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Europa quiere controlar sus basuras. Las 'ecomafias' se encargarán de traficarlas al Sudeste asiático
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Cuánto cuesta una bolsa de plástico

Europa quiere controlar sus basuras. Las 'ecomafias' se encargarán de traficarlas al Sudeste asiático

Hace seis años, el gobierno chino bloqueó las exportaciones extranjeras de todo tipo de residuos. Desde entonces, la mafia de los residuos ilegales ha buscado nuevas vías para expandir su negocio

Foto: Varios voluntarios recogen el plástico desechado en las costas filipinas de la provincia de Batangas. (Reuters/Lisa Marie David)
Varios voluntarios recogen el plástico desechado en las costas filipinas de la provincia de Batangas. (Reuters/Lisa Marie David)

La Unión Europea quiere poner coto a sus basuras. Y los primeros pasos han sido incluso diplomáticos: dejar de enviar residuos peligrosos a países del tercer mundo, que empezaban a no tomarse demasiado bien que grandes generadores de desechos 'externalizaran' la gestión de sus basuras a vertederos en países en desarrollo mientras se ponían la capa de la transición verde. La última ley en este sentido acaba de ser aprobada en el Parlamento Europeo y entrará en vigor el próximo año, prohibiendo la exportación de residuos peligrosos plásticos a terceros países. Pero hecha la ley, hecho el crimen: será la creciente red de ecomafias la encargada de comerciar clandestinamente con los desechos de los países occidentales.

La UE en su conjunto genera más de 2.000 millones de toneladas de residuos al año, de los que 95 millones son considerados "peligrosos" (inflamables o tóxicos, entre otros). En teoría, son los propios países europeos los que tienen que lidiar con esas basuras internamente. En la práctica, la Comisión Europea ha calculado que entre un 15% y un 30% del total de sus envíos de residuos son ilegales y que logran escapar rumbo a países de África, Latinoamérica o el Sudeste asiático gracias al trabajo de estos criminales de la basura. Pero no se imaginen a Al Capone o al basurero con mono naranja, sino más bien un equipo con un buenísimo conocimiento legal y capacidad de falsificación de permisos y documentos.

"Los grupos organizados que participan en el tráfico transnacional de residuos conocen bien el mercado legal", explica Serena Favarin, investigadora en el Centro sobre Delincuencia e Innovación Transcrime, de la Universidad Católica del Sacro Cuore. "Por lo general, son propietarios o empleados de empresas de transporte, gestión y eliminación de residuos [de los propios países europeos]", que conocen las reglas del juego legal y las lagunas de la normativa medioambiental. Pero que necesitan la ayuda de intermediarios que hagan el verdadero 'trabajo sucio' para exportar desde los puertos europeos "volúmenes importantes de residuos a países menos desarrollados" esquivando el radar de sus autoridades en los controles fronterizos.

Su modus operandi depende del tipo de material a traficar.

Lo que esconden los contenedores

En el caso de España, los traficantes del plástico siguen un patrón que los investigadores de las ecomafias conocen ya bien. Imaginemos que tenemos un cargamento de plásticos de aparatos electrónicos triturados mezclado con metales pesados. El primer paso es declarar falsamente que estos residuos no son peligrosos y son reciclables, por ejemplo, etiquetándolos como si fuera un cargamento de botellas de plástico trituradas. Los plásticos del cargamento real "no podrían salir de aquí, pero si se han declarado como un residuo que viene de la botella de plástico, pues sí. Podría salir, básicamente", explica Carlos Astrain, comandante de la Unidad Central Operativa (UCO) de Medio Ambiente de la Guardia Civil, en entrevista con este periódico.

El segundo paso es falsificar certificados y permisos para pasar las inspecciones de mercancías en las aduanas, que no son muy minuciosas. "No es habitual abrir los contenedores y menos en exportación; si está en importación, sí, pero en exportación lo miran mucho menos", continúa el comandante, quien lamenta que, "si ya de por sí es complicado controlar todo lo que entra en una aduana en importación, pues imagínate lo que sale".

Foto: Un empleado recoge botellas en un taller de reciclaje de Islamabad. (Reuters)

Los países del Sudeste Asiático y Hong Kong son los principales puertos a los que se dirigen estos contenedores de residuos plásticos peligrosos, que en su mayoría transitan por vía marítima. Antes, China encabezaba la lista, pero en 2018 vetó las importaciones de basura extranjera "altamente contaminada", para "proteger los intereses ambientales de China y la salud de las personas", según defendió entonces el Ministerio de Protección Ambiental en Pekín. Los traficantes tuvieron que buscar nuevas rutas y el tráfico que ya no recibe China acaba redirigido a otros países de la región.

"Al desplazar esas primeras instalaciones de reciclaje desde los puertos de China hacia puertos con los que podían operar directamente, como puede ser Malasia o Indonesia", la mafia de las basuras occidentales encontró un nuevo y amplio mercado en las regiones del sur asiático, continúa el agente, experto en este tipo de criminalidad. "Lo que hicieron fue desplazar el problema medioambiental a otros países, donde, además, también el comercio es más asequible", asevera.

Este fue solo el primer toque de atención a las naciones occidentales, que un año después aceptaron que había llegado el momento de empezar a legislar contra la exportación de cargamentos con plásticos contaminados, mezclados o imposibles de reciclar... Con la única excepción de que el país destinatario autorice expresamente la recepción de estas basuras. Desde entonces, cada vez más gobiernos denuncian que siguen siendo un 'vertedero' occidental.

Los residuos electrónicos, también a la deriva

La Unión Europea genera más de 2.000 millones de toneladas de residuos cada año —una cifra que no baja desde hace más de una década—, de los que hasta 95 millones son de desechos peligrosos, según los últimos datos recogidos en el barómetro Eurostat. En residuos peligrosos, Alemania encabeza el ránking, con 23,4 millones de toneladas generadas, seguido por Bulgaria, con 13,9 millones, y Francia, con 11,2 millones. Eurostat contabiliza también países de la esfera europea pero no dentro de la Unión, con Turquía como principal generador con 30,6 millones, seguido de Serbia, que con 11,3 millones genera más toneladas de residuos peligrosos que países mucho más grandes, como Francia o la propia España (3,3 millones).

Para el Ejecutivo comunitario, la etiqueta de "residuos peligrosos" abarca desde productos explosivos, oxidantes o inflamables hasta los tóxicos, carcinógenos, corrosivos, infecciosos o mutagénicos. Los residuos electrónicos entran en esta categoría por contener materiales como plomo o mercurio.

Según organizaciones ecológicas internacionales como iPen y Basel Action Network (BAN), Europa exporta ilegalmente hasta 1,1 millones de toneladas de residuos electrónicos a terceros países en África y Asia. En el caso africano, estos residuos electrónicos clandestinos se introducen a través de los puertos del Golfo de Guinea como Nigeria, Egipto y Ghana. Este tipo de residuo es más fácil desechar que reciclar por su estricta normativa de reciclaje.

Foto: Agentes de la Guardia Civil examinando un posible vertido ilegal (Foto:Guardia Civil)

“Con los aparatos electrónicos, con los vehículos o con la ropa, se declara todo como segunda mano, aunque son residuos. Como eso va por circuito verde, no se controla”, detalla el responsable del grupo de Contaminación de la UCO del Seprona. “Al final, el fraude siempre está en hacer pasar un residuo por otro o hacer pasar una última operación por otra”, concluye.

Según las investigaciones de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), estos grupos criminales se distinguen por "tener un alto nivel de especialización y estar bien estructurados para poder infiltrarse en la economía legal". Respondiendo a preguntas de El Confidencial, apuntan que estas ecomafias "tratan de minimizar los costos operativos y maximizar las ganancias ilícitas, por lo que han optado por buscar regulaciones ambientales menos estrictas y sistemas de eliminación de desechos menos costosos en países fuera de la Unión Europea".

Para combatir el tráfico de residuos ilegales, la OLAF defiende que "la Unión Europea cuenta con estrictas normas que regulan la gestión y eliminación de residuos". Pero aun así, millones de toneladas de residuos ilegales siguen escapándose de la red.

¿Qué hace la Unión Europea para combatir esta lacra?

En el caso del comercio ilegal de desechos plásticos, la Unión Europea ha buscado controlar sus traslados prohibiendo las exportaciones a países que no pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una normativa que entrará en vigor en mayo del próximo año.

La UE es consciente del negocio ilegal, así que está conformando un "grupo de control" que colocará en el mismo plano de coordinación a autoridades aduaneras y policiales con las medioambientales de los países europeos. Porque si el crimen se pasa al medioambiente, la ley también.

La Unión Europea quiere poner coto a sus basuras. Y los primeros pasos han sido incluso diplomáticos: dejar de enviar residuos peligrosos a países del tercer mundo, que empezaban a no tomarse demasiado bien que grandes generadores de desechos 'externalizaran' la gestión de sus basuras a vertederos en países en desarrollo mientras se ponían la capa de la transición verde. La última ley en este sentido acaba de ser aprobada en el Parlamento Europeo y entrará en vigor el próximo año, prohibiendo la exportación de residuos peligrosos plásticos a terceros países. Pero hecha la ley, hecho el crimen: será la creciente red de ecomafias la encargada de comerciar clandestinamente con los desechos de los países occidentales.

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