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Tres escenas de la vida de Boris que explican su grandeza (y hundimiento)
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Se acabó la fiesta

Tres escenas de la vida de Boris que explican su grandeza (y hundimiento)

Cae el último populista europeo de derechas con sentido del humor. La Inglaterra del Brexit, de pronto, no está para chistes

Foto: Despedida de Boris. (Reuters/Peter Nicholls)
Despedida de Boris. (Reuters/Peter Nicholls)
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Dos periodistas que trabajaron con un veinteañero Boris Johnson resumieron así su carácter en una biografía:

1) "Boris solo parece preocuparse por sí mismo. Es como el niño de la guardería que siempre quiere el helado, no importa de quién sea, quién más lo quiere o si hay heridos en el proceso".

2) "Siempre le vi como un niño superdotado de dos años. Tienes esa cosa de los niños chicos: que son extremadamente encantadores y adorables, pero creen ser el centro del universo con total sinceridad. Según vas creciendo, te das cuenta de que el mundo no gira a tu alrededor, pero creo que Boris no ha logrado escapar aún de la mentalidad de un niño de dos años".

Pues bien: el mundo dejó ayer de girar alrededor de Boris Johnson, forzado a bajarse de la noria de primer ministro británico.

Foto: Boris Johnson comunica su dimisión frente al número 10 de Downing Street. (Reuters/Henry Nicholls)

Tres escenas de la vida de Boris que explican su auge y caída.

Los condones enanos de Delors

1989. A Boris Johnson le hacen corresponsal en Bruselas del conservador 'Daily Telegraph'. Tenía 25 años. Boris no era nadie en el gremio hasta que empezó a retorcer las noticias sobre la burocracia europea (para alegría del lector euroescéptico).

Uno de sus grandes 'hits' fue publicar que Bruselas iba a imponer 55 milímetros de diámetro máximo a los preservativos europeos. No era exactamente así, pero a Boris le sirvió para desplegar su ingenio: o los burócratas de Bruselas castigando el furor sexual británico.

Boris también escribió sobre normativas alimentarias europeas que, en nombre de las dietas saludables, fustigaban los hábitos ancestrales del sufrido británico común, que solo quería ponerse ciego a cervezas y colesterol sin que Jacques Delors le comiera la oreja.

"Es como el niño de la guardería que siempre quiere el helado, no importa de quién sea"

Resumiendo: escándalos forzados sobre la maldad del 'establishment' europeo, ocurrencias sobre la corrección política continental y medias verdades para la agitación comunicativa y política. El joven periodista Boris Johnson, en definitiva, se adelantó un cuarto de siglo al populismo de derechas. ¡Quién sabe si no lo inventaría él sin querer! (con permiso de Silvio Berlusconi).

Así era el Boris periodista según excompañeros de Bruselas:

1) "Era muy creativo. Lo que decía nunca era del todo falso, sino que estaba en el filo de lo que realmente había pasado… Eran historias difíciles de desmentir directamente, así que nos veíamos forzados a cubrirlas".

2) "No era el mejor de todos nosotros, pero sí el más dado a armar revuelo… Siempre tenía una frase, un ángulo o una información diferente. Pero ¿era porque tenía mejores historias o simplemente porque era mejor vendiéndolas? ¿O quizás era el mejor inventando?".

3) "No se inventaba los artículos necesariamente, pero los cocinaba hasta límites deshonestos", recoge Sonia Purnell en su imprescindible biografía sobre el político: ' Just Boris'.

Foto: Allegra Mostyn-Owen, primera pareja de Boris Johnson, en Oxford en 1987

Con ese bagaje de periodista con mucha, ejem, imaginación, Boris saltó a la política.

Un parto accidentado

2001. El periodista Boris Johnson quiere ser candidato parlamentario 'tory' en la circunscripción de Henley-on-Thames (Oxford). Durante la convención para elegir candidato, Boris sedujo a la militancia 'tory' con un osado chascarrillo doméstico. Atentos que vienen curvas:

La mujer de Boris acaba de dar a luz en el hospital. La enfermera entra en la habitación y deja el desayuno, pero madre y bebé duermen, y padre (Boris) se come los desayunos de todos. Cuando su mujer se despierta, no hay ni rastro de sus tostadas. Para evitar la reprimenda conyugal, Boris vaga por los pasillos del hospital en busca de otro desayuno, pero todos los disponibles ya han sido repartidos…

"No se inventaba los artículos necesariamente, pero los cocinaba hasta límites deshonestos"

Este episodio costumbrista puede parecer vergonzante, incluso podría interpretarse como ejemplo de glotonería y falta de cuidados del macho alfa, pero fue reinterpretado en público por Boris en clave de parábola antisocialista: “La cuestión en toda esta historia es que un periodista adinerado, que ha sido tan poco previsor como para comerse las tostadas de su mujer, debería poder comprar alguna más" en la sanidad pública, contó Boris a los simpatizantes 'tories' de Henley-on-Thames. Conclusión de Boris: "Necesitamos pensar en nuevas formas de obtener dinero privado para el Sistema Nacional de Salud”.

En resumen: la culpa de que su mujer recién parida no pudiera comerse una tostada no la tenía Boris por tragársela, sino el sistema público británico por no estar suficientemente privatizado. ¡Anonadante! Es el discurso fundacional del Boris político. Polarizó a los votantes conservadores que lo escucharon, pero a él le sirvió para ser elegido.

Foto: Boris Johnson. (Reuters/ Henry Nicholls) Opinión
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En esa fina línea entre lo sublime y lo ridículo, entre el agudo comentario político y la chorrada suprema iba a moverse toda su carrera.

Buenas noticias: un tiburón se come a un niño

2006. Boris Johnson, ya diputado conservador, acude a un acto con empresarios británicos para hacer un pequeño ‘speech’. Estamos en territorio 100% Boris: discurso informal para audiencia afín. Boris es un superdotado de la política como discurso de boda. O la mezcla justa entre ironía afilada y provocación política etílica que fascina a su parroquia.

Habla el Boris de 2006 a los empresarios: “Mi héroe político es el alcalde de la película 'Tiburón', porque mantuvo abiertas las playas… Obvió todas las estúpidas regulaciones sobre salud y seguridad y decretó que la gente debía seguir nadando. Vale, debido a ello, el tiburón se comió a algunos niños, pero ¿y lo bien que se lo pasó la mayoría de la gente en la playa por la valentía del alcalde?”.

Risas y algarabía en el auditorio.

El tiburonazo y el tostadazo sintetizan el pensamiento Boris: liberal en lo económico, inconsciente en lo social y desahogado (como buen hijo de las élites británicas) en todo lo demás (nunca un político escrupulosamente despeinado llegó tan lejos). "Es el arquetípico inglés excéntrico de clase alta", resumió su biógrafa Sonia Purnell.

El juego ha terminado

A Boris le ha tenido que dimitir medio Gobierno para dejar el cargo. Sus últimas 24 horas, como gato panza arriba, han sido estrepitosamente dignas del niño que no quería dejar de tomar su helado.

Nada describe mejor el atrincheramiento de Boris que esto: "Todo el asunto es increíble. Mientras escribo estas palabras, sigue escondido en Downing Street. Es como un colono ilegal en el desierto del Sinaí, encadenado al radiador, o como David Brent en ese embarazoso capítulo de 'The Office' en el que se niega a admitir que ha sido despedido. ¿No hay alguien, el secretario privado de la reina, el simpático policía de la puerta del número 10, que pueda decirle que el juego ha terminado?". Esto lo escribió Boris en 2010, pero no sobre él, sino sobre el Gordon Brown que se resistía a dejar el cargo de primer ministro. Ahora falta que Boris escriba esto sobre sí mismo. Denle tiempo.

El credo político de Boris: liberal en lo económico, inconsciente en lo social y desahogado en todo lo demás

En su despedida como primer ministro (dejará el cargo cuando el partido encuentre sustituto), Boris acusó a sus compañeros de tener “mentalidad de rebaño”. Cuando se le pase la pataleta, retomará sin duda su mejor arma social, el humor, que le hizo popular en la tele británica antes de convertirse en político exitoso. Cuando escampe la tormenta de mierda, la ironía volverá a convertir a Boris en personaje atractivo del folclore británico. Al tiempo.

Michel Portillo, exaspirante a líder 'tory', dijo una vez a Boris que para triunfar en política tenía que “elegir entre comedia o política”, pero Boris eligió las dos, algo que le vino muy bien durante la efervescencia populista del Brexit, cuando todas las extravagancias políticas eran posibles (aplastante mayoría absoluta de Boris), y muy mal durante la sombría ola de covid, guerra e inflación, cuando la gente ya no está para gilipolleces sobre tostadas robadas y tiburones que meriendan niños para bien, sino que necesita sentir que tiene un Estado fuerte detrás, no un bufón liberal despeinado que solo se preocupa de sí mismo y se come las tostadas de los demás.

Boris sigue siendo tan gracioso como siempre; la que no está para bromas es Inglaterra. Se acabó la fiesta.

Dos periodistas que trabajaron con un veinteañero Boris Johnson resumieron así su carácter en una biografía:

Boris Johnson
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