian Hartmann)
El presidente francés, Emmanuel Macron, guiña el ojo en el momento de presentar su voto este domingo (Reuters/Christian Hartmann)
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Contra pronósticos, la izquierda se ha erigido como ganadora en la segunda vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional francesa. La amplia coalición del Nuevo Frente Popular (NFP), desde La Francia Insumisa al Partido Socialista o los Verdes, suman 182 escaños de los 577 que componen la Cámara Baja. Les siguen la coalición macronista con 168 escaños, los de Agrupación Nacional de Marine Le Pen con 143 y la derecha tradicional de Los Republianos con 45. Pero con estas cifras tan ajustadas, la pregunta ahora es cómo va a quedar conformado el próximo gobierno francés. Nadie tiene una respuesta clara.

Con todavía la Asamblea sin constituir oficialmente (lo será el 18 de julio) la nebulosa política francesa apenas se ha disipado. "Más allá del alivio a corto plazo que supone ver a la extrema derecha derrotada, estas elecciones abren una nueva página de incertidumbre e inestabilidad, en la que los partidos se verán obligados a hacer coaliciones y concesiones, algo que no suele estar arraigado en la cultura política francesa", afirma Célia Belin, analista del think tank European Council on Foreign Relations (ECFR), a El Confidencial.

En un esfuerzo de colocar sobre la mesa las distintas opciones, sin olvidar ni siquiera las más alocadas (¿quién sabe? Nadie esperaba estos comicios), estos son los escenarios a los que se puede enfrentar Francia y su presidente Emmanuel Macron, que tendrá que encontrar un equilibrio entre la izquierda ganadora de las elecciones y su propia formación, o lanzarse al vacío del caos de una Asamblea en contra.

1. Cohabitación (a cara perro)

La ausencia de mayorías claras y la victoria (aunque escueta) del Nuevo Frente Popular podría implicar que el color del Ejecutivo y el del presidente no coincidan. No es la primera vez. Ya sucedió durante el mandato del presidente socialista François Mitterrand, entre 1986 y 1988, y luego entre 1993 y 1995. Pero incluso en estos casos, el gobierno elegido había conseguido una mayoría en la Asamblea, lo que no es el caso en estas elecciones.

“Este es el escenario que parece más sencillo desde un punto de vista institucional y parlamentario”, afirma el profesor de ciencias políticas en la Universidad de París-II, Benjamin Morel, al periódico Libération. Pero no tan sencillo en cuanto a la relación del presidente con un gobierno salido del Nuevo Frente Popular (si consigue salir adelante en la Asamblea, en minoría). "¿Cómo se comportará el presidente en una situación de cohabitación cuando hasta ahora se ha acostumbrado a concentrar todo el poder?", reflexiona el docente.

"Sin un claro ganador, existe una gran incertidumbre sobre quién gobernará en Francia. En los próximos días o semanas, Macron explorará formas de retener el poder mediante la construcción de una coalición en torno a su coalición centrista", añade Belin, la analista del ECFR.

2. Una gran coalición

La falta de una mayoría clara podría generar la tentación de pensar en una gran coalición centro-izquierda entre el Nuevo Frente Popular y los macronistas. Un escenario complicado dada la difícil relación entre los macronistas y La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. "El antagonismo entre Francia Insumisa y el bando de Macron limita la posibilidad de una gran coalición de izquierda y centro", considera Belin.

"Hasta ahora, el presidente Macron nunca ha demostrado voluntad ni capacidad para negociar su plataforma política para formar una coalición", añade la analista, que continúa: "Lo que probablemente conducirá a una coalición dividida con puntos de vista contrapuestos sobre cuestiones clave como las pensiones y la inmigración". La idea sería, quizá, atraer a los elementos más centristas del Nuevo Frente Popular, como los socialistas y los Verdes, dejando a un lado a La Francia Insumisa de Mélenchon.

Foto: El líder de La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Melenchon (EFE/Andre Pain)

En el caso de, pese a todo, conseguirse esa coalición, acabaría en una relativa mayoría débil expuesta a una moción de censura, que volvería a dar un vuelco al eje de la política francesa.

3. Un lejano gobierno de unidad nacional

Para no depender únicamente de la izquierda, Macron podría intentar resucitar su idea de un "gobierno de unidad nacional" que incluiría a todos los partidos "del arco republicano", es decir, también los conservadores clásicos de Los Republicanos, dejando solo fuera a los de Marine Le Pen. Aunque Macron lo pueda intentar, es prácticamente imposible: con la fuerza de haber ganado las elecciones, es improbable que la izquierda ceda a esta posibilidad y abandone los principales puntos de su agenda progresista.

"Macron podría estar dispuesto a abrirse a la derecha de Les Républicains y otros pequeños grupos de derecha, que juntos obtuvieron un poco más de 60 escaños", aunque "no sería suficiente para una mayoría absoluta, pero podría permitir la formación de un gobierno minoritario de centroderecha", dice Belin.

4. El 'secuestro' de una Asamblea enfadada

Pero, la pregunta que más inquieta a los ciudadanos franceses es ¿qué pasa si no se llega a un acuerdo de coalición entre las distintas formaciones políticas? La respuesta está en la Constitución gala. En su artículo 12 explica que, tras la disolución de la Asamblea Nacional y la anticipación de las elecciones legislativas “no podrá llevarse a cabo una nueva disolución en el año siguiente a dichas elecciones”. Así que, incluso en caso de que la Asablema Nacional rechace al candidato al gobierno una y otra vez, no se podría convocar elecciones hasta dentro de un año. “El error de Macron y sus asesores es no haber comprendido que la disolución funciona como las armas nucleares”, explica Thomas Enhrard, profesor de ciencias políticas de la Escuela Politécnica a Libération. "El presidente está ahora a merced del Parlamento durante un año", continúa.

Su conclusión es que “al estar prohibida la disolución, se invierte el equilibrio de poder entre el poder ejecutivo y el Parlamento”, lo que abriría la puerta a que “el gobierno pueda ser derrocado en cualquier momento por los diputados” y que fueran los propios parlamentarios los que pierdan el miedo a censurar sin ningún pretexto las nuevas propuestas del Ejecutivo.

5. El gobierno de los tecnócratas

También está la tentación de que, ante un bloqueo permanente, se apueste por un gobierno tecnócrata, sin afiliación política, que se encargarían de gestionar la administración. La inspiración sería el ejecutivo italiano del economista Mario Monti. "En Italia, esto permitió tomar medidas muy impopulares, en particular de austeridad en el contexto de la crisis financiera, que los partidos no apoyaron", asegura por su parte Camille Bedock investigadora del Centro Nacional para la Investigación Científica (CRNS).

6. Un gobierno en funciones

En su análisis, el periódico francés Liberation lo llama una solución "exótica" para el país galo, pero que sería el caso de países donde, tras unas elecciones, las negociaciones de formar gobierno se han prolongado durante meses y, hasta entonces, se ha mantenido un gobierno en funciones. El caso más radical sería Bélgica, con 541 días antes de lograr formar gobierno, pero también mencionan el caso español, cuando el presidente del gobierno Pedro Sánchez gobernó España entre julio y noviembre de 2023.

“Estamos en un sistema institucional donde no podemos gobernar sin una mayoría absoluta, pero es un poco dramático porque todas las democracias que nos rodean no funcionan así”, asegura Bedock, la investigadora del CRNS. Porque esta solución nunca podría ser a largo plazo.

7. Dimisión de Macron

En su primera comparecencia tras conocerse los resultados de la izquierda, Mélenchon declaró que o Macron elegía un candidato del Nuevo Frente Popular para dirigir el gobierno como primer ministro, o que dimitiera. Conociendo el carácter de Macron, y dado que este sería su último mandato, parece improbable que decida dimitir de su cargo, convocando nuevas elecciones presidenciales. Pero, si se diera, sería el presidente del Senado, Géradr Larcher, quien tomaría sus funciones de la presidencia.

Contra pronósticos, la izquierda se ha erigido como ganadora en la segunda vuelta de las elecciones a la Asamblea Nacional francesa. La amplia coalición del Nuevo Frente Popular (NFP), desde La Francia Insumisa al Partido Socialista o los Verdes, suman 182 escaños de los 577 que componen la Cámara Baja. Les siguen la coalición macronista con 168 escaños, los de Agrupación Nacional de Marine Le Pen con 143 y la derecha tradicional de Los Republianos con 45. Pero con estas cifras tan ajustadas, la pregunta ahora es cómo va a quedar conformado el próximo gobierno francés. Nadie tiene una respuesta clara.

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