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La España francesa no apoya a Le Pen, pero... "que un 10% votara aquí a Zemmour es mucho"
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¿Qué pasará en la segunda vuelta?

La España francesa no apoya a Le Pen, pero... "que un 10% votara aquí a Zemmour es mucho"

Francia se enfrenta a una segunda vuelta en la que todos aguantan la respiración, también los franceses afincados en España. Aquí Macron gana por goleada, pero la incógnita está en su rival

Foto: Varios miembros de la Alliance Française a las puertas de su centro en Madrid. (Guillermo Cid)
Varios miembros de la Alliance Française a las puertas de su centro en Madrid. (Guillermo Cid)
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En el centro de la Alliance Française en Madrid están más que acostumbrados a las elecciones. Desde 1984 lleva este centro francés, homólogo del español Instituto Cervantes, trabajando en la capital y, en esta semana clave para Francia, el ritmo es tranquilo en los pasillos, las clases no paran y solo algunos carteles dan una idea de que su país se enfrenta a unos comicios decisivos. Sin embargo, incluso para los que llevan décadas en el país, siempre hay tiempo para la sorpresa, como cuando se enteran de que aquí, en España, esta vez, un 10% de sus compatriotas votó al ultraderechista Éric Zemmour. Un porcentaje lejano al de Macron, pero mucho más alto que el de Le Pen. "Mon Dieu", exclama Maud Maisonneuve, una de las trabajadoras del centro.

A pocos días de la segunda vuelta, la Francia residente en España es un claro ejemplo de la situación que viven la mayoría de sus compatriotas, y buena parte de Europa. Aquí Emmanuel Macron gana por goleada, y la sensación de algunos de esos votantes va en ese camino, en que no habrá sorpresa, pero queda la duda, la de que el hastío y el odio al presidente y, al final, a la clase política francesa, acabe por dar la sorpresa. ¿Cuántas posibilidades hay de que eso pase? Apuntan a que son pocas, pero tampoco esperaban que uno de cada 10 paisanos votase a Zemmour, un porcentaje que aumenta entre los que votaron en Madrid. "Yo creo que la gente aquí y allí acabará yendo a votar con la nariz tapada, pero cada vez hay más reticencias", añade Laurent Debeaumarché, un profesor que lleva casi 30 años en España.

Foto: Guillermo Fernández-Vázquez. (Foto cedida)

Alrededor de una de las mesas del centro de esta asociación, cuyo objetivo es promover el idioma francés y difundir la cultura francesa, se juntan cuatro perfiles que resumen bastante bien la realidad de los franceses que viven en nuestro país. Una comunidad llena de profesionales de mediana edad atraídos por el trabajo y el estilo de vida y que está en plena evolución. "Cada vez hay más gente joven que viene a estudiar y se queda o que, tras unos años aquí, quiere volver", detalla Julián Ocaña, director general de la AF. Además, asegura, hay una evolución también en la forma de vivir, antes se tiraba hacia la convivencia en colonias alrededor de sitios como los liceos, con un estilo más británico, pero la población se ha ido diseminando. "Ya mucha gente vive en el centro, los nuevos funcionarios, por ejemplo, se vienen a estos barrios", añade desde el edificio ubicado junto a la Gran Vía.

La población francesa en España se cifra en unos 109.000 ciudadanos, una cifra pequeña para ser clave en las elecciones del domingo, pero sus sensaciones ayudan a entender lo que vive Francia, con sus particularidades. Como ya se vio en las de 2012 y las de 2017, el electorado francés residente en nuestro país siempre ha tendido hacia un voto más de centro y derecha, "hay muchos profesionales de grandes empresas, gente de bastante poder adquisitivo", señala Ocaña. Pero cada vez es más difícil descifrar el voto. Aquí, el rechazo a Le Pen es claro, incluso mayor al que se ve en Francia, pero ven los mismos problemas que sus compatriotas; cada vez hay más hastío, menos ganas de votar y más sensación de que nada va a mejor. "Yo veo muy clara la sensación de depresión que dicen que vive el país. El francés de siempre ha sido muy quejica, eso es verdad, pero ahora no ve que nada vaya a mejorar, vote a quien vote", comenta Maisonneuve.

La más joven del grupo, Maud Geneste, de 27 años y responsable del área de Cultura, es a la vez la que entiende más el choque con Macron, siguiendo lo visto ya en Francia, que los jóvenes son uno de los grupos que menos apoya al actual presidente. "Además, soy de una ciudad pequeña y allí la sensación es de que necesitan cambiar algo, lo que sea, para mejorar, lo del cordón sanitario ya no cala porque no mejoran", comenta. En cuanto a la opinión que hay entre las personas de su edad, su comentario también es claro: "Te quedas con la sensación de que llevas 10 años con lo mismo, con tener que votar al menos malo por obligación, no porque quieras, y eso es frustrante".

placeholder Ciudadanos franceses residentes en España votando en el Liceo francés en Madrid en la primera ronda de las elecciones. (EFE)
Ciudadanos franceses residentes en España votando en el Liceo francés en Madrid en la primera ronda de las elecciones. (EFE)

Mirando los resultados ofrecidos por el Consulado General de Francia en Madrid, se puede ver lo difícil que puede ser descifrar lo que ocurrirá el domingo, y más si lo comparamos con lo ocurrido en 2017. Muchas variantes han entrado en juego y, aunque hay resultados que se repiten, otros son, como mencionan los propios franceses, difíciles de explicar. De los 80.000 franceses inscritos, solo cerca de 25.000 ejercieron su derecho al voto, un número similar a lo ocurrido cinco años antes. Y los números también cuadran con los resultados de Macron, alrededor del 39%, y los de Mélenchon, en torno al 20%. También se ve la caída de los socialistas con un 4% que en parte se compensa con la subida de los verdes hasta el 8%.

El gran terremoto viene en la derecha. En 2017, la segunda fuerza en España fue François Fillon, con un 22%, ahora su partido se ha quedado en un 4%. Esos votos de la derecha tradicional no pasan precisamente a Le Pen, que incluso pierde votos frente a lo ocurrido hace cuatro años, del 8% al 7% y queda por debajo del candidato verde, sino que pueden pasar a Macron, que sube del 37% al 39%, y, sobre todo, a Zemmour, que llega a rozar el 10%. Incluso si separamos por circunscripciones (en España solo hay tres, Madrid, Barcelona y Bilbao), en la capital Zemmour y su partido La Reconquista supera esa barrera. Leyendo todo lo ocurrido por territorios, Madrid es el lugar en el que más se vota a la derecha y Bilbao el más escorado a la izquierda, con diferencias importantes. "Eso sí que siempre ha sido así, por el perfil de las personas que viven en cada zona", reflexiona Ocaña.

El miedo a la abstención

Para los cuatro franceses es difícil explicar esta votación en nuestro país, aunque apuestan por dos ideas. Una, que hay mucho voto de castigo desde fuera que podría ir a perfiles como el ultraderechista, y la otra es que puede estar relacionada con el tipo de comunidad que existe en España. Para la primera hipótesis, Geneste ve cierta explicación, aunque no termina de entender cómo puede casar ese voto de castigo con un perfil como el de Zemmour. "Normalmente, aquí estamos gente con buenos trabajos, que hemos elegido vivir aquí y que no sufrimos, digamos, la realidad más dura del país, que es en lo que se basa el voto a Zemmour. Pero, bueno, quizás eso dé una idea".

Ocaña y Debeaumarché apuestan por la segunda hipótesis. "El voto a este candidato se centra sobre todo en antiguos votantes de Los Republicanos que ha caído estrepitosamente como el Partido Socialista. Es un votante más tradicional, con mayor nivel y una posición socioeconómica mejor que el de Le Pen, y que pasa de la derecha tradicional a esta opción, que es más dura, pero tradicional. De todos modos, que un 10% votara aquí a Zemmour es mucho", comenta el profesor.

Ocaña menciona la aparición de los perfiles de la comunidad francesa en España. "Hay mucho votante tradicional de la derecha más extrema y también muchos profesionales con puestos muy altos que, bueno, pueden optar por esta opción. Con la caída de Los Republicanos, muchos de ellos se habrán ido a Zemmour y otros tantos a Macron". "También es un voto muy masculino, eso puede influir", señala Maisonneuve.

Lo que no queda nada claro es qué pasará en esta segunda ronda. Macron volverá a ganar, de eso al menos aquí no hay muchas dudas, pero hay miedo, sobre todo, a la abstención. "Me quito el sombrero por los españoles porque aquí la gente sigue acudiendo en masa a votar. En Francia, hace tiempo que nos cuesta movernos para ir a votar. Es como que se ha perdido la sensación de que esto sirve o cambia tu día a día, cuando es así", añade Maisonneuve. Esa tendencia hacia la abstención y el odio de muchos a Macron puede acabar provocando la sorpresa. Quedan muchas dudas, como, por ejemplo, a qué partido se irán los votos de los otros partidos de derechas, Los Republicanos han pedido que se vayan a Macron, pero incluso se abucheó a su candidata cuando lo dijo. "La gente ya no ve el cordón como antes", añade Geneste.

Y después, ¿qué?

Sobre el qué vendrá más tarde, los cuatro mencionan y piden que no se olviden las elecciones legislativas de junio. En apenas unos meses se decidirá buena parte de la gobernabilidad del país y, aunque todos los focos se han puesto en las presidenciales, si el resultado en las siguientes es muy distinto, el presidente que salga de esta elección lo tendrá muy difícil para llevar a cabo su programa. "Mélenchon, por ejemplo, ya se está moviendo para que la gente acuda a esa votación y obligue al ganador de esta a nombrar un primer ministro de diferente partido, incluso que sea él el nombrado. Es una forma de compensar lo que ocurra este domingo", explica Debeaumarché.

La cosa es que, tras toda la fuerza puesta en esta elección, sobre todo si al final vuelve a ganar Macron, es muy posible que la gente se desmovilice y olvide las siguientes. De hacerse eso y que ganara, por ejemplo, las candidaturas de Le Pen o cercanas, pondría muy difícil a Macron sus cinco años de mandato. "Obviamente, si gana Le Pen creo que todo el mundo se movilizaría para que en las siguientes se corrigiera un poco", añade el profesor. "Pero ya tienes durante cinco años la imagen de Le Pen presidiendo el país, y dando esa imagen fuera de Francia", puntualiza Geneste.

placeholder Carteles electorales en el Liceo francés de Madrid donde los ciudadanos franceses residentes en España votan. (EFE)
Carteles electorales en el Liceo francés de Madrid donde los ciudadanos franceses residentes en España votan. (EFE)

Para esa elección, los franceses con residencia también tendrán que votar y, además, contarán con un representante en la Asamblea Nacional que compartirán con los expatriados de Portugal, Andorra y Mónaco. Es un puesto creado en la época de Nicolas Sarkozy en su reforma constitucional, y se ha llegado a decir que Manuel Valls podría buscar ganar ese asiento en junio; pero, realmente, según explican los cuatro entrevistados, es algo más simbólico que otra cosa. "Sí, existe, y se mueve por los distintos territorios. Pero, en realidad, no hay contacto con él, solo los más cafeteros que están detrás de él llegan a tener alguna interacción", resume Ocaña.

Para terminar, Debeaumarché hace una última reflexión. Tras estas elecciones, nada será igual. Los partidos tradicionales se han hundido y, aunque todo apunta a que en las legislativas mejorarán por su poder a nivel territorial, tendrán que dar una vuelta profunda a su futuro. "Tendrán que ver cómo se refundan o qué hacen para poder mejorar su posición, por eso, todo va a cambiar", señala. ¿Y en qué posición queda España aquí? "Hay mucho interés de los franceses por venir aquí, ciudades como Madrid se ven como lugares abiertos, divertidos, dinámicos. Y es el país preferido para estudiar fuera", añade Ocaña. "Yo vivo en Lavapiés desde hace décadas y eso ahora es Francia. No paras de escuchar francés por la calle, y eso antes no pasaba", termina.

En el centro de la Alliance Française en Madrid están más que acostumbrados a las elecciones. Desde 1984 lleva este centro francés, homólogo del español Instituto Cervantes, trabajando en la capital y, en esta semana clave para Francia, el ritmo es tranquilo en los pasillos, las clases no paran y solo algunos carteles dan una idea de que su país se enfrenta a unos comicios decisivos. Sin embargo, incluso para los que llevan décadas en el país, siempre hay tiempo para la sorpresa, como cuando se enteran de que aquí, en España, esta vez, un 10% de sus compatriotas votó al ultraderechista Éric Zemmour. Un porcentaje lejano al de Macron, pero mucho más alto que el de Le Pen. "Mon Dieu", exclama Maud Maisonneuve, una de las trabajadoras del centro.

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