De asesino a héroe: el detenido de Fago dice ahora que se autoinculpó para librar al pueblo de la “presión mediática”

Unas horas han sido suficientes para que Santiago Mainar, el único detenido por el asesinato del alcalde de Fago (Huesca), Miguel Grima, haya decidido transmutar su imagen de presunto asesino por el de aspirante a héroe. Después de haberse autoinculpado de la muerte de su vecino en las tres declaraciones que prestó ante la Guardia Civil tras su detención el pasado viernes, Mainar ha cambiado radicalmente de testimonio después de comparecer el domingo ante la juez. Ya no es el autor confeso de la muerte de su rival político, sino un inocente.

Cuando la magistrado le preguntó por qué, entonces, había reconocido su participación en el crimen ante los agentes, el guarda forestal no se escudó en unos supuestos malos tratos de los guardias civiles que lo interrogaron. Al contrario, dijo que le habían tratado muy bien y sorprendió a todos al asegurar que dijo lo que dijo para aliviar a los vecinos del pueblo de la “presión mediática” que sufrían por culpa de la repercusión del caso, según ha podido confirmar El Confidencial en fuentes cercanas a la investigación.

El cambio de declaración no evitó que la juez ordenase su ingreso en prisión al considerarlo sospechoso de asesinato. De hecho, la Guardia Civil está segura de que las pruebas que ha puesto a disposición de la magistrado son suficientemente contundentes para resistir este cambio de declaración.

En concreto, las fuentes consultadas destacan que las pruebas de ADN han demostrado que los restos de tejido epitelial (piel) encontrados en el volante y el freno de mano del coche de la víctima pertenecen al guarda forestal. Además, la llamada prueba de la parafina, realizada en las manos de Mainar, ha certificado que éste había efectuado recientemente un disparo con un arma de fuego.

En busca de la escopeta

Pese a todo, los investigadores siguen buscando nuevos indicios. El gran misterio sigue siendo dónde está la escopeta con la que se asesinó al alcalde de Fago. El detenido, que no tiene licencia para este tipo de armas, dio dos versiones de cómo había llegado ésta a sus manos. Primero dijo que se la habían prestado, para luego cambiar y asegurar que se la encontró abandonada en el monte. Dos versiones que no convencen a la Guardia Civil, que sospecha que alguien más pudo participar en el crimen. Tal vez, el verdadero dueño del arma.

Mainar también dio explicaciones contradictorias sobre el lugar en el que supuestamente ocultó la escopeta. En primer lugar aseguró que la había enterrado en una finca colindante con la vaquería de su propiedad, bajo un arbusto de boj. Los agentes, acompañados del detenido, cavaron en el lugar que éste les había dicho, pero no encontraron nada. Posteriormente aseguró que se desprendió de ella arrojándola a la caja de la rueda de repuesto de un camión de matrícula extranjera que circulaba por el pueblo rumbo a Francia. Los investigadores tampoco dan credibilidad a esta última afirmación.

Más verosímil les parece, sin embargo, la reconstrucción del crimen que hizo en sus tres declaraciones ante la Guardia Civil. Según éstas, Mainar colocó el pasado 12 de enero varias piedras de gran tamaño en la carretera que une la localidad de Majones con Fago con el fin de obligar al alcalde a detenerse cuando pasase por allí de regreso al pueblo. Así ocurrió sobre las diez y media de la noche de aquel día. Tras frenar bruscamente su coche Mercedes 190, Grima descendió del automóvil y procedió a retirar los obstáculos del camino.