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El PPE exige medio mandato del Consejo Europeo y complica la renovación de la UE
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Deberá cerrarse en el Consejo del 27 y 28

El PPE exige medio mandato del Consejo Europeo y complica la renovación de la UE

La exigencia popular de quedarse con mitad de mandato del Consejo Europeo bloquea la negociación de la Unión Europea, que deberá cerrarse la semana que viene

Foto: El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante la reunión en Bruselas. (Reuters/Johanna Geron)
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante la reunión en Bruselas. (Reuters/Johanna Geron)
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Noche de tanteo y de tiras y aflojas. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han celebrado una primera cena de trabajo con el objetivo de alcanzar un acuerdo rápido sobre la renovación de la cúpula institucional del club comunitario. A la reunión se ha llegado con una lista de claros favoritos: Ursula von der Leyen repitiendo al frente de la Comisión Europea; el ex primer ministro portugués António Costa como presidente del Consejo Europeo; y la actual primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, como Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad. Sin embargo, las exigencias que ha presentado este lunes el Partido Popular Europeo (PPE), que inesperadamente ha pedido repartirse la presidencia del Consejo Europeo, han complicado las conversaciones.

El asunto deberá cerrarse en el Consejo Europeo formal que se celebra el 27 y 28 de junio. Las distintas fuentes consideran que se ha avanzado a lo largo de este lunes, pero admiten que todavía queda trabajo por hacer. El calendario apremia, y el objetivo es que se acuerde todo el paquete, que debe mantener un equilibrio entre formaciones políticas, y también geográfica y de género, para que Von der Leyen sea ratificada por el Parlamento Europeo a mediados de julio. “El propósito de hoy no era tomar una decisión”, ha explicado Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, al finalizar sin acuerdo la cena de trabajo, subrayando que el objetivo era ir preparando la cumbre de la semana siguiente.

Posición popular

Los socialistas europeos han aceptado sin demasiada resistencia la lógica de que tras una contundente victoria del PPE en las elecciones europeas del pasado 9 de junio, ampliando su presencia en la Eurocámara, el nombre de Von der Leyen no entraba realmente en la negociación. Lo demostraba este mismo lunes antes de la cena el canciller alemán Olaf Scholz, del SPD: "Dado que la plataforma política que hasta ahora ha apoyado al presidente (Von der Leyen) en el parlamento vuelve a tener mayoría, creo que será posible encontrar rápidamente una solución sensata".

Los socialdemócratas han confiado en una negociación rápida que parecía encaminada. Pero el PPE es un verdadero animal negociador. Nunca se sacia ni nunca se cansa de ganar más terreno en Bruselas. Tampoco suelen soltar nunca a su presa. Con los socialistas ya relativamente confiados en el reparto que parecía preestablecido, los populares europeos han comenzado a apretar la mandíbula. Una vez aceptada por casi todos la reelección de Von der Leyen e incluso asumida por los socialistas la idea de que la popular maltesa Roberta Metsola siga al frente del Parlamento Europeo durante la primera mitad de la legislatura europea, los negociadores del PPE han ido a por más. En una de las reuniones con los negociadores socialistas sus homólogos populares les han informado de una nueva exigencia del PPE: quieren la mitad de la presidencia del Consejo Europeo. Y eso ha roto el equilibrio. Al menos por el momento.

El Consejo Europeo es el foro de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y su presidente, que tiene como rol arbitrar entre los líderes y dirigir las cumbres, y los socialistas, que en 2019 hicieron una muy mala negociación, habían fijado claramente su objetivo en ese puesto, y desde hacía mucho tiempo habían puesto el nombre de Costa encima de la mesa. La investigación judicial que hizo colapsar su Gobierno a finales de 2023 representaba un riesgo para la candidatura del antiguo primer ministro luso, a pesar de que hasta ahora no está directamente implicado en la investigación.

El problema, según explican fuentes diplomáticas, no es Costa. No es una cuestión de nombres. Su nombre “está bastante consolidado”, y la mayoría se muestran tranquilos respecto a sus investigaciones judiciales. Pero el PPE tiene un pedigrí de revueltas internas, con conspiradores de primer nivel, como Andrej Plenković, primer ministro croata y uno de los patriarcas del PPE, al que todos apuntan como la mente detrás de la exigencia de medio mandato del Consejo Europeo. Según esa fórmula, los populares europeos apoyarían a Costa hasta que haya que renovar el mandato del presidente del foro en primavera de 2027.

Foto: Bandera de la Unión Europea (EFE/Jorge Zapata)

Sobre Kaja Kallas al frente del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) sí parece haber mayor acuerdo. En el reparto de puestos, el equilibrio geográfico y de partidos políticos europeos exige que el jefe de la diplomacia europea sea liberal y del este, y el nombre de Kallas sencillamente encaja a la perfección. Es la líder más dura con Rusia dentro de la Unión Europea, con posturas muy maximalistas respecto a Moscú, lo que genera cierto recelo en algunas capitales, pero no hay un nombre que cuadre mejor en el reparto de altos cargos.

Tensión interna

Michel ha hecho referencia a la necesidad de mantener la unidad y la transparencia, un dardo dirigido contra los negociadores de cada una de las grandes familias políticas europeas: Olaf Scholz, canciller alemán, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, por parte del Partido de los Socialistas Europeos (PES); Kyriakos Mitsotakis, primer ministro griego, y Donald Tusk, primer ministro polaco, por parte del PPE; y Emmanuel Macron, presidente francés, y Mark Rutte, primer ministro holandés, por parte de los liberales de Renew Europe (RE). Fuentes europeas han criticado que los negociadores hayan intentado ir por su cuenta, reuniéndose en los márgenes del encuentro del Consejo Europeo.

"El intento por parte de algunos de forzar una decisión política ha fracasado”, apunta la fuente, que subraya que "hubo una enorme frustración en el consejo, ya que algunos presionaron para forzar una decisión rápida sin compartir todos los detalles del acuerdo ni incluir socios en las discusiones". El problema es que no todos los líderes del Consejo Europeo forman parte del PPE, de los socialistas o de los liberales: los líderes de Hungría, Eslovaquia, Bulgaria, República Checa e Italia no forman parte de estas familias. De hecho, Giorgia Meloni, primera ministra italiana, que parecía que jugaría un papel relevante, ha quedado relegada durante las conversaciones.

"En un tema tan importante, todo el mundo tiene que tener el mismo nivel de información", critica la fuente europea, que añade que "los tres partidos políticos no representan a todos los países". Por el otro lado, fuentes diplomáticas consultadas por El Confidencial apuntan a un hartazgo con los métodos de trabajo de Michel. Admiten haber intentado adelantar el trabajo para el acuerdo, pero subrayan que los progresos hechos han sido posibles precisamente por las discusiones en los márgenes, criticando que el presidente del Consejo Europeo planteaba una discusión demasiado difusa y poco centrada en resolver la renovación de la cúpula institucional de la UE con urgencia.

Noche de tanteo y de tiras y aflojas. Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han celebrado una primera cena de trabajo con el objetivo de alcanzar un acuerdo rápido sobre la renovación de la cúpula institucional del club comunitario. A la reunión se ha llegado con una lista de claros favoritos: Ursula von der Leyen repitiendo al frente de la Comisión Europea; el ex primer ministro portugués António Costa como presidente del Consejo Europeo; y la actual primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, como Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad. Sin embargo, las exigencias que ha presentado este lunes el Partido Popular Europeo (PPE), que inesperadamente ha pedido repartirse la presidencia del Consejo Europeo, han complicado las conversaciones.

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