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La nube Von der Leyen: cómo hacer que el PPE y Los Verdes crean que les interesa lo mismo
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REELEGIDA PRESIDENTA DE LA COMISIÓN

La nube Von der Leyen: cómo hacer que el PPE y Los Verdes crean que les interesa lo mismo

Von der Leyen logra convencer a los cuatro partidos que le han apoyado de que ha asumido las prioridades de todos ellos, aunque sus intereses sean divergentes

Foto: Ursula von der Leyen, reelegida como presidenta de la Comisión Europea. (Europa Press/LaPresse/Roberto Monaldo)
Ursula von der Leyen, reelegida como presidenta de la Comisión Europea. (Europa Press/LaPresse/Roberto Monaldo)

La pareidolia es el efecto psicológico por el que vemos determinadas formas a ciertos objetos. Por ejemplo, cuando le ves forma de cara a una alcantarilla. El ejemplo clásico, sin embargo, son las nubes. Y suele ocurrir que cada uno ve una forma distinta. Y eso es lo que ha pasado este jueves en Estrasburgo. La nube Ursula von der Leyen. Mientras el Partido Popular Europeo (PPE) ha visto en ella una candidata popular, comprometida a tener en cuenta sus prioridades, los socialistas (S&D) la han visto como comprometida con muchos de sus principios y recogiendo propuestas clave para ellos, como le ha pasado también a los liberales de Renew Europe o a los ecologistas de Los Verdes.

A priori es difícil que el mismo discurso haya convencido a cuatro partidos que no solamente tienen opiniones diferentes en muchos puntos, sino que incluso se encuentran en una tendencia divergente en ciertos aspectos, como por ejemplo ocurre en la cuestión de la lucha contra el cambio climático, donde el PPE y Los Verdes se encuentran cada vez más alejados, en la cuestión de la inmigración, donde los populares o incluso algunos sectores de los socialistas defienden cada vez una política migratoria más dura, en contraste con el enfoque de los sectores progresistas dentro de S&D o en la bancada de Los Verdes.

Y, sin embargo, Von der Leyen lo ha conseguido. O al menos ha conseguido que los partidos se autoconvenzan. Este jueves ha hecho un discurso en el Parlamento Europeo que, combinado con las directrices políticas que ha propuesto para la próxima Comisión Europea, ha dado y quitado a todas las grandes familias políticas. Sí, ha endurecido el tono en la inmigración, y habla de desarrollar “nuestras asociaciones estratégicas (con socios del Mediterráneo) con responsabilidad y resultados claros” en materia migratoria, hablando también de su compromiso por “reflexionar sobre nuevas formas de contrarrestar la migración irregular”. Algunos pueden escuchar ahí un eco al acuerdo del PPE en el Congreso Electoral de Bucarest (Rumanía) pidiendo explorar un “modelo Ruanda” a la europea, como el acuerdo entre Italia y Albania. Pero Von der Leyen no va tan lejos. Los socialistas y verdes se han reconfortado con su mención de una política migratoria dura con rostro humano.

A los socialistas les ha prometido tomarse en serio la necesidad de un plan de acción para el acceso a la vivienda, pero ellos, ella y todo el mundo en Bruselas, sabe que las opciones son muy limitadas en una cuestión en la que la competencia está totalmente fuera del alcance de la Comisión Europea. A Los Verdes les ha prometido seguir defendiendo el Pacto Verde, ese mismo que el PPE pedía revisar con lupa y, cuando fuera necesario, deshacer. Al mismo tiempo, los populares pueden reconfortarse con el hecho de que la llamada “pausa regulatoria”, el dejar de legislar en materia climática, es un hecho. Von der Leyen no habla de seguir avanzando en el Pacto Verde, buena noticia para el PPE, pero tampoco

Foto: Von der Leyen en una imagen de archivo. (Getty Images/Philipp Guelland)

Cal y arena para todos. El que no se consuela es porque no quiere, edición Von der Leyen. Al final, cada grupo político ha visto la nube con la forma que le ha interesado, y la alemana ha sido elegida por un margen de 41 votos sobre la mayoría necesaria. Los que más esfuerzo han tenido que hacer han sido los ecologistas, que son, al final, los que menos razones tienen para fiarse de ella. Han tenido que ver la nube Von der Leyen con una determinada forma casi por la fuerza: la amenaza de otro presidente de la Comisión Europea alternativo que se pudiera proponer si Von der Leyen era rechazada les empujaba a votar que sí y salvar al menos los avances en materia climática del próximo lustro. Por lo pronto no van a ser aceptados como uno más dentro de la gran coalición de populares, socialistas y liberales, y seguramente no les interesa, pero ya son parte de la “mayoría Von der Leyen II”, de manera inevitable, les guste a sus compañeros de viaje, incluida a la propia presidenta de la Comisión Europea, o no.

Mínimo común denominador

Para el PPE una candidata muy lejos de lo ideal, demasiado progresista, demasiado poco apegada al partido, pero al fin y al cabo una política de la CDU democristiana alemana de toda la vida. Para los socialistas lo más aceptable que pueden encontrar dentro del PPE. Para Renew Europe, una candidata francófila, muy cercana al Elíseo, que se encuentra en el centro del sistema nervioso de la familia liberal europea. Para Los Verdes, una conservadora alemana que ha hecho más por impulsar la agenda climática de lo que ellos podrían haber conseguido solos jamás.

placeholder Von der Leyen durante su discurso ante la Eurocámara. (EFE)
Von der Leyen durante su discurso ante la Eurocámara. (EFE)

Para todos, la única opción viable, el mínimo común denominador. Pero Von der Leyen es mucho más que eso. Durante los últimos cinco años ha ido acumulando poder, ha ido aprendiendo a moverse en Bruselas, a tratar con los líderes europeos, a saber cómo calmar los ánimos en la Eurocámara cuando el desdén que en algunas ocasiones ha mostrado hacia el Parlamento Europeo ha provocado que se instalara entre algunos eurodiputados la voluntad de revuelta. Nadie ha acumulado tanto poder al frente del Ejecutivo comunitario desde la era de Jacques Delors, y la pregunta que sobrevuela ahora su segundo mandato es que va a aprovechar ese poder o lo va a desperdiciar durante los próximos cinco años.

A nadie le sorprende su elección. Es una elección por defecto. Lo fue cuando el Consejo Europeo la nominó a finales de junio, y lo ha sido cuando la Eurocámara lo ha confirmado este jueves. La fuerza de la gravedad ha jugado a su favor desde el primer minuto. Ella lo ha sabido y solamente ha tenido que mantener la calma, retener el rumbo y evitar los errores no forzados, a pesar de que ha estirado el chicle de manera peligrosa en varias ocasiones, como cuando aseguró que Georgia Meloni, líder de Fratelli d’Italia, del grupo de los ultraconservadores de ECR en la Eurocámara, es “proeuropea”, con la esperanza de retener su apoyo. Al final, Meloni acabó absteniéndose cuando tocó nominarla en el Consejo Europeo y sus eurodiputados han votado en contra este jueves.

La pareidolia es el efecto psicológico por el que vemos determinadas formas a ciertos objetos. Por ejemplo, cuando le ves forma de cara a una alcantarilla. El ejemplo clásico, sin embargo, son las nubes. Y suele ocurrir que cada uno ve una forma distinta. Y eso es lo que ha pasado este jueves en Estrasburgo. La nube Ursula von der Leyen. Mientras el Partido Popular Europeo (PPE) ha visto en ella una candidata popular, comprometida a tener en cuenta sus prioridades, los socialistas (S&D) la han visto como comprometida con muchos de sus principios y recogiendo propuestas clave para ellos, como le ha pasado también a los liberales de Renew Europe o a los ecologistas de Los Verdes.

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