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"El Brexit empezó con un referéndum y debe terminar con otro referéndum": Lord Kerr
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PADRE DEL ARTÍCULO 50 DEL TRATADO DE LISBOA

"El Brexit empezó con un referéndum y debe terminar con otro referéndum": Lord Kerr

Considerado el "padre del artículo 50", la cláusula que permite a un estado miembro solicitar el divorcio del bloque, Lord Kerr aboga por un segundo referendum para solucionar el Brexit

Foto: John Kerr. (Reuters)
John Kerr. (Reuters)

Lord Kerr (Escocia, 77 años) es intelectualmente brillante y tiene un gran sentido del humor. Trabajó durante casi cuatro décadas en el cuerpo diplomático del Reino Unido. Conoce bien Moscú, Washington y Paquistán. Pero su destino más relevante fue Bruselas, donde formó parte de la Convención Europea que redactó el Tratado de Lisboa. Se le considera el “padre del artículo 50”, la cláusula que permite a cualquier estado miembro solicitar el divorcio del bloque. “Honestamente, jamás pensé que iba a ser activada por Londres algún día”, matiza.

Desde su escaño independiente en la Cámara de los Lores, este escocés de pura cepa y eurófilo convencido defiende ahora la convocatoria de un segundo referéndum. Esta opción -haya o no acuerdo de retirada en los próximos días- marcará la sesión extraordinaria que Westminster celebrará el próximo 19 de octubre, bautizada ya como el “súper sábado”. Mientras los diputados celebran un debate -de consecuencias aún desconocidas-, se espera que más de un millón de personas salgan a las calles convocada por People´s Vote para pedir que el Brexit pase de nuevo por las urnas.

PREGUNTA. ¿Cree que Boris Johnson es la persona adecuada para solucionar la crisis política sin precedentes que se vive desde hace tres años en el Reino Unido?

RESPUESTA. Lo está intentando y espero que lo consiga. Es cierto que no tiene mucha experiencia en negociaciones europeas y, personalmente, no creo que tuviera mucho éxito en su etapa como ministro de Exteriores. Pero, al mismo tiempo, es un hombre talentoso y listo. Cuando quiere puede ser muy persuasivo. Así que veremos qué es lo que ocurre.

P. La propuesta que Johnson ha planteado a Bruselas para intentar cerrar un acuerdo de retirada deja a Irlanda del Norte en el mercado único para bienes, saca a todo el Reino Unido de la unión aduanera y da a la Asamblea de Belfast la potestad de que cada cuatro años vote si quieren seguir o no con este sistema para evitar frontera dura con la República de Irlanda. ¿Cree que es una buena propuesta?

R. Lo cierto es que nadie en Westminster ha visto la propuesta al completo. Pero por la descripción que se ha dado no me parece muy buena. Está claro que no evita los controles en la frontera de Irlanda y que se da al DUP capacidad de veto. Por otra parte, quedé en shock cuando vi que ahora el Gobierno no se compromete a seguir con los estándares de igualdad de condiciones comunitarias después del Brexit en áreas como competencia, protecciones laborales o medioambiente. Creo que eso es un error. En cualquier caso, mientras usted y yo estamos hablando pueden haber cambiado las cosas. Veamos qué pasa en los próximos días.

P. ¿Estaría usted contento si, después de todo el caos, finalmente el Reino Unido sale de la UE con acuerdo?

R. Siempre y cuando tengamos antes un referéndum. Si Johnson consigue finalmente cerrar un acuerdo con Bruselas, creo que va a tener realmente difícil ratificarlo luego en Westminster si no va acompañado de una enmienda que le obligue a someterlo a referéndum antes de su implementación. Aunque se cierre ahora un pacto con Bruselas, no hay tiempo material para someterlo a votación en Westminster y aprobar luego todas las leyes necesarias para legalizar el divorcio antes del 31 de octubre. Por lo tanto, creo que aunque haya acuerdo, la UE concederá una extensión para poder resolver la situación en la que nos encontramos. Una vez estén claros los términos de la salida, haya o no haya pacto, es la gente la que debe tener la última palabra.

P. ¿Qué tipo de referéndum quieren llevar a cabo y cómo garantizar que sería el definitivo?

R. En esta ocasión debe ser mandatorio. Es decir, si se vota por la permanencia, se revoca automáticamente el artículo 50. Si se vota por la salida, hay Brexit. El asunto no volvería a Westminster. No queremos más debates interminables en el Parlamento. La gente es la que tendría la última palabra. Si hay acuerdo, se plantearía salir con ese acuerdo o quedarse en la UE. Si no hay acuerdo, se plantearía salir sin acuerdo o quedarse en la UE.

P. Tampoco hay garantías de que la opción de la permanencia fuera ahora a ganar.

R. De las 75 encuestas realizadas a lo largo de este año, solo una ha salido que ganaría de nuevo el Brexit. Haciendo una media de todas las encuestas publicadas a lo largo de estos años, el 54% del electorado quiere ahora quedarse en la UE frente al 46% que aboga por la salida. Asimismo, el 66% del electorado quiere ahora ser consultado frente al 33% que no. Si el Gobierno quiere cumplir con la voluntad de la gente como dice, que someta su plan de salida a un nuevo referéndum.

P. Pero hay mucha gente que defiende que un segundo referéndum no es democrático, que ustedes no pararán hasta conseguir el resultado que quieren. Por no hablar de lo divisivo que podría ser para una sociedad donde ya se respira de por sí gran tensión.

R. Un nuevo referéndum podría ser socialmente perturbador. No pretendo hacer ver que va a ser fácil. Pero lo que sería completamente perturbador para la sociedad sería no tener una nueva consulta y salir de la UE en contra el deseo de los británicos, tal y como muestran las encuestas. La gente quiere ser consultada. Todo esto empezó con un referéndum y debe terminar con otra consulta.

P. ¿Hay mayoría en la Cámara de los Comunes para sacar adelante la enmienda que sería necesaria para convocar un nuevo referéndum? ¿Sus señorías querrían un referéndum antes que elecciones anticipadas?

R. Yo me muestro confiado en que vamos a tener referéndum antes de elecciones anticipadas. Pero eso es algo que vamos a descubrir en los próximos días. En caso de no cerrar acuerdo estoy prácticamente convencido de que la Cámara de los Comunes se mostraría a favor de una nueva consulta. En marzo, la enmienda que pedía segundo referéndum fue rechazada solo por 12 votos. Si finalmente se cierra un acuerdo, dependerá obviamente del tipo de acuerdo.

Si no se siguen los estándares de igualdad de condiciones comunitarias después del Brexit en áreas como competencia, protecciones laborales o medioambiente, no creo que los laboristas lo apoyen. Por su parte, los Liberal Demócratas ya han dicho que quieren revocar el Artículo 50. Por lo que Johnson lo va a tener complicado, si no acepta que cualquier decisión debe ser sometida a plebiscito. Me muestro confiado en que saldrá adelante. Entre preparar legislación y campaña estamos hablando de cuatro o cinco meses.

P. Usted es escocés, si hay segundo referéndum sobre el Brexit, los escoceses podrían pedir un segundo referéndum de independencia.

R. No creo que haya un segundo referéndum de independencia en los próximos años. Yo soy defensor de la unidad del Reino Unido. Y lo que sí puede incrementar el sentimiento independentista es sacar al Reino Unido de la UE sin una nueva consulta. La mayoría de los escoceses votaron en su día en contra del Brexit.

P. Con todo lo que está ocurriendo, ¿se arrepiente ahora de haber redactado el Artículo 50?

R. No. Además, nunca fue una demanda británica. La idea surgió alrededor de 2002. En ese momento, nadie podía imaginar que ninguno de los estados miembros occidentales fueran a utilizarlo. Nuestra preocupación era más por las nuevas democracias del Este que se estaban planteando entrar en el bloque. Temíamos que una nueva democracia frágil pudiera derrumbarse y, una vez dentro de la UE, pudiera crear confrontación. Consideramos entonces que debía haber una cláusula sencilla para que, llegados a este escenario, pudiera existir una salida ordenada. No creo, por tanto, que la redacción del artículo 50 fuera una equivocación. Pero jamás nadie pudo imaginar que pudiéramos llegar a la situación en la que nos encontramos ahora.

Lord Kerr (Escocia, 77 años) es intelectualmente brillante y tiene un gran sentido del humor. Trabajó durante casi cuatro décadas en el cuerpo diplomático del Reino Unido. Conoce bien Moscú, Washington y Paquistán. Pero su destino más relevante fue Bruselas, donde formó parte de la Convención Europea que redactó el Tratado de Lisboa. Se le considera el “padre del artículo 50”, la cláusula que permite a cualquier estado miembro solicitar el divorcio del bloque. “Honestamente, jamás pensé que iba a ser activada por Londres algún día”, matiza.

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