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Los conservadores de UK cosechan doble derrota: ¿por qué el laborismo no lo celebra?
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Sunak, hundido de cara a las generales

Los conservadores de UK cosechan doble derrota: ¿por qué el laborismo no lo celebra?

Con el mayor número de derrotas en elecciones parciales para un Gobierno desde la II Guerra Mundial y Reino Unido en recesión, nadie garantiza que Rishi Sunak vaya a sobrevivir a la presión de sus propias filas

Foto: El primer ministro británico, Rishi Sunak. (Reuters/Pool/Dan Kitwood)
El primer ministro británico, Rishi Sunak. (Reuters/Pool/Dan Kitwood)

Por mucho que una derrota sea esperada, eso no minimiza su impacto cuando se materializa. Nadie confiaba en que los conservadores fueran a mantener los dos escaños que estaban en juego en las elecciones parciales celebradas en Kingswood y Wellingborough (algo ya preocupante, ya que desde hace tiempo eran dos distritos asegurados). Pero ni las acrobacias más desesperadas ni los giros hercúleos pueden distraer la atención ante el desastroso resultado del partido cosechado este viernes. El primer ministro Rishi Sunak queda ya prácticamente hundido de cara a los comicios generales previstos para otoño. Eso contando que sobreviva como candidato. Sería una locura cambiar de líder cuando quedan apenas meses para la cita con las urnas. Pero los tories siempre han sido buenos protagonistas en tragedias parricidas.

Con el mayor número de derrotas en elecciones parciales para un Gobierno desde la II Guerra Mundial (ya son diez los asientos perdidos desde las generales de 2019) y los titulares además anunciando que el Reino Unido ha entrado en recesión, nadie garantiza que Sunak vaya a sobrevivir a la presión de sus propias filas, las mismas que obligaron ya dimitir a la fugaz Liz Truss y al mismísimo Boris Johnson.

“Tenemos trabajo que hacer para mostrarle a la gente que estamos cumpliendo con sus prioridades y eso es lo que estoy absolutamente decidido a hacer”, recalcó el primer ministro. Los críticos de Sunak advierten que la formación corre el riesgo de sufrir un “evento de nivel de extinción” en las elecciones generales a menos que cambie de rumbo. Algunos diputados como Andrea Jenkyns reiteró su demanda para encontrar a otro líder. No obstante, los ataques públicos no se han reflejado este viernes tanto como en otras ocasiones, lo que puede ser un signo de resignación o la planificación para mover ficha de cara a las elecciones locales de mayo. En primavera sí podría haber tragedia griega.

En las parciales de esta semana, el distrito de Kingswood -azul desde 2010- tenía que elegir diputado tras la renuncia del ex secretario de Estado de Energía Chris Skidmore, que dejó su asiento en protesta por el plan de Sunak de promover la extracción de petróleo y gas en el mar del Norte. Y los tories lo han perdido tras una oscilación del 16,4% de los votos hacia la oposición laborista. Una derrota dolorosa, pero no tan humillante como la sufrida en Wellingborough, donde se ha registrado una oscilación de voto de un 28,5% y los laboristas han ganado con una abrumadora mayoría de 6.436 papeletas.

Foto: Rishi Sunak, Liz Truss y Boris Johnson, en Londres. (Reuters/Pool/Richard Pohle)

De extrapolar estos resultados a nivel nacional, las filas de Keir Starmer obtendrían en los próximos comicios generales más de 450 escaños y una mayoría absoluta de más de 200 asientos. Los laboristas, sin embargo, guardan cautela. No quieren que se instale la complacencia, ni entre sus partidarios ni entre el electorado en general. Habiendo perdido cuatro elecciones generales seguidas, saben que el mayor peligro al que se enfrentan en este momento es la suposición de que van a ganar una mayoría, destruyendo la posibilidad de que esto ocurra.

Importante además destacar que la doble derrota electoral en estos comicios parciales no ha sido impulsada por una popularidad de Starmer, ya que el voto conservador ha caído el doble de lo que ha aumentado el apoyo laborista.

Foto: El primer ministro británico Rishi Sunak habla en el escenario de la conferencia anual del Partido Conservador británico en Manchester. (Reuters / Toby Melville)

El laborismo saca 20 puntos de ventaja ante las generales, pero las calificaciones personales del propio Starmer siguen siendo pobres: el 46% considera que lo está haciendo mal frente al 34% que lo apoya.

Y la polémica por los problemas de antisemitismo sufridos esta semana no ayudan. El laborismo ha suspendido a su candidato, Azhar Ali, para otras elecciones parciales del 29 de febrero, tras revelarse unas declaraciones realizadas tras el ataque de Hamás donde recalcaba que el gobierno de Benjamín Netanyahu había decidido bajar la guardia a pesar de que fue avisado de la inminente ofensiva. “Eliminaron deliberadamente las medidas de seguridad. Permitieron que se produjera la masacre porque les dio luz verde para hacer lo que les diera la puta gana [whatever they bloody want, en la declaración original]”, aseguró ante un grupo de simpatizantes laboristas.

Las acusaciones de antisemitismo para el laborismo se pensaba que eran un problema y enterrado tras los polémicos años de liderazgo de Jeremy Corbyn, quien en su día llegó a referirse a Hamás como “amigo”. Cuando Starmer asumió las riendas de la formación en 2020, recalcó que iniciaba una nueva era muy alejada del mandato de su predecesor, cuyo giro a la extrema izquierda llevó al partido en 2019 a cosechar los peores resultados desde 1935. Es más, Starmer llegó a suspender de la formación a Corbyn.

Foto: El primer ministro británico Rishi Sunak habla con el público mientras pasea por la calle Mayor. (Reuters / Dan Kitwood)

Sin embargo, la guerra de Gaza está creando graves problemas para el líder laborista, que camina por la cuerda floja en busca de un equilibrio que se antoja casi imposible. Su petición inicial reclamando una pausa humanitaria en lugar de un alto el fuego tras el ataque terrorista del 7 de octubre y la posterior respuesta israelí, causó grandes críticas entre la población británica musulmana, un sector clave de su electorado. Y ahora es la polémica con Ali la que le ha puesto contra las cuerdas. El conflicto en Gaza no parece que vaya a solucionarse a corto plazo. Así que está por ver cómo evoluciona en los sondeos de cara a la gran cita electoral en el Reino Unido de otoño.

No obstante, Starmer no es la única preocupación para los conservadores. La irrupción del Partido Reforma, que ha quedado en tercera posición en estos comicios parciales y adelanta en intención de voto a liberal demócratas y Verdes de cara a las generales, es una verdadera amenaza para los `tories´. La formación creada por Nigel Farage -el enfant terrible de la política británica, el protagonista del triunfo del Brexit- tiene entre un 10 y un 11% de apoyo en las encuestas a nivel nacional, mientras que el voto conservador se ha estancado en un 24%, muy por debajo del 31% que obtuvo en la aplastante derrota de 1997.

El apoyo actual de Reforma representa un 4% menos del recabado por el UKIP (el primer partido fundado por Farage) en el período previo a las elecciones de 2015, cuando logró su máximo apogeo forzando a los tories a convocar el referéndum sobre la permanencia en la UE. No obstante, se han convertido ya en un coladero peligroso para los conservadores. La mitad de sus actuales partidarios de Reforma, votó por los tories en 2019.

El populista de Farage, centrado ahora en su faceta de presentador, es presidente honorario de Reforma. No se espera que se convierta en líder del partido, cargo que desempeña Richard Tice, ya que los suyos saben que es una figura controvertida a la que le une una especial amistad con Donald Trump. Pero precisamente eso crea más nervios entre los conservadores, ya que la formación se convierte en un serio rival.

Por mucho que una derrota sea esperada, eso no minimiza su impacto cuando se materializa. Nadie confiaba en que los conservadores fueran a mantener los dos escaños que estaban en juego en las elecciones parciales celebradas en Kingswood y Wellingborough (algo ya preocupante, ya que desde hace tiempo eran dos distritos asegurados). Pero ni las acrobacias más desesperadas ni los giros hercúleos pueden distraer la atención ante el desastroso resultado del partido cosechado este viernes. El primer ministro Rishi Sunak queda ya prácticamente hundido de cara a los comicios generales previstos para otoño. Eso contando que sobreviva como candidato. Sería una locura cambiar de líder cuando quedan apenas meses para la cita con las urnas. Pero los tories siempre han sido buenos protagonistas en tragedias parricidas.

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