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El partido alemán que promete un millón de euros a cada europeo pasa por mal momento
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Carlos Prieto

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El partido alemán que promete un millón de euros a cada europeo pasa por mal momento

Europudding. Crónicas pop de las elecciones europeas. Candidatos extravagantes, choques nacionales, folclores a flor de piel. Bienvenidos al mayor espectáculo europeo del mundo

Foto: Cartel electoral del Die PARTEI. (Reuters/Matthias Rietschel )
Cartel electoral del Die PARTEI. (Reuters/Matthias Rietschel )
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En 1979, Jello Biafra, cantante de los Dead Kennedys, uno de los grupos punks más importantes de la costa oeste, se presentó a alcalde de San Francisco. Biafra prometió que si ganaba, todos los banqueros y hombres de negocios irían a trabajar vestidos de payasos. No ganó, pero quedó cuarto.

Sin alcanzar los niveles de subversión de Biafra, porque eso es muy difícil, la historia de las elecciones europeas está repleta de candidatos gamberros o desestabilizadores, con dos tipologías destacadas y hasta cierto punto antagónicas: 1) Iluminados y justicieros con problemas judiciales que buscan inmunidad parlamentaria (de José María Ruiz-Mateos a Alvise). 2) Creyentes de la sátira política.

En campañas europeas anteriores, el partido alemán Die PARTEI, con diputados en la eurocámara desde hace una década, hizo promesas tan poco tecnocráticas como construir un muro alrededor de Suiza y dar un salario de un millón de euros a todos los europeos. Para estas elecciones, Die PARTEI ha prometido prohibir todos los vuelos de tres horas ("menos para pájaros e insectos") y desplomar los precios de cervezas y kebabs. Sí, pensarán ustedes, más fácil decirlo que hacerlo, ¿pero acaso cumplen los partidos serios sus promesas electorales? De aquella manera.

Dejando claro que construir las murallas de Ávila alrededor de Suiza para que no entre o salga más dinero trucho del país es un proyecto encomiable, este tipo de partidos de agitación llamaban más la atención antes. En concreto, antes de que parodiar al sistema se volviera misión imposible.

"El mercado de las gansadas políticas se ha puesto carísimo"

En una frase: en crisis de legitimidad desde el crash financiero, las grietas del sistema han sido ocupadas por trumpistas de todo tipo. El astracán ya no está fuera del sistema, sino dentro.

Mapache power

Crear un partido para que todo el mundo vaya a trabajar vestido de payaso, difícilmente captaría hoy la atención de nadie, opacado por las crecientes extravagancias del poder real, como las del presidente argentino, que despacha asuntos de Estado con sus perros clonados, algo que no pasaría el control de verosimilitud de ninguna comedia.

Un sector de la política mundial, en definitiva, ha superado cualquier distopía satírica imaginable. Usted puede hacer mañana un partido en el que todos los barones autonómicos sean enanos de circo; el secretario general, un mapache autoritario; y el único medio de transporte legalizado, la conga (voto de Carlinhos Brown asegurado), que ya se encargará algún político profesional de superarlo con alguna excentricidad mayor.

El mercado de las gansadas políticas se ha puesto carísimo. Hace pocos años, a la gente le escandalizaba que los políticos fueran a bailar a El Hormiguero; ahora, si eres político y no quieres pasar por el aro bufo, pareces un negligente. Cuando la política institucional es todo populismo y golpes de efecto, cuando los presidentes desaparecen cinco días porque el amor es más fuerte que el odio, los humoristas entregan las armas.

Resumiendo: hay tantas partes del sistema en manos de agentes del caos que, en comparación, Ramón de Pitis empieza a parecer a Jacques Delors.

En 1979, Jello Biafra, cantante de los Dead Kennedys, uno de los grupos punks más importantes de la costa oeste, se presentó a alcalde de San Francisco. Biafra prometió que si ganaba, todos los banqueros y hombres de negocios irían a trabajar vestidos de payasos. No ganó, pero quedó cuarto.

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