Una mezcla de incertidumbre y calma: la oposición, con opciones de ganar las elecciones en Venezuela

Hace unos días un líder cristiano colocó un manto sobre los hombros de Nicolás Maduro y el presidente venezolano habló de una profecía en la que Venezuela iba a convertirse en el "centro espiritual" de un nuevo mundo que "va naciendo".

La profecía en la que muchos creen en Venezuela, en cambio, es en la que dice que el chavismo volverá a ganar en las elecciones presidenciales a pesar de las encuestas que ponen en ventaja al candidato opositor, Edmundo González, postulado por la plataforma de unidad después de la inhabilitación de su líder, María Corina Machado.

Las redes sociales en el país sudamericano son desde hace semanas un hervidero de sondeos lanzados a una sociedad en la que la mayoría de ciudadanos apenas atiende a lo que se expresa desde su nicho y desechan por sistema lo que viene del rival ideológico.

Buena parte de los analistas dentro y también fuera de Venezuela dan credibilidad a un grupo de encuestadoras que sitúa a Edmundo González con una ventaja de entre cinco y treinta puntos con respecto a Maduro.

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Son firmas, destacan, que ya han demostrado cierta fiabilidad en procesos anteriores. "Todas las encuestas medianamente reputables y las que tienen más tradición están dando un solo resultado y es que la oposición tiene una enorme y amplia ventaja", comenta a El Confidencial Omar Zambrano, economista venezolano, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello y jefe de Anova Policy Research.

Otras firmas publicadas por los medios pro gubernamentales y también en redes sociales arrojan, en cambio, una ventaja más o menos amplia para Maduro.

La oposición ha señalado que esos sondeos sirven después como una especie de "coartada" al oficialismo para justificar una victoria con poco porcentaje mientras que desde el Gobierno llevan días repitiendo que los sondeos que dan ventaja a sus adversarios son falsos y una treta de los enemigos del país para influir en el proceso.

Desde el Gobierno llevan días repitiendo que los sondeos que dan ventaja a la oposición son falsos

"Esto es una guerra de la información en el contexto autoritario venezolano. Una elección frente a un Gobierno cerrado que complica más un proceso electoral difícil", cree el analista Zambrano.

"Hay una proliferación enorme de mensajes de redes sociales que citan encuestas que yo creo que ni siquiera existen y citan a empresas que nadie conoce o no tienen reputación ni trayectoria", añade, asegurando que "son parte de la estrategia de propaganda que dan una ventaja totalmente opuesta a Maduro y no comparten ningún aspecto técnico, siendo imposible verificar nada".

Parte de los analistas considera también que otros sondeos que han arrojado también una ventaja opositora de más de 40 puntos entran igualmente en la categoría de propaganda.

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Muchos destacan, eso sí, que es muy difícil medir el estado de opinión en un país de las características de la Venezuela actual. "Hay una dificultad enorme para medir los niveles de opinión pública en ambientes autoritarios y eso es, ya de por sí, una dificultad que genera incertidumbre", considera Zambrano.

"Existe una falta de transparencia de datos oficiales sobre la demografía del país. No sabemos cuántas personas viven efectivamente en el territorio Venezolano ni cómo están distribuida, partiendo los marcos de las encuestas de un censo desactualizado que data de 2011 y en consecuencia es difícil tener una muestra realmente representativa", considera Juan Manuel Trak, sociólogo y doctor en Estudios Contemporáneos, analista de datos de opinión.

El voto en el exterior

Otro de los condicionantes de la elección es la baja participación que va a haber en el exterior, considerándose el voto de los migrantes como mayormente opositor.

Apenas 69.000 venezolanos podrán votar en embajadas y consulados, una pequeña fracción de los más de cuatro millones de venezolanos mayores de edad que se estima que no residen en territorio venezolano.

Muchos de quienes intentaron inscribirse denunciaron que solo les dieron unas pocas semanas para formalizar su requerimiento y que los medios ofrecidos a tal efecto eran pocos, resultando en grandes aglomeraciones y la incapacidad de finalizar el proceso.

Apenas 69.000 venezolanos podrán votar en embajadas y consulados

Hubo también normas que impidieron la inscripción. En México, por ejemplo, solo pudieron apuntarse a listas quienes contaban con residencia permanente en ese país y el documento solo se le expide a quienes han sido titulares de la residencia temporal por cuatro años.

Otros, destacan también otras asociaciones, perdieron el interés en votar tras pasar mucho tiempo fuera. "Lo otro también es que cuesta dinero. Una persona que está, vamos a suponer, en Galicia tendría que viajar hasta Madrid para hacer todo el cambio de organización electoral y luego registrarse", expone el analista Trak.

Existe también el caso contrario. Centenares de venezolanos en diversos países ahorraron dinero para volver a su tierra en avión y votar. En las redes sociales han aparecido vídeos de esos reencuentros durante los últimos días.

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Otros politólogos han destacado a través de entrevistas y redes sociales que, si bien la oposición iría en ventaja porque así lo muestran estudios de firmas de gran trayectoria, podría estar sobre evaluándose la distancia con respecto a Maduro y no se tienen en cuenta, además, la férrea disciplina de voto chavista, debido al entorno social donde se realiza, las facilidades logísticas, como autobuses, que se le dan a sus votantes y la capacidad del oficialismo de asegurar votos con prebendas como sucede en otros países de la región.

Por eso estos días en Caracas existe una mezcla de incertidumbre y de calma antes de la tempestad. Ni unos ni otros se fían completamente de los sondeos y además tampoco saben si los resultados serán aceptados.

Ese ambiente se puede palpar en lugares como La Parroquia San Juan, durante décadas un bastión chavista. El barrio, humilde, ha cambiado mucho en los últimos años. Centenares de vecinos han migrado y las preferencias políticas se han dividido.

Dos amigos: uno chavista y otro opositor

Al borde de una de las avenidas principales donde desembocan las callejuelas que bajan de una colina repleta de pequeñas casas venden repuestos Raúl y Ariel Pérez, dos amigos de la infancia a quienes la política no ha separado.

Uno es chavista. El otro es opositor. Dirimen sus diferencias con un café en vaso de plástico. No es, en cualquier caso, el paradigma. La distancia política ha arruinado miles de amistades y familias.

"Hay mucha gente descontenta", asegura Raúl, que este domingo votará Edmundo González, el veterano ex diplomático, de 74 años, hasta ahora desconocido para el gran público.

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"La gente está harta del bloqueo y las sanciones de EEUU, pero también del saqueo de esta gente que está gobernando. Es demasiado. No se conforman con una tajadita, sino que quieren el plato completo y se lo llevan todo. El robo al erario público es atroz", asegura Raúl mientras le da un sorbo a un café negro entre el humo de los autobuses que pasan por la avenida.

Ariel, su amigo, votará otra vez a Nicolás Maduro, aunque no está seguro de su victoria porque ha visto recientemente que el apoyo a la oposición ha crecido. "El presidente ha hecho mucho por este pueblo. A pesar de todas las sanciones, la economía ha mejorado", asegura.

Caracas es hoy una ciudad muy distinta a la que era hace un lustro. La seguridad ha mejorado. Los habitantes de la capital caminan por el centro hablando por sus teléfonos móviles y la plaza de La Candelaria está a rebosar de familias hasta la madrugada durante los fines de semana, escenas impensables para muchos en 2018.

"La gente está harta del bloqueo y las sanciones de Estados Unidos, pero también del saqueo de los que gobiernan"

La dolarización tolerada por el Gobierno ha propiciado también el control de la inflación. Los anaqueles vacíos de comercios y supermercados han dado paso a estantes repletos de productos pero, eso sí, muy caros. Los precios están a niveles de las capitales del norte de Europa pero buena parte de los salarios, especialmente de los funcionarios y de los jubilados, siguen siendo exiguos y miles sobreviven con distintas ocupaciones para acceder a la divisa norteamericana.

"Sobrevivimos arañando de aquí y de allá, como decimos los venezolanos porque con 130 bolívares (poco más de tres dólares al cambio) que es el sueldo mínimo no vive nadie", asegura Frederick Loaiza, un guía turístico profesional que no se dedica a ese sector porque a Venezuela no llegan apenas turistas.

Los anaqueles vacíos de comercios y supermercados han dado paso a estantes repletos de productos pero, eso sí, muy caros

Cree que González va a ganar este domingo y que el chavismo tendrá que aceptar los resultados. No descarta que se produzcan hechos violentos. "Si el Gobierno no admite los resultados vamos a ir a una guerra civil como la que hubo en España, y va a haber más muertos que cuando la guarimba. Ya está, estamos cansados", asegura.

Su visión de país es opuesta a la de Yuli Fernández, una convencida chavista que estuvo esta semana en Caracas para participar en los actos oficialistas. Sabe por qué va a votar a Maduro: "Por la educación gratuita y la vivienda. Ahora tenemos oportunidades. Antes no teníamos la posibilidad de estudiar. Ahora quien no estudia es porque no quiere. Antes estudiaban los hijos de papá y mamá y no había posibilidades para nosotros", recuerda la descendiente de una familia humilde que ha escalado en la estructura social.

Unos y otros temen que haya altercados sea cual sea el resultado que se anuncie este domingo, en una cita clave para el futuro del país.