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El torero que no fue torero, y la catedrática que se documenta por la prensa
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EL PIONERO DEBATE CATALÁN SOBRE LOS TOROS

El torero que no fue torero, y la catedrática que se documenta por la prensa

La suerte de los toros en Cataluña pende de un hilo. Durante esta semana, pasaron por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento catalán destacadas personalidades

Foto: El torero que no fue torero, y la catedrática que se documenta por la prensa
El torero que no fue torero, y la catedrática que se documenta por la prensa

La suerte de los toros en Cataluña pende de un hilo. Durante esta semana, pasaron por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento catalán destacadas personalidades que hablaron, desde sus respectivos puntos de vista, de los toros y de la Fiesta. Filósofos, veterinarios, toreros, apoderados, etólogos o escritores fueron desgranando, con mayor o menor fortuna, sus argumentos.

Desde el tendido, la corrida parlamentaria se ve como un compendio caleidoscópico de justificaciones encontradas. Por ejemplo, el ex torero que no fue torero: Antonio Moreno fue presentado en contra de la Fiesta como ex matador. Pero nada de eso. A lo único que llegó fue a dar algunos pases en dos películas que había protagonizado Manuel Benítez El Cordobés. ¿Metedura de pata? Moreno dijo que, desde niño, su padre le había aficionado y que le había pintado al toro como “un bicho malo”, al que hay que matar. Y le inculcó el “veneno” de la caza. Luego, se le abrieron los ojos y abominó de las obligadas aficiones a las que, dijo, le había obligado su padre.

Justamente el camino contrario que siguió Rafael Luna, diputado del PP y miembro de la comisión. Luna acudió al Parlamento con una pegatina en la solapa donde, sobre una bandera catalana, estaba impreso el lema “Llibertat Terres de l’Ebre” (“Libertad Tierras del Ebro”). Se refería, así, a los correbous, el espectáculo con toros de larga tradición en las comarcas sureñas de Cataluña. A los 12 años, su padre le llevó a los toros y volvió a casa llorando. Más tarde, leyó mucho sobre la Fiesta y acabó aficionándose. Tanto que, esta semana, tras la intervención de una catedrática valenciana en contra de las corridas, habló con ella seriamente, porque había afirmado que en Cataluña no existía tradición.

“Desde el año 1.500 hay corridas. Cataluña ha llegado a tener 14 plazas y Barcelona ha sido la única ciudad del mundo con tres plazas en activo. ¿Cómo que no hay? Cuando le requerí cómo había podido decir eso, se disculpó diciendo que había intentado conseguir documentación sobre el tema y que lo único que había encontrado eran algunos datos en La Vanguardia. Entonces, me comprometí a hacerle llegar un libro”, explica Luna a El Confidencial.

El ambiente ya se había caldeado la primera jornada de comparecencias en la comisión, cuando la Asociación para la Defensa de los Animales (Adda) desveló que una carta enviada al Parlamento catalán -en defensa de las corridas- por cargos electos franceses incluía a tres diputados muertos y 19 cargos ficticios. La entidad denunció que los diputados Paul-Henry Cugnenc, Jean Paul Charie y Jean Claude Moine ya habían fallecido mucho antes de confeccionarse la misiva. Otros firmantes la rubrican dos o tres veces, seis alcaldes ya no ejercían sus funciones públicas a pesar de aparecer como tales, y se incluía, incluso, un diputado antitaurino.

Las dos batallas

El filósofo Jesús Mosterín fue quien dio la campanada. Aunque algunos le recriminan que comparase a las mujeres con los toros, no hubo nada de eso. Lo que hizo fueron algunas arriesgadas analogías. Como que una tradición, por ser tradición no es necesariamente buena. Y puso el ejemplo de la ablación del clítoris. “Se equivocó en las formas -dice a El Confidencial el diputado de CiU Josep Rull-. Pero su gran error fue cuando tachó a los que hieren a los toros de salvajes y de moralmente inferiores. Ahí sí que fue ofensivo”. Rull considera, no obstante, que, al margen de alguna salida de tono, el debate en la comisión parlamentaria fue de un alto “rigor, seriedad y solvencia”.

La radiografía que hace el diputado convergente de estos dos días de discusiones es lúcido: “La batalla científica la ganaron los antitaurinos. Se trataba de dilucidar si el animal padece o no. Y el padecimiento es evidente. Otra cosa es si hay que equiparar dolor y padecimiento. Éste es un debate ético, moral y cultural, enmarcado en el ámbito de la libertad. Se trata de saber si los animales tienen derechos por sí mismos o son simples objetos de aquéllos que sí tienen los derechos reconocidos. Los taurinos, sin embargo, ganaron la batalla  del contrapunto cultural, artístico y plástico de las corridas. Quedó de manifiesto que los toros tienen una tradición cultural y artística y en este sentido presentaron un razonamiento muy bien fundamentado”.

Alejandra García, portavoz de la Plataforma Prou!, la entidad que recogió 180.000 firmas y que provocó el debate parlamentario con ello, señala a este diario que “desde todos los ámbitos se han llevado argumentos científicos, cada especialista en su campo”. Pero subraya que no se plantearon las intervenciones como un debate. “Los especialistas convocados han dado sus puntos de vista para que la comisión saque sus propias conclusiones”.

La estrategia, al descubierto

Quedan, no obstante, varios interrogantes en el aire. “Sin querer, han descubierto la estrategia que tienen. Cataluña será la primera, pero luego vendrán otras comunidades. Ya han dicho que lo han sondeado en el País Vasco, donde reconocieron que no lo tienen tan fácil, y en Andalucía, donde dijeron que ya han organizado 11 manifestaciones. Pero lo que no dicen es que estas manifestaciones eran de un puñado de decenas de personas, un autocar. Y tuvieron a un solo señor plantado delante del Parlamento andaluz durante dos días cubierto de pintura”, dice Rafael Luna.

El diputado popular advierte que los antitaurinos se dividen en dos bandos. “Por un lado, están los animalistas, que al final querrán que todos seamos vegetarianos. Ésta, para ellos, es una Operación Dominó en España. Cataluña puede ser el ejemplo mundial, la primera comunidad en que se prohíban los toros. Pero después vendrán las otras. Luego, están los políticos que quieren ocultar que se han enganchado al tema porque hay un debate identitario”, afirma.

Un debate abierto

Prueba de ello, subraya, es que “se ha dejado fuera de la ley a los correbous del sur de Cataluña. Cuando aparecieron los representantes de las comarcas del sur, los diputados de ERC y de CiU se pusieron muy nerviosos, porque saben que ahí se les ve el plumero. Pero si se prohíben los toros, el paso inminente será la prohibición de los correbous, porque ahí también hay padecimiento del animal”.

Josep Rull cree que éste es un debate abierto todavía. “Habrá que estudiar muy a fondo dónde está el límite, si se pude equiparar una corrida de toros con el correbou, los animales en el circo o incluso el zoológico. Y tendremos que establecer si es lícito plantear la prohibición sólo sobre un ámbito concreto”. Y va más allá sacando a colación otro elemento: “¿Cómo hacer posible el derecho de una minoría a disfrutar de un espectáculo con el derecho de una mayoría a prohibirlo?”.

El diputado convergente, confesado antitaurino, subraya que las opiniones expresadas en la comisión no son las suyas propias, sino las de su partido. “Lo que nos gustaría -añade- es saber si hay margen para no plantear una prohibición tan drástica. Se podría mirar de no infligir heridas irreversibles a los animales. O proponer corridas sin la muerte del toro, como en Portugal. Lo hemos preguntado a todos, pero ahí todos coinciden: no hay término medio. O se toleran las corridas tal y como están planteadas o se prohíben”.

Luna saca a colación otro tema: “ERC pidió al inicio la traducción simultánea, a lo que todos nos opusimos. ¡Si es que sólo por educación, cómo vas a permitir eso! ¡Incluso yo me presté voluntario para hacer de traductor simultáneo! Y había algunos que hablaban o entendían el catalán. Cuando empezó Joselito, su intervención, le pregunté si entendía el catalán y me dijo que no. Entonces, me dirigí a él en castellano. Pero ninguno de los demás grupos lo hizo, por lo que el torero respondió que lo sentía, pero que no podía responder porque no había entendido nada. Bochornoso”. De momento, los diputados tienen hasta el día 17 para rumiar lo que los expertos han expuesto ante la Comisión. Entonces, habrá una nueva oleada de comparecencias. Tras ellas, la comisión deberá coger al toro por los cuernos.

La suerte de los toros en Cataluña pende de un hilo. Durante esta semana, pasaron por la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento catalán destacadas personalidades que hablaron, desde sus respectivos puntos de vista, de los toros y de la Fiesta. Filósofos, veterinarios, toreros, apoderados, etólogos o escritores fueron desgranando, con mayor o menor fortuna, sus argumentos.

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