Las protestas afloran en Venezuela y la oposición afirma tener las pruebas del "fraude"

Caracas amaneció este lunes en un silencio casi sepulcral. Apenas se escuchaba un sonido en una ciudad habitualmente ruidosa. Muchos se habían dormido tarde, después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciase a Nicolás Maduro como ganador de los comicios de este domingo.

El panorama cambió después de las diez de la mañana, cuando comenzaron a sonar caceroladas espontáneas en algunas zonas de la capital, incluidos barrios populares como Petare, el más pobre del país. Ni siquiera una tremenda lluvia caída desde mediodía impidió la concentración en la calle de grupos cada vez más grandes de manifestantes opositores de distinta extracción social.

Por la tarde, la policía disparó contra una multitud que se reunía para protestar en el centro de Caracas y cientos de personas tomaban temporalmente el Aeropuerto Internacional Simón Bolivar, en la localidad cercana de Maiquetía. Como consecuencia de estas manifestaciones en varias localidades del país, al menos una persona ha muerto y 46 han sido detenidas, según información proporcionada por la ONG de Derechos Humanos de Venezuela Foro Penal. Además, 23 militares han resultado heridos.

La tensión no para de crecer en el país sudamericano después de la denuncia de fraude hecha por la oposición. Muchos se preguntan ahora cuál es la hoja de ruta de los opositores ante el recuento que el CNE considera ya como definitivo, porque incluso ha proclamado este lunes a Maduro como presidente hasta 2031.

Es posible, apuntan parte de los analistas y conocedores del contexto opositor, que ni ellos mismos lo sepan a ciencia cierta y que además haya puntos de vista distintos sobre cómo afrontar la situación. La misma María Corina Machado descartó hace unos días públicamente que la oposición tuviese estrategias distintas a las electorales. “Tiene que haber testigos. No hay plan B. El plan B es el plan A”, señaló el pasado 23 de julio, cuando reclamaba la inscripción de testigos electorales ante el CNE.

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Jose Campos Laura Prieto Adriana López

En la primera jornada tras la elección, la oposición se centró en recabar el mayor número posible de actas electorales provenientes de los centros de votación con los que demostrar el fraude que han denunciado. La cúpula de la coalición de unidad dijo que muchos de sus testigos electorales no pudieron entrar a los centros de votación durante el recuento y quedaron sin acceso inmediato a esos documentos que certifican el resultado de cada mesa en cada colegio electoral. En la noche de la elección habían logrado recabar el 30% de las actas y a mediodía del lunes ya aseguraban contar con la mitad de las mismas, subrayando que según esos datos el candidato opositor, Edmundo González, se habría impuesto con una diferencia de 40 puntos sobre Maduro.

En una rueda de prensa conjunta celebrada a las 18:40 locales (00:40, hora de España), Machado y González anunciaron que ya contaban con el 73.2% de las actas y que estas demostraban que el verdadero presidente electo del país es el candidato opositor. "Mientras estamos hablando aquí, las pruebas de la victoria de Venezuela ya están siendo comprobada por los líderes del mundo", afirmó la líder antichavista, que alabó las "expresiones voluntarias y legítimas" de desencanto en las múltiples manifestaciones. También llamó a una serie de asambleas populares y pacíficas para este miércoles por las calles del país en pleno horario laboral, lo que equivale a una suerte de huelga.

Los opositores siguen buscando las formas legales de impugnar el recuento mientras reclaman la publicación de todas esas actas, algo que el mismo CNE prometió este lunes. Mientras tanto, se está produciendo un juego de apoyos a nivel internacional que tiene también muy atenta aparte de la oposición. EEUU ya ha pedido que todas las actas sean publicadas y está por ver cuál es su reacción cuando el CNE las haga públicas, porque parece difícil que la autoridad electoral vaya a echarse atrás después de haber publicitado su difusión. El secretario de Estado, Antony Blinken, hizo pública este domingo su “preocupación” de que “el resultado anunciado no refleje la voluntad o los votos del pueblo venezolano".

Mientras algunos están muy atentos a lo que tenga que decir Washington, otros creen que la posición va a ser tibia por la cercanía a la fecha electoral en el país norteamericano. Muchos ojos están posados sobre Brasil y Colombia, los dos países, junto a Guyana, que comparten frontera terrestre con Venezuela, gobernados por políticos de izquierda que mantienen una interlocución con el Gobierno de Maduro y, a la vez, han mantenido posiciones calculadamente críticas con el proceso en las últimas semanas, siendo, por tanto, fichas clave en el tablero político venezolano.

Reacciones de los líderes regionales

Ni el colombiano Gustavo Petro ni el brasileño Lula da Silva hablaron este lunes sobre los resultados vertidos por el CNE durante la madrugada. El silencio es revelador, sobre todo el del líder colombiano, asiduo usuario de las redes sociales, que no ha realizado un solo tuit durante los últimos tres días, encontrándose en París por la inauguración de los Juegos Olímpicos.

Sí lanzaron comunicados los ministerios de Exteriores de ambos países, mostrando dudas sobre el proceso y reclamando la publicación completa de las actas electorales. La cadena La FM de Bogotá llegó a especular por la mañana con la posibilidad de un comunicado conjunto de Lula, Petro, y el mexicano López Obrador sobre los comicios de Venezuela tras conversaciones con el Departamento de Estado de EEUU, que a la caída de la noche en Caracas no se había producido.

Perú y Argentina se negaron frontalmente a aceptar los resultados, postura que probablemente tomarán otros países en las próximas horas, y parte de los analistas prevén un restablecimiento de sanciones. Algunos creen que sería inocua, porque el Gobierno ya ha resistido durante años a esas mismas restricciones.

López Obrador, de hecho, dijo en su conferencia matutina que esperaría al recuento de votos y a que el CNE confirmase la tendencia para reconocer la victoria de Maduro, aunque no se pronunció en las primeras horas posteriores a la proclamación oficial de la reelección del líder chavista.

Caracas suspendió al final de la tarde relaciones diplomáticas con Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay, países a los que acusaron de estar “subordinados a Washington” y comprometidos con los “más sórdidos postulados ideológicos del fascismo internacional”.

Felicitaron a Maduro, de forma rápida, aliados del chavismo como Rusia, China, Irán, Nicaragua, Cuba y también Bolivia.

Mientras se producían esos movimientos diplomáticos, la tensión crecía en las calles de Caracas, con grupos cada vez mayores de manifestantes opositores recorriendo avenidas, de forma aparentemente autoconvocada porque la oposición no había llamado, al menos de forma oficial, a concentración alguna. Existen en la oposición voces discordantes con respecto a la pertinencia de llamar a manifestaciones. Hay quienes han expresado en redes sociales o incluso artículos públicos que el Gobierno necesitaría esas mismas marchas para victimizarse y culpar a los opositores de un potencial caos.

Eso sí, el descontento de sectores opositores de base con el resultado del CNE es grande y no está claro hasta qué punto las movilizaciones podrían desconvocarse, o aumentar, en caso de que los líderes políticos decidan desconocerlas o alentarlas.

Estaría, en cualquier caso, por comprobarse la fuerza de la oposición en la calle después de la salida del país de 7,7 millones de personas, entre los que están parte importante de los opositores más combativos a nivel de protestas.

El poder de convocatoria podría haber disminuido, como ha disminuido también el del chavismo que, en cambio, sigue contando con el viento favorable gracias al empuje del Estado. Otros apuntaban este lunes a que el respaldo de las FFAA continúa siendo requisito y algunos creían en una fragmentación interna del Gobierno, aunque ayer sus líderes aparecieron juntos y sonrientes en una muestra pública de unidad.