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Las 'aventuras' de Orbán en Moscú y Pekín enfurecen a sus homólogos de la UE
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Los líderes europeos le leen la cartilla

Las 'aventuras' de Orbán en Moscú y Pekín enfurecen a sus homólogos de la UE

La presidencia húngara del Consejo de la Unión Europea está generando enormes tensiones con el resto de socios pocos días después de comenzar a rodar

Foto: El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, visita al presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. (Kremlin/DPA)
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, visita al presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú. (Kremlin/DPA)

Este miércoles, Balint Odor, embajador representante permanente de Hungría ante la Unión Europea, tendrá que soportar con paciencia cómo el resto de sus socios europeos le leen la cartilla. La inmensa mayoría de las capitales están profundamente irritadas con los viajes que ha realizado en los últimos días con el autoritario primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Solamente unos días después de que Budapest asuma la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, decidió viajar a Moscú y reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, y, después, viajar a Pekín para verse con el presidente chino, Xi Jinping.

El problema no es que Orbán haya viajado a Rusia y China, sino que el primer ministro ha sido ambiguo respecto en nombre de quién ha visitado Moscú y Pekín. Aunque Budapest ha señalado que saben que no tienen competencias para hablar en nombre de la Unión, lo cierto es que viajando solamente unos días después de asumir la presidencia rotatoria del Consejo, que no le da ningún tipo de competencia en materia de política exterior y sin consultar ni informar a nadie en la Unión Europea, Orbán ha tratado de impulsar su visión de que la guerra de Ucrania se solucionará si se deja de armar a Kiev. Budapest mantiene bloqueados 6.600 millones de euros destinados a armar al ejército ucraniano a través del Fondo Europeo para la Paz (EPF).

Nadie, salvo el canciller austriaco en abril de 2022, ha visitado Moscú después de que estallara la guerra. Orbán lo ha hecho en su típico estilo provocador, moviendo en redes sociales vídeos de su visita en los que se incluye el logotipo de la presidencia húngara del Consejo. Por eso los embajadores representantes permanentes del resto de países van a pedir a Odor que dé explicaciones este miércoles. El objetivo es enviar un mensaje a Budapest de que los movimientos de Orbán no están gustando para nada y que el resto de socios europeos están muy alarmados. “En las capitales crece la preocupación por el papel que se atribuye a sí mismo Orbán en la llamada "misión de paz", en la que debería quedar claro que solo representa a su propio país”, explica una fuente diplomática.

“En lugar de ello, ha sido intencionadamente muy ambiguo, mostrando por ejemplo el logotipo de la presidencia en sus dramáticas comunicaciones”, critica la misma fuente. “Por ello, los embajadores buscarán más claridad en el Coreper, la reunión de embajadores representantes permanentes de este miércoles. Las tensiones son elevadas tras solamente siete días de presidencia y se espera que lo sean aún más a medida que nos acerquemos al Consejo de Asuntos Exteriores, en el que, entre otras cosas, el EPF sigue bloqueado por Hungría con el acuerdo de los otros 26 Estados miembros”, explican las fuentes diplomáticas.

Foto: Viktor Orbán, primer ministro de Hungría. (Reuters)

En esa ambigüedad sobre en nombre de quién estaba viajando han participado precisamente Putin y Xi. Lo han hecho porque saben que mina la autoridad de la Unión Europea, que rompe la unidad del mensaje de los Veintisiete. En Bruselas hay mucha frustración, no solamente entre los diplomáticos del resto de Estados miembros, también en la Comisión Europea.

Se sabía que el semestre húngaro podía ser un problema. Budapest lleva mucho tiempo sin ser un socio fiable, por lo que dejarle las riendas de la presidencia iba a generar más de un dolor de cabeza. Sin embargo, no había muchas alternativas para evitar que Hungría ocupara la presidencia rotatoria que le da un poder limitado, pero con un rol bastante importante para el buen funcionamiento del Consejo.

Budapest debe organizar las agendas de la mayoría de reuniones ministeriales, salvo las de Exteriores y las de ministros de Finanzas de la Eurozona. Además, debe hacer de mediador entre los Veintisiete, suponiendo que va a ser un árbitro neutral entre el resto de Estados miembros, por lo que los demás deben confiar en su homólogo húngaro. Esa confianza, en muchos casos, está rota. Y este inicio de la presidencia húngara no está ayudando.

Foto: Xi Jinping en una reunión este lunes en Pekín con el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán. (Reuters/China Daily)

Desde el primer momento, Orbán se ha encargado de dejar claro el tono que tendría su presencia con la elección del lema para el semestre: “Hacer Europa grande otra vez” (Make Europe Great Again), un clarísimo guiño a Donald Trump, con el que Bruselas tuvo una relación muy tensa y difícil. Su sombra se asoma de nuevo a medida que se acercan unas elecciones presidenciales estadounidenses que, en caso de victoria del republicano, serían un espaldarazo para el muy aislado Orbán.

Las noticias de su visita a Moscú provocaron mucho enfado en Bruselas. Por ejemplo, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, trató de contactar con él la tarde previa a su viaje para intentar disuadirlo de visitar Rusia. Algunos líderes como Donald Tusk, primer ministro polaco, mostraron su malestar con los movimientos de Orbán, que se encuentra prácticamente aislado a nivel de líderes en su oposición a apoyar a Ucrania en su defensa ante la agresión rusa.

Este miércoles, Balint Odor, embajador representante permanente de Hungría ante la Unión Europea, tendrá que soportar con paciencia cómo el resto de sus socios europeos le leen la cartilla. La inmensa mayoría de las capitales están profundamente irritadas con los viajes que ha realizado en los últimos días con el autoritario primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Solamente unos días después de que Budapest asuma la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, decidió viajar a Moscú y reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, y, después, viajar a Pekín para verse con el presidente chino, Xi Jinping.

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