España conduce mejor, pero no puede hacerlo más rápido

“Los españoles conducen mejor”. Esta fue una de las frases de Alfredo Pérez Rubalcaba que llenó los titulares de la prensa tras el anuncio del descenso del número de accidentes de tráfico en 2009. Los españoles conducen mejor y “son más precavidos”, según el ministro del Interior, pero en ningún momento de su rueda de prensa habló de una hipotética subida del límite de velocidad en las carreteras españolas, a pesar de que en los últimos tiempos crezca, sobre todo a través de las redes sociales, el número de voces que así lo reclaman.

Movimiento 140 es una plataforma que pide una subida del límite de velocidad en 20 kilómetros por hora en determinados puntos de las carreteras españolas, situando su techo en 140. A través de su página web ha conseguido cosechar el apoyo de más de 87.000 personas. Su grupo en Facebook casi alcanza los 45.000 admiradores. Pedro Javaloyes, portavoz de este movimiento, espera llegar a las 100.000 firmas a finales de enero, “el mismo número que ha promovido la iniciativa contra las corridas de toros en Cataluña”, afirma a este diario.

“Todos nos lo hemos planteado alguna vez ¿Por qué 120?”, se pregunta. “Si no llevas un regulador de velocidad, en algunos puntos te pones a 140 si no estás atento”. Y es que el objetivo que persiguen no es emular a Fernando Alonso, sino “debatir la credibilidad de los límites de velocidad”.

A finales de los años 70, en la entonces incipiente España democrática, se reguló el límite máximo de circulación a los 120 km/h. Treinta años después, los automóviles han experimentado mejoras de todo tipo, especialmente en seguridad, mientras que la cifra de fallecidos ha bajado a niveles de años vividos en blanco y negro. ¿Es el momento de plantear un nuevo debate?

La Dirección General de Tráfico se abstiene de opinar, pero Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), afirma que su organización es partidaria de esta revisión, aunque no se muestran “optimistas”. “Y menos después de la reciente Reforma de la Ley de Tráfico”, que según Arnaldo dificulta cambios en la reglamentación de la velocidad, ya que para modificarla “haría falta una ley y no un reglamento”.

Arnaldo añade otro motivo más para su desesperanza y descarta una reforma en el medio plazo porque cree que “supondría un gasto más, debido a la modificación de las señales” que el Gobierno no va a asumir. Desde Movimiento 140, Javaloyes coincide en que el mantenimiento del actual límite responde a motivos económicos, aunque de otro tipo. “No se han subido los límites porque así se recauda más dinero. Hay un gran porcentaje de multas que se da en la franja comprendida entre los 120 y los 140 kilómetros por hora”, dice.

Javaloyes y Arnaldo coinciden en que “la sociedad española está madura” y en que un aumento del límite de velocidad en algunos tramos no conllevaría un crecimiento de las cifras de fallecidos que presentó Rubalcaba a principios de este año.

La propuesta busca el debate

La duda que asalta al Movimiento 140 no busca otra cosa que poner el debate sobre la mesa. Los 75.000 firmantes quieren que se discuta sobre el límite adecuado en cada punto de la carretera. “Ninguna administración puede ser ajena a este número de firmas”, señala Javaloyes, que considera también que el límite de 120 km/h se escogió por criterios energéticos y no de seguridad. “El ejemplo de Alemania [dónde algunos tramos carecen de techo en la velocidad, ndlr] es clave para ver que las limitaciones pueden ser creíbles”, señala.

Por su parte, el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) cree que la Administración no tiene interés "en examinar el debate", y piensa que "el debate no sólo sería si los españoles están preparados para este aumento de velocidad, sino saber si realmente el conductor español sabe en que crcunstancias tiene que adecuar la velocidad".

Arnaldo también señala a otros países del entorno europeo como ejemplo a seguir para establecer la velocidad en función de determinadas variables. “En Francia, el límite de velocidad es distinto si llueve o hace sol”, señala, en un punto en el que coincide con CEA.

Y es que en Europa se aboga por la armonización de las velocidades máximas. Esta homogeneización iría destinada a “salvar vidas humanas”, y quizás sea el resquicio por el que se cuelen estas peticiones para igualarse a otros países del entorno, cuyos límites son superiores al español. Según AEA, “el problema de los accidentes no es el exceso de velocidad, es la velocidad inadecuada”.