Condenan a Pepsi a pagar 1.260 millones de dólares... por culpa de su secretaria

Las malas noticias aunque se quieran evitar, siguen estando ahí, por lo que si le llega una carta del juzgado, no la ignore, puede costarle cientos de millones. A Pepsi, un descuido de una de sus secretarias, que olvidó abrir una carta del juzgado puede salirle muy caro. Concretamente, la PepsiCo se ha encontrado con una sentencia que le reclama 1.260 millones de dólares. Y sin ni siquiera haber acudido a los juzgados.

Charles Joyce y James Voigt se encontraron con la suerte de cara, tras demandar a la compañía estadounidense el pasado 28 de abril por haber violado supuestamente un acuerdo de confidencialidad. Los dos empresarios aseguran que idearon el concepto de agua purificada embotellada, un secreto que habrían compartido con Pepsi y que la empresa de refrescos habría utilizado en beneficio propio.

Toda esta historia se resumió en una citación oficial olvidada y descuidada por una empleada de la compañía. Kathy Henry, la responsable, no era becaria, sino que cuando ocurrió el incidente contaba con 20 años de experiencia. La carta quedó en un cajón por descuido mientras preparaba una reunión, y el 30 de septiembre, Pepsi fue condenada a pagar 1.260 millones de dólares en un tribunal ante el que nunca compareció.

Poco después, el 5 de octubre, la propia Kathy recibió otra misiva en la que se le comunicaba a Pepsi el fallo del Tribunal y la secretaria reconoció inmediatamente su error y de que le sonaba el caso. Sin embargo, era demasiado tarde y las pulsaciones aumentaron en la empresa.

La enorme suma reclamada hizo actuar con velocidad, esta vez sí, a Pepsi, que solicitó por activa y por pasiva que se anulase el proceso y que se le concediese el derecho a defenderse de esta acusación. La firma lo logró y el proceso ha quedado invalidado temporalmente. Todo un alivio para la rival de Coca Cola.

A día de hoy, con los ánimos más tranquilos, Pepsi ha perdonado a su secretaria, y es que, según la empresa estadounidense, el error de Kathy es una “negligencia excusable”.