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Alemania amenaza el acuerdo para acabar con la venta de coches de combustión en 2035
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Propone los 'e-fuels'

Alemania amenaza el acuerdo para acabar con la venta de coches de combustión en 2035

Su oposición tardía, que pide que se tengan en cuenta los combustibles sintéticos, pone en riesgo el acuerdo ya cerrado para que no se vendan más en la Unión Europea

Foto: Olaf Scholz, canciller alemán. (EFE/EPA/Filip Singer)
Olaf Scholz, canciller alemán. (EFE/EPA/Filip Singer)

El próximo 7 de marzo, los ministros de la Unión Europea, reunidos en el Consejo, debían completar lo que era una simple formalidad: cerrar el acuerdo ya alcanzado con las otras instituciones europeas para prohibir la producción de coches de combustión a partir de 2035, un elemento clave del llamado Pacto Verde Europeo con el que los Veintisiete persiguen lograr la neutralidad climática a mitad de siglo. Sin embargo, este viernes, la presidencia sueca del Consejo ha decidido que el asunto no estará encima de la mesa de los ministros el próximo 7 de marzo. Lo que era un trámite se ha convertido en un problema.

La razón es que cuando, prácticamente solo quedaba sellar lo ya acordado, Alemania e Italia se han movido para amenazar con bloquear el pacto, con otros países, como Polonia o Hungría, que se oponen en principio a los ambiciosos objetivos climáticos de la Unión, dispuestos a unirse al bloqueo, con lo que sumarían los apoyos suficientes como para frenar el acuerdo que pondría fin a la venta de coches diésel, gasolina o híbridos en 2035.

Foto: Prohibición de venta en 2035, pero no de circulación. (EFE/J.J. Guillén)

La propuesta original de Bruselas fue en verano de 2021 y los Estados miembros y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo sobre ello en octubre del año pasado. Ya solamente faltaba la rúbrica formal de las instituciones: en febrero, el Parlamento Europeo votó para confirmar el acuerdo, y en noviembre los embajadores representantes permanentes de los Veintisiete sacaron adelante el pacto, a la espera de que los embajadores lo confirmaran este 7 de marzo. Y ha sido únicamente en los últimos días cuando Alemania e Italia han movido ficha y han obligado a cambiar los planes.

Mientras Italia presenta una oposición frontal a la medida, en el caso alemán solicitan que se tengan en cuenta los llamados e-fuels, es decir, los combustibles sintéticos que son compatibles con los coches de combustión, aunque estos son todavía muy escasos y caros de producir. Las alarmas saltaron el lunes, cuando Michael Theurer, secretario de Estado de Transportes alemán, señaló que hacían falta otras opciones, especialmente para los vehículos pesados. "Estamos convencidos de que el coche eléctrico es el camino a seguir, pero necesitamos otras opciones. Para nosotros, la neutralidad tecnológica es importante, así que necesitamos la tecnología del hidrógeno y también e-fuels", señaló.

Solicita que se tengan en cuenta los 'e-fuels', combustibles sintéticos compatibles con los coches de combustión, aunque son muy escasos

La economía alemana es muy dependiente de la industria automovilística, y Berlín se ha mostrado siempre dispuesta a proteger sus intereses a nivel europeo y global. De esta industria dependen cerca de 800.000 empleos y el 5% de la economía del país. La transición a automóviles eléctricos afectará gravemente a Alemania, donde muchos de los empleos están vinculados a elementos mecánicos que dejarán de ser necesarios cuando los coches no sean de combustión.

Divisiones internas

En realidad, la medida ha sido considerada como radical desde el primer día, y ha contado con una resistencia bastante horizontal, desde dentro de la Comisión Europea hasta dentro de muchos Estados miembros, incluso en los que originalmente se posicionaron a favor de la propuesta, como ha sido el caso de Alemania e Italia. Thierry Breton, comisario de Industria y Mercado Interior, también se ha mostrado pesimista sobre los esfuerzos requeridos para hacer realidad esta meta.

Foto: La planta producirá 55 millones de litros de gasolina sintética en 2024. (HIF)

De hecho, el propio Partido Popular Europeo (PPE) al que pertenece la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, votó en contra del acuerdo en la Eurocámara. Ahora, Von der Leyen y su equipo tratan de cerrar un acuerdo con Alemania que haga el pacto aceptable para Berlín, donde el Gobierno se encuentra dividido entre los ministerios de los liberales del FDP, entre los que se encuentra el Ministerio de Transporte, que se oponen a la prohibición, y aquellos de Los Verdes, que están a favor de la misma, mientras el canciller, Olaf Scholz, de los socialdemócratas del SPD, se encuentra en el centro.

Von der Leyen también tiene equilibrios internos. Su partido, el PPE, se opone claramente a la prohibición completa, y la alemana se encuentra en pleno año preelectoral antes de las elecciones europeas de 2024, pero al mismo tiempo su vicepresidente ejecutivo, Frans Timmermans, encargado del Pacto Verde Europeo, es crítico con los llamados "combustibles sintéticos" que Alemania pide que se tengan en cuenta de forma permanente.

El próximo 7 de marzo, los ministros de la Unión Europea, reunidos en el Consejo, debían completar lo que era una simple formalidad: cerrar el acuerdo ya alcanzado con las otras instituciones europeas para prohibir la producción de coches de combustión a partir de 2035, un elemento clave del llamado Pacto Verde Europeo con el que los Veintisiete persiguen lograr la neutralidad climática a mitad de siglo. Sin embargo, este viernes, la presidencia sueca del Consejo ha decidido que el asunto no estará encima de la mesa de los ministros el próximo 7 de marzo. Lo que era un trámite se ha convertido en un problema.

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