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El día que cayó la valla de Melilla y se dejó ver el muro
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El día que cayó la valla de Melilla y se dejó ver el muro

Las lluvias torrenciales que anegaron Melilla hace un año, durante la última semana de octubre, dejaron a ras de suelo más de 30 metros de la

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El día que cayó la valla de Melilla y se dejó ver el muro

Las lluvias torrenciales que anegaron Melilla hace un año, durante la última semana de octubre, dejaron a ras de suelo más de 30 metros de la valla fronteriza que separa esta ciudad de Marruecos. Ese día la Guardia Civil se movilizó para frenar una pequeña reconquista marroquí similar a la avalancha acontecida en 2005, tras la cual murieron 14 personas. El muro se quitó el disfraz de alambrada y dejó en evidencia, como hiciera el de Berlín, que aún hay mundos que no quieren mirarse a los ojos. La diferencia, con respecto al episodio del 9 de noviembre del 89', fue que esta vez cayó por accidente. Como la de Melilla, hay otra en Ceuta. Y otras tantas en el mundo. Mas estas son las nuestras.

Muros, vallas o alambradas, poca diferencia cabe. Separan mundos, sociedades, formas de gobierno, riqueza de pobreza y colesterol de anemia. En el norte de Marruecos, mirando hacia las costas andaluzas, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se encuentran entre la costa y la pared. La valla de la primera, Ceuta, recorre más de 8 kilómetros de alambre que costaron más de 25 millones de euros y que pretendían, al igual que la de Melilla (12 kilómetros y 33 millones de euros), frenar la inmigración ilegal y el contrabando. El Gobierno de Marruecos añadió a estas medidas, un foso de metro y medio de profundidad en 2006 con la intención de dificultar la llegada de inmigrantes al perímetro. El 2007, Ceuta dobló su blindaje en el puerto para garantizar la seguridad de los barcos que allí atracaban.

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH) organizó el mes pasado  un homenaje con el objetivo de recordar a los inmigrantes que fallecieron en septiembre de 2005 en el perímetro de Melilla. Las fuerzas de seguridad aseguraron entonces que "tuvieron que disparar" para defender los puestos de vigilancia situados frente a la alambrada  ante la violencia inaudita que mostraron una serie de asaltantes subsaharianos. Seis murieron. Algunos por disparos de bala y otros aplastados por sus propios camaradas. Unas treinta personas resultaron heridas sólo en ese incidente, tras el cual, se elevó a 14 el número de subsaharianos fallecidos en los asaltos masivos que se sucedieron en las ciudades autónomas en ese año. Todo ello en menos de una semana.

Más de 400 subsaharianos lanzaron un asalto contra los puestos de vigilancia instalados por las autoridades marroquíes en el monte de Gurugú, situado en las proximidades del doble vallado fronterizo con Melilla. Al menos 290 fueron detenidos. Todas las declaraciones de entonces apuntaron a que, durante el asalto, los clandestinos mostraron "una rara violencia", por lo que las fuerzas de seguridad emplearon la legítima defensa. El ejercito se mantuvo en la zona durante dos meses.

En 2006 la valla de Melilla fue sustituida casi en su totalidad por una más moderna que pretendía evitar las posibles desgracias personales ocasionadas por el alambre de espino o los cables cortantes. Según explicó en su momento la constructora encargada de construirla, Proytecsa, los intentos de trepar este nuevo modelo "se ven frustrados por las características retráctiles de su parte final". Si aún así, -explicaban- se logra superar la primera línea de valla, entre la primera y la segunda existe un entramado a modo de tela de araña con cable de acero sin elementos cortantes, que ralentiza la maniobrabilidad".

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, aseguró hace poco más de un año que tanto la valla de Melilla como la de Ceuta había que "mantenerlas" y seguir con su control sin "perder de vista lo que está pasando al otro lado y comprometerse a ayudarles". El ministro hizo estas declaraciones después de que otros 78 subsaharianos intentaran repetir el asalto perpetrado en 2005. En este caso, los desesperados intentaron entrar por la fuerza en Melilla desde el puesto de Beni-Enzar, arrollando tanto a la policía marroquí como a la Guardia Civil y Policía Nacional que custodiaban a ambos lados de la frontera.

Corbacho aseguró entonces que en casos como éste "uno a veces tiene sentimientos contradictorios". Y es que, según el ministro, "cuando ocurre un suceso como el de la valla de Melilla, la primera cuestión que uno debe hacer es intentar ver qué hay detrás. Son seres humanos tan desesperados, que están dispuestos a jugarse la vida y perderla en el camino por intentar mejorarla. Si uno es gobernante sabe que lo que no puede hacer es abrir la verja, porque de hacerlo, ni tan siquiera el que aspira a mejorar esa condición lo conseguiría".

Las lluvias torrenciales que anegaron Melilla hace un año, durante la última semana de octubre, dejaron a ras de suelo más de 30 metros de la valla fronteriza que separa esta ciudad de Marruecos. Ese día la Guardia Civil se movilizó para frenar una pequeña reconquista marroquí similar a la avalancha acontecida en 2005, tras la cual murieron 14 personas. El muro se quitó el disfraz de alambrada y dejó en evidencia, como hiciera el de Berlín, que aún hay mundos que no quieren mirarse a los ojos. La diferencia, con respecto al episodio del 9 de noviembre del 89', fue que esta vez cayó por accidente. Como la de Melilla, hay otra en Ceuta. Y otras tantas en el mundo. Mas estas son las nuestras.

Melilla Tribunal Derechos Humanos