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Un hombre en una azotea, ocho disparos y explosivos en el coche: reconstrucción del ataque contra Trump
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Días, semanas y meses de investigación

Un hombre en una azotea, ocho disparos y explosivos en el coche: reconstrucción del ataque contra Trump

Las imágenes aéreas de la zona en la que tuvo lugar el tiroteo muestran que el atacante estaba en apostado en una azotea a unos 120 metros de Donald Trump

Foto: Donald Trump, instantes después del ataque en un mitin en Pensilvania, el 13 de julio. (REUTERS / Brendan McDermi)
Donald Trump, instantes después del ataque en un mitin en Pensilvania, el 13 de julio. (REUTERS / Brendan McDermi)

Alrededor de las 6:15 de la tarde, se desató el caos. En Butler, una ciudad de 13.000 habitantes de Pensilvania, Donald Trump estaba enseñando a sus simpatizantes un gráfico sobre el número de cruces fronterizos en Estados Unidos. Iba a ser un mitin más dentro de su intensa campaña política de cara a las elecciones presidenciales de noviembre de 2024.

Pero el ruido de unos disparos interrumpieron el discurso del expresidente. "¡Al suelo, al suelo!", gritaron los asistentes. Los agentes del Servicio Secreto se abalanzaron sobre Trump y ya casi no quedaban dudas: el expresidente estaba siendo víctima de un tiroteo. Miles de personas que estaban en las gradas se arrojaron al suelo casi al unísono y fueron testigos, segundos después, de la imagen que quedará para la historia.

Donald Trump se puso de pie, con un poco de sangre en la frente y en la oreja, pero sin heridas graves visibles. Levantó el puño en el aire en un gesto desafiante. "¡Fight, fight, fight!", parece decir. La audiencia rompe en vítores. "¡U-S-A, U-S-A, U-S-A!". Los agentes de Policía subieron al aspirante republicano a un todoterreno y los asistentes al mitin fueron evacuados. "Supe de inmediato que algo andaba mal porque escuché un silbido, disparos y sentí inmediatamente que la bala me atravesaba la piel", escribió Trump poco después en su red social, Truth.

En la ciudad de Butler, todavía reinaba una atmósfera de conmoción por lo que acababa de ocurrir. ¿Quién estaba detrás del ataque? Las primeras informaciones vinieron de testigos del evento. Uno de ellos, identificado como Greg Smith, explicó a la BBC que vio cómo un hombre con un rifle subía a una azotea minutos antes de que Trump fuera disparado. Avisó a la Policía, pero los agentes no tomaron medidas en ese momento. "Me puse a pensar: '¿Por qué Trump sigue hablando? ¿Por qué no lo han sacado del escenario?'... Y de repente, se oyeron cinco disparos", dijo.

Foto: El expresidente Donald Trump, tras ser herido por disparo mientras daba un mitin en Pensilvania (Reuters/Brendan McDermid)

Según la información que divulgó posteriormente el Servicio Secreto, todo indica que el sospechoso que se subió a la azotea es Thomas Mathew Crooks, el hombre de 20 años identificado por el FBI como responsable del intento de magnicidio. "Ha disparado desde una posición elevada fuera del lugar del evento", afirmaron las autoridades, que recuperaron un rifle semiautomático tipo AR-15 después de que el atacante fuera abatido.

Varios vídeos publicados en redes sociales mostraron a una persona sospechosa en el techo de un edificio, a unos 125 metros del escenario en el que Trump estaba hablando. La ubicación de la azotea, la misma que han señalado testigos como Greg Smith, coincide con la trayectoria del disparo que rozó al expresidente estadounidense.

Una fotografía de Doug Mills, de The New York Times, parece haber capturado el instante en el que la bala pasa junto a la cabeza de Trump. El exagente del FBI Michael Harrigan explicó al medio estadounidense que es posible que la línea recta que se percibe en la imagen a escasos milímetros del republicano podría ser el desplazamiento de aire debido a un proyectil. "El ángulo parece un poco bajo para haber pasado por su oreja, pero no es imposible si el tirador disparó varias veces", sostiene. La fotografía confirma lo que ya empezaron a decir miembros del equipo de Trump, como su asesor de campaña Stephen Moore. "Si la bala hubiera estado una pulgada más cerca de su cabeza, esto habría sido un asesinato", dijo a la BBC.

Varios análisis de audio realizados por medios estadounidenses como The New York Times apuntan a que se dispararon dos ráfagas de tiros. Tanto la primera ronda de tres como la segunda de cinco disparos se realizaron aproximadamente a entre 100 y 118 metros del micrófono al que el republicano estaba hablando. Esa ubicación coincidía con la ubicación del cuerpo del sospechoso. No hubo una diferencia significativa entre el sonido de los ocho disparos, lo que sugiere que probablemente provinieron de la misma arma de fuego, sostiene Robert Maher, un experto en acústica de disparos de la Universidad Estatal de Montana en Bozeman.

Las imágenes aéreas de la ubicación del lugar del mitin y de la azotea en la que se encontraba el atacante muestran que los francotiradores del Servicio Secreto tenían ángulo sobre el techo del edificio en el que estaba Thomas Mathiew Crooks. Los que estaban apostados en una carpa respondieron casi de manera instantánea a los tiros del atacante. En un vídeo publicado en la red social X, uno de los agentes parece ver algo segundos antes de los disparos. Esta información no ha podido ser verificada de forma independiente.

Sin embargo, la actuación de las autoridades estará bajo la lupa en los próximos días. Una de las preguntas más recurrentes el día después del tiroteo es qué pudo fallar para que tuviera lugar un intento de magnicidio. "Serán días, semanas, meses de investigación. Es sorprendente, pero los detalles se conocerán más adelante en la investigación", dijo el agente del FBI Kevin Rojek en una rueda de prensa.

Conforme avanzan las investigaciones se van conociendo más detalles. Según informa el Wall Street Journal, se han encontrado explosivos en el coche que conducía agresor, aparcado fuera del recinto del mitin.

Pocas horas después del ataque contra Donald Trump, el recinto en el que se celebraba el mitin seguía completamente vacío. Las personas evacuadas habían dejado una panorámica de botellas de agua vacías, de mochilas abandonadas y una bandera estadounidense gigante que ondeaba entre dos grúas.

La siguiente imagen de Donald Trump después de que abandonara el mitin rodeado por los agentes del Servicio Secreto y con sangre en la oreja y la frente, fue la del expresidente bajando de un avión en Nueva Jersey. Caminando con aparente tranquilidad y, sobre todo, por su propio pie.

Alrededor de las 6:15 de la tarde, se desató el caos. En Butler, una ciudad de 13.000 habitantes de Pensilvania, Donald Trump estaba enseñando a sus simpatizantes un gráfico sobre el número de cruces fronterizos en Estados Unidos. Iba a ser un mitin más dentro de su intensa campaña política de cara a las elecciones presidenciales de noviembre de 2024.

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