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España no es país para refugiados ucranianos: "Aquí es imposible encontrar casa"
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España no es país para refugiados ucranianos: "Aquí es imposible encontrar casa"

Seis meses después del estadillo de la guerra, los ciudadanos del país del este se enfrentan a problemas similares: las dificultades para encontrar casa y trabajo y las malas predicciones de futuro

Foto: Ucranianos, en la protesta frente a la embajada rusa en Madrid un día después de la invasión. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Ucranianos, en la protesta frente a la embajada rusa en Madrid un día después de la invasión. (EFE/Rodrigo Jiménez)

El exilio ucraniano no cesa después de seis meses de conflicto armado. La madrugada del 24 de febrero, los primeros tanques rusos irrumpían en territorio ucraniano en medio de una amplia campaña de bombardeos en prácticamente todas las grandes ciudades del país. El plan de la 'operación militar especial' del presidente ruso en Ucrania, Vladímir Putin, era una campaña rápida y hacer caer el Gobierno de Kiev en pocos días, entre el terror de la población. En las primeras jornadas del conflicto, millones de ucranianos huyeron del país, la mayoría rumbo a Europa. El país, sin embargo, resistió. Seis meses después, la guerra sigue causando estragos en las vidas de los más de 6,5 millones de refugiados en Europa, que intentan sobrevivir como pueden en unos países que no estaban preparados para un conflicto de tal calibre a las puertas de Europa. Y para algunos de los ucranianos recalados en España, medio año después, la situación sigue siendo difícil, en el limbo de no saber si esforzarse en reconstruir su vida aquí, o si van a volver.

En España, algunos han tenido más suerte que otros. Anetti Zhernova no es una de ellos. Esta treintañera, una artista originaria de Kiev, llegó a Madrid con su hermana menor el 17 de marzo, justo un día después de que las tropas rusas bombardearan el Teatro de Mariúpol, donde se refugiaban miles de civiles. Una familia voluntaria las acogió en su domicilio del barrio de Mar de Cristal, en Madrid.

Foto: Cruz Roja Alicante presta atención psicológica a los refugiados ucranianos. (EFE/Morell)

Esta sería una historia con ‘final feliz’ —teniendo en cuenta la situación en su país de origen— si poco después ambas hubieran encontrado trabajo y hubieran podido alquilar su propio domicilio, pero no es el caso. Dos meses después de vivir con esa familia, les dijeron que tenían que irse “porque no podían mantenernos más”, relata Zhernova. Nada de esto es nuevo y se confirma la predicción que este reportaje de María Zuil dejó entreabierta en abril. Todo apuntaba a que, con el tiempo, la bondad sería una bomba de relojería para los hogares españoles porque ellos mismos debían financiar con sus ingresos los gastos de los inquilinos ucranianos, sin ayudas estatales.

Meses más tarde, algunas comunidades autónomas sí han puesto en marcha paquetes de ayudas económicas a los españoles que acogiesen refugiados, pero la familia de Anetti no llegó a tiempo y tuvo que tomar la decisión. Le explicaron, dice, que "tenía sí o sí que buscar un trabajo... y no lo encontré".

España es uno de los tantos países que abrió sus puertas a los ciudadanos del país del este que buscaban huir de la guerra. Polonia, Alemania, República Checa y Turquía lideran el 'ranking' de países europeos con más refugiados, pero España se coloca en el quinto puesto —según datos del 15 de agosto del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur)—. “Siento que la gente se ha ido olvidando de nosotros… antes había más interés”, reflexiona Zhernova.

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Anetti Zhernova, junto a su hermana, en Valencia. (Cedida)

No obstante, de los seis millones y medio de ucranianos que han abandonado el país para refugiarse en Europa, más de la mitad ya ha conseguido una Protección Temporal o un amparo nacional similar, según datos de Acnur. En concreto, España ha tramitado 138.072 resoluciones de Protección Temporal desde el 11 de marzo hasta el 22 de agosto, según datos del Ministerio de Interior. Un 65% mujeres y un 35% hombres, siendo los menores de edad el porcentaje más alto de ambos sexos (36%). Y aunque los sistemas de acogida de las ONG han sido clave para gestionar esta crisis, no todos lo han tenido fácil fuera de esas condiciones.

“Cuando me vi sin casa, me puse a buscar y encontré una página web que me permitía vivir en un apartamento de Valencia durante un mes”, comenta esta artista ucraniana. Después, la madre de una conocida de Ucrania le ofreció quedarse otros 30 días en su casa de Alicante. Zhernova es una reconocida artista en su país, cuenta con más de 100.000 seguidores en su cuenta de Instagram, es una cara habitual de las TV nacionales ucranianas y en menos de un mes volverá a verse en la calle.

Foto: Camión con ayuda humanitaria para Ucrania. (Reuters/Eduardo Muñoz)

“Aquí nadie me conoce y es normal, pero tampoco imaginé verme así” —relata con un (casi) perfecto español aprendido en los últimos meses—. “Mi hermana ha conseguido un trabajo de 'au pair' en Valencia y como la familia está de vacaciones, me han dejado quedarme en agosto. Ahora estoy buscando qué hacer cuando llegue el fin de mes”.

Para conseguir ingresos, se dedica a hacer tatuajes “minimalistas” que oferta en sus redes sociales. Y para casos como el suyo, sin ingresos suficientes, bajo el programa de protección temporal y fuera del sistema de acogida, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó este dos de agosto un real decreto para la concesión de 400 euros mensuales. Pero de contratos de trabajo y alquileres se olvida: “Es imposible. Para alquilar necesito un trabajo y nadie me contrata”. Ahora confiesa que, aunque estos meses no lo había barajado como posibilidad, no descarta volver a Ucrania si continúa sin vivienda.

No es la única que se las ve y se las desea para encontrar un piso y un trabajo. Anton, de 31 años, llegó con sus amigos de viaje a España escasas horas antes de la primera ofensiva militar rusa. Desde entonces, todos residen en Madrid. Por suerte, este grupo de jóvenes kievitas sí forma parte de la red de acogida de Cruz Roja. Esta, CEAR y Acceem son las tres entidades sin ánimo de lucro que colaboran con el Ministerio de Inclusión con los sistemas de acogida.

La organización les proporciona “alojamiento y comida, pero no dinero”. Explica a este medio que encontrar trabajo está siendo una odisea por un inconveniente clave: no habla español. “Es culpa mía porque los dos primeros meses pensaba volverme a Ucrania pronto, pero se está alargando mucho. Tenía que haberme puesto a estudiar antes”, señala. Respecto al alojamiento, argumenta que “es complicado porque necesitas un contrato, ofrecer garantías, pagar por adelantado (fianza)...”.

"Pensaba volverme a Ucrania pronto, pero se está alargando mucho"

Con datos de este martes, esta entidad ha atendido a 112.159 personas dentro del marco de sistema de acogida e integración de la Secretaría de Estado de Migraciones. Anton asegura estar “muy agradecido” con el apoyo, pero anhela disponer de un buen oficio. “Perdí mi trabajo en febrero y es como volver a empezar de cero”.

Por su parte, hay quienes han optado por abandonar el país y buscarse la vida en otras naciones europeas. Yevhenii recurre a una página de Facebook de ucranianos en España en busca de trabajo. No ha pasado ni un mes desde que publicó el anuncio y ya se ha rendido: “Me voy mañana a Inglaterra porque allí puedo quedarme gratis en casa de unos amigos. Aquí solo pude conseguir un trabajo de pocos días en un cine y me he quedado sin dinero”.

placeholder Anton, en una manifestación en Madrid al inicio del conflicto. (A. Farnós)
Anton, en una manifestación en Madrid al inicio del conflicto. (A. Farnós)

Y quienes en su día lideraron una de las grandes redes de donaciones con destino a Ucrania, este martes contestaba al teléfono un poco de capa caída. Vasil gestionaba decenas de cajas desde una tienda ucraniana del barrio de Aluche: recogía donaciones de iglesias y diversos comercios interesados en ayudar. Ahora, “envío una caja o dos pequeñas a la semana”. Lo mismo ocurre con quienes organizaban los camiones rumbo a Kiev; Maxi acudió las dos primeras semanas de la guerra a una nave de Torrejón de la Calzada para subir toda la carga a los vehículos. “La gente ya no trae nada”.

Mirar al futuro, regular. Anton insiste en que ni él ni sus amigos quieren volver a Kiev mientras la guerra siga vigente, pero sabe que necesita agilizar algunos cambios. Yevhenii ha perdido de momento la esperanza y Zhernova, que en el fondo es una enamorada de España, no querría tener que tomar la decisión de regresar por no tener donde vivir.

El exilio ucraniano no cesa después de seis meses de conflicto armado. La madrugada del 24 de febrero, los primeros tanques rusos irrumpían en territorio ucraniano en medio de una amplia campaña de bombardeos en prácticamente todas las grandes ciudades del país. El plan de la 'operación militar especial' del presidente ruso en Ucrania, Vladímir Putin, era una campaña rápida y hacer caer el Gobierno de Kiev en pocos días, entre el terror de la población. En las primeras jornadas del conflicto, millones de ucranianos huyeron del país, la mayoría rumbo a Europa. El país, sin embargo, resistió. Seis meses después, la guerra sigue causando estragos en las vidas de los más de 6,5 millones de refugiados en Europa, que intentan sobrevivir como pueden en unos países que no estaban preparados para un conflicto de tal calibre a las puertas de Europa. Y para algunos de los ucranianos recalados en España, medio año después, la situación sigue siendo difícil, en el limbo de no saber si esforzarse en reconstruir su vida aquí, o si van a volver.

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