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Las listas de espera se multiplican por la negativa de enviar pacientes al Hospital Universitario de Canarias
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Las listas de espera se multiplican por la negativa de enviar pacientes al Hospital Universitario de Canarias

 Los pacientes con dolencias cardiovasculares pendientes de operación en Tenerife pueden llegar a esperar más de dos meses sin entrar en quirófano por la negativa de

Los pacientes con dolencias cardiovasculares pendientes de operación en Tenerife pueden llegar a esperar más de dos meses sin entrar en quirófano por la negativa de los facultativos del Hospital Universitario de La Candelaria (sin servicio de cirugía cardiaca) a enviarlos al Hospital Universitario de Canarias (HUC), donde el índice de mortalidad dobla a la media del resto de centros hospitalarios de España, según fuentes solventes de La Candelaria. Debido a la situación del HUC, los facultativos prefieren enviar a sus enfermos a Hospiten, un centro privado con el que existen un concierto en cirugía cardíaca y que tan sólo opera a dos personas por semana de la lista de espera de la Seguridad Social.

La mismas fuentes aseguran, asimismo, que los miembros del servicio de cardiología de La Candelaria incluso llegaron a firmar una carta en la que se negaban a enviar pacientes de la zona de Santa Cruz de Tenerife al HUC porque "no sabían si debido a la alta mortalidad que tenían, podrían incurrir en algún delito". Sea como fuere, las listas de espera continúan aumentando, una situación larmante debido a las delicadas dolencias de las que se trata.

Mientras tanto, tanto la dirección del HUC como las autoridades sanitarias canarias siguen negando la realidad. Tras conocerse la contundencia de las cifras de la auditoría externa de la Sociedad Española de Cirugía Torácica y Cardiovascular (SECTCV) realizada en los últimos meses de 2005 y principios de 2006, documento en el que se denunciaba la "exageradamente alta tasa de mortalidad" del servicio de cardiocirugía, la consejera popular Mercedes Roldós se decidió finalmente comparecer ante la opinión pública para tratar este asunto. El pasado jueves, Roldós afirmaba que la tasa de riesgo del citado servicio en este centro sanitario durante 2007 ha sido de un 7,9%, "porcentaje similar y equiparable al resto de los hospitales españoles".

Un porcentaje algo superior al admitido por la dirección médica del HUC a El Confidencial el pasado noviembre: el 7,6%. Por entonces, Ignacio López Puech y Eduardo de Bonis declaraban que la auditoría externa concluía que la mortalidad era alta "pero tolerablemente alta" y que, incluso con un resultado no tan malo, se habían realizado algunos cambios en la calidad asistencial.

Tanto el 7,9% como el 7,6% siguen estando por encima de la tasa del 6,7% de media nacional y, además, admitir ambas tasas como buenas para 2007 es algo precipitado puesto que, según los protocolos de seguimiento, no se puede dar por buena ninguna cifra hasta pasados seis meses del siguiente año para asegurarse de que no fallece ningún paciente más en el posoperatorio.

Por otra parte, ni el Gobierno canario ni el HUC han explicado por qué si en la auditoría externa, realizada por dos cirujanos cardiovasculares del Hospital Clínico de Barcelona y de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, se ponía de manifiesto una tasa media de mortalidad del 10% y una tasa ajustada a riesto del 20% (casos más complicados), en la memoria anual del HUC se mantienen el 1,5% en 2005 y el 0,8% en el año 2006.

Cambios en el servicio

La consejera de Sanidad del Gobierno canario recordó que el informe de la SECTCV indicaba una serie de medidas para mejorar el servicio de cirugía cardiaca por las que el hospital creó un plan con 35 propuestas. Tales propuestas no era leves cambios en la calidad asistencial, como indicaron a este diario en el HUC, se trataba nada más y nada menos de la creación de la Unidad de Cuidados Intensivos, un área específica para los pacientes operados de corazón y un protocolo de atención y diagnóstico precoz del sangrado postquirúrgico.

Con todo y con eso, tanto la consejera como la dirección del HUC siguen poniendo énfasis en la, según sus criterios, injustificada alarma social y en el "máximo respaldo" a los profesionales del hospital que "defenderán por encima de todo". En clara alusión al jefe del servicio de cardiocirugía, Rafael Martínez Sanz quién ha sido señalado en reiteradas ocasiones por uno de sus cirujanos, Ignacio Díaz de Tuesta, como el responsable del desastre.

La endogamia profesional llega a un punto que hasta el sincato Intersindical Canaria al que, casualidad o no, pertenece el cirujano Martínez, echaba por tierra la auditoría externa de la SECTCV porque "aún siendo realizado por profesionales de prestigio, carece del rigor suficiente, ya que dichos profesionales no son auditores y, por otro lado, se echa en falta que estos datos hayan sido contrastados con una auditoría en regla del Sistema Nacional de Salud (...) Por si lo anteriormente expresado fuera insuficiente, añadimos que en este momento, los resultados asistenciales del servicio de cardiocirugía del HUC mejoran los promedios esuropeos esperados en relación al riesgo"... Y se quedaron tan anchos.

Los pacientes con dolencias cardiovasculares pendientes de operación en Tenerife pueden llegar a esperar más de dos meses sin entrar en quirófano por la negativa de los facultativos del Hospital Universitario de La Candelaria (sin servicio de cirugía cardiaca) a enviarlos al Hospital Universitario de Canarias (HUC), donde el índice de mortalidad dobla a la media del resto de centros hospitalarios de España, según fuentes solventes de La Candelaria. Debido a la situación del HUC, los facultativos prefieren enviar a sus enfermos a Hospiten, un centro privado con el que existen un concierto en cirugía cardíaca y que tan sólo opera a dos personas por semana de la lista de espera de la Seguridad Social.