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Muchos enemigos íntimos y algún amigo interesado: la relación de Pekín con la Eurocámara
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Muchos enemigos íntimos y algún amigo interesado: la relación de Pekín con la Eurocámara

El Parlamento Europeo tiene la última palabra sobre la aprobación del acuerdo comercial UE-China

Foto: Sede del Parlamento Europeo en Bruselas. (EFE)
Sede del Parlamento Europeo en Bruselas. (EFE)

Más de siete años y 35 rondas de negociación tardó en fraguarse el acuerdo de inversiones entre la Unión Europea y China. Parecía que la parte más difícil se había sorteado cuando Bruselas y Pekín sellaron el manuscrito más ambicioso de apertura de Pekín al exterior en materia económica. Pero la luna de miel apenas duró unos meses. Tras los continuos abusos de derechos humanos por parte del gigante asiático, el bloque comunitario impuso, en coordinación con Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, las primeras sanciones a China en 30 años por ataques a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Minutos después, el Partido Comunista de China respondía haciendo lo propio e incluyendo a 10 personalidades y entidades europeas en su lista negra.

“En estas circunstancias se vuelve difícil, si no imposible, hablar del acuerdo de inversión UE-China”, advertía la eurodiputada belga Kathleen van Brempt, de la familia socialdemócrata. No son pocos los que creen que con este movimiento Pekín se ha pegado un tiro en el pie. El Parlamento Europeo, institución a la que el Gobierno chino se ha puesto en contra al ser especialmente golpeada por sus sanciones, todavía debe dar su visto bueno al acuerdo de inversiones, que amaga ahora con quedar en papel mojado ante el enroque del pleno. La Cámara que lidera el italiano David Sassoli ve estas sanciones como un ataque a la institución y cierra filas para defender su orgullo y a sus representantes. “Las sanciones de China contra diputados europeos son inaceptables y tendrán consecuencias”, advertía el italiano.

¿Cuáles son las sensibilidades dominantes?

Como en todo asunto europeo, especialmente en los que versan sobre relaciones exteriores, la tónica dominante la marcan la nacionalidad y la familia política. La delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con China suma más de 40 años en marcha y en la actualidad cuenta con 37 miembros, siendo una de las más numerosas en la arena internacional de la Eurocámara. El grueso de esta delegación está formado por ocho eurodiputados alemanes y cinco españoles y holandeses, respectivamente.

Foto: Reinhard Bütikofer, en el Parlamento Europeo. (EP)

Entre los sancionados que no pueden viajar a la China continental ni a los territorios de Macao y Hong Kong, además de tener prohibido el desarrollo de cualquier negocio en estas zonas, se encuentran cinco eurodiputados de diferentes nacionalidades y de las principales fuerzas políticas: Reinhard Bütikofer, alemán de los Verdes; Michael Gahler, alemán del Partido Popular Europeo; Raphael Gluksmann, francés de los socialdemócratas; Ilhan Kyuchyuk, búlgaro de Renovar Europa, y Miriam Lexmann, eslovaca de los populares.

Sorprende que el lanzallamas chino haya tocado en especial a Alemania. China y Berlín pisaron el acelerador para que el pacto se culminase bajo la presidencia alemana del Consejo de la UE abanderada por Angela Merkel. Y llegó sobre la bocina, un día antes de que Berlín cediera el testigo a Lisboa. Además, el motor germano es una de las capitales más pragmáticas en materia exterior. Lo hace con Rusia y el polémico gasoducto del Nord Stream II, y con China, con quien tiene importantes intereses comerciales. El Parlamento neerlandés, por su parte, es el único de la UE que ha elevado a genocidio las acciones chinas contra la minoría musulmana uigur en la región de Xinjiang. También uno de sus diputados, Sjoerd Wiemer, se encuentra en la lista de sancionados.

Foto: Merkel y Putin, durante un encuentro sobre Libia este enero. (Reuters)

Pero el presidente chino, Xi Jinping, también cuenta con aliados dentro del bloque comunitario. Y uno de sus grandes valedores es el 'enfant terrible' de la UE Víktor Orbán, primer ministro húngaro. Tres años después de cerrar la universidad centroeuropea (CEU) por considerarla una amenaza a su modelo de 'democracia iliberal', el líder húngaro ha anunciado que abrirá el primer campus universitario chino de la UE en Budapest, dando cuenta del buen estado de forma que atraviesa su relación bilateral con Pekín.

Y, como toda buena entidad, industria o país que se juega mucho en su relación con la UE, China también ha ejercido su influencia sobre el Parlamento Europeo a través del llamado grupo de amistad con China, una organización que mantiene reuniones informales con eurodiputados para estrechar lazos. Su líder, el conservador checo Jan Zahradil (de la familia ECR, de la que forman parte los españoles de Vox), fue suspendido después de aceptar invitaciones no declaradas de este grupo, que suponían un conflicto de intereses, durante una reunión en Estrasburgo en 2019.

Herido de bala

No es descabellado afirmar que el acuerdo de inversiones ya nació herido de bala en la Eurocámara. “El Parlamento Europeo nunca ratificará el acuerdo sin compromisos y pruebas reales de que la situación de derechos humanos de los hongkoneses, uigures y tibetanos mejora”, aseguró el belga Guy Verhofstadt, de Renovar Europa, tras el anuncio de la Comisión Europea. El grueso de la Eurocámara ya secundaba esta postura incluso antes de que llegase el intercambio de sanciones. Los eurodiputados temían y temen que la mayor cooperación entre ambos bloques acabe mermando la defensa europea de los derechos humanos y su credibilidad en la esfera global.

Foto: Imagen: El Confidencial Diseño.

Además, si la intención de Merkel era apuntalar la autonomía estratégica de Europa para soltar la mano de su hermano mayor Estados Unidos tras los años de inestabilidad transatlántica desatada por el huracán Trump, el calendario geopolítico tampoco lo tiene de cara. Joe Biden, el nuevo inquilino de la Casa Blanca, no ha escondido su aversión a este acuerdo de inversión y el grueso de la Cámara quiere primar el nuevo comienzo de la relación con Washington al acercamiento con China, al que la propia Unión Europea describe como un “rival sistémico”.

¿Cómo votan los eurodiputados?

Desde que China comenzase a aplastar las libertades fundamentales en la excolonia británica de Hong Kong en 2019, el Parlamento Europeo ha aprobado diferentes resoluciones pidiendo mano dura con Pekín y abogando por medidas restrictivas, además de mostrar su apoyo incondicional a la oposición democrática hongkonesa. Ese mismo año, la Cámara otorgó el Premio Sájarov, el mayor distintivo europeo por la defensa de los derechos humanos, al economista chino Ilham Tohti, de la minoría musulmana de los uigures. Estas resoluciones han salido adelante con un apoyo masivo, lo que muestra la armonía de los eurodiputados en este aspecto. Pero ¿quién vota en contra?

Foto: Ilham Tohti, economista y defensor de los derechos de la minoría musulmana uigur en China. (EFE)

La última resolución de condena a la represión en el enclave de Hong Kong, aprobada el 21 de enero, salió adelante con 597 votos a favor, 17 en contra y 61 abstenciones. De esas abstenciones, 54 provenían de Izquierda Unitaria y del ultraderechista Identidad y Democracia, en el que se enmarcan la Lega de Matteo Salvini o la formación de Marine Le Pen. Mientras que el grueso de esos 17 noes corresponde a eurodiputados de Izquierda Unitaria, incluyendo los españoles Manu Pineda y Sira Rego, de Izquierda Unida. “Se trae por enésima vez el tema de Hong Kong, que dejó de ser una colonia europea hace 30 años. En cada pleno, se encuentra una excusa para hablar sobre China”, señaló Pineda en el debate previo, acusando al resto de grupos de “vocación colonial” al “servicio de Estados Unidos”. “No es inteligente agredir e insultar a la República Popular China en cada pleno. Si queremos tejer un mundo multipolar, necesitamos estrechar nuestros lazos con Pekín”, señaló el eurodiputado de Izquierda Unida.

Con todo, el procedimiento de ratificación en la Cámara legislativa llevará meses. No se espera una votación formal en el pleno hasta el próximo año. Las sanciones contra los eurodiputados fueron simbólicas, pero tienen mucho peso político. Si durante los últimos años el Parlamento Europeo ha advertido contra la creciente influencia de China y su progresiva represión de las minorías, las medidas restrictivas son una razón más para que la Cámara termine dejando en el cajón este acuerdo con el que Europa busca tener un acceso “sin precedentes” y menos desleal al gran mercado asiático. Materializado o no, lo cierto es que el acuerdo de inversión ya representa una victoria geoestratégica para Pekín.

Más de siete años y 35 rondas de negociación tardó en fraguarse el acuerdo de inversiones entre la Unión Europea y China. Parecía que la parte más difícil se había sorteado cuando Bruselas y Pekín sellaron el manuscrito más ambicioso de apertura de Pekín al exterior en materia económica. Pero la luna de miel apenas duró unos meses. Tras los continuos abusos de derechos humanos por parte del gigante asiático, el bloque comunitario impuso, en coordinación con Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, las primeras sanciones a China en 30 años por ataques a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Minutos después, el Partido Comunista de China respondía haciendo lo propio e incluyendo a 10 personalidades y entidades europeas en su lista negra.

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