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Biden renuncia como candidato y deja a los demócratas achicando agua a menos de cuatro meses de las elecciones
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Solo el inicio de una campaña salvaje

Biden renuncia como candidato y deja a los demócratas achicando agua a menos de cuatro meses de las elecciones

Acaban así cinco largas décadas de carrera política: con una renuncia y una operación de alto riesgo para buscar un reemplazo y confiar en que se le pueda traspasar la campaña

Foto: Joe Biden junto a Kamala Harris. (EFE/Allison Joyce)
Joe Biden junto a Kamala Harris. (EFE/Allison Joyce)

La resistencia de Joe Biden a abandonar la candidatura demócrata ha sido, finalmente, vencida. La mayoritaria percepción entre los votantes de que no está en condiciones de repetir mandato, las pésimas encuestas y las crecientes presiones internas han hecho que el veterano renuncie a la candidatura y se dedique únicamente a gobernar, según ha dicho, por el bien "del partido y del país". Acaban así cinco décadas largas de carrera política: con una renuncia y una operación de alto riesgo para buscar un reemplazo y confiar en que se pueda traspasarle la campaña.

Aunque la última palabra la tienen los casi 4.000 delegados adjudicados a Biden en las primarias, y que desde ahora quedan liberados, algunos de los próceres del partido han señalado a Kamala Harris como la mejor sustituta. La vicepresidenta de EEUU ha recibido el inmediato respaldo de Joe Biden, del matrimonio Clinton y de algunos demócratas en cargos de poder, como la jefa del Caucus Progresista, Pramila Jayapal, y algunos congresistas destacados. Quienes no se han pronunciado explícitamente son Barack Obama, que habló de "crear un proceso" para elegir un nominado, y Nancy Pelosi, considerada el cerebro de las presiones a Biden. Según The New York Times, Pelosi habló a favor de celebrar un "proceso competitivo".

Así que el futuro inmediato del partido, con las elecciones presidenciales a solo 107 días de distancia, se dirimirá justo ahí: ¿transición ordenada hacia una candidatura de Kamala Harris o competición, léase guerra, interna? Hay motivos que justifican ambas posturas. A favor de la transición unificada: Kamala Harris tiene experiencia de vicepresidenta, senadora y fiscal; se la conoce en todo el país, y, al ser compañera de ticket de Biden, podría heredar suavemente la campaña y la recaudación.

Pero luego hay motivos a favor de unas mini-primarias. El más importante, que Kamala Harris, pese a una destacable mejora en las encuestas en las últimas semanas, sigue despertando serias dudas. La representante Alexandria Ocasio-Cortez dijo el jueves por la noche, en un vídeo de una hora publicado en Instagram, que no hay consenso en el partido respecto a Harris. El estratega demócrata Dmitri Mehlhorn, según Semafor, dijo hace unos días que un Biden "muerto o comatoso" tendría más posibilidades de ganar en los estados clave que Harris.

Foto: La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris. (Reuters/Evelyn Hockstein)
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Otro obstáculo potencialmente grave es que los republicanos demandarán a la campaña demócrata, estado por estado, por cambiar a última hora el ticket presidencial. Muchas de estas demandas pueden quedar en papel mojado, pero, si alguna triunfa, es técnicamente posible que los demócratas se queden sin competir en estados esenciales para ganar las elecciones.

Impacta también a Trump

Pese a la incertidumbre y los problemas a los que se enfrentan los demócratas, uno de los más impactados por esta decisión de Joe Biden es Donald Trump: su campaña estaba estructurada como un contraste visual entre él y Joe Biden. Vigor contra fragilidad, aplomo contra dudas, rapidez contra el aparente declive cognitivo. Los sondeos dan a Trump, contra Biden, altas posibilidades de victoria. Queda por ver qué dirán estos mismos sondeos en una carrera contra Harris u otro candidato.

En el comunicado de Biden se percibe un cierto malestar. No menciona que tenga problemas de salud, o que las encuestas lo den por perdido, o cualquier otra excusa. Simplemente, dice que se dedicará a gobernar el país y que ha sido un honor. Un cercano colaborador suyo, Ron Klain, que fue su jefe de gabinete, culpó a las élites y a los donantes de ser los responsables de la caída de Biden.

"Ahora que los donantes y electores han expulsado al único candidato que alguna vez ha vencido a Trump, es momento de acabar con los juegos de fantasía políticos y unirse tras la única veterana de una campaña nacional", afirmó Klain.

Foto: La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, y ahora candidata demócrata (Reuters/Kevi Mohatt)

El número de encuestas en los estados clave, de medidas de popularidad, de comparaciones de la confianza en la gestión económica de Trump y de Biden y de focus groups comparando a Biden con un octogenario gruñón que se niega a entregar las llaves del coche, debió de ser demasiado elevado. En las horas anteriores a la carta de Biden, que pilló por sorpresa a varios de sus colaboradores de la Casa Blanca, conocimos una nueva encuesta, también demoledora, en Michigan.

Según el sondeo elaborado por Detroit Free Press, Donald Trump aventaja a Joe Biden en todas las regiones de Michigan, un estado por el que pasaba necesariamente la victoria del demócrata. A nivel general, Trump le sacaba allí siete puntos. El estado se había vuelto, sobre el papel, republicano.

El periódico Financial Times publicó este domingo que la campaña de Trump había superado en recaudación a la de Biden en el mes de junio. Un dato preocupante porque esa era una de las ventajas de los demócratas: una sólida y engrasada maquinaria recaudatoria, frente a la más descoordinada, y lastrada por gastos legales, operación republicana. Pero eso cambió en junio. Y estamos hablando de junio. Los datos posteriores al desastroso debate de Biden del día 27 probablemente sean catastróficos, a tenor de los grandes donantes que han estado diciendo que no darán más dinero a la campaña hasta que Biden renunciara a la candidatura.

Sin embargo, no todo el mundo daba la decisión de Biden por cantada. El número de congresistas demócratas que había pedido su marcha seguía siendo ligeramente inferior al número de aquellos que lo apoyaban explícitamente, la izquierda socialista había cerrado filas con Biden y el matrimonio Clinton lleva días llamando a los donantes para que se mantuvieran firmes con Biden, mientras este siguiera siendo el candidato. Pero, sobre todo, estaba el propio Biden: su personalidad tozuda y su convencimiento de que seguía siendo la persona indicada para ganar.

La Convención Demócrata se celebrará en Chicago del 19 al 23 de agosto, lo que da a los demócratas un mes para buscar cabeza de ticket y candidato, también, a vicepresidente. El mes más agitado que se recuerda en la política estadounidense, con un debate tan flojo que acabó condenando a Biden y un Partido Republicano domesticado por Trump, que sobrevivió por un centímetro a un atentado hace una semana, acaba de abrir otro capítulo. A poco más de tres meses de las elecciones. Quién sabe cuáles son los nuevos y salvajes requiebros nos quedan por delante.

La resistencia de Joe Biden a abandonar la candidatura demócrata ha sido, finalmente, vencida. La mayoritaria percepción entre los votantes de que no está en condiciones de repetir mandato, las pésimas encuestas y las crecientes presiones internas han hecho que el veterano renuncie a la candidatura y se dedique únicamente a gobernar, según ha dicho, por el bien "del partido y del país". Acaban así cinco décadas largas de carrera política: con una renuncia y una operación de alto riesgo para buscar un reemplazo y confiar en que se pueda traspasarle la campaña.

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