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Padres e hijos, separados por el tiempo
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LA CONCILIACIÓN DE LA VIDA LABORAL Y FAMILIAR, OBJETIVO PARA MEJORAR LA EDUCACIÓN

Padres e hijos, separados por el tiempo

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se presentó en el Congreso de los Diputados el pasado jueves para pedir el apoyo de las fuerzas políticas para

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Padres e hijos, separados por el tiempo

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se presentó en el Congreso de los Diputados el pasado jueves para pedir el apoyo de las fuerzas políticas para sus 104 propuestas de cara al Pacto Social y Político por la Educación. El borrador de esta proposición recoge en uno de sus puntos una de las cuestiones que más dolores de cabeza causan entre los padres, la conciliación entre la vida laboral, familiar y personal.

Abuelos transformados en canguros, deberes mal hechos o, búsqueda desesperada de campamentos y de actividades extraescolares son algunos de los problemas derivados de la descoordinación entre los horarios y calendarios escolares y unos padres exhaustos por un tempo alargado, descompasado con el resto de Europa.

España trabaja mucho, sin embargo, este tiempo no se aprovecha y su índice de productividad, según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) se sitúa en 0,9 puntos, ocho décimas menos que la media. Sin embargo, aunque la misma organización sitúe a España por debajo de la media de tiempo trabajado, los horarios suelen verse alargados por la excesiva pausa a la hora de la comida.

“La conciliación es fundamental. Todas las estadísticas coinciden en que unos padres preocupados por los deberes de sus hijos ayudan a su éxito escolar”, asegura a este diario el presidente de CONCAPA (Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos), Luis Carbonel, dejando claro su postura sobre la necesidad de conciliar la vida en casa y el tiempo en el puesto de trabajo.

Esta opinión es compartida por el presidente de CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos), Pedro Rascón, que también ve negativa esta falta de coordinación de horarios por cuestiones básicas para conocer la trayectoria escolar de los niños, como por ejemplo, hablar con sus profesores o asistir a las reuniones programadas en los centros escolares.

Según Ernesto Gutiérrez, de la Asociación de Pedagogía de Euskadi, los padres sufren por un sentimiento de culpabilidad causado por dejar a los niños tanto tiempo solos.

Una de las posibilidades para solucionar este descontrol de horarios son las actividades extraescolares, aunque las fuentes consultadas no recomiendan abusar de esta fórmula. “Las actividades extraescolares no pueden ser la única opción que tengan los padres para completar la jornada escolar”, afirma Silvia Martín de Aula Joven, entidad dedicada a la organización y desarrollo de esta clase de actividades.

Aunque los niños “no suelen acordarse de sus padres durante las actividades”, a lo largo de la semana “van notando el cansancio”, asegura Martín. De esta manera, desde CEAPA se piensa que éstas “pueden facilitar la vida de los padres a la hora de llenar espacios, no hay que abusar”. Una posición similar a la que defiende CONCAPA que cree que “la aglomeración puede privar al niño del descanso necesario o del tiempo de estudio”.

Irene Balaguer, una voz  que proviene desde el colectivo de maestros Rosa Sensat, afirma que se deben realizar este tipo de actividades, pero se deben adecuar a las necesidades de los niños, como puede “estar al aire libre” o compartiendo juegos con otros niños.

Adaptación de horarios, posible solución

Quizás el problema no vaya en la dirección de “actividades sí o no”, sino en la posibilidad de que los españoles pasen más tiempo en su casa. “Tenemos que copiar bastante de Europa”, afirma Carbonel. “Debemos ser más productivos y para esto necesitamos una distribución más lógica de las horas. Necesitamos una racionalización de los horarios.

En esta línea, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, aboga por adoptar el horario portugués, que se rige por el meridiano de Greenwich (una hora menos que en la actualidad), algo que facilitaría la conciliación de la vida familiar, personal y laboral. De esta manera, ARHOE también cita a Suecia como ejemplo, ya que allí los horarios de escuela y trabajo coinciden, evitando problemas de coordinación.

A este respecto, Rascón reclama también “racionalización”, pero con cabeza. “Puede que el cambio de horarios ayude, pero no debe ser toda la solución” aconseja.

Por otro lado, el calendario escolar también entra en el debate. Las asociaciones de padres coinciden en una reforma, pero no se ponen de acuerdo en la manera. Así, CONCAPA afirma que habría que pensar en una ampliación, en vistas a los elevados resultados de fracaso escolar, mientras que CEAPA apuesta por una racionalización de los trimestres, para que dejen de estar regidos por el calendario canónigo.

Sin embargo, según la OCDE, los niños españoles pasan más tiempo de media en la escuela que los de otros miembros de la organización. De esta manera, desde la asociación Rosa Sensat piensan que el calendario está bien, ya que en España “no está al margen del laboral”, ya que la mayoría de las personas se toman el mes de agosto de vacaciones.

Sobre los hábitos adquiridos, queda la reflexión de Irene Balaguer: “No hay nada más difícil que cambiar los hábitos. Se debería abrir un proceso para racionalizar los horarios de todos, pero no se puede pivotar alrededor de los niños este problema”.

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, se presentó en el Congreso de los Diputados el pasado jueves para pedir el apoyo de las fuerzas políticas para sus 104 propuestas de cara al Pacto Social y Político por la Educación. El borrador de esta proposición recoge en uno de sus puntos una de las cuestiones que más dolores de cabeza causan entre los padres, la conciliación entre la vida laboral, familiar y personal.

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