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China está interfiriendo a favor de Trump en las elecciones de EEUU. Ahora sabemos por qué
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Pekín quiere que gane el republicano

China está interfiriendo a favor de Trump en las elecciones de EEUU. Ahora sabemos por qué

El expresidente confirma en una entrevista con 'Bloomberg' que una segunda Administración Trump favorecería muchos intereses chinos

Foto: Donald Trump saluda a su homólogo chino, Xi Jinping. (Reuters/Kevin Lamarque)
Donald Trump saluda a su homólogo chino, Xi Jinping. (Reuters/Kevin Lamarque)

En febrero de este año, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI, por sus siglas en inglés), que coordina el trabajo de las 18 agencias de inteligencia de Estados Unidos, advertía en su Estimación Anual de Amenazas de que China "puede intentar influir en las elecciones de 2024 a cierto nivel dado su deseo de arrinconar a los críticos de China y magnificar las divisiones sociales en EEUU", y recordaba que "cuentas de TikTok manejadas por un brazo de propaganda de la RPC [República Popular China] atacaron a candidatos de ambos partidos políticos durante el ciclo electoral de mitad de mandato en 2022". Al mismo tiempo, investigadores de desinformación estadounidenses, australianos y europeos señalaban "que las principales estructuras chinas de influencia en redes sociales estaban reorientando sus contenidos hacia EEUU".

La principal de estas, una red de cuentas falsas en múltiples plataformas conocida como Spamouflage, había empezado a difundir narrativas que cuestionaban la integridad del proceso electoral estadounidense o amplificaban las disfunciones de este país, como los problemas causados por el fentanilo o las bajas masivas causadas por las armas de fuego. En aquel momento el objetivo parecía ser, sobre todo, el contribuir a erosionar la confianza en las instituciones democráticas y ahondar en las divisiones sociales, sin mostrar preferencia por ninguno de los candidatos presidenciales, que eran atacados y denigrados por igual. También se explotaban sucesos como la crisis política en la frontera de Texas, con narrativas que sugerían que el país estaba a punto de entrar en fase de guerra civil.

Pero para abril, la situación había cambiado. Un informe del Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) constató que estas estructuras chinas orientadas hacia el público estadounidense habían virado de forma significativa hacia narrativas favorables a la derecha estadounidense. El documento detallaba el hallazgo de "cuentas vinculadas a Spamouflage que fingen, de manera convincente, ser partidarios de Donald Trump y el movimiento MAGA", y que estaban "construyendo audiencias pro-Trump reales". Ayudadas por contenido generado mediante inteligencia artificial, estas cuentas habían empezado a publicar textos en contra de Joe Biden y a favor de Trump.

"Nunca había visto nada en esta línea antes", declaró Elise Thomas, una de las autoras del informe, al diario The New York Times. Según esta investigadora, era la primera vez que encontraban cuentas chinas fingiendo ser estadounidenses pro-Trump de una forma realista y logrando una interacción genuina con usuarios reales, un resultado que anteriormente les había sido esquivo. Algo que podría marcar el principio de una de las preocupaciones de los expertos en desinformación estadounidense: que las redes de influencia 'online' de China, hasta entonces tradicionalmente torpes y de escaso alcance fuera de sus propias cámaras de eco, ganasen en eficiencia y empezasen a tener un impacto real entre el público general.

¿Por qué Trump?

Pero ¿qué interés podría tener China en tratar de volver a poner en la Casa Blanca al candidato que había iniciado las guerras comerciales con Pekín y que había señalado directamente a este país por la pandemia del Covid-19, que Donald Trump denominaba "el virus de China"? Algunas de las claves las dio Agathe Demarais, la analista jefa de la Unidad de Inteligencia Económica de la publicación británica The Economist, en un artículo en la revista Foreign Policy titulado Por qué China espera que gane Trump.

"Dada la retórica incendiaria de Trump sobre Pekín —incluida su promesa de escalar las guerras comerciales EEUU-China— es fácil creer que los líderes chinos preferirían al presidente en el cargo Joe Biden sobre Trump, que probablemente será el candidato del Partido Republicano. Pero esta idea es probablemente miope, y eclipsa el panorama completo", escribió Demarais. "Desde la perspectiva de la confrontación a largo plazo entre Pekín y Occidente, el regreso de Trump a la Casa Blanca podría perfectamente acabar beneficiando a China, al menos en el campo económico", señaló.

Foto: Donal Trump durante el acto. (EFE/EPA/Justin Lane)

Merece la pena leer el texto en detalle, pero básicamente sus ideas se resumen en cinco puntos:

1) Que la elección de Trump probablemente incrementaría las divisiones entre EEUU y Europa, ayudando a prevenir la creación de un bloque transatlántico orientado a contener a China.

2) Que Trump podría revertir las sanciones a Rusia, eliminando el riesgo de que se impusiesen sanciones secundarias contra Pekín por su apoyo a Moscú.

3) Que la arbitrariedad de la Administración Trump a la hora de imponer sanciones sin previo aviso ayudaría a los esfuerzos chinos para establecer mecanismos financieros alternativos (hasta ahora relativamente poco exitosos, dado que la mayoría de empresas y bancos no ven la necesidad de abandonar los sistemas ya existentes, como el SWIFT… a no ser que piensen que estos pueden ser utilizados en su contra).

4) Que incrementaría la dominación china a la hora de hacerse con los recursos minerales críticos de países emergentes.

5) Que China, que pugna con hacerse con la hegemonía en el campo de las tecnologías verdes, podría beneficiarse de las restricciones a las exportaciones de una administración que claramente favorece las energías fósiles.

Foto: Joe Biden se reúne por videoconferencia con el líder chino Xi Jinping. (Reuters/Jonathan Ernst)

El punto 4 probablemente requiere de una explicación más elaborada: "Una segunda presidencia de Trump no ayudaría a convencer a las economías desarrolladas —las cuales Trump una vez denigró colectivamente como "países de mierda"— de que se aliasen con Washington para el suministro de materiales críticos no procesados. Muchos estados ricos en minerales temerían que las promesas de Trump tienen escaso valor", escribe Demarais. "Además, el desdén de Trump por las economías en desarrollo, las probables restricciones a la inmigración, y la retórica incendiaria sobre el Islam no ayudarán a romper el hielo con los líder africanos, del sudeste asiático o sudamericanos. China se alegraría y continuaría promoviendo sus intereses en las economías emergentes, mostrándose como el adulto en la sala, un socio confiable que no mezcla política y negocios", añade.

Las promesas de Trump 2.0

"Hay, por supuesto, otras áreas a considerar además de las económicas. Pero la reciente declaración de Trump de que no está muy dispuesto a defender Taiwán —otro asunto crucial para China— también alegrará a Pekín. Visto desde China, una victoria de Trump en noviembre podría aparecer como una oportunidad tentadora para beneficiarse del caos, las divisiones y el impacto al prestigio estadounidense que esto desataría", concluye Demarais.

Y resulta que, en gran medida, esta analista había dado en el clavo.

El pasado martes, Bloomberg publicó una larga entrevista con Donald Trump en la que el candidato expresaba muchos de estos mismos puntos: atacaba a la UE por su "trato violento" hacia EEUU en materia de comercio, aseguraba que no iba a prohibir la red social china TikTok, decía que su administración no defendería necesariamente a Taiwán en caso de una invasión china, indicó que autorizaría nuevas prospecciones petroleras, y se mostraba abierto a la idea de levantar las sanciones contra Rusia. "No me gustan las sanciones", dice.

"La 'Union Europea' suena tan bonito. Nos encantan Escocia y Alemania. Amamos todos esos lugares. Pero cuando dejas eso atrás, nos tratan violentamente", afirma Trump en la entrevista, mencionando la reticencia europea a importar automóviles y productos agrícolas estadounidenses, a los que señala como los principales elementos de un déficit comercial de más de 200.000 millones de dólares. También se muestra entusiasmado con los aranceles, que según él son "geniales" desde el punto de vista económico y "buenos para la negociación". "He tenido tipos, he tenido países, que potencialmente eran extremadamente hostiles, viniendo a mí y diciendo, 'Señor, por favor, pare con los aranceles. Pare'. Harían lo que sea”, asegura en la conversación con Bloomberg.

Preguntado si defendería Taiwán, Trump responde directamente: "No". El entrevistado no oculta su desprecio hacia la isla: "Taiwán se llevó nuestro negocio de chips. Quiero decir, ¿cómo somos así de estúpidos? Se llevaron todo nuestro negocio de chips. Son inmensamente ricos", señala el expresidente, indicando que si Taiwán quiere que EEUU le proteja, tiene que pagar por ello. "Taiwán está a 9.500 millas. Está a 68 millas de China", comenta.

La evolución de Spamouflage

Las primeras campañas online de influencia chinas en inglés fueron detectadas a principios de década por la firma Graphika, que tenía un acuerdo con Meta y otras plataformas para analizar las acciones de redes coordinadas no auténticas. La red china más influyente fue denominada Spamouflage por Graphika, por su modus operandi: al principio camuflaba su propósito posteando contenido inocuo y apolítico hasta lograr cierto número de seguidores, momento en el que estas cuentas pasaban a difundir narrativas prochinas sobre Hong Kong, Xinjiang, el Tíbet o la alta competencia del Partido Comunista Chino a la hora de gobernar el gigante asiático. A partir de 2020, Spamouflage —una red que también habían descubierto otros investigadores como los de Google o la empresa de ciberseguridad Mandiant, que la llamaron Dragonbridge— comenzó a orientar sus esfuerzos hacia EEUU, criticando la respuesta estadounidense a la pandemia del Covid-19, la política exterior norteamericana o las tensiones raciales.

Aún así, la comunidad de inteligencia de EEUU concluyó que China se había abstenido de medrar en los comicios de ese año, que dieron la victoria a Joe Biden. "Estimamos que China […] consideró pero no desplegó esfuerzos de influencia con la intención de cambiar el resultado de las elecciones presidenciales", se lee en el informe publicado en 2021 sobre los intentos de interferencia extranjera en dichas elecciones. Los analistas del gobierno estadounidense atribuyeron esta decision china al cálculo de que el riesgo de ser detectados sobrepasaba los beneficios potenciales, dado el daño que la interferencia rusa en las elecciones de 2016 había hecho a las relaciones entre Rusia y EEUU.

Foto: Biden y Xi inician su reunión en EE.UU. con un apretón de manos. (Foto: Reuters)

Pero dos años después la situación era ya radicalmente diferente, y antes de las elecciones midterm las redes chinas operaban a pleno rendimiento para tratar de desincentivar el voto en EEUU y desacreditar el sistema electoral. En abril de 2023, el Departamento de Justicia estadounidense imputó a 34 oficiales de inteligencia, miembros del llamado Grupo Especial de Trabajo 912 del Ministerio de Seguridad Pública de China, bajo cargos de "crear y usar un grupo de cuentas bajo nombres falsos en plataformas estadounidenses de redes sociales para diseminar y amplificar mensajes como parte de un amplio esfuerzo para influir y dar forma a las percepciones públicas sobre el gobierno de la RPC, el PCC y sus líderes, en Estados Unidos y alrededor del mundo". Periodistas e investigadores en redes sociales han podido conectar los nombres de los espías chinos imputados con los responsables de la red Spamouflage, por lo que se cree que esta es en gran medida lo mismo que el llamado Grupo 912.

Desde entonces la intensidad de esta operación no ha dejado de aumentar. El pasado 26 de junio, Google informó de la disrupción de más de 10.000 instancias de actividad de Dragonbridge durante el primer trimestre de este año, y muchos expertos creen que estas prácticas se irán incrementando todavía más a medida que se acerquen las elecciones del próximo noviembre. Como sucede casi siempre en este ámbito, es imposible determinar el impacto que estas campañas tienen a la hora de influir en el voto de los ciudadanos estadounidenses, pero tal y como ha quedado claro en operaciones similares orquestadas por otros países como Rusia, el coste de llevarlas a cabo es muy reducido. Así que, como hemos visto, China tiene muchos incentivos para seguir intentándolo.

En febrero de este año, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI, por sus siglas en inglés), que coordina el trabajo de las 18 agencias de inteligencia de Estados Unidos, advertía en su Estimación Anual de Amenazas de que China "puede intentar influir en las elecciones de 2024 a cierto nivel dado su deseo de arrinconar a los críticos de China y magnificar las divisiones sociales en EEUU", y recordaba que "cuentas de TikTok manejadas por un brazo de propaganda de la RPC [República Popular China] atacaron a candidatos de ambos partidos políticos durante el ciclo electoral de mitad de mandato en 2022". Al mismo tiempo, investigadores de desinformación estadounidenses, australianos y europeos señalaban "que las principales estructuras chinas de influencia en redes sociales estaban reorientando sus contenidos hacia EEUU".

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