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Kamala, la sucesora de Biden que fue rescatada de los sótanos de la popularidad política
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Kamala, la sucesora de Biden que fue rescatada de los sótanos de la popularidad política

Kamala Harris, que parecía tener una popularidad por los suelos, ha sido rescatada de los infiernos por las circunstancias: convertirse en la heredera de un golpeado Biden

Foto: La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris. (Reuters/Kevin Mohatt)
La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris. (Reuters/Kevin Mohatt)

Joe Biden recordaba que su primera decisión como candidato presidencial en las elecciones de 2020 fue elegir a Kamala Harris como su vicepresidenta de Estados Unidos. Cuatro años después, afirma que es la mejor decisión que ha tomado. Este domingo, el presidente ha tenido que tomar otra mucho más complicada y ha decidido renunciar a su candidatura a la carrera electoral por la presidencia de la Casa Blanca. "Aunque ha sido mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato", anunció. Minutos después, a través de la red social X, nombró a su sucesor: "Quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo".

A cuatro meses de las elecciones estadounidenses, la vicepresidente vuelve a estar bajo la lupa, y algunos demócratas creen que es la única persona que puede desafiar a Donald Trump. A pesar de que hay otros nombres que se barajan para sustituir a Joe Biden, rechazar la nominación de Kamala podría fracturar el Partido Demócrata. A pesar de que las debilidades políticas de Harris en los últimos tres años, algunas figuras políticas no han tardado en hacer público su apoyo. "Estoy orgulloso de seguir el ejemplo del presidente Biden y respaldar a Kamala Harris como nuestra candidata presidencial demócrata", dijo el representante Mike Levin de California en un comunicado.

Los donantes demócratas han sido los siguientes: "Los protocolos, la política y la estrategia electoral dictan que el partido debe apoyar a la vicepresidenta para que sea la abanderada este otoño", dijo Steve Phillips, un abogado de San Francisco y un importante donante demócrata, en un mensaje de texto. "Harris energizará y entusiasmará a los votantes de color, cuya insatisfacción con Biden era lo que estaba lastrando sus cifras".

A pesar del respaldo de una parte de su partido, la sucesora de Joe Biden tras retirar su candidatura estará bajo la atenta mirada de un Partido Republicano que está produciendo anuncios contra ella en cantidades industriales. Y no lo tiene difícil. Parece haber horas y horas de discursos insulsos y repetitivos y de risas nerviosas y descontroladas de las que sacar oro político. Pero el estado de emergencia en el que están los demócratas nos obliga a revisar la figura de Harris, que pegó muy fuerte en 2019 y que, de repente, se vio confinada a los sótanos de la popularidad política.

Harris, ¿preparada para la presidencia?

Kamala Harris tiene 20 años menos que Biden y, en los debates de las primarias del ciclo anterior, demostró que puede quizá tener el gancho y la rapidez adecuados para poner al magnate contra las cuerdas en un cara a cara. De hecho, fue el primer debate, en julio de 2019, la que la situó en segunda posición de una veintena de candidatos.

Lo cual nos lleva a la pregunta de por qué, si había empezado con tanta fuerza, su campaña se desplomó en unos pocos meses y ni siquiera llegó a los caucus de Iowa. Hay diferentes razones. Entre ellas, que la vertiente moderada de esa campaña ya había sido ocupada por Joe Biden y que la vertiente socialista era patrimonio de Bernie Sanders y Elizabeth Warren. Por lo tanto, Kamala Harris, que apenas llevaba dos años largos en el Senado, tuvo las puertas cerradas desde el principio.

Se ha dicho también que 2019 y 2020 eran años identitarios, donde la raza y el género y cuestiones cómo la violencia policial pesaban mucho en los discursos demócratas. Dado que Kamala Harris fue fiscal del distrito en San Francisco y luego fiscal general de California, y que tiene un amplio historial de proponer mano dura contra el crimen —llegando a escribir hasta un libro al respecto— sus asesores le aconsejaron que dejara esa faceta de lado. Eso hizo que optara mejor por una imagen política más acorde con los tiempos, lo que, del mismo modo, habría generado esa imagen de falsedad e incongruencia que la persigue.

Foto: El presidente estadounidense, Joe Biden, durante la cumbre de la OTAN. (Reuters)

En su largo perfil de la vicepresidenta, titulado The Kamala Harris Problem y publicado en The Atlantic, Elaina Plott Calabro se hacía la siguiente pregunta: "Muy poca gente cree que está preparada para ser presidenta. ¿Por qué?". El reportaje empezaba con una visita a la residencia oficial de los Harris, en Washington, en la que la vicepresidenta mostraba a la periodista los cuadros con los que había decorado sus dependencias. Todo lo que tenía que decir de los cuadros era cual era la identidad de sus autores, es decir, "una mujer indio-americana, un gay afroamericano, un japonés-americano". Tras el tour, el comentario: "Pillas la idea".

A la reportera le sorprendió que Harris no hubiera hecho absolutamente ninguna observación sobre las cualidades estéticas de las obras o sobre por qué le gustaban. Lo único que parecía importarle era el fenotipo del artista. Como si Harris, que cumplirá 60 años este otoño, se hubiera puesto de la noche a la mañana el traje de joven militante woke urbanita y este, en realidad, no le encajara del todo.

Dice Elaina Plott Calabro que el salto de la Kamala Harris pre-2020 a la Kamala Harris post-2020 ha sido una maniobra difícil. La pre-2020 seguía siendo la fiscal, una persona competente, serena, confiada y llena de datos y hechos, como se vio en sus implacables interrogatorios durante las comparecencias en el Senado. Siempre que el tema a discutir es preciso, Harris es excelente. Sin embargo, cuando da el salto al rol nacional de la vicepresidencia, se embute torpemente el traje woke y se pone a hablar de generalidades como la igualdad o el futuro de la democracia. Se la ve fuera de onda, nerviosa, bifurcándose en su retórica, disolviéndose en la nada.

Otro elemento es que el Ala Oeste, es decir, el equipo de Joe Biden, no le habría dado un espacio en el que operar. Al principio del mandato se adjudicó a Harris la cartera de inmigración: la misma que Barack Obama le encomendó al entonces vicepresidente Biden. Pero estos últimos cuatro años el problema se ha agravado y le ha tocado a Harris ir de charco en charco con esta desagradecida tarea.

Un antes y un después en la política de EEUU

Entonces, ¿podría Harris volver a su rol de fiscal, dejar de lado los pronombres "She" y "Her" que menciona al principio de las entrevistas y demostrar que puede poner a Trump contra las cuerdas con una serie de hechos verídicos y bien presentados? ¿Puede recuperar la magia efímera que se vivió en aquel verano de 2019, cuando empezó a forjarse un perfil nacional y logró estar entre los favoritos?

En esta línea, uno de los factores movilizadores para los demócratas, sobre todo desde la derogación de la ley Roe v. Wade por el Tribunal Supremo en 2022, es el aborto. el aborto fue en parte responsable de que los demócratas se desempeñaran mucho mejor de lo esperado en las midterms de 2022 y el hecho de que 14 estados hayan prohibido completamente este derecho es algo que planea siempre sobre los mítines y las conversaciones. Y Kamala Harris puede marcar la diferencia.

Foto: Biden renuncia a la carrera por la presidencia de EEUU. (Reuters/Eduardo Munoz) Opinión
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Luchar por los derechos de las mujeres es una tarea que la vicepresidenta ha desempeñado con gusto. Podría ser una buena abanderada en los próximos cuatro meses. Algo que Joe Biden, un señor octogenario católico cuya opinión sobre el aborto ha sido variable este último medio siglo, no fue capaz de aprovechar.

Otras razones es que, con todo, Harris tiene su propia base dentro del partido: es fuerte entre las mujeres y entre los afroamericanos, un colectivo en el que Donald Trump está desbrozando algunos, si bien estrechos, caminos. Además, la narrativa de la elección de Harris como número dos en 2020 nos ha hecho pensar que estaba llamada a suceder a Biden en la presidencia. Siempre se ha entendido así. Darle de lado ahora puede generar, también, rencillas dentro del partido, que lleva décadas deseando tener una mujer presidenta que rompa el famoso "techo de cristal".

Joe Biden recordaba que su primera decisión como candidato presidencial en las elecciones de 2020 fue elegir a Kamala Harris como su vicepresidenta de Estados Unidos. Cuatro años después, afirma que es la mejor decisión que ha tomado. Este domingo, el presidente ha tenido que tomar otra mucho más complicada y ha decidido renunciar a su candidatura a la carrera electoral por la presidencia de la Casa Blanca. "Aunque ha sido mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato", anunció. Minutos después, a través de la red social X, nombró a su sucesor: "Quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo".

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