El político que promete la vida eterna no sabría qué hacer con Bertín Osborne

De entre todos los partidos que se presentan a las elecciones europeas, el más inspirador es el alemán Party for Conventional Medical Rejuvenation Research (Partido del Rejuvenecimiento), capaz de sacarte por un momento del fango de la política institucional, para situarte en un escenario mental radicalmente diferente: uno en el que te ves a ti mismo bronceado y jugando al golf en Florida con 146 años.

El Partido del Rejuvenecimiento ha prometido que los europeos vivirán cientos de años más con ellos, y no es un mero eslogan chistoso, es un chute I+D, proponen desviar 40 billones de euros anuales del presupuesto comunitario para terapias antiedad y un superinstituto europeo de rejuvenecimiento. ¿Hacia una Europa en la que todos tengamos 12 años y podamos ir a ver a Taylor Swift en pañales?

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Carlos Prieto

Fuera como fuese, ganas no faltan de votar al PDR, porque, entre la promesa de vida eterna y la de encarcelar a Puigdemont, me van a perdonar, pero me hace más ilusión la primera, llámenme loco…

En efecto, las preguntas que surgen son infinitas. En un régimen de vida eterna, ¿no debería disolverse el PPSOE para dar paso a un partido único liderado por Jordi Hurtado? ¿Está Europa preparada para que Bertín Osborne viva 414 años y tenga 414 hijos más de los que tiene ahora? ¿Quién se haría cargo de esos niños? ¿La beneficencia? Son dudas filosóficas de primer orden. La vida casi eterna sería un gran avance humano, pero… Sí, siempre hay un pero tiquismiquis. ¿De verdad queremos trabajar todos 200 años más? ¿No sería mejor morir y dejarlo estar? Piénsenlo un poquito antes de tirarse a la piscina.

Cosas de la vida

Josep María Mainat, exmiembro de La Trinca y creador de Crónicas Marcianas y OT, es uno de los mayores convencidos de la vida eterna en España. En su libro Ciencia optimista, escribió: “Si los próximos veinte años, gracias a los avances de la ciencia y la medicina, consigues envejecer física y mentalmente menos de veinte años, y los siguientes quince menos de quince, y los siguientes diez menos de diez, y así sucesivamente, puede llegar un momento en el que cada año que pase envejezcas menos de un año o que al final no envejezcas nada… o que incluso rejuvenezcas”. Mainat empezó a hacerse tratamientos de envejecimiento en el extranjero cuando casi nadie había oído hablar de eso. Mainat se medica a diario para alargar su vida con la esperanza de que un avance científico brutal acabe aplazando su muerte. Con lo que no contaba Mainat era con los bromazos de la existencia: su mujer le intentó asesinar (según la policía) con un chute de insulina.

He aquí el gran agujero del Partido del Rejuvenecimiento, allí donde sus proyectos patinan, pues una cosa es prometer la vida eterna y otra a) garantizar que no te dé un jamacuco tras ingerir cuatro cochinillos, tres botellas de vino, tarta de la casa y chupitos durante una tórrida sobremesa segoviana, b) impedir que no te desnuques tras pisar una cáscara de plátano o c) frenar a ese satélite ruso que está a punto de estrellarse en tu cabeza. Por todo ello: urge una escisión del Partido del Rejuvenecimiento capaz de salvarte de la muerte cuando un ninja te ataca a la salida de El Corte Inglés. Vida eterna sí, gracias, pero blindada a infortunios económicos, sentimentales y azarosos. Por pedir, que no quede.