En busca del 'paciente desconocido': ¿quién metió la variante brasileña en UK?

Pese a las fuertes restricciones a los pasajeros, que prácticamente han blindado las fronteras, las autoridades británicas no han logrado evitar lo que más temían: las cuatro “variantes preocupantes” del coronavirus ya están en el Reino Unido. La cepa brasileña —que es muy contagiosa y está vinculada a un mayor riesgo de reinfección— era la única que se había logrado controlar, pero ya se han detectado seis casos. Y lo más alarmante es que uno de ellos está ilocalizable.

La persona contagiada se realizó la prueba entre el 12 y 13 de febrero con el test que se manda a casa para no saturar los centros de salud. Pero no completó la tarjeta de registro que se manda de vuelta por correo, por lo que ahora no se la puede contactar. Las autoridades han pedido públicamente que cualquier individuo que se realizó la PRC durante estos días llame de inmediato al 119. Pero, de momento, no han conseguido dar con el 'paciente desconocido'.

Ante todo, el Ejecutivo no quiere poner en riesgo la exitosa campaña de vacunación, donde más de 20 millones de personas han recibido ya la primera dosis. El objetivo es que para finales de julio toda la población adulta haya recibido el primer pinchazo.

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De los seis casos de la nueva variante brasileña, tres han sido identificados en Escocia (se trata de residentes escoceses que volaron a Aberdeen desde Brasil vía París y Londres) y otros tres en Inglaterra. Los dos identificados en el sur de Gloucestershire han estado aislados en casa desde que regresaron de Brasil, antes de que entraran las nuevas restricciones a pasajeros del 15 de febrero. Todos sus contactos han sido identificados y examinados nuevamente y los funcionarios están esperando los resultados de laboratorio para ver si otros dos miembros del mismo núcleo familiar que dieron positivo tienen la variante. En este sentido, la caza del paciente desconocido se ha centrado en la lista de los pasajeros del vuelo LX318 de Swiss Air desde São Paulo vía Zúrich que aterrizó en el aeropuerto londinense de Heathrow el 10 de febrero.

Si bien es cierto que hay miles de variantes del coronavirus circulando por todo el mundo, los expertos están centrados ahora en cuatro, que presentan la mutación E484K, producida en la proteína de pico del virus y que incrementa su gran capacidad de contagio, planteando dudas de la efectividad de las actuales vacunas. En concreto, estas cuatro 'cepas preocupantes' son la de Kent (conocida como la variante británica), la nueva detectada en Bristol (Inglaterra) a mitad de febrero, la sudafricana y la brasileña.

El Reino Unido es el país que secuencia más genomas del virus en busca de alteraciones que puedan modificar su comportamiento. Analiza alrededor de 25.000 muestras a la semana. Eso significa que ahora aproximadamente se revisa una cuarta parte de los casos positivos. Pero el mes pasado, la tasas de infección fueron más altas, por lo que se analizaron menos de uno de cada 10 casos.

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Precisamente para blindar el país ante estas nuevas cepas, el Gobierno implementó el 15 de febrero nuevas restricciones, que obligan a una estricta cuarentena en hoteles a los pasajeros procedentes de una 'lista roja' de 33 países considerados de riesgo, entre ellos Brasil. Hubo rumores en la prensa sobre la posibilidad de incluir a España por su proximidad geográfica con Portugal, pero finalmente las autoridades no se han pronunciado al respecto.

Previamente, los pasajeros se tenían que aislar en casa durante 10 días a su llegada. Pero ahora, aquellos provenientes de la 'lista roja' tienen que pagar de su propio bolsillo los alrededor de 2.000 euros del alojamiento y desplazamiento al hotel. La tarifa adicional por adulto o un niño mayor de 12 años es de 800 euros y para un menor de entre cinco y 12 años es de 375 euros. Los que no cumplan las normas se enfrentan a multas de hasta 12.000 euros y aquellos que mientan sobre su itinerario de viaje pueden ser incluso condenados a 10 años de prisión. En definitiva, nadie se atreve ahora a burlar el sistema.

Para poder viajar, a los pasajeros se les exige además una PRC negativa, realizada 72 horas antes, y otras dos pruebas más a la llegada, los días segundo y octavo de su periodo de cuarentena. Las pruebas también deben costearse de manera individual y ascienden a los 241 euros. Los que se nieguen a realizarse los nuevos test se enfrentan a multas de 2.300 euros.

La oposición laborista asegura que el Ejecutivo no ha logrado imponer un sistema del control fronterizo “integral” y que las medidas llegaron tarde. Pero el primer ministro Boris Johnson explica que el Reino Unido se ha movido “tan rápido como ha podido” y tiene ahora “uno de los regímenes fronterizos más duros del mundo para impedir que las personas que ingresan a este país tengan las variantes preocupantes del virus”.

Downing Street ha publicado una hoja de ruta para suavizar el tercer confinamiento impuesto el pasado 6 de enero en Inglaterra. Se trata de un plan de cuatro fases que comenzará el próximo 8 de marzo con la reapertura de colegios, permitirá el disfrute de las terrazas para mediados de abril y finalizará, siempre que los casos vayan remitiendo, el próximo 21 de junio, cuando terminen ya todas las prohibiciones. Escocia, Gales e Irlanda del Norte tienen sus propias competencias, pero la desescalada será similar.

'A priori', por tanto, parece que los británicos podrán disfrutar este verano de sus vacaciones, una gran noticia para el turismo español. En cualquier caso, Downing Street aún no ha detallado cuándo se reanudarán los viajes internacionales. No será hasta el próximo 12 de abril cuando haya una estrategia concreta. Aunque todo apunta a que los desplazamientos internacionales no esenciales continuarán vetados, al menos, hasta el 17 de mayo. Siempre y cuando la campaña de vacunación siga su curso.

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Los científicos de la Universidad de Oxford se han comprometido a tener para otoño una nueva actualización de la vacuna que sea efectiva para las nuevas variantes. De momento, una sola dosis de las vacunas de Oxford-AstraZeneca y Pfizer-BioNTech que se están suministrando en el país reduce el riesgo de ingreso hospitalario en más del 90% (siendo la británica un poco más efectiva), según un nuevo estudio realizado por los responsables del servicio de salud pública.

Con todo, el Gobierno se ha comprometido a invertir 72.000 millones de libras (81.000 millones de euros) en el Sistema Nacional de Salud Pública (NHS) en los próximos dos años, después de que un análisis haya advertido que el Reino Unido tiene uno de los números más bajos de camas en cuidados intensivos per cápita de toda Europa: 7,3 por cada 100.000 personas, en comparación, por ejemplo, con las 33,8 de Alemania.