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Si Le Pen gana las elecciones, el mejor champán francés se va a beber en Rusia
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Si Le Pen gana las elecciones, el mejor champán francés se va a beber en Rusia

Francia se juega la seguridad europea en las próximas elecciones si la ultraderecha triunfa

Foto: Marine Le Pen, la líder del partido Agrupación Nacional durante un mitin para las elecciones francesas. (EFE)
Marine Le Pen, la líder del partido Agrupación Nacional durante un mitin para las elecciones francesas. (EFE)

Los ciudadanos franceses no solo están divididos en cuestiones de política interior, también discrepan sobre política exterior. Si se llega a la cohabitación entre el presidente Macron y un gobierno encabezado por la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, se corre el grave peligro de que Ucrania acabe siendo un campo de batalla político. No porque no haya consenso nacional sobre el apoyo a Ucrania —que lo hay—, sino porque los franceses tienen diferencias sobre qué hacer con la guerra de aquí en adelante. Si esas divisiones se politizan, podrían destruir el consenso actual sobre el apoyo a Kiev. Una lucha interna sobre la estrategia respecto a Ucrania sería muy perjudicial para la unidad de la Unión Europea, Ucrania y, en última instancia, para la seguridad francesa y europea.

Durante los últimos dos años, los ciudadanos franceses han experimentado el mismo élan du coeur, la misma emoción impulsiva que muchos otros europeos y, en general, han aprobado que Macron se inclinase en favor de Ucrania después del fatídico intento de mediar en las relaciones entre Ucrania y Rusia en febrero y marzo de 2022. El apoyo a Ucrania y el envío de armas ha alcanzado tal consenso que los tres principales partidos presentes en las próximas elecciones francesas están de acuerdo en ello. En la izquierda, el Nuevo Frente Popular se ha mostrado inequívoco a este respecto, especialmente, en relación con el suministro de armas esenciales. Por su parte, Jordan Bardella, de la Agrupación Nacional, declaró recientemente que Francia debe seguir proporcionando a Ucrania "los medios para defenderse".

Pero los franceses están divididos sobre el desenlace. A la pregunta de qué debería hacer Europa respecto a la guerra de Ucrania, los franceses entrevistados en una nueva encuesta multinacional del European Council on Foreign Relations se dividen, casi por igual, en tres bandos. Al 30% le gustaría que Europa apoyara a Ucrania en su lucha por recuperar los territorios ocupados por Rusia. El 36 % preferiría que Europa presionara a Ucrania para que negocie un acuerdo de paz. Y el 34% restante no sabe, no le importa o no se decide por ninguna de las dos opciones. Esta división en tercios parece estar consolidándose, puesto que ya se veía en una encuesta realizada el año pasado.

El presidente Macron ha intentado inclinar la balanza. En febrero, mencionó que los europeos podrían llegar a tener que enviar tropas terrestres. Poco después, en una entrevista televisiva, insistió en la amenaza que representa Rusia. Pero la sombría valoración de Macron no ha conseguido convencer verdaderamente a los franceses de que Europa debe ayudar a Ucrania a recuperar su territorio: el porcentaje de personas que defienden esta opinión ha disminuido, del 35% al 30%, en los últimos cinco meses. Paralelamente, la proporción de franceses que creen que su país está en guerra con Rusia ha aumentado en los últimos nueve meses del 24% al 32%, lo que hace de Francia uno de los países europeos en los que esta impresión está más extendida. Lo que sí parece haber conseguido Macron, por lo menos, es dar a conocer a la opinión pública otras formas posibles de ayuda militar: el 54 % de los ciudadanos franceses se muestran hoy receptivos a enviar tropas francesas para proporcionar asistencia técnica, no de combate, a las Fuerzas Armadas ucranianas.

Foto: El Kremlin en Moscú. (EFE/Yuri Kochetkov)
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En todo el continente hay diferencias de opinión sobre si Europa debe ayudar a Ucrania en su lucha o empujarla a negociar. Los ucranianos no tienen dudas: quieren seguir luchando porque están convencidos de que pueden ganar y creen que lo que más necesitan para triunfar es recibir suficientes armas de sus aliados.

Si Agrupación Nacional, sola o en coalición, llega al poder el 7 de julio, puede sentirse tentada gradualmente de presentar el apoyo francés a Ucrania como “la guerra de Macron”. Y, si ningún partido puede formar un gobierno mayoritario, con las elecciones presidenciales de 2027 en el horizonte, existe un auténtico peligro de que el apoyo de Francia a Ucrania salga perjudicado. Una cosa es que los candidatos den imagen de responsabilidad durante la campaña y otra, muy distinta, que sepan resistir la tentación de desviar la atención y jugar la baza de la política exterior si Francia entra en un periodo de inestabilidad política prolongada.

Ese sería un error que se pagaría muy caro. Ucrania no necesita aliados que estén peleándose; ya ha sufrido suficiente por los retrasos que provocan. Sea cual sea el resultado de las elecciones legislativas, el apoyo francés a Ucrania no debe ponerse en tela de juicio. Los líderes de los partidos deben tener en cuenta que todos los votantes tienen las mismas diferencias de opinión sobre si Europa debe ayudar a Ucrania para que luche o presionarla para que negocie. En este asunto, las divisiones no tienen ni deben tener nada que ver con la afiliación a un partido.

Muy pronto, las elecciones presidenciales al otro lado del Atlántico se convertirán en un campo de pruebas para el apoyo europeo a Ucrania. Con un gobierno de Bardella en París y una victoria de Trump en Estados Unidos, es muy probable que haya un cambio de estrategia de Francia respecto a Ucrania y Rusia. Incluso es posible que Francia no sea el único país europeo que cambie de postura y decida presionar para que haya negociaciones de paz, dado el clima político en Italia, Grecia, Austria y Hungría y el escepticismo de sus ciudadanos sobre el alcance de la ayuda europea a Ucrania.

Pero Francia no es como ninguno de estos países. Es un país cuyo respaldo inequívoco a Ucrania, tanto militar como político, ha sido fundamental, ha inspirado la unidad y ha obligado a otros países europeos a no romper filas en el movimiento de solidaridad con Kiev. Si París pierde esa capacidad de liderazgo, otras capitales podrían y deberían intentar llenar el vacío, pero con el riesgo de que sirva de poco y llegue demasiado tarde. Si la solidaridad francesa flaquea, eso podría ser lo que acabe definitivamente con el consenso europeo sobre la necesidad de mantenerse firmes frente a la agresión rusa.

Y en ese caso, ya sabemos quién descorchará el champán.

*Celia Belin y Pawel Zerka son investigadores sénior en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR)

Los ciudadanos franceses no solo están divididos en cuestiones de política interior, también discrepan sobre política exterior. Si se llega a la cohabitación entre el presidente Macron y un gobierno encabezado por la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, se corre el grave peligro de que Ucrania acabe siendo un campo de batalla político. No porque no haya consenso nacional sobre el apoyo a Ucrania —que lo hay—, sino porque los franceses tienen diferencias sobre qué hacer con la guerra de aquí en adelante. Si esas divisiones se politizan, podrían destruir el consenso actual sobre el apoyo a Kiev. Una lucha interna sobre la estrategia respecto a Ucrania sería muy perjudicial para la unidad de la Unión Europea, Ucrania y, en última instancia, para la seguridad francesa y europea.

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