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La Eurocámara sin Brexit: ¿una oportunidad para una mayoría de izquierdas?
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ANTE LAS ELECCIONES EUROPEAS DE MAYO

La Eurocámara sin Brexit: ¿una oportunidad para una mayoría de izquierdas?

El retraso del Brexit hasta octubre puede brindar al bloque progresista del Parlamento Europeo una oportunidad sin precedentes. O al menos eso cree su candidato a las europeas

Foto: El candidato socialista europeo, Frans Timmermans, junto al presidente del Gobierno español. (EFE)
El candidato socialista europeo, Frans Timmermans, junto al presidente del Gobierno español. (EFE)

La política europea es, en general, un animal de costumbres. No le gustan demasiado los cambios, apuesta por la estabilidad y por la continuidad. Y para ello, si hace falta, partidos que tienen muy poco que ver se centran únicamente en los elementos en los que están de acuerdo. Eurodiputados conservadores comparten mesa, cafés y cervezas con socialistas, liberales, verdes o incluso de la izquierda radical. Es normal, porque en el Parlamento Europeo el objetivo en muchas ocasiones es común.

Sin embargo una grieta empezó a hacer temer un posible terremoto. El crecimiento de Matteo Salvini en Italia y de todas las fuerzas nacional populistas en Europa hacía temer lo peor. Tanto el líder italiano como otros comenzaron a trabajar para crear un frente común para las elecciones europeas y, quizás, un único grupo o dos en la próxima Eurocámara. Un riesgo que, aunque se ha alejado, sigue ahí.

En cualquier caso, los euroescépticos crecerán, y eso cambiará bastante la aritmética del Parlamento, que se divide en familias políticas, y entre ellas pactan alianzas claves durante la legislatura. El primer acuerdo al que llegan es si votan o no a favor del candidato que propongan los Estados miembros como próximo presidente de la Comisión Europea.

Foto: Campaña de la CDU alemana para las elecciones al Parlamento Europeo. (Reuters)

La situación para esta nueva legislatura es totalmente diferente a lo que hemos venido viendo. Bruselas ha estado dominada siempre por una gran coalición entre la familia popular (PPE) y la socialista. Con ello controlaban el Parlamento Europeo y también buena parte del resto de juegos de poder de la capital comunitaria.

El problema es que los tiempos de mayorías se han terminado. Por lo pronto todo el mundo da por hecho que con un Parlamento Europeo más fragmentado y unos euroescépticos creciendo los populares y socialistas tendrán que apoyarse en la familia liberal, en la que está integrado Ciudadanos y donde probablemente se incluya el partido de Emmanuel Macron. Por primera vez haría falta un tridente para dominar Europa. Eso era ya un auténtico terremoto político en la capital comunitaria.

Pero el Brexit también ha cambiado esto y está sacudiendo todavía más Bruselas. El retraso de la salida británica hasta el próximo 31 de octubre ha hecho que, al menos por el momento, los eurodiputados británicos vayan a volver a desembarcar en el hemiciclo. Y hay un partido que se va a beneficiar más que el resto: los socialistas.

La familia del PSOE podría recibir, según los sondeos, una treintena de eurodiputados del Partido Laborista británico, lo que recortaría importantes distancias con los populares que mientras tanto no se verán beneficiados en nada por el retraso del Brexit, ya que los eurodiputados del Partido Conservador de Theresa May no se sumarán a las filas del PPE después de que en 2014 David Cameron decidiera crear una nueva familia política en el Parlamento Europeo.

placeholder Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo. (Reuters)
Sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo. (Reuters)

¿Hacia una nueva coalición?

Pero, ¿para qué sirve una coalición en la Eurocámara? Fundamentalmente para tres cosas: la legislación regular, el nombramiento del presidente de la Comisión Europea, y el nombramiento del presidente del Parlamento.

El punto más importante es el segundo. En 2014 se puso en marcha el llamado ‘Spitzenkandidaten’, un sistema por el cual cada familia política presenta un candidato para presidir el Ejecutivo comunitario, y todos los partidos se comprometen a votar en contra a cualquier candidato propuesto por los Estados miembros en el Consejo (que es quien tiene el poder de poner nombres encima de la mesa) que no haya participado de este sistema.

En esta ocasión el alemán Manfred Weber es el candidato del PPE, mientras los socialistas cuentan con el actual vicepresidente de la Comisión Europea, el holandés Frans Timmermans. Son los dos principales candidatos, aunque cada familia tiene el suyo propio y los liberales han diseñado un sistema diferente, con hasta siete cabezas de lista.

Foto: Bandera europea en una manifestación en Roma. (Reuters)

En cualquier caso el retraso del Brexit podría dar a Timmermans una oportunidad inédita en Europa. “Mi prioridad sería intentar, por primera vez, encontrar una mayoría progresista en el Parlamento Europeo. Y por primera vez podría ser posible”, ha asegurado esta semana el vicepresidente primero del Ejecutivo comunitario.

Por primera vez se especula con la posibilidad de que una mayoría en la Eurocámara deje de un lado al PPE, la mayor familia política de Europa y enterraría de forma temporal la gran coalición que, de hecho, ya se rompió a mitad de esta legislatura, cuando los socialistas se negaron a votar a favor de Antonio Tajani como presidente de la Eurocámara en contra de un acuerdo que tenían con la familia popular.

Ahora Timmermans daría el siguiente paso y buscaría una alianza que podría incluir a los eurodiputados de Emmanuel Macron, los liberales, Los Verdes y alguna delegación nacional que se incluye dentro de las filas de la extrema izquierda pero que podrían estar dispuestos a votar por el holandés como presidente de la Comisión Europea.

placeholder Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea y candidato socialista. (EFE)
Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea y candidato socialista. (EFE)

Deseos frente a realidad

Hay varios problemas con la idea que esta misma semana ha puesto Timmermans encima de la mesa. La primera es que los resultados de los comicios europeos son difíciles de prever en este momento, especialmente en el Reino Unido, y es probable que, ni siquiera sin Brexit, den los números para una mayoría alternativa en la Eurocámara.

La segunda cuestión es que esa mayoría no sería sostenible a lo largo del tiempo: tarde o temprano los eurodiputados británicos se marcharán, y entonces puede ser que se pierda la mayoría alternativa, que es importante no solo para coronar a un presidente del Ejecutivo comunitario, sino por toda la actividad legislativa que se produce durante cinco años.

Es cierto que las dinámicas del Parlamento Europeo nada tienen que ver con las que se puedan observar en un cámara nacional, y que el trabajo entre partidos es mucho más común de lo que puede ser en el Congreso de los Diputados, incluso después de que esta legislatura las dos principales familias rompieran su Gran Coalición. Pero la operación que Timmermans tiene en la cabeza será difícil, no solo por los números, sino porque romperá la dinámica establecida en la Eurocámara desde su fundación.

La política europea es, en general, un animal de costumbres. No le gustan demasiado los cambios, apuesta por la estabilidad y por la continuidad. Y para ello, si hace falta, partidos que tienen muy poco que ver se centran únicamente en los elementos en los que están de acuerdo. Eurodiputados conservadores comparten mesa, cafés y cervezas con socialistas, liberales, verdes o incluso de la izquierda radical. Es normal, porque en el Parlamento Europeo el objetivo en muchas ocasiones es común.

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